Oportunidades perdidas

En uno de sus siempre brillantes post, Manolo nos habla de la decisión clave de Argentina y Brasil de dejar de depender del dólar en las transacciones comerciales bilaterales.

Comparto que esta decisión es clave, pero como símbolo de lo que “va a pasar”.

En estos días críticos, cruciales para el mundo, todos nos animamos a los pronósticos. Confiando en que puede convertirse este escenario en una suerte de Prode, en el que gana el que menos sabe,  arriesgo un pronóstico también, por supuesto, con toda la voluntad de acertar (para qué pronosticar si no).

Bueno. Hay, para empezar, lo que es casi una certeza: la contracción del mercado de capitales significará una restricción presupuestaria inexorable para aquellos países que sostienen altos niveles de consumo a través del crédito. Esto pone en crisis, también inexorablemente, la estructura sobre la que se asienta la configuración del orden mundial: países productores de materias primas, que abastecen a países productores de manufacturas, que abastecen a países productores de activos financieros. Los que “mandan” son estos últimos, los más perjudicados son los primeros, pero, como en el tute cabrero, nadie se contenta quedando en el medio. Esta estructura, decía, es la que se resquebraja (se le puede poner parches –léase salvatajes- que durarán lo que puedan).

No se me ocurre pensar en cataclismos abruptos, ni en la necesidad de que una nueva potencia dominante aparezca para tomar el lugar que EEUU dejaría vacante.

Creo sí, que no hay cómo evitar que EEUU deje de ser la potencia dominante, en tanto el dólar pierda la fortaleza que lo sostiene como reserva de valor mundialmente reconocida. El tema es que si EEUU quiere resolver sus “problemitas” fiscales y comerciales (digamos, sus déficit) no tendrá otro camino que sincerar el valor de su moneda. Y allí, importar menos, producir más, y tomar menos crédito. Y quienes le vendan a EEUU verán mermar también su capacidad de compra. Y esto repercutirá en los “productores de materias primas”.  Es un proceso largo y lento, que incluye la pérdida de confianza en la divisa de los distintos agentes (por ejemplo, los mandatarios de Argentina y Brasil, el presidente del Banco Central chino, los ahorristas de Singapur, etc.)

No es algo que ocurrirá de un día para el otro. Pero tampoco es algo que dependa de la “voluntad”, sino del desarrollo de las fuerzas productivas, que tienden a desbordar a las superestructuras.

Por eso, decía, la decisión argentino-brasilera es clave como símbolo. Si se expande, si comienza la proliferación de acuerdos bilaterales, trilaterales, o de cuantos laterales fuere, el proceso se acelerará.

Argentina sufrirá las consecuencias, por supuesto, igual que todos los países del mundo, insertos en un mundo que será cada vez más un no-lugar. Pero habrá que reconocer que pudo ser peor si no “desaprovechábamos la oportunidad histórica de orientar todos nuestros recursos a abastecer al mundo de lo que el mundo necesita” (y no dejará de necesitar, en realidad, aunque estos avatares tan poco significativos como las hambrunas no se transferirán a los “mercados”, que permanecerán indemnes ante la demanda de alimentos, y, sorpresivamente, no harán aumentar los precios de los commodities alimenticios sino todo lo contrario).

 

Ahora, tenemos enfrente la verdadera oportunidad histórica: la de participar activamente en la reconfiguración del orden mundial. Sacándonos de encima los prejucios colonialistas, sin caer en la ingenuidad.

5 comentarios en «Oportunidades perdidas»

  1. La oportunidad histórica no era la de orientar todos nuestros recursos a abastecer al mundo de lo que el mundo necesita, sino la de aprovechar la buena coyuntura para hacer las reformas estructurales necesarias para insertarse mejor en ese mundo globalizado y tan inestable. Eso implicaba en gran parte una reforma del Estado para que fuera más eficiente y más activo en políticas sociales, lo que a partir de ahora posiblemente sea más difícil.

  2. Bueno, Ana. Basta recordar lo dicho durante todo el conflicto por la 125 para no poder negar que hubo un discurso opositor dominante en los medios de comunicación, que emanó de periodistas, economistas, dirigentes rurales, políticos, y hasta opinantes al tún tún, que difundió hasta el hartazgo la idea de que Argentina tenía que darle al mundo lo que el mundo pedía. Pero si hasta nos retaron en la FAO por las retenciones (porque eran un desincentivo a la producción de alimentos, que estaban muy caros por culpa de países como Argentina que gravaban la exportación). Yo no ahblo de que usted decía exactamente eso, pero le aseguro que eran amplia mayoría los que sostenían lo que yo le digo.
    Ahora calladitos, pero se escuchó en el Senado, por ejemplo, vindicaciones del país agroexportador de principios del siglo XX, De Angeli mismo lo dijo, y también los otros dirigentes (Biolcatti el principal), y Macri y grondona, y Carrió con su «hay que dejar en paz al campo» y con la presentación de su intención de plan económico alternativo a cargo de Prat Gay. Y las firmas siguen. En el interior quedaba bien decir eso.
    Lógicamente, nadie se va a hacer cargo ahora. Como no se hicieron cargo en las corridas anteriores los que recomendaban apreciar el peso (cuando el tipo de cambio real era alto e inflacionario).
    Muchas gracias por comentar.
    Saludos

  3. Lo que pasa, Mariano, que ustedes estaban obsesionados con que la 125 pasara y no se fijaban en otra cosa, pero había mucha oposición que hablaba de esas cosas en ese momento. En lugar de escucharlos, se empecinaban.

    Lo de que las retenciones desincentivan la producción de alimentos es cierto, además.

  4. Ana: era muy difícil para el Gobierno pensar en otra cosa con las asambleas ruralistas transmitidas en cadena nacional, cacerolazos «espontáneos» en las ciudades más grandes, todas las rutas cortadas, con control de cargas ilegal incluido, durante tres meses, desabastecimiento y consiguiente aumento de precios, todo para qué? Para que dos meses después los ruralistas decidan parar para pedir una ley que rescate varios, casi todos, los postulados de la 125.

    También es cierto que sin retenciones, lo que se desincentiva es la producción en otros sectores.
    Las exportacioones MOI son las únicas que crecieron en cantidad más que en precios este año. Pero las de materias primas y MOA crecieron también, no sólo en precio sino en cantidad, aunque menos (con desincentivo y todo).
    Saludos

  5. Como está mi amiga Ana C. por estas horas!! La veo posteando y confrontando con Mono por el peronismo, la veo acá argumentando con Mariano, tambien tiene que poner cosas en su blog y en Finanzas Públicas…

    Qué vida agitada, Ana C.! Por favor pare un poco que se va a esguinzar…

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