País de mierda

Osvaldo Baigorria escribe “El malestar en el habla”, en Página 12 de ayer, nota recomendada por Artepolítica. Freud escribió “El malestar en la cultura”, y claro, el malestar de la cultura se expresa sobre todo a través del habla. El escritor rescata expresiones como “esto se va al carajo”, “se pudre todo”, “este país es una joda”, “país de mierda”. Esas expresiones, sobre todo la mal parida frase “este país”, provienen de un desapego. Como si todos fuéramos turistas, hablamos desde “otro país”, no desde “éste”. Hablamos de un país imaginario cuya construcción tiene una historia.

Desde que Fernando VII fuera alejado del trono de España por Napoleón, es que estamos intentando hacer un país integrado sin lograrlo. Nuestro país, nació en el imaginario de muy poca gente que vivía en un extenso territorio, cuando el episodio de Fernando VII. La población originaria no participó de este proyecto, ni fue incluída en él.

Primero la guerra contra los realistas, después las guerras intestinas. Rosas, la unidad contra Rosas, y dos países: Buenos Aires y la Confederación. Por fin un solo país pero sólo en la letra de la Constitución reformada. Después el imaginario de Sarmiento que envidia a los EEUU sin “barbarie” habilita la masacre de la futura Campaña al Desierto, Roca y la repartija de tierras y el llamado a la inmigración. El excedente humano expulsado del capitalismo europeo llega en masa a sacar granos del campo argentino, a criar vacas, y hace crecer las fortunas de terratenientes rentistas, que son a la vez los acopiadores y los exportadores. Quiebran fortunas en la timba financiera del 90 y la riqueza se redistribuye entre los más ricos de los ricos. Nace el granero del mundo. Rich like an argentine, dicen en los EEUU. La miseria duerme en los caños de la firma A. Torrent. mientras se hacen las Obras Sanitarias de Buenos Aires en el Centenario. Primera Guerra y sustitución de importaciones. El pueblo no ve un mango y Tita Merello canta ¿dónde hay un mango viejo Gómez? Segunda Guerra y el peronismo. Y el pueblo empieza a ver el mango por primera vez. Ahí nace la nueva matriz divisoria que impide que el país sea uno, quizá para siempre.

¿Desde qué país hablamos cuando con desapego decimos “país de mierda”? Desde el país soñado, en el que el enemigo no existe. Ilusión forjada en las aulas de la República, donde el “crisol de razas” fue la metafórica expresión del régimen, de ver fundidas las diferencias culturales inmigrantes por mero miedo al extranjero, pero disfrazada de promesa de integración absoluta después de que el crisol fundiera lo que se traía de otras tierras. Y nos creímos esa promesa. Y seguimos soñando con el país de Tru-la-lá.

La matriz de odio se vuelca a cara descubierta contra el peronismo, ésta vez sin metáforas. Las bombas arrojadas sobre la Plaza de Mayo, que tiran aviones de la Fuerza Aérea Nacional, muestran el tamaño del odio. No está bien que el pueblo tenga plata. La plata es para los ricos, los pobres los hace Dios. El peronismo traiciona con Menem, y parece muerto haciendo los sueños de «los hombre de bien» que bailan la fiesta financiera. Viene Kirchner y reedita las peores pesadillas. Las Fuerzas Armadas ya no están para mediar contra la lacra peronista. Los hombres del campo se paran en las rutas para hacerle frente a un Gobierno Constitucional.

¿Somos un país?  “Argentinito que vienes al mundo, te guarde Dios, una de las dos Argentinas va a roerte el corazón”, diríamos si fuéramos tan sinceros como los españoles. País de mierda es el ilusorio.

16 comentarios en «País de mierda»

  1. Un ex compañero de trabajo lo decía ante todo. «Qué país de mierda». Encaja para casi todo lo que pasa en casi todos lados. Pero acá creemos que todo pasa acá ¿no?

  2. Es que si la Argentina fuera (hubiera sido) exactamente como la describe Eva Row en los párrafos dos y tres de su post, se justificaría la descripción de nuestro país como «país de mierda». Afortunadamente fué bastante más y mejor que eso. El progreso social de millones de argentinos (nativos, inmigrantes, descendientes de los dos) fue lo que caracterizó a la Argentina durante buena parte de los siglos XIX y XX (si, hubo progreso social y mucho antes del peronismo también). Hay un afán de denigrar nuestro pasado que también parece patológico.
    Y en cuanto a la queja por la referencia a «este» pais, les recuerdo que Neustadt (a quien supongo nadie admirará mucho) tuvo durante años la muletilla en television de arengar a «no decir este país, digamos nuestro pais».

  3. Hermoso Eva, convengamos que no muchos trabajaron para que tantos oros no pensaran en que es un «pais de mierda».
    Fíjese Ud que no es el pais que elegí para nacer pero sí el que elegí para tener cria y morir. Algo mas todo lo que tengo de bueno y de mierda se lo debo a este pais.
    No se si me hubiese tocado nacer en otra cuna hubiese podido decir lo mismo.
    Un beso Eva, Ud siempre está.

  4. Eva: cuando leí el título pensé que ibas a citar a Don Arturo (ver Zoncera Nº 13 del Manual de Zonceras Argentinas).

    «Al tilingo la m… no se le cae de la boca ante la menor dificultad o desagrado que les causa el país como es. Pero hay que tener cierta comprensión para ese tilingo, porque es el fruto de una educación en cuya base está la autodenigración como zoncera sistematizada. Así, cuando algo no ocurre según sus aspiraciones reacciona, conforme a las zonceras que le han enseñado, con esta zoncera también peyorativa.

    La autodenigración se vale frecuentemente de una tabla comparativa referida al resto del mundo y en la cual cada cotejo se hace con relación a lo mejor que se ha visto o leído de otro lado, y descartando lo peor.(…)»

    Una aclaración: en los bombardeos de Plaza de Mayo participaron tanto la Fuerza Aérea como la Aviación Naval que depende de la Marina.

    Muchos saludos.

  5. La proliferación de los Bushs, Beslusconis, Zarcos y hasta de japoneses corruptos que no se hacen el harakiri en medio del auge de las nuevas tecnologías de comunicación que desnudan los defectos de los países y gobernantes lejanos, han modificados la configuración de los pensamientos autodenigratorios.

  6. Eva me acordaba de este post inspirado en un foro de argentinos en el exterior que se preguntaba cómo se imaginan una Argtentina sin argentinos

    link

  7. Escuche decir «país de mierda» tambien «negros de mierda» pero nunca, ricos de mierda,
    Hay una clase que lo dice, y esa clase es precisamente la clase mierda urbana y rural.

  8. No se como sera en otros paises, no se si otras regiones se dira el «que pais de mierda»…
    A lo argentinos nos gustan las denigraciones, nos gustan las divisiones. Nos gusta confrontar y dividir. El argentino no busca ni quiere la unidad.
    El que no piensa como yo es un enemigo y hay que liquidarlo o anularlo. Este es el pensamiento binario argentino.
    No creo que nunca logremos hacer un pais unido.

  9. Eva
    Porque será que los nostálgicos del Centenario siempre se olvidan de «Estado de las Clases Obreras en el interior de la República», de Bialet Massé.
    Un abrazo

  10. me encanto lo de tute cabrero… «ricos de mierda», eso son «los ricos» en argentina, «ricos de mierda».
    son los que van por la vida hablando de «pais de mierda», «negros de mierda», son los que van por la vida con el discursito «…acaso es un crimen ser rico, digo, si me rompo el lomo laburando» (sic).
    en serio…
    ex-celente articulo.

    p/d les dejo un articulo de un bloguero, llamado «decalogo del tilingo argenteno»

    7. Échele la culpa de todo a Perón y al Estado, recuerde que siempre es más fácil utilizar chivos expiatorios que hacerse cargo de su propia mediocridad.

    http://argentinologia.blogspot.com/2008/04/declogo-del-perfecto-tilingo-argentino.html

    abrazo de gol!

  11. Manolo más arriba hace referencia al informe de Bialet Massé (“Estado de las Clases Obreras en el interior de la República”) aparentemente como condenatorio de la «Argentina del Centenario». Me parece que la existencia misma de ese informe (donde entre otras cosas, se hacía una apología de las habilidades del criollo) es una prueba más que nuestra sociedad no ha sido tan desastrosa. Resulta imposible imaginarse un informe de ese tipo en esa misma época en cualquier otro país latinoamericano (a nadie se le hubiera ocurrido contratarlo/publicarlo y sus conclusiones hubieran sido mucho más nefastas). Hay demasiada gente interesada en construirse una «historia de pais de mierda», por lo que después no nos debería sorprender que ese mismo concepto se extienda a nuestra contemporaneidad.

  12. En lo que coincido con Eva es en la facilidad que tenemos en Argentina, nosotros los argentinos en exacerbar las diferencias y vivir un eterno River-Boca,Central-Ñuls,Talleres-Belgrano,etc,etc.y cambian las ideas o los paradigmas políticos, como naturalmente ocurre y nos realineamos en las trincheras nuevamente.Pareciera que la historia no nos deja enseñanza alguna y cada 4 u 8 años destrímos todo para comenzar de nuevo.Lo que no comparto es que todo se cirscuncriba a peronismo-antiperonismo o entre trabajadores-clase media,particularmente la dicotomía que mas me interesa es entre Buenos Aires-interior(nunca se aclara que de la Argentina).De qualquer jeito creo que tendríamos que mirar mas a Brasil y alos brasileños, que no romp’en todo cada 4 u 8 años y cuando visitas su país, nunca te dejan olvidar que voce fica num pais bonito e maravilhoso que se chama Brasil.Saludos

  13. y Eva para ser concreto gente del campo se le plantó a un gobierno constitucional,asi como gente de otros grupos de presión(x ej:CGT) también se las plantaron a anteriores gobiernos democráticos y es normal y saludable que ocurra eso en un sistema democrático.
    otro tema con el peronismo-antiperonismo, los 70 con la Patria peronista-patria socialista,donde encuadra ¿quien era peronista?¿la JP,laCGT o las dos? ¿y los balazos los tiraron los gorilas,los radicales,los socialistas? por lo que leí se hanmatado entre peronistas esos años.Saludos

  14. El texto de Eva es provocativo y lleno de imágenes. Y las imágenes suelen ser polisémicas, pasibles de varias interpretaciones.
    Para unos es un texto denigratorio de nuestra historia constitutiva en tanto que para otros expone el afán denigratorio de las élites. Unos asumen que la autodenigración es un defecto particular argentino y otros reniegan de ese exclusivismo negativo.

    El texto, sin embargo, da sus claves: el país sería «de mierda» sólo desde la postulación de un país «ilusorio», integrado, justo y próspero que, claro, no coincide con la conflictiva realidad.
    Otra clave: «La población originaria no participó de este proyecto, ni fue incluída en él». Porque el concepto «país», si se me permite, es una metáfora que engloba dos componentes concretos: «Estado» y «Sociedad» cuyas relaciones no son simples.

    La frase citada hace eco de la famosa «Carta de Jamaica» de Bolívar, escrita en el aciago año 1815 (cuando sólo el Río de la Plata resistía la reconquista imperial). Mezcla de diagnóstico pesimista y voluntarismo revolucionario, la Carta da razones de nuestras dificultades en el sistema colonial español, que mantuvo a la Sociedad americana alienada del Estado : «Si hubiésemos siquiera manejado nuestros asuntos domésticos en nuestra administración interior, conoceríamos el curso de los negocios públicos y su mecanismo. Gozaríamos también de la consideración personal que impone a los ojos del pueblo cierto respeto maquinal, que es tan necesario conservar en las revoluciones»

    En la Argentina la alienación se duplicó por la particular incidencia demográfica del transplante inmigratorio. La propia existencia del informe de Bialet Masse es índice de un Estado que, habiendo formado una sociedad nueva, todavía no la conoce. Y no le gusta lo que encuentra: una Sociedad desigual y conflictiva; una Sociedad de Clases, claro, como todas. Pero elige creer que es un problema de extranjería y vota la Ley de Residencia. Horowicz (Los cuatro peronismos) destaca que, hasta 1943, las cuestiones obreras eran de juridicción policial. Las organizaciones sindicales tenían un status de hecho, no de derecho.

    El primer peronismo le dio reconocimiento estatal a la clase obrera como sujeto social pero no como sujeto político. Gobernó en su nombre pero le secuestró la elección de sus representantes. El Estado siguió primando sobre la Sociedad. Un Estado así, no puede sino revelarse una y otra vez como un continente hueco, liviano, poco resistente a las tormentas. Un Estado sin Nación. El «país» que es, no el ilusorio.

    Todos queremos otra cosa; el problema es que la cosa que queremos no es la misma, según nuestros intereses o nuestra ideología de clase (que no tienen que ser los mismos). Pero no habrá Nación hasta que un proyecto hegemónico prevalezca sobre los otros.

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