Sergio Bergman: «Carrió no puede gestionar nada, ni a ella misma»

Foto: LA NACION / Soledad Aznárez
Vení, servite tranquilo que paga [Cristian] Ritondo», se ríe Sergio Bergman mientras toma un plato con tentadores canapés de queso y tomate. Es mediodía y el primer candidato a diputado de Pro acaba de compartir un acto con Mauricio Macri en el primer piso de la Legislatura porteña. Una señora lo toma de los brazos y le aconseja: «Sergio, sé vos, haceme caso». Un rato después, el rabino abre a LA NACION la puerta de su original despacho, en el que conviven un cuadro de «Jesús judío», la estampita del papa Francisco, símbolos budistas y una máquina de pochoclos, «porque lo que pasa acá es de película».
A la hora de responder, Bergman es mucho más agresivo que en la previa. Encendido, acusa a la líder de UNEN Elisa Carrió de «no poder gestionar ni a ella misma» y de privilegiar su proyecto personal. Del kirchnerista Juan Cabandié dice que es «la vieja política» y que representa «odio y rencor». Defiende la campaña de Pro, confía en su triunfo y elogia a Macri, el «líder político más generoso que conozco».
-Retomando la frase que le dijo la señora en la calle. ¿Sintió que no fue quien es durante el debate televisivo?
-Fui yo, en el contexto todo se transformó en una puesta en escena para ver quién ganaba. Fui con propuestas, hablé del futuro, mantuve mi coherencia. No me gusta ir a los empujones, cumplí con el objetivo: plantear la diferencia.
-¿Qué crítica le dolió más?
-Me dolió el espectáculo mediocre que dimos, y yo participé con ejercicios de cuello [se ríe]. Juan [Cabandié] usó la repetición, lo hizo muy bien, no escuchó y siguió su libreto. A Carrió hay que reconocerle el histrionismo y el arte escénico, pero descarrió. Se desbordó a sí misma, todos lo sabemos desde hace veinte años: hizo un aporte relevante, pero no puede gestionar nada, ni a ella misma. Todo lo que construyó lo destruyó. El uso despectivo de la palabra rabino no corresponde, hablar de la kipá tampoco, denuncia para destruir con verdades imprecisas que terminan siendo mentiras.
-Ella lo acusó de abandonar la CC e irse con Macri en 2007…
-No me podés acusar de irme de donde nunca estuve. Fui con Telerman y ella a algunos actos, pero también estuve con Duhalde en Costa Salguero, y sigo pagando la «hipoteca Blumberg» aunque comparta su reclamo, no su ideología. ¡Buscame una ficha de afiliación! No la vas a encontrar.
-¿Y por qué Pro?
-No hay espacio más plural y abierto que Pro, y no hay nadie más generoso que Mauricio. No me pidió que cambie ni me condicionó. Me sumé, participo y pertenezco.
-¿Por qué en agosto votaron más a UNEN que a usted?
-No confronto personas, sino ideas. UNEN es el camuflaje de un proyecto «carriocéntrico». Agosto fue para ellos la oportunidad de constituirse, octubre será su desintegración.
-Pero la gente los votó?
-Carrió es inconsistente, Pino es incoherente, Lousteau no es ni coherente ni consistente: Palermo, farándula y la 125, además del decreto del tren bala. Que una denunciadora serial como Carrió nos explique eso. ¿Por qué, si hay que salvar la República, no fue ella candidata a senadora? Quiere ser candidata a presidenta en 2015? ¿otra vez sopa? Vamos…
-¿Le da lo mismo que la banca sea de Filmus o de Solanas?
-No me da lo mismo, pero los antecedentes no me aseguran que Pino termine votando cualquier cosa.
-¿Contra el kirchnerismo nada?
-Para mí, Pino es invotable, porque «hizo todo K». Pero Filmus sostiene su obediencia debida, es uno de los artífices del pacto con Irán, que no se puede votar. Tanto él como Cabandié son la vieja política, y la forma en la que reaccionó Cabandié es de derecha, las frases que utilizó, como correctivo, son las de un «facho».
-¿Dónde se para el macrismo?
-Queremos dividir entre pasado y futuro, discutir cómo sentamos las bases de la alternancia en 2015. A los que vienen por todo, nada.
-Pro se vende, justamente, como diálogo y tolerancia?
-¡Claro! A través de la alegría, la mirada al futuro y el optimismo le ponemos límite a la intolerancia. Hay que pararlos por medio de la República, división de poderes y volver a definir palabras como futuro, equipo de trabajo, respeto y ley, que se perdieron por la toxicidad camporista.
-Pro parece priorizar la gestión y el marketing electoral?
-Precisamente mi función es alimentar y completar la alternativa. Somos la única fuerza que toma la política como servicio, rendimos cuentas.
-Alguna vez le cuestionaron no defender la gestión de Macri?
-Eso fue en 2011, cuando acababa de llegar. En 2013 defiendo la gestión, que es una parte de la visión que tenemos sobre el país para 2015.
-Los actos de Pro fueron breves. ¿Fue una campaña vacía?
-No. El acto es pequeño, pero el antes y el después es lo importante: vamos en subte, en tren, hablamos con la gente, y eso no sale en los diarios.
-¿Qué le criticaría al Gobierno?
-Me duele que haya instalado la violencia cultural, y eso lo vemos todos los días: te maltratan, hay odio, rencor y venganza. El cristinismo es una secta fanática, un accidente electoral que devino en novela familiar.
-¿Cómo se ve el 27 a la noche?
-Comprometido con el futuro. No tengo dudas: los vecinos nos van a acompañar, tienen la sofisticada especulación del día de la encuesta, pero también el pragmatismo para elegir a quienes garantizan cambiarles la vida para mejor. .

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2 comentarios en «Sergio Bergman: «Carrió no puede gestionar nada, ni a ella misma»»

  1. Lo que sucede es que macristas y kirchneristas andan en negocios non sancto y Lilita los ha deschavado. Para mayores precisiones, consultar a Cabandié.

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