Me siento a escribir con la intención de aportar alguna idea respecto del enfrentamiento ahora claramente cristalizado de Moyano con el Gobierno Nacional. Si bien este nuevo estado de situación, que se viene gestando desde hace largos meses, de alguna manera se dejaba entrever, quedó claramente expuesto después del bloqueo a la distribución de combustibles del miércoles pasado. Voy a tratar de aportar un punto de vista de este nuevo estado de situación anclado en la idea de la escala de valores, o si se quiere, las prioridades de los involucrados. Pero antes, quiero hablar del cambio. Evidentemente algo cambió. Moyano y el kichnerismo fueron aliados desde 2003. De hecho, la CGT conducida por Moyano fue un fuerte apoyo durante el gobierno de Néstor y se mantuvo junto al kirchnerismo durante el primer mandato de Cristina. Esa alianza o, si se quiere, ese apoyo de Moyano al kirchnerismo comenzó a resquebrajarse durante la definición de las candidaturas para la última elección, para la cual la CGT reclamaba un espacio en las listas que le fue negado. La relación continuó empeorando con actitudes cada vez más belicosas de Moyano (recordar el acto de Huracán posterior a las elecciones) y terminó de quebrarse el pasado miércoles. La explicación de Moyano y su voceros (su hijo Pablo, el verborrágico Julio Piumato, etc) es que el Gobierno cambió y se alejó de los trabajadores, lo cual no se condice con los hechos. En un contexto de crisis internacional se mantuvieron las paritarias (de hecho el Sindicato de Camioneros cerró un aumento salarial del 25,5%), se impulsa un plan de viviendas que no sólo apunta al acceso a una primera casa a familias de clase media y media baja, sino también a la creación de empleo a través de la construcción de dichas viviendas; estos son sólo ejemplos puntuales de que el Gobierno sigue apuntando sus políticas hacia los trabajadores. Para ser más gráficos: el Ministro de Trabajo sigue siendo Tomada, no fue nombrada Patricia Bullrich. Dicho más claramente: el Gobierno no cambió. Entonces, si hubo un cambio en la relación Moyano-kirchnerismo y el Gobierno no cambió el que cambió fue Moyano. En realidad no, Moyano tampoco cambió, lo que ocurre es que su orden de prioridades, o si se quiere ser más ampuloso, su escala de valores, dejó de coincidir con la del kirchnerismo. Mi tésis es que para Moyano es más importante su propia acumulación de poder que el proyecto nacional y debido a que el kirchnerismo le pone un techo a su crecimiento político ahora lo enfrenta. Pero lo enfrenta desde en una manera descarnada, que pone en evidencia lo endeble de sus convicciones y pongo algunos ejemplos para ilustrar esta idea: – Se asocia con el Momo Venegas – Se pasea por TN (recordemos que dicen los que saben de comunicación que «el medio es el mensaje» – Es elogiado en forma impúdica por su «análisis» económico por Melconián!!! – Dice que estamos en una dictadura La lista podría seguir pero creo que es lo suficientemente ilustrativa. Volviendo, creo que Moyano deja en evidencia que para él es más importante SU proyecto político que EL proyecto nacional que lleva adelante el kirchnerismo. Y en este punto quiero mencionar que, más allá de lo que cada uno pueda opinar del kirchnerismo (los que me conocen saben que son un ferviente adherente desde 2004), es claro que el kirchnerismo tiene una vocación de trascender más allá de los nombres propios. Piensen en Juliio De Vido, Zanini, Tomada, Nilda Garré, Alicia Kirchner y hasta el mismo Aníbal Fernández, sólo algunos ejemplos del riñón del proyecto que demuestran que su compromiso con EL proyecto supera largamente sus ganas (que como todos deben tenerlas) de ser protagonistas. Y ni que hablar de Néstor y Cristina, que cuando uno fue protagonista el otro se corrió y lo apuntaló, siempre al servicio de algo trascendente por sobre sus ambiciones personales. Bueno, esto es lo que no ocurre con Moyano, quien pone por encima sus ambiciones personales. Para ir cerrando una última observación. No creo que el principal problema de Moyano sea su ambición política personal, la cual podría llevarla adelante con una línea interna dentro del kirchnerismo, lo que no sólo sería válido sino que hasta sería constructivo. El gran problema es que sus convicciones respecto del modelo de país son totalmente lábiles (por no decir inexistentes) ya que no es aceptable, por más herido que pueda estar por el ninguneo del gobierno, que ahora se asocie a la derecha agro-mediática y al progresismo bobo para embestir contra el gobierno. Su actitud se parece mucho más al de una novia despechada que al de un dirigente político con ambiciones de jugar en las grandes ligas. Por último, no quería cerrar estas líneas sin un comentario respecto de la actitud del gobierno hacia Moyano. Si bien espero equivocarme, creo que no ha sido una buena jugada no haberlo contenido. Si bien la falta de convicciones de Moyano hace que desde la teoría parezca mejor que esté afuera que adentro, es claro que esta ruptura genera un cimbronazo y que será (en realidad ya lo está siendo) aprovechada por la oposición conservadora-mediática, para esmerilar al gobierno. Esta situación me recuerda mucho a la discusión que cuanta JP Feimann que tuvo con Néstor respecto de romper con el PJ bonaerense y su postura «purista» de intelectual vs la «pragmática» del político. Creo que en este punto al gobierno le faltó el pragmatismo del gran Néstor, aunque como ya dije, espero equivocarme.
Creo que, efectivamente, Cristina es más «purista» que Néstor. Y juega fuerte, salga pato o gayareta. Por el otro lado, habría que traducir lo que significa «contener», y a qué precio se lo hace. Desde ya que se lo podría haber «contenido» dándole luz verde a que ponga 1/3 de diputados y senadores como pretendía. Pero… ¿Alguien se imagina si ahora 1/3 de los legisladores del FpV fuera Moyanista? No lograríamos aprobar el cambio de un cuerito de la canilla.
Basta. Hacer concesiones a este barril sin fondo sólo dura hasta que venga con otra exigencia. A partir de octubre dejamos de ser rehenes de esta gerontocracia fósil y hereditaria que históricamente orilla la asociación ilícita.
Que haga lo que quiera y se haga cargo de lo que hace. Por empezar, con un juicio que, de resultar condenado, tiene penas de entre 5 y 10 años, o sea, derecho a gayola. Se acabó la impunidad de la que gozaron desde tiempos inmemoriales.
Yo creo que diste la tecla con lo del «purismo» de CFK. Dudo que ella esté dispuesta a negociar con aquello que huela a esa vieja y rancia política que nos llevó a la crisis del 2001 o con todos aquellos que quieran un beneficio personal por sobre el bienestar estatal (¿Moyano?). Me imagino, supongo y quiero creer que quiere darle una oportunidad a personas jóvenes, muy preparadas y sin un prontuario político, por ejemplo el viceministro de economía cuyo nombre no logro acordarme. En síntesis: Construir una nueva política sin los vicios de antaño. El tema son los políticos y actores sociales y políticos de antaño que terminan anunciando un paro en TN, el súmmum del surrealismo.
Hay una voluntad de poder en el Movimiento Obrero que viene de larga data. Pueden verse algunos elementos de su historia en el post de Mariano Fraschini. Espejo, Vandor, Lorenzo Miguel, Rucci, Moyano, han querido ser el poder detrás del trono, o kingmakers o, si cabe, ocupantes directos del mismo.
Estos proyectos, que podríamos llamar laboristas, chocan, por su visión parcial, con enfoques globales o nacionales, como los encarnados por Perón y los Kirchner. Los mismos no tienen aceptación social. Moyano confunde su capacidad de hacer daño con la de conducir la nación.
No por nada Cristina no se cansa de repetir que gobierna para 44 millones de argentinos.
Tal cual, Político. Ahora, es llamativo el grado de ceguera que los embarga. No sé, si yo quisiera ganarle a Cassius Clay, en todo caso lo desafío a jugar un partido de ajedrez, no a boxear. No lo enfrento en su propio terreno.
Aparentemente, una observación tan elemental como la que acabo de exponer, no es vista por Moshano.
La única alternativa que se me ocurre, es que haya creido que disponer (y usar) del poder de daño del que dispone, la haría retroceder a Cristina. Y que podía generar una 126. Pobrecito. Ahora lo va a correr hasta abajo de la cama. Cinco años en gayola ya los tiene asegurado. ¿O será «too big to jail»?