Opción por los ricos (Gabriel Fernández)

La opción por los ricos

Es probable que en los próximos días una parte de la sociedad argentina tenga la oportunidad de manifestar su solidaridad con los productores agropecuarios.

Muchos de los movilizados en Rosario, la semana pasada, ya cumplieron su sueño. Ahora les toca a los comerciantes de la Ciudad de Buenos Aires, a unos cuantos profesionales y a no pocos poligriyos.

Un paro, un mensaje radial, un brulote en Perfil Digital; el comentario entre amigos, algún cacerolazo, la charla en el barrio, muchos mails. Y, para los que no reniegan de su afán de justicia, un buen sacudón para quedar a la izquierda y clamar la reforma agraria.

Es una interesante derivación de la inversión de términos registrada merced a la firme incidencia de la dictadura en la Argentina y de la (contra) revolución conservadora lanzada en los 80 a nivel mundial.

 

Luchar por Ellos

Si antes una franja apreciable de la comunidad media abandonaba su confort para cooperar con la liberación en general y con la mejoría en la vida popular en especial, ahora otro sector de ese segmento llamea y se compromete: vamos a luchar por los ricos, esa es nuestra opción.

Comerciantes, profesionales, y –reitero– no pocos rascas, han resuelto considerar indignante que multimillonarios dirigentes rupestres paguen impuestos. Y aún más: evalúan disparatado que el Estado les exija blanquear parte de su producción y su personal.

Los clamores son contundentes: el gobierno no hace gestos, la presidenta es soberbia, el ojos torcidos es autoritario, el bigotón odia al campo. Y todo se desplaza por un mar de caracterizaciones espirituales, adjetivos y sensaciones, mientras las banderas reales piden no pagar impuestos y no blanquear.

(Hace tiempo, en Almacenes Chinos, expliqué porqué el bueno de Don Manolo era observado de reojo por los ñatos de por acá. Y luego, en El desprecio, señalé los rasgos esenciales de esas personitas. Lo cierto es que cada vez que crece el PBI y aumentan las ventas de los comercios, el trabajo de los profesionales y las oportunidades para los buscas, todos ellos ponen el grito en el cielo.)

Vamos: la opción de una clase en beneficio de otra, contiene un trazo de universalidad. Y así como una generación de muchachos de las capas medias bregaron por la justicia social para todos, ahora tenemos a una pequeña multitud que lucha para expandir la pobreza. Es tan solidaria esa entrega, que se incluye.

Si la «Sociedad Rural» vuelve a gobernar junto a sus aliados liberal – conservadores, como lo hizo durante la dictadura y durante el menemismo, volverán a caer las ventas para los pajarones que crecieron en los últimos cuatro años y volverá a resentirse el espacio comercial de técnicos y profesionales que han cambiado sus autos y arreglado sus casas. Los poligriyos seguirán siendo poligriyos, un poco más precarios.

 

El batifondo ensordecedor

Ahora bien, todos esos marmotas, al sumarse a esta protesta para evadir impuestos y negar el blanqueo, nos privan de verdaderas, genuinas y necesarias exigencias de justicia social para el conjunto de la población; demandas que bien podrían estar asentadas en ese crecimiento.

Por estas horas numerosos sindicatos y organizaciones sociales están planteando la necesidad de mejoras salariales, condiciones laborales más justas y distribución equitativa de la riqueza. De hecho, están señalando la necesidad de trascender el modelo agroexportador para impulsar una Argentina industrial, enlazada a América latina.

La gilada los mira y dice «son patota alquilada por el gobierno». Llora por el destino de Eduardo Buzzi condenado a pasar un par de días sin camioneta, y se pregunta «¿quién les paga a esos tipos?». Se desmarca de la negritud y con aires republicanos se zambulle en el afán justiciero para pedir que el país vuelva atrás, en lugar de salir hacia adelante.

Debido al exasperante poder de las compañías concentradas y a los efectos del lockout, los precios aumentan. En lugar de cuestionar al Estado por no imponer su poder y controlarlos a fondo, se solidariza con los formadores de precios y con los cortes que impiden el paso de mercaderías. En vez de señalar que Guillermo Moreno se queda corto, dicen que es autoritario.

Es cierto que «los medios». Si, claro. A mi no me la van a contar. Pero esta gentuza, comerciantes, profesionales y buscas, por sintetizar injustamente en un haz a los boludos de izquierda a derecha y del centro al vacío, no necesitó de grandes conglomerados televisivos para apoyar los avances liberal – conservadores en el 55 y en el 76.

La opción por los ricos atraviesa su ser. Es un compromiso serio, coherente y de larga data. Los llevó a delatar, y a celebrar la muerte de sus hermanos sociales, cuando éstos cometieron el dislate de optar por los pobres. La opción por los ricos es toda una convicción, un programa activo, una manera de acercarse a la cúspide aunque sea como masa de maniobra.

Y dicen: Sos una conchuda (las organizaciones feministas, en silencio). Y dicen Montoneros Asesinos (las corrientes de izquierda, en silencio). Y desde la soja dicen Viva el campo (las fundaciones ecologistas, en silencio). Y dicen muchas más cosas que da vergüenza ajena reproducir. Y hasta Vivan a la Patria.

Pero la cosa no termina ahí, al menos para uno. Porque con cuestionarlos, no basta. Tenemos entre manos un tema muy serio. Cuando la sociedad se debate entre elaborar un futuro mejor o retomar la receta del atraso, estos segmentos eligen el deterioro aunque los incluya y los damnifique.

 

Las tareas pendientes

Con su vocecitas amplificadas opacan las voces de quienes necesitamos cuestionar aspectos centrales de la política oficial con el objetivo de debatir empleo, industria, energía, recursos naturales, finanzas, impuestos e ingresos desde una perspectiva nacional y popular. Y ante la posibilidad del emerger de un émulo de José Alfredo Martínez de Hoz, emblocan a quienes no podemos admitir una salida por derecha de este panorama.

Tremendamente funcionales, esos sectores lo volvieron a hacer. Como si nada hubiera ocurrido en otras instancias históricas, volvieron a optar por respaldar a quienes los aplastan y nos aplastan. Son el comodín de la oligarquía. O el condón. Lo cual exige, de un pueblo que brega por mantenerse consciente en medio de la bulla, un razonamiento profundo para establecer una política que los fragmente, los anule y, en tanto sea posible, los disuada de semejante lugar en la historia.

Esta asignatura pendiente de los sectores populares argentinos es una de las claves del futuro.

Si alguien anhela ser pobre optando por promover a quien lo esclaviza, debe ser neutralizado en su capacidad de acción política, porque el daño que provoca nos abarca a todos. La labor gubernamental en ese sentido no ha sido eficaz, como puede observarse. Por eso, la elaboración de una alternativa superadora del proceso en marcha, que apuntale sus aciertos y releve sus torpezas, empieza a sentirse como una necesidad colectiva.

Sin embargo, esa búsqueda no puede estar asentada en la sumatoria de vertientes social y económicamente antagónicas. Entre el liberalismo-conservador y el gobierno nacional, la única perspectiva de sostener la vida misma sobre este país, evitando el efecto tierra arrasada, es respaldar a Cristina. Es a partir de allí que se puede polemizar, cuestionar y superar este proceso.

Perfilar un acuerdo circunstancial con el eje articulador de la entrega y la corrupción, la Sociedad Rural y Carbap, es condenarse a luchar por ellos. Ellos, son la Muerte.

 

Un saco nuevo

Venía caminando con un joven amigo, de vuelta del fútbol, y me interrogó: dicen que a la gente que fue a Salta le pagaron, la obligaron, le pusieron los micros. Le contesté: los que fueron a Rosario lo hicieron con nuestra plata. Nadie le pregunta nada a los ricos, todos se ocupan de cómo hacen las cosas los pobres.

Ya lo había señalado don Arturo. El vecino que se compra un saco nuevo suscita comentarios, y hasta bronca. El señorón que usa un saco nuevo en cada salida, genera admiración y respeto.
Miles de argentinos han resuelto luchar por los señorones. Ya lo han hecho antes, con éxito, y han contribuido a hundir una gran Nación. Tendremos que reflexionar a fondo qué haremos nosotros.

Gabriel Fernández es Director La Señal Medios / Director Periodístico Revista Question Latinoamérica

Acerca de Lucas

31 años, periodista, vivo en Santa Fe, trabajo en Entre Ríos. Me encanta el consenso, si la primera moción es la mía. Creo que el disenso es productivo (al interior de la oposición). Todo lo que digo lo digo convencido, porque creo que es más importante decir las cosas con convicción que tenerlas. No me gusta Ricardo Arjona, pero no me molestaría ser Ricardo Arjona. Lo que sí tomo verdaderamente en serio, es la cerveza.

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8 comentarios en «Opción por los ricos (Gabriel Fernández)»

  1. mas claro que el agua. sobre todo esto

    Y dicen: Sos una conchuda (las organizaciones feministas, en silencio). Y dicen Montoneros Asesinos (las corrientes de izquierda, en silencio). Y desde la soja dicen Viva el campo (las fundaciones ecologistas, en silencio). Y dicen muchas más cosas que da vergüenza ajena reproducir. Y hasta Vivan a la Patria.

    adonde estan? adonde estamos?

  2. Lucas: el discurso jauretchiano que despotrica contra la incuria (qué palabrita ¿eh?) del Medio Pelo argentino no alcanza. Es todo cierto pero no explica nada. Esas mismas capas medias apoyaron a la «juventud maravillosa» en el ’73 y hasta fueron solidarios con los obreros y estudiantes en el Cordobazo, por no hablar de las asambleas del ’02.

    Más bien habría que preguntarse por qué no hubo una movilización espontánea a Salta como sí la hubo a Rosario. Y me doy una respuesta sencilla: el gobierno no tiene «gesta» para proponer y entusiasmar. No recupera la renta petrolera, ni la minera, ni la financiera; no hay Plan Hambre Cero ni rescate de los chicos de la calle, ni proyecto de país industrial con salarios altos, ni nada.

    Mirá si habrá temas que, con la chicana de decir que con «parte» de las retenciones «extras» se van a financiar hospitales, escuelas y caminos, ya ganaron espacio para el concenso. Imaginate si se jugaran en serio ¿no?.

  3. Pero dentro de las capas medias, supongo no seran las mismas personas las que iban a las asambleas en 2002 que las que ahora «optan por los ricos», asi como no creo que los que apoyaban a la juventud peronista en el 73 hayan sido los mismos que bancaron el golpe del 76, o si?

  4. El autor es una versión caricaturesca de Jauretche. El tono del artículo termina funcionando como un sistema de silogismos sin sentido. Lo que menos me gustó es la ignorancia sobre la vida en las ciudades del interior, de las cuales Rosario y Córdoba son los ejemplos más notables. La reacción y la prepotencia de la dinastía reinante hoy en el gobierno, y abría que pensar hasta qué punto popular, está despertando el descontento de sectores distintos y alcances tan dispares. El camino discursivo elegido por el gobierno nacional y una parte del PJ termina por ignorar a muchos del recorte social alineado con la protesta, lo cual siembra hasta en las macetas de los balcones del barrio de Floresta, donde vivo, las simientes del descontento. Aflojen, todos, los que tienen la manija del presupuesto nacional primero.
    Alejandro Palomo

  5. En Floresta:¿por qué están descontentos?¿qué les falta?¿quieren más?Alejandro,el nivel de descontento es proporcional al nivel de ingreso mensual.En La Matanza,donde vivo,no escucho tantas quejas contra el Gobierno de los argentinos como en Capital.Vos llamás «dinastía reinante» al Gobierno elegido por la mayoría, decís que actua con prepotencia…nada de eso tiene sentido.Acá está en juego el rol del Estado:se interviene en la economía o se deja que el mercado se autorregule.
    La clave del texto de Fernandez es la admiración que siente la clase media por la clase alta(digo clase y no estrato ni sector ni segmento)admiración por la guita y por una forma de vida que no es la propia.Querer ser lo que uno no es,alejandro, es dejar de ser.Estamos arruinados.

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