El compañero Hal parece aventurar en su post de hoy que el conflicto Gobierno vs. “Campo” estaría encaminándose hacia una resolución que, a la vez que significa un torcimiento involuntario en la dirección de las políticas del Gobierno, comporta el triunfo de los planteamientos del “nuevo sujeto agrario” encarnado por los pequeños y medianos productores de la zona núcleo, representados por la Federación Agraria.
Me permito no responder sus aseveraciones, pero sí aportar una interpretación un tanto disonante. Digamos que algunos acertados conceptos del compañero, quedan excluidos de mi texto.
Disonante porque reconozco verdad en que se ha instalado un debate postergado largamente, en torno a varias de las aristas que reclamaba este nuevo sujeto agrario (cuya fisonomía no es, a mí entender, la que se le ha otorgado, y también eso discutiremos), pero no acuerdo con ubicar en el mapa ideológico los planteos de este sector en la vereda opuesta a los de los “pooles” de siembra (a quienes nadie parece defender hoy en día).
Empecemos por la caracterización del famoso Nuevo Sujeto Agrario. Se ha hablado mucho de este tema, pero desde este lado del mostrador no hemos sido lo suficientemente eficaces como para instalar la idea de que el sector agropecuario que ha motorizado el conflicto con el Gobierno, lejos está de identificarse plenamente con lo que podríamos llamar “pequeños productores” y lejos está de ser la voz representativa de los intereses del Interior.
Si bien los productores sojeros que explotan campos de pocas hectáreas en la zona núcleo, o poseen tambos chicos en la cuenca lechera, pueden considerarse, en muchos casos, productores medianos o pequeños, no agotan en sí mismos el término.
La categoría “productores pequeños” responde también a la caracterización de infinidad de productores que no producen soja, ni ningún commodity cuya comercialización ofrezca rentabilidades tan altas, que no tienen tan altos rindes en los suelos que explotan, que a veces explotan extensiones más pequeñas, que ven afectada una proporción mucho más alta de sus costos al flete terrestre, y que en medio de este conflicto, fundamentalmente empujados por la polarización (y no por la “pasión”, es cierto), han cerrado filas con el Gobierno, resaltando la falta de representatividad que encontraban en la mesa de enlace, pero sobre todo en la conducción de la Federación Agraria, de la que algunos se alejan inexorablemente.
En paralelo a este reconocimiento, podemos trazar líneas de continuidad entre estas sutilezas analíticas y las que nos permitan fragmentar el término Interior. Hay varios “interiores”, y el Sur de la provincia de Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires menos Conurbano, Sur de Entre Ríos, y partes de La Pampa, San Luis y Chaco no pueden arrogarse la representación de un sustantivo colectivo que los contiene pero no se agota en ellos, y que bajo el prisma de una matriz de análisis distinta contiene intereses múltiplemente contradictorios y excluyentes.
Entonces, sin negar la existencia de este Sujeto y su importancia política, nos embarcamos sí en la “batalla” cultural por resistir las intenciones de ofrecer imágenes bucólicas o tal vez victimizadas del mismo (no en el sentido de mostrarlo como víctima de este conflicto, sino como uno de los actores más débiles del aparato productivo nacional).
En esta dirección, estos productores representados por la cara visible de la conducción de la Federación Agraria, han tenido planteos a lo largo del conflicto que exceden en mucho las concesiones que el Gobierno fue haciendo (entre las que se destacan las compensaciones, pero como señala Hal hay bastante más, a pesar de la “soberbia”). Y hasta es público que estas concesiones tampoco los conforman.
Si la hipótesis de máxima del conjunto del que forman parte es retrotraer la situación al 10 de marzo (con retenciones a la soja del 35%, pero con un precio largamente superior), es por lo menos ambigua la idea de que los intereses de los pooles y los mencionados productores no confluyen. No sólo por camaradería.
La clave está en que cierran filas en la defensa del Sector Primario, exportador de granos. La base de sus planteos no es ampliación de la competencia en contra de la concentración en su mercado, sino la supervivencia de la producción agropecuaria como producción fundamental (y tal vez, como consecuencia no deseada de la suba internacional de precios) exclusiva en el aparato productivo nacional. Por eso la reacción ha sido mancomunada. Porque ven en las retenciones la amenaza de que el Estado intervenga a favor de la no reproducción del famoso “el campo salvó al país”.
Por eso, también, las compensaciones y demás concesiones que el Gobierno hace al nuevo sujeto agrario, no son motivo de festejo por parte de éste, y hasta tal vez ni siquiera sean aceptadas (les gusta más la postura opositora de la CC, el PRO y la UCR, seguramente). En todo caso, este nuevo esquema, que incluye la reformulación de parte (sólo una parte) de la política agropecuaria del Gobierno (y que por otro lado no contradice sus direcciones fundamentales), que aparentemente significaría un giro involuntario hacia la “izquierda” inducido por la voluntad del nuevo sujeto, no son más que una salida intermedia que intenta romper filas al interior del colectivo empresarial agropecuario, buscando con el ruido despertar algunas contradicciones adormecidas por la omisión de los líderes de FAA (tan ocupados con este tema de la soja, no pueden pensar en todo). La prueba más clara es que el conflicto se hubiera terminado el 12 de marzo si el Gobierno decidía volver las retenciones para atrás. Con esa concesión hubieran resignado su Ley de Warrants, su Ley de Arrendamientos, etc.
Por eso, mientras seguimos esperando el amanecer, igual que Atahualpa Yupanqui, le preguntamos a la guitarra: ¿Por qué la noche es tan larga?.
Todavia hay gente que cree q lo q se discute y polariza tanto es el tema DE LAS rETENCIONES?
la noche es larga porque alguien está tapando al amanecer.
La pertenencia a una organización no es por tamaño.
No es que una vez que te va bien y creciste te borrás de la FAA y te hacés socio de la Rural.
Sos de la FAA porque tu viejo, que era un pequeño arrendatario, fue siempre de la FAA.
Y si tu abuelo era un gran ganadero, y tu viejo se la patinó y heredaste 200 ha, la Rural no te expulsa diciéndote que te has socio de la FAA.
O sea que la representación es forzosamente cruzada, cuando hablamos de las bases.
Por eso quieren subir las compensaciones a 3000 tn.
Por otro lado, nadie olvida los discursos de Cristina, ni los reales o adjudicados a Nestor o a Delía.
Agregale que mu8chos de los que estaban en la ruta no eran sojeros, también había pequeños ganaderos con cuentas a cobrarle al gobierno desde hace 3 años.
Las explosiones de malhumor colectivo no se pueden analizar exclusivamente como si se estuviera ante una medida de fuerza de un sindicato verticalizado.
Ni tampoco desde el punto de vista exclusivo de loa intereses concretos de cada actor, que difiern bastante entre si.
Como dice Hal sin duda que triunfan los pequeños y medianos productores sojeros de la zona núcleo. Pero el NSA no existe, es una creación casi literaria. Acá hay problema de plata, MUCHA plata. Los gringos fueron, son y serán así, como se expresaron, con poca delicadeza, arrogantes, ambiciosos…..nada mas (ni nada menos) que ahora encontraron quienes le viabilizaron la protesta, porque son parte de esa red que se configura por la impresionante masa de plata que dan las 50 millones de tn. de soja por años mas el otro cultivo que puede hacer, mas los negocios que siguen haciendo comprando campo e invirtiendo fuera de la zona pampeana, mas cientos de negocios que se pueden hacer con uno tiene cash. Creo que el gobierno hizo (en los últimos 4 años) lo imposible para que se unieran las cuatro entidades. No tuvo política agropecuaria y ahora se la sacaron a los empujones. Mas vale tarde que nunca.
Mariano,
Me parece que la razón por la que las compensaciones no entusiasman a la FAA es por que a nadie le gusta darle su dinero al Estado, para luego esperar a que se lo devuelvan. Si la aceptás, será por que no te queda otra, pero es una propuesta que en Argentina no entusiasma a nadie.
En Argentina hay crisis de financiamiento periódicas por parte del Estado, demoras en las devoluciones, cambios de reglas, créditos fiscales que nunca se puede convertir en efectivo, pago de deuda en bonos y otros mecanismos que se han usado miles de veces y que, para un pequeño o mediano productor o empresario — con poca espalda para aguantar — suelen ser un mal negocio.
Y eso, sin tomar en cuenta que esa plata se la «prestas» a un tipo que prometió ponerte de rodillas.