Sinceramente no se por donde comenzar, porque se me mezclan tantas cosas al recordar Malvinas, lo que si tengo en claro es que es algo que debemos volver como argentinos y tratar de rescatar los mejores sentidos, las mejores experiencias, los mejores valores de aquella gesta histórica y tragedia a la vez y tratar de ponerlas en diálogo con nuestro presente; lleno de dudas, de incertidumbres, de falta de fe y de cuestionamientos como sociedad, sí es que podemos vivir juntos, y superar entre todos nuestras diferencias, nuestras miserias, nuestros resentimientos.
Malvinas de por sí me genera muchas contradicciones y recuerdos de la escuela, de la guerra, de la derrota, del intento de olvido y de la larga lucha de los ex combatientes porque esa memoria de ese sacrificio ofrendado a la Nación no sea olvidado. Siempre fue algo que me dolía y no encontraba un medio para expresar todas mis emociones respecto a eso, desde hace unos años el horizonte de posibilidades se me amplio y pude indagar mas de esa historia y las diversas historias en torno a Malvinas.
Son tantos los contrasentidos, que es difícil en un día recordar con euforia una gesta que fue mal planificada por una dictadura genocida que masacró no tan sólo a 30 mil desaparecidos, sino castigo a todo un país entero con sus políticas y tan solo buscaba perpetuarse en el poder, es cierto nos ilusionamos, había un fervor popular, había una sensación que por fin podíamos construir la unidad nacional tantas veces buscada, y más ante la justa causa de Malvinas, tan cara a varias generaciones de argentinos, pero todo termino en una gran desilusión y silencios que quemaron y queman aun a muchos de aquellos sobrevivientes de aquella lucha.
Con los años, a 25 años más exactamente de aquello, en una conversación con un grupo de docentes en el Ministerio de Educación de la Nación, uno de los mayores expertos sobre la cuestión Malvinas del país, afirmaba algo que me retrotrajo aquellas primeras contradicciones; que el primer caído en la recuperación de las Islas había formado parte de los grupos de tareas de la ESMA, luego descubrí que allí era conocido por el seudónimo “Pablo”, mayor aun mi asombro, porque en Santiago del Estero, mi provincia, tenemos no tan solo una calle en Las Termas de Río Hondo con su nombre, sino una escuela bien tierra adentro en el interior de la provincia, una vez me interpelaba a mi mismo, el concepto de héroe, no era el que me habían enseñado en la escuela, que era aquel que defendía a la patria del enemigo externo, era aquel “que nunca derramaría sangre de sus hermanos”, porque consideraba que ellos, a los que secuestraron, torturaron y mataron eran tan argentinos como cualquiera de nosotros.
En estos últimos tiempos hay personas que sinceramente prefiero pasar por ingenuo y quedar en que no los comprendo, pero afirman que si no viviste esa época, “mejor cállate”, “hablas por boca de ganso”, “yo lo viví, vos no, te callas”, “mejor olvidar y mirar para el futuro” creo que es un insulto a la inteligencia de todos nosotros creer esas falacias, creo que el pasado sirve construir el futuro, que a pesar de esas historias de muerte, frustraciones, dolores no curados de la guerra, en donde se ve lo peor del ser humano, es también una historia digna de ser recordada, porque en ella se gestaron miles de historias de solidaridad, de sentido de pertenencia, de lazos no tan sólo en el campo de batalla, sino también entre las centenares de miles anónimas que donaron lo mejor de sí por esta causa, además de las cartas de los alumnos de las escuelas a los soldados, con el nombre genérico “Soldado Argentino”, seguramente habrán varios que creerán que esto fue en vano, les cuento que de aquellas cartas, una maestra y chicos de mi escuela primaria generaron un vínculo que dura hasta el día de hoy y fue posible el reencuentro, el ex combatiente los conoció y ofreció lo mejor de sí por la escuela, brindó su tiempo y su trabajo para construir unas instalaciones dentro de ella.
Es cierto que en el medio hay olvidos, usos políticos de la memoria, y tantas cosas que se me puedan comentar, pero también se me viene a la memoria el Soldado Omar Camargo, que falleció hace un par de años en Santiago del Estero, vivía en la Banda, tenia impedimentos físicos para poder conseguir un trabajo estable y si bien reconocía que su situación había mejorado con el otorgamiento de una pensión, bregaba por sentirse útil a la sociedad, y así junto con otros ex combatientes, formaba parte de un Centro de Ex Combatientes, en donde buscaban sentirse útiles a la sociedad, contando su historia y realizando colectas para donar a las escuelas, seguro que en toda la Argentina habrá no cientos, sino miles de historias como estas, por eso creo que estas solidaridades no deben ser olvidadas, menoscabas, y que deben ser puestas a la luz, y ser dichas cuantas veces sea necesaria, hasta ser comprendidas.
¿Por qué? Porque ante esos que sostienen que hay que mirar para adelante y no vivir en el pasado, les cuento que yo trabajo en la docencia y es cierto, debemos producir nuevas y múltiples alfabetizaciones: alfabetización en lectura y escritura, alfabetización académica, alfabetización tecnológica, alfabetización informática y alfabetización informacional, alfabetización en medios, pero también nos hace falta una alfabetización en ciudadanía, un ciudadano no se hace por ley, se lo construye con historia, con historias, con memoria, con un pasado legado, que por mas doloroso que sea debe ser asumido, y que el desde su libertad sepa que hacer con el mismo, no se hace con negaciones un país, creo. Es mas veo como año a año se desconocen hasta nociones básicas de derecho y tener que explicar en materias que no tienen en la currícula establecida, los derechos humanos, por su total desconocimiento en el mejor de los casos o para peor, por creer que es algo que le sirve a los delincuentes para no ser maltratados por la policía, por sí hay algún desprevenido, les cuento que derecho que no se ejerce, derecho que se pierde, que la historia de la conquista de los derechos en nuestra Argentina, es una historia de luchas, sudor, sangre y muchas frustraciones de varias generaciones, no es un legado gracioso de las elites de poder.
Para decirlo mas crudamente, en el fondo, hablar de Malvinas, es una excusa para hablar de la patria, para hablar de los sentidos de pertenencia, de la identidad que nos hace ser y sentir argentinos, es una excusa para preguntarnos si todavía queda esa voluntad colectiva de ser una nación, de mirar nuestro ayer, de asumir sus victorias y derrotas, sus virtudes y miserias, sus laureles y sus lagrimas, o entregarnos a los designios del mercado, de otros ajenos a nosotros, nuestro destino, quizás suene ingenuo, pero mas ingenuo es pensar que el mercado nos pueda sanar las heridas que como Nación aun no pudimos o no supimos cicatrizar, por eso el pasado nos convoca para mirar el presente, y construir proyectos de futuro.
Un abrazo a todos y un sentido homenaje a nuestros héroes, a nuestra historia, a nuestra sangre derramada y a pesar que la guerra la produjo una dictadura genocida, revaloricemos el noble gesto de una generación que dio literalmente su vida por la patria, que desde su inexperiencia, alzaron las armas para defender la Nación y no para torturar a sus ciudadanos.
Diego Alberto Navarro
Licenciando en Ciencias Políticas
Nota:
1. La foto es extraída un afiche producido por el Ministerio de Educación (2010), dedicado a recordar la efemérides escolar del día 2 de abril, Día del Veterano y de Caídos en Malvinas.
2. Publicado originalmente en mi sitio facebook el día 2 de Abril de 2010.
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