Sonetos políticos y esdrújulos que incluyen: una opinión de la conformación de la alianza opositora, un manifiesto pro-democracia gris a la Beatriz Sarlo, un elogio aliado del devenir feminista de Cristina y un brulote antimacrista de inspiración góngoro-quevediana. Si no se postea acá, ¿dónde?
Y, sin más trámite, nuestros sonetopolemistas (¿?), por orden de aparición:1) Alejo Steimberg, 2) Federico Reggiani, 3) Oscar Steimberg y 4) Darío Steimberg.
1) Dinámica centrípeta
Yo veo una dinámica centrípeta
focalizada en el PJ orgánico.
Me importa un cuerno si es amor o pánico
o que al ungido acusen de heredípeta.
Pocos en pie ya quedan en el áspero
juego de bellos tronos democráticos:
no creamos que hechizos matemáticos
nos cubriran de joyas de oro y diáspero.
Que termine bien lejos el histérico
que se pierda en delirios autoeróticos
y apueste por victorias epilépticas:
las elecciones no serán ascépticas
y no hay tiempo para votos narcóticos.
¡Adiós, liberalismo cadavérico!
2) Político y antiépico
Misterios: en sistemas democráticos
(aun cuando son sistemas estadísticos)
siempre aparecen con recursos místicos
para darnos retratos hagiográficos.
Embellecen sujetos más bien rústicos
con oropel de contenido mágico,
les parece un fastidio si no es trágico,
necesitan canciones, son acústicos.
Sinceramente, votaría políticos
que sean más tediosos que un gramático
y no sepan de cónclaves jesuíticos;
sin épicas ni acólitos acríticos.
No quiero edades de oro ni un fanático,
yo me quiero aburrir sin ansiolíticos.
3) Asir lo teórico en el ático
Ella supo mostrar el complejísimo
armarse de un decir que fue didáctico
sobre lo terrenal o lo galáctico,
lo ya enraizado o lo novedosísimo.
Porque sobrevivió a lo pospolítico
denunciando lo grave de lo práctico,
o los vacíos de lo paratáctico
en el discurso pobremente crítico
del que la va de héroe apocalíptico
o no quiere enterarse del pronóstico
que cada día es el mensaje aurático
para insistir en su murmullo críptico.
Hay que ser mina en este tiempo agnóstico
para asir lo teórico en el ático.
4) Un espectáculo
Pedir cárcel sin más, sin pruebas fácticas,
ver hundir ministerios que son básicos,
apoyar presidentes monofásicos,
defender asesinos: meras tácticas.
A vicepresidentas presintácticas,
diputados agentes y jurásicos
senadores, a espías (que son clásicos)
justificar con garbo: son sus prácticas.
¿La desocupación?, un mal teórico;
que aumente la pobreza no es obstáculo;
un diario negador siempre de oráculo;
endeudarnos de más, el gesto histórico.
“¡República!” es su grito más folklórico:
votante liberal, un espectáculo.