Papelitos

Cuando a las 11:20 PM, las pantallas extra large montadas en el Centro de Convenciones McCormick , dieron la noticia más esperada de la noche, tuve la oportunidad de presenciar un memorable intercambio de mensajes de texto entre una joven demócrata que, emocionada, le enviaba fotos de la gran noche a su padre, un votante republicano afincado en el Sur del País del Norte. En el mismo, el padre expresaba su preocupación por lo que definió: «un gobierno de tipo europeo, que limita la capacidad de elección en salud, de desenvolvimiento en los negocios de nuevos emprendedores, que dejará una pesada deuda para las generaciones futuras y que proyecta un Jefe de las Fuerzas Armadas débil.» Por supuesto, el intercambio termin’o con un «Love U, Dad». Y comenzó la fiesta.

Obama se termina imponiendo en unas elecciones que, en sus tramos finales, logró preocupar a su equipo de campania. Parecia que Romney tomaba impulso en las ultimas semanas y todos pusieron manos a la obra para conjurar viejos fantasmas. Michelle y su ascendiente sobre las mujeres, el Viejo Lobo de Arkansas y su retorica impecable, los esfuerzos de las bases llamando insistentemente para el «early voting» o voto temprano, y la intensificación de dramáticas apariciones con el Air Force One de las primeras líneas en los swing states. El propio Supermartes, Obama cerro en Ohio una campaña durísima, plagada de golpes bajos, y que costó una fortuna.

Todos bajo la escenografia hollywoodense del McCormick coreaban «Four More Years, Four More Years». Ahora bien, cabe preguntarse que fue lo que parece haber abierto la puerta de la reelección, en un contexto político y económico que aun deja dudas sobre si lo peor ya paso, o si en cualquier momento un nuevo «Sandy» puede azotar los cimientos politicos y economicos nacionales que se conmovieron cuando la crisis de las subprime.

La llave a un nuevo mandato, puede encontrar su explicacion en un puñado de medidas llevadas adelante por una administración democrata que, si bien no fue revolucionaria en terminos «Rooseveltianos» – si se me permite la licencia idiomatica-, fue lo suficientemente efectiva en abrir el debate político con una serie de esfuerzos y medidas que impactaron positivamente en los sectores medios urbano industriales de los EUA: la reforma del sistema de salud; el programa de incentivos que salvó de su desaparicion a la industria automoriz de la cuenca del lago Michigan, los esfuerzos impositivos para alivianar la carga sobre dichos sectores y aumentar la presion sobre los estratos mas altos, la retirada de Irak y Afganistan,y una mirada mas amigable de la cuestion inmigratoria.

Mas alla de los pasos en falso, de las chicanas, del fuego cruzado de campañas proselitistas cada vez mas duras, de la frenética carrera ávida de nuevos fondos de campana, que viene hace tiempo desnaturalizando las tradicionales funciones de agentes del ejecutivo y del legislativo, lo hecho y lo que muchos perciben que «aun falta por hacer», se impuso por sobre las recetas tradicionales republicanas, disfrazadas de buenos modales, pero con ciertos exabruptos que dejan ver a un Partido Republicano que a partir de hoy comienza un debate interno sobre si la derrota se debe a que se moderó en los últimos tramos de campaña, como sostiene el ala mas radical, o si se debe a la incapacidad de imaginar alternativas politicas que tomen en cuenta la realidad de la crisis economica global y su salida con herramientas un tanto menos ortodoxas. De como responda esos interrogantes, dependera la dinamica bipartidisa interna de los proximos cuatro anios.

Ya entrando en la madrugada del Miercoles, todo era risas, epica, Michelle abrazaba a Obama y a sus chicas, la lluvia de papelitos rojos, azules y blancos todo lo cubria, la multitud cantaba, se abrazaba, bailaba. Brillaba un pin con la leyenda «One Voice Can Change The World». Y el eco de aquella chica surenia, compartiendo las visiones de las obamanomics y despidiendose de su padre con un «Love U, Dad».