Un solo week-end no revolucionario es infinitamente más sangriento que un mes de revolución permanente

Escribí esto meses atrás después de perder 6 fechas (o más ya no recuerdo) en manos de las clausuras alentadas por el gobierno de Mauricio Macri. O sea antes de Beara y su fatal entrepiso. En ese momento recién pensabamos la posibilidad de construir algo como «Buenos Aires Clausurada« que derivó en sets del Cancionero del Futuro. Sin darme cuenta use la palabra cancionero en este texto, que luego fue rescatada por Fede Novick para llevar adelante fechas que denunciaran la situación extrema en la cual nos encontramos los músicos y diversos productores de cultura en este momento, pero siempre tocando, nunca dejando de lado lo que creemos es nuestro motor cotidiano. Este texto fue revisado por Daniela Ruiz guitarrista de Los Galgos, banda que llevamos junto a Martín Ramos Mejía contra todos los pronósticos posibles. Este texto también fue leído, intervenido y alentado por otras personas que decidieron no dejarnos tan solos. Me gustaría hacer lo mismo, que algo de esto sirva para que podamos finalmente construir un lazo colectivo que valide el hecho de volver a cantar una canción una vez más.

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El día que Cromañon ardió no solo se cobró decenas de vidas, también se llevó la ciudad de Buenos Aires tal cual la conocíamos y con eso el circuito cultural al cual estábamos habituados, del cual éramos partícipes ya sea como espectadores, productores o ambas cosas. Supimos ser público y también estar sobre los escenarios de una ciudad que se iluminaba cada noche de jueves, viernes, sábado, domingo. Si muchos de nosotros sobrevivimos al menemismo fue en parte por la resistencia cultural que se encendía en la noche, mientras el país desvastado se caía. No es cuestión de colocar a la época pre Cromañon como una época dorada falta de contradicciones o errores. Pero si es cierto que hoy frente a las políticas culturales actuales, o más bien gestión palabra que define el macrismo con precisión, el pasado se ve más encendido, más luminoso. Pero de eso no vivimos y tampoco queremos vivir. Lo que nos preocupa es el hoy, es el ahora, es el próximo fin de semana y las canciones que no encuentran su lugar. Esto último no es una metáfora. Las canciones y quienes las producimos carecemos día a día de lugar para poder hacer aquello que queremos hacer y que hoy es visto como un crimen o un potencial peligro. Salir a tocar, hacer música, dejar que las sensibilidades circulen, fomentar el encuentro entre personas, unir lazos, dar espacios de contención, convivir, conocerse, crear, alentar la cultura, recibir a un público, intercambiar pensamientos, intercambiar críticas, intercambiar nuestra música, alentar  la apertura de nuevos lugares, respaldar los centros culturales, las galerías y los pequeños bares, desarrollar una obra, aportar a la cultura de una ciudad, aportar a la vida de la gente, combatir la precarización de nuestro lenguaje, alentar el deseo y mantenerlo vivo. El deseo propio, el deseo ajeno, el deseo de los colegas, el deseo del público, el deseo de todos aquellos que creen que la música es un lenguaje tan directo y certero, tan sensible y necesario, tan cotidiano y amoroso; que no se imaginan la vida sin él. ¿Cómo sería una ciudad sin música? Inhabitable.

Todos nos definimos a partir de nuestra cultura, solo que en los últimos años lo que empezo a definir nuestra idiosincracia cultural fue el consumo, lo que provocó que las divisiones se hicieran aún más fuertes. En una historia musical, signada por el antagonismo y la rivalidad, se hace difícil pensar; la muestra más brutal fue Cromañon. No pensamos conjuntamente la muerte de chicos de nuestra generación quizás porque no eran de nuestro palo. Quizás porque nosotros jamás dejaríamos a nuestros niños en una guardería baño. Quizás porque nosotros no escuchamos esa música. Quizás porque somos mejores que el rock chabón, somos mejores que el rolinga, somos mejores que las bandas del oeste que montan su construcción sobre todo lo que despreciamos. Y en el camino nos olvidamos de los grandes periodistas de rock que alentaron esa cultura, los mismo que hoy intentan, sin lograrlo, colocar bandas que representan todo lo contrario de la vivencia barrial. Los mismos que intentan construir en el Pity Alvarez un mix acabado entre cultura y barro. En el camino nos olvidamos que los que nos hacen las entrevistas hoy son los que alentaban la bengala ayer. Y en el camino encontramos que la fuerza brutal de Callejeros sigue adelante y nosotros no. Que el recital de la vuelta de Viejas Locas nos dejo un chico con el cráneo roto y sin justicia. Que el Ferro de Las Pastillas del Abuelo se llevo una chica, una niña en realidad de menos de 18 años. Callejeros consigue la absolución y toma por asalto los escenarios. A nosotros mientras tanto nos toman por asalto los dueños de las habilitaciones. Pagar por tocar esa es la ley. ¿Cual es la percepción de nuestro oficio? ¿Vale algo lo que hacemos? ¿El tráfico emocional de nuestra vida privada, la sintesis de nuestros sentimientos incontrolables….no vale nada? ¿Todos estos años de vida, todos estos años de gente, todos estos años de experiencia, toda esta juventud, todas estas ganas para….. cantar canciones para nosotros mismos? El núcleo de las canciones que queremos dejar mañana radica en lugares privados. Para el chico que esta solo y espera. Para la chica que duerme con la camisa grunge. Para los que estan desesperados por tanto amor. Para los que quieren cambiar las cosas. Para los que saben que el único peligro real radica en no saber cuanto puede un cuerpo.

Ahora la pregunta es qué hacer. Reaccionar es la primera gran acción y no hay tiempo de discutir si es muy tarde o es muy temprano. Limpiar la maleza para dejar el pasto que tenemos en común es una buena premisa. De la misma manera que ningún amor original, quizás tampoco ninguna canción lo es, pero es imposible negar el contagio amoroso de ambas cosas. Entonces quizás la palabra sea contagio. La palabra política esta desterrada de nuestro vocabulario y con ella sus argots, sus estrategias, sus maneras. Porque no es lo mismo dividir una sociedad que politizarla. No es lo mismo sembrar bandos que alentar al pensamiento crítico. No es lo mismo tocar que no hacerlo. Entonces la palabra es contagio, de la energía de uno a otro. Alentarse, empezar con los compañeros de nuestras propias bandas y después de preguntarles cómo están, preguntarles qué queres. ¿Qué estás pensando?. Alentarlos a buscar lugares y si los cierran a defenderlos. Movernos de la comodidad y comenzar a transitar el camino de la incomodidad. No estamos cómodos si estamos en casa, nosotros no gestamos todo este sonido para encerrarnos en cuatro paredes.  Para eso esta el núcleo seguro de una banda, para darle palabra al cancionero del futuro. Poco importa si nos hacen notas del disco que estamos por sacar si ese disco no va a poder ser tocado. Poco importa si algunos de nosotros pueden pagar por tocar si contribuimos a la privatización de una cultura; si vos podes pagar acordate que otros no y quizás esos otros en este país, en este contexto, son la mayoría. No hay que resignarse, si nos dicen que pedimos demasiado es porque lo merecemos. Si te dicen que lo que pedís es imposible es porque estas siendo realista. Si te dicen que salir a pelear es la previa a ser derrotado, no te mienten, pero esa es nuestra canción. Quizás es hora de tener una canción colectiva.

Ahora decide el deseo de cada uno de nosotros. Ahora después de leer y escribir, pensar un poco. Discutirlo con tus pares, tus colegas, tus amigos, tu público, tu gente y algunos desconocidos también. Que se movilice tu cuerpo al ritmo de la música. Empeza a contar los días hasta el viernes y preguntate que vas a hacer. A dónde vas a salir a tocar a quién vas a ir a ver. ¿Cada vez hay menos? ¿Cada fin de semana es más breve y cada semana es más larga? ¿Siempre es lo mismo? ¿Todo el tiempo las reglas las ponen los otros? ¿Nosotros no estamos ahí? Vení a buscarnos como nosotros te buscamos con estas palabras. Salí a buscar los lugares que nosotros no queremos que cierren o sean perseguidos. Volvamos a poner a la humanidad nuevamente en el centro del círculo. Porque un solo fin de semana sin canciones es infinitamente más sangriento que un mes de canciones permanentes.

Acerca de Helena

Me llamo Helena, nací en el oeste y vivo en el barrio de Boedo. Estudie cine en el IDAC y fotografía en la escuela popular de La Boca. Me dedico a la música organizando fechas para el circuito de bandas indie, desde mi banda Los Galgos, desde distroiart rec y desde medios digitales como velvet rockmine o germen terror (chile). Crio una fauna de 2 gatos y una perra. Vivo enamorada.

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11 comentarios en «Un solo week-end no revolucionario es infinitamente más sangriento que un mes de revolución permanente»

  1. No se los rolingas si se que el rock chabon o la chabonización de cualquier género (incuido el indie o el under la palabra que más te guste) no viene dando buenos resultados. La precarización de cualquier expresión cultural en nombre de lo popular, o hasta lo nac & pop, viene dejando muertos y esos muertos no suscriben a una clase social. El hecho de instalar un tipo de música en donde el pibe del barrio le cuenta al pibe del barrio sus penas compartidas es por lo bajo perverso ¿acaso Los Piojos, La 25 o La Bersuit viven o vivieron en su momento en la misma situación económica que sufrían muchos de sus fanaticos que contribuyeron a que ellos salieran de la misma?

    Se que un nosotros construido mediante un lazo social al menos honesto puede tener chances de volver a generar un público que no termine muerto en un recital de Viejas Locas o Las Pastillas del Abuelo. Por eso mismo también estoy en contra de cosas como estas:

    http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/no/12-3430-2008-06-05.html

    saludos

    1. en terminos artisticos, a mi me puede gustar mas intoxicados que Spinetta y no tendria nada de malo. Creo que no te referis al aspecto artistico en si. A eso de «la degradacion de la música» porque ya no hay Spinettas o fitos paez, que se yo.

      No creo que todas las expresiones populares que se desarrollan en ambientes precarios ( rock chabon, cumbia,etc) impliquen un engaño conciente por parte de los musicos hacia su publico. Fijate el caso de los Redondos, una banda que no fomenta eso que su musica genera.

      nada te justicia ser un pelotudo inconciente, claro.

      1. Claro en todo caso es el aspecto estético y político. Hay degradación en la música también más allá de Spinetta o las grandes ligas del rock, porque no hay under, no todo debe ser masivo, festivalero, con aguante, trapos y códigos de masividad porque entrar en una presión para las bandas del todo o nada. Tengo una banda y se que jamás tocaremos en estadio ni en el gran rex a mi eso no me genera ni conflicto ni dolor, es saber que estoy haciendo, en que momento, para quién y en que marco histórico.

        Con respecto a lo que decís de los redondos es otra cosa, pero también les paso Bulacio. La data que tiraban los redondos era la misma que podñia tirar Spinetta tan solo titulando a un disco Artaud. La clave esta que tanto los redondes como spinetta son tipos de barrio, eso es innegable, pero su información, escucha y música es claramente otra. Lo mismo para Babasonicos, son de zona sur no son de barri parque. Entonces que es hablar del barrio, que es precarizar la música.

        Hay que pensar el paradigma cultural para dar también con otro lenguaje musical que sin ser elitista, como también ocurre, lleve lo popular a un lugar que no sea el reviente por el reviente mismo o el aguante por el aguante mismo.

        saludos y gracias por comentar y ayudarme a pensar en ese nosotros

    2. No entiendo lo que decís, Helena. A mi me gustan esos grupos que a vos no te gustan. No los considero deshonestos. Si volviese a agarrar la guitarra aramaría una banda así. ¿Porque pensás que hay allí un vínculo deshonesto?¿En base a qué?¿Y que es un «vínculo honesto» y quien lo juzga?

      No se, me suena a sermón. Me suena a mi-preferencia-estética-subjetiva-y-caprichosa disfrazada de superioridad moral. Que cada uno haga lo que quiera y cante de lo que quiera.

      1. Te podría haber pasado a vos corazón ¿O llamás un arquitecto especializado en seguridad cada vez que tocás?

        Feo tirar con muertos para defender una inclinación estética arbitraria como cualquier otra.

  2. Ahora tampoco va a haber fiestas privadas con bailongo, y mucho menos con grupo en vivo.
    Pero todos, incluída la política, claman por mayor seguridad, y cada vez que hay un incidente, tiemblan los gobiernos.
    Con el tiemepo, en ese aspecto, nos iremos pareciendo a Finlandia, con lo bueno y lo malo de allá. (No es una movida noctura muy interesante, pero es muy segura)

    1. Es este delirio

      http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1305150

      Que contiene párrafor increíbles como este:

      «Vamos a parar la pelota. Decidimos no entregar más [excepciones por la resolución] 1010 en lo que se refiere a diversiones públicas: son aquellas en las que el público participa, o sea, bailes. Esto, a diferencia de los espectáculos en los que el público no participa, como los grandes recitales», dijo Farrell ante los diputados.

      ¿El público no participa de los grandes recitales? ¿No participo en cromañon? ¿No participa bailando o saltando en grandes, medianos o pequeños recitales? ¿Es pasivo el público?

      «No podemos hacer una normativa para generar más ilegalidad. Porque, después, van a terminan haciendo fiestas en las casas y se van a venir abajo los edificios»

      ¿Van a verni a mi casa? ¿Van a ir casa por casa? ¿Si quiero festejar mi cumpleaños lo suspendo? ¿Si vivo en planta baja subo hasta el tercer piso para justiticar este disparate?

      Es gente que no sabe, no sabe absolutamente nada. Como los que creen que esto es menor, sin deterse a pensar que se vienen perdiendo decenas y decenas de fuentes de trabajo y se termina precarizando más no solo al músico, también al que trabaja en un bar o al que perdió la posibilidad de tener una entrada extra en un centro cultural y sigue la lista.

  3. Me parece muy dudoso nuestro destino finalndes luego de Cromañon nos podia dalir a ninguna parte y hoy 5 años despues tenemos dos derrumbes (no se olviden del gimnasio aunque sea de otro rubro) y un par de cadaveres mas.

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