[Publicado originalmente como comentario en La Cooperativa de Blogs]
Aún en el apogeo del “quesevayantodismo” que arreció luego de la crisis de diciembre de 2001, el PJ y la UCR nunca dejaron de controlar los resortes del poder territorial a lo largo del país, una de las bases del poder político real. Pero la situación actual de ambos partidos es muy diferente entre sí. Es absolutamente cierto que el PJ mezcla de todo en términos de posiciones políticas (y el peronismo en sentido amplio aún más), pero tiene en Perón una figura aglutinante (a la que usan para sostener posturas opuestas). La UCR vive una larga agonía. La aparición del peronismo cantonó a la UCR a un rol de institucionalismo (real o ficticio) antiperonista, pero hacerato que carecen de cualquier identidad aglutinante. No han sabido construir otro liderazgo que reemplace al de Alfonsín y la partida de Carrió los privó de la única personalidad carismática que tenían en el período postalfonsinista. La partida de Carrió para formar el ARI los privó también de los elementos más de centroizquierda, la mayoría de los cuales se iría a su vez para formar el SI. La presidencia de De la Rúa constituyó una debacle para el partido, y llevar un candidato peronista a la presidencia en el 2007 difuminó la identidad antiperonista (identidad de miércoles pero identidad al fin), que supieron capitalizar mejor otras figuras de otros partidos. Y el mamarracho del vicepresidente opositor hizo trizas cualquier ilusión de representar un verdadero institucionalismo, más allá del discurso gomoso del hombre del corazón parlante en ese sentido.
Lo que sigue teniendo el PJ (y que la UCR parece haber perdido hace tiempo) es una vocación de poder que sabe plasmarse en acciones concretas. Un caso parecido es el del PS en Bélgica. A mí me llamó muchísimo la atención una nota que leí luego de las elecciones del 2009, que pasaba revista a los actos de los diferentes partidos que habían participado. En el del PS estaban preocupados por el retroceso electoral (que finalmente no fue tan grande), debido en parte al crecimiento del partido Écolo, pero lo que me resultó notable fue el comentario de un militante socialista, que aseguraba que se recuperarían ( y de hecho formaron gobierno -hay régimen parlamentario- en Valonia y Bruselas con Écolo y la ex-democracia cristiana. el CDH, aún y cuando los liberales del MR eran el partido más votado en Bruselas) y definía como rasgo central de su partido «la vocación de poder». También es interesante a los intendentes socialistas en Francia. Bélgica y España también se los llama «barones».
En Argentina es alentador el surgimiento de neuvas fuerzas que parecen haber comprendido la importancia de una construcción que cubra las diferentes instancias del poder estatal, a diferencia de otras construcciones más antiguas que también se postulaban como alternativa al bipartidismo pero estaban más centradas en lo legislativo y lo mediático.