Por Conrado Yasenza*
Interesante debate el que se viene desarrollando post PASO. El resultado de Agosto puso fin a la idea de alcanzar esa aritmética que posibilitara una reforma Constitucional, hecho éste que inició la discusión sobre la sucesión Presidencial y la continuidad del kirchnerismo como una fuerza de centroizquierda dentro del peronismo pero no ya como la estructura orgánica, conducida por Cristina Fernández, que oriente una fuerza territorial a nivel nacional. Es decir, hablamos de pensar al peronismo y su entramado de Gobernadores e Intendentes no enfrentando desde un kirchnerismo testimonial a un peronismo conducido por quien se erija como el conductor futuro – ¿Scioli?-.
A su vez, este panorama abre un debate que ya ha dejado de ser un rumor para convertirse en una preocupación hacia el interior de la militancia kirchnerista orgánica y para quienes no orgánicamente adscriben al kirchenrismo: ¿Ante la ausencia de un delfín de pura cepa Kirchnerista, la opción a apoyar es Scioli? Figura política que para muchos expresa un giro hacia la derecha – insisto, hablar de derechas e izquierdas es sólo para entendernos – y hacia políticas más ortodoxas. Pero político inteligente en su pragmática visión de las oportunidades y los momentos políticos para tomar decisiones, como lo es la de acompañar fuertemente al candidato Insaurralde y hacer visible sus intenciones hacia 2015.
Y si de virajes hablamos, el debate se profundiza con relación a cómo piensa y desea llegar al fin de su mandato la Presidenta. La oposición política-empresario comunicacional acusa al gobierno de no devaluar y de no ofrecer un tipo de cambio más atractivo para el sector exportador, pero la realidad indica que el Gobierno devaluará en un 25 % este año, intentando no producir una devaluación que genere un fenomenal traspaso de recursos a los sectores más poderosos de una economía demasiado concentrada, es decir una transferencia regresiva de ingresos.
Los problemas que afronta el Gobierno Nacional y que reavivan el debate de cómo llegar al final del mandato, y que al mismo tiempo abre el espacio de discusión sobre qué concesiones pragmáticas se pueden realizar (o se realizarán) son inocultables: Inflación, restricción de divisas, déficit comercial energético, escasez de divisas en el sector turismo – ingreso de divisas por turismo -, aumento de gastos en dólares de argentinos que viajan al exterior; déficit en las reservas del Banco Central, carencias en la inversión y falta de créditos. (Según Ignacio Fidanza: El problema son los niveles de reservas y sus déficit: 13 mil millones de dólares en energía; guarismos similares en turismo que está casi a la par del déficit energético; 10 mil millones del régimen automotor y 7 mil del régimen de Tierra del Fuego.) Estos datos, con algún matiz, fueron también expuestos por Mario Wainfeld en su columna del domingo en Página 12 y por Eduardo Anguita en Miradas al Sur. (Las declaraciones de Fidanza se encuentran en un reportaje que Anguita realizó a Fidanza, Martín Piqué y Alberto Dearriba en el semanario citado)
Como contrapartida a estos planteos se consignan el crecimiento de la producción, del consumo, el saldo comercial externo favorable – aun teniendo en cuenta la supremacía de las Manufacturas de Origen Agropecuario frente a la Manufacturas de Origen Industrial – y los positivos índices de recaudación tributaria.
El problema se presenta también debido a que algunas políticas como el control de precios sobre 500 productos básicos, que surgió como resultado de un acuerdo con los Supermercados y no de una ley – no funcionó y éste se había diseñado como una herramienta de combate a la inflación; el Blanqueo de Capitales, por el cual se esperaba un ingreso de 4.000 millones de dólares al país, también fracasó. Y en estos días, ese debate sobre un posible «giro a la derecha» o sobre «concesiones pragmáticas» ante los problemas económicos reales que preocupan, se vio todavía más acrecentado por el acuerdo con el Banco Mundial para la obtención de un préstamo por 3.000 millones de dólares a pagar en tres años, previo acuerdo y como condicionalidad, de acordar con el Ciadi (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones) el pago de 500 millones dólares a 5 empresas multinacionales por juicios espurios que se realizaron como producto del estallido de la convertibilidad.
En definitiva, se trata de cómo llegar al final del mandato sin entregar banderas que definieron el ADN Kirchnerista, aunque ello implique, en una hipotética situación, terminar el mandato presidencial pagando la deuda con reservas del Banco Central, y afrontando el costo de que éstas queden a niveles similares a cuando se inició el modelo. Esto implicaría no entregar aquellas banderas ni producir ajustes que descalabren la vida política y social de los argentinos, manteniendo, aun frente al viraje en la toma de medidas económicas de corte más ortodoxo, ese ADN específico e identitario.
También, y como parte del debate, se trata del histórico dilema político entre medios y fines. Entre prácticas políticas deseadas y prácticas políticas pragmáticas. Entre el costo político de decisiones económicas y ciertos valores que no se desean abandonar.
El debate está abierto y es intenso en lo que realmente importa. Como importan los valores que el Kirchenrismo instauró en el país: La idea de volver a pensar y creer en un Estado fuerte, en la posibilidad de desarrollar un mercado interno sustentado en el consumo interno, en la re-industrialización (incipiente) , en la ampliación de derechos y en la inclusión social con trabajo.
*Periodista-Dtor. de La Tecl@ Eñe, Revista de Cultura y Política http://lateclaene.wix.com/la-tecla-ene
«En definitiva, se trata de cómo llegar al final del mandato sin entregar banderas que definieron el ADN Kirchnerista, aunque ello implique, en una hipotética situación, terminar el mandato presidencial pagando la deuda con reservas del Banco Central, y afrontando el costo de que éstas queden a niveles similares a cuando se inició el modelo. Esto implicaría no entregar aquellas banderas ni producir ajustes que descalabren la vida política y social de los argentinos, manteniendo, aun frente al viraje en la toma de medidas económicas de corte más ortodoxo, ese ADN específico e identitario.»
Más claro imposible, que se arregle el que venga.
Y si, como se «arregló el que vino» siempre, cuando Alfonso y la deuda externa, el turco con la hiper + deuda, el De la Duda con un «modelo» no sustentable desde hacía rato + deuda con su conscuente explosión y la ruina + deuda que agarraron estos.
Dentro de dos años veremos en qué situación lega el heredero y comparamos. Aunque sospecho que el/los inútiles aspirantes no tienen la más pálida idea que hacer y como seguir salvo la recetita habitual. Sobre todo la opo opa
esta bueno lo de la opo opa.Mas alla de los puntos negativos sobre todo en lo economico señalados por Yasenza y por Aliverti en su articulo de este lunes en Pagina,me cuesta aceptar que mi futuro sea manejado por tipos como Scioli o Massa,y que el kirchnerismo no encuentre mejores sucesores.
Si, Isabel. Stolbizer una opa, Morandini una opa, Binner opa, Zamora opa. Macri tambien en lo suyo, Cobos sale gobernador de opa que es. Suerte que vos tenes gente de la estatura de Cabandie o Boudou.
Isabel: Es un debate abierto hacia el interior del Kirchnerismo. Salgo de la nota y comento: Ayer estuvieron Juliana Di Tullio y Daniel Scioli en el programa Duro de Domar. Se lo observó a Scioli seguro, afirmado, hilvanando todos los temas tocados con Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Sabe que es su momento, quiere disputar en el 2015, y creo, no está dispuesto a perder esta oportunidad. Una observación: Cuando le preguntaron por la presión del Grupo sobre la Ley de Medios, no se pronunció.Saludos y gracias.
en el fondo podemos ver una sociedad que se deja sorprender,emtretener,con bastante apatia hacia la politica,un tanto entregada al conservadorismo,por obra de un reltivo mejoramiento en su nivel de vida economico.