Por estas cinco opiniones, consejos que publicó por supuesto La Nación, son las razones, los fundamentos que finalmente me convencieron:
1) El nacionalismo económico de los Kirchner está llevando al país a un callejón sin salida», publicó hoy en su edición impresa la revista británica The Economist.
(ahí ya lo tengo claro de qué lado tengo que estar)
3) En una breve descripción de la situación, el artículo señala que hace cien años, la Argentina «era uno de los países más ricos del mundo», que en los 60 «se enorgullecía de ser el más próspero e importante» país latinoamericano.
(Cuando eramos funcionales al imperio como «granero del mundo», agroexportadores)
4) Sin embargo, en la nota se considera que la Argentina todavía tiene una oportunidad: «a pesar de su larga historia de malos gobiernos, la Argentina todavía tiene mucho a favor», dice, porque «el mundo necesita a sus trabajadores del campo, y a los turistas les gusta su cultura».
(por suerte nos dan el consejo clave para definir a qué nos vamos a dedicar: laburar en el campo y entretener a los turistas)
5) La revista destaca que las elecciones legislativas del 28 de junio ponen en juego «el poder y tal vez la permanencia» de la presidenta Cristina Kirchner y su marido. Para concluir, la nota señala que los argentinos deberían usar su voto para que las elecciones provean «un Congreso más independiente, lo que obligaría a la Presidenta a gobernar de manera más consensuada».
(adivine a quiénes votarían si tuvieran la nacionalidad argentina?)
Gracias The Economist por orientar mi voto.
Es así para ellos. Nos dicen vos conformáte con esto. Indirectamente nos dicen, uds. no dan para más. La indignación que esto me provoca es indescriptible. Para muchos que ven en De Narváez o Prat Gay la solución, no se olviden que ellos son funcionales al Imperio. Cualquier cosa menos Gorilismo o PRO.
Así es compañeros, para no equivocarnos, lo más sencillo es agarrar La Nación y elegir el camino opuesto.
Hace cien años éramos un país pobre, que alimentaba a otros países, más ricos que el nuestro, a cambio de que nos dejaran entregarles nuestros recursos (cuesta hasta redactarlo). En los años 60 éramos otra cosa, y si nos enorgullecíamos de ser el más próspero e importante país latinoamericano, era porque éramos los más desarrollados industrialmente, porque éramos de los pocos en los que «el campo» prácticamente no tenía peso político.
Perdón, ¿el punto 2?
Marcelo