Una lágrima y un recuerdo, don Héctor Jota, campeón de la lealtad y de la palabra. Nadie hizo tanto en tan poco tiempo. Nadie, que yo recuerde, cumplió como usted con sus promesas y sus compromisos, sin gritos ni alharacas.
Todo puede perdonarse, menos la ingratitud. Un bronce ahí…
Agradecido sobrino.
Un abrazo al Tío, que se lo merece.
Un justo homenaje a una gran persona como Cámpora.