Una verdadera lástima

A veces me gusta recordar lo que pensaba políticamente hace más de veinte años. Hoy tengo mis ideas mucho más claras – como cualquier hijo de vecino – pero lo que recuerdo que pensaba me sirve para pensar hoy con más claridad.

Recuerdo, por ejemplo, que durante la campaña presidencial de Angeloz pensaba: “Este tipo quiere ganar pero no quiere gobernar. Quiere ocupar el sillón para que nadie gobierne, para que otros no hagan lo que proponen.” La ideología liberal es esencialmente eso: no gobernar ni dejar gobernar, que gobierne el mercado. No sólo “laissez faire”, dejar hacer, sino “ne pas faire”, no hacer.

De a ratos juego al historiador, lo que también me ayuda a pensar en términos políticos. Buscando hace algún tiempo material para escribir sobre ciertas batallas, descubrí que las más grandes nunca pueden ser descriptas por completo. Sobre la batalla de Caseros, por ejemplo, se pueden conseguir decenas de testimonios, todos muy contradictorios entre sí:  el campo de batalla fue tan grande que cada militar relató solamente el pedacito que alcanzó a ver. Ni siquiera es posible relatarla en base a dos o tres relatos, se necesitaría el relato de alguien que haya visto casi todo; y ese relato no existe.

Esa experiencia me hizo ver cuánta verdad hay en el comentario de Jauretche, cuando decía que cada soldado cree que su esfuerzo personal en un remoto rincón del campo de batalla tuvo una importancia crucial para la victoria en la guerra.

Análogamente, los productores agropecuarios creen que el crecimiento de estos últimos ocho años se debe exclusivamente a ellos, que gracias al aumento de la producción agraria y de su valor que estamos tanto mejor que antes. No gracias al esfuerzo de toda la comunidad, no gracias al crecimiento combinado de toda la economía, no gracias a los muchos años de dólar sobrevaluado. La mayor parte del crecimiento del país, y la totalidad del mérito del crecimiento de sus economías personales se deberían exclusivamente a ellos, a su sector en particular, a su esfuerzo personal. Jamás, por supuesto, al gobierno.

El sector rural se ha derechizado, se ha asignado a sí mismo todo el crédito, pretende llevarse todas las ganancias.

Es sólo un ejemplo – que conozco de cerca – pero se puede aplicar a muchos otros grupos sociales, a casi todos aquellos que están mejor que los demás: en estos años pudieron agrandar su negocio, ahora ganan mucho más, están mucho mejor. Siempre el mérito es de ellos, nunca de los demás. Nunca, claro, se lo deben al Estado.

No es sólo incapacidad de mirar el conjunto, sino también al deseo de aparecer como el principal responsable de los propios éxitos. A nadie le gusta decir que triunfó de puro culo; cuando fuimos estudiantes aprobamos los exámenes o nos bocharon, nunca nos aprobaron ni reprobamos.

Quienes se asignan a sí mismos el mérito de todo lo que ha mejorado en su propia vida no esperan tener que agradecerle nada a otro, y menos aún a algo tan impersonal como el Estado. Eso le quitaría mérito a su propia acción ante sí mismos y ante los demás. No es que estemos todos un poco mejor, ellos están mejor gracias a sí mismos, y muchos de los que los rodean les deben sus mejoras a ellos; el Estado no tiene nada que ver con la mejora de su nivel de vida, todo el mérito es suyo. Eso sí, cada uno de sus fracasos es culpa del Estado, culpa de los obstáculos que les puso el Estado, culpa de la inacción del Estado en materia de seguridad, justicia y vías de comunicación, únicas tareas de que creen que debería ocuparse el Estado.

En ese esquema, lo único que puede hacer el Estado es obstaculizar su libertad de acción, “mis libertades”, como dicen los liberales. Lo mejor que puede hacer un gobierno por ellos es destruir el Estado: dejarlos contratar libremente los servicios que ellos elijan y puedan pagar, dejarlos contratar libremente, sin trabas ni costos, a sus empleados. Dejarlos manejar solitos su propia plata, cobrarles impuestos muy bajos, en lo posible ningún impuesto. Eso sí, que el Estado les garantice la seguridad y la pavimentación de las calles.

Eso es la derecha: gente que está mejor que los demás y cuya única ambición es seguir estando por encima de los demás. Su única aspiración es que el gobierno no interfiera.

Si ésas son las ideas de la derecha, se entiende un poco más por qué vota a semejantes candidatos, por qué le caen tan bien las candidaturas de cualquier salame, como Menem, Bush o De Narváez. Tipos que no proponen absolutamente nada, excepto eliminar las distorsiones que el gobierno – éste o cualquier otro – introduce en el libre juego de la oferta y la demanda.

Un candidato liberal es alguien que aspira a ocupar el lugar desde el cual se puede cambiar la realidad, no para cambiarla sino para que nadie lo pueda hacer. Detener el funcionamiento del estado como reformador de la realidad, dejar a cada uno disponer libremente de sus derechos adquiridos.

No es necesario que su candidato sea una luminaria, ya que no está llamado a gobernar, sino a ocupar un lugar sin hacer nada para que no lo ocupe alguien con pretensiones de gobernar. Es más: para quien pretende que el Estado no haga nada – que casi desaparezca – un tipo inteligente es un peligro aunque piense como ellos, porque podría llegar a querer gobernar, a intentar cambiar la realidad.

El “ne pas faire” debe estar asegurado. El candidato no sólo no debe querer gobernar, no alcanza siquiera con que quiera no gobernar: debe ser incapaz de hacerlo. Lo ideal es que el Estado sea gobernado por una nulidad, un estúpido mediático incapaz de articular una propuesta o una promesa. Que no se comprometa a nada, que no proponga nada, que sea incapaz de proponer nada. Su plan de gobierno debe consistir en la nada misma, el vacío absoluto.

Es una verdadera lástima que Macri no se presente como candidato a presidente: hubiera hecho una excelente elección. Ha demostrado hasta el hartazgo ser un perfecto incapaz como gobernante, pero eso mismo lo hace un buen candidato para la derecha.

Marcelo

Acerca de el gaucho

Mi nombre es Marcelo y soy un productor agropecuario de la provincia de Buenos Aires, aunque mentes estrechas me han tildado de impostor por no pensar como la Mesa de Enlace. Católico sin exagerar, educado en un colegio caro y conservador de la Capital, los designios de Dios son inescrutables: soy peronista. Me apasiona la política y aún más la historia. Tengo 40 y pico de años, y los lectores juzgarán si en todos este tiempo aprendí a escribir.

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21 comentarios en «Una verdadera lástima»

  1. Me gusta la reflexión.
    Respecto a Macri y a los demás candidatos reconociendo que la idea de que CFK «ya Ganó» no era o al menos ya no es un castillo en el aire construido por los medios K, como dijo uno por ahí: No sé hasta que punto no es una manera de hacer alianza no por consenso sino por pura oposición, que como siempre es lo único que los une a los que no detentan el poder ejecutivo nacional en el Poder Ejecutivo Nacional. En criollo, no me sorprendería que el voto AntiK, se decante en un Antinéstor, una emergencia que hoy podría ser cualquiera, incluso Carrió, como emergencia fue Néstor frente al voto antiMendez.

  2. No sé tu perspectiva del sector rural; sin dudas hay gente que es como vos la describís, y otra que no. Yo que tengo que trabajar, siento que se necesitan medidas específicas para el sector (más que un tipo de cambio alto, que siendo ecuánimes, favorece a la industria tanto como al campo): caminos rurales transitables, que las rutas «pesadas» de camiones se hagan doble mano u autovía, que el tren a las principales plazas del interior sea un medio de transporte más (y no una aventura de horas imprecisas), más atención médica de carácter rural, más patrullas rurales, etcétera.

    Por supuesto que hay gente desagradable en el campo, de la misma manera que hay gente fenomenal. Eso de construír la épica de un enemigo a través de relatos fantásticos…bueno, más de uno se lo va a creer. Lo cual es una lástima.

    1. Sobre las medidas concretas que pedías, no podría estar más de acuerdo. Salvo, tal vez, las patrullas, que en mi zona funcionan bastante bien… ahora, porque hace cinco años sencillamente no había.

      No califico a la gente del campo, pero generalmente se adjudican a sí mismos todo el mérito y pretenden cobrarse toda la plusvalía (dirían los troscos). Como te darás cuenta, no puedo hacer una épica del enemigo siendo yo mismo parte del sector. Y yo tengo que trabajar como el que más, si pude subir esto que tengo escrito desde hace meses ayer fue porque estoy con angina (y coordino un montón de gente desde el celular).

      Saludos, y gracias por contestar.
      Marcelo

  3. Comparto la reflexión.
    Respecto a Macri, creo que le vendría mucho mejor a la derecha o a los liberales «libertarios» un candidato como Piñera o alguien como Sarkozy. Me parece que esos, activamente, quieren cambiar la situación, gobernar desde y para el «laissez faire».

    Saludos.

  4. No se (y no me interesa mucho) que le conviene a la derecha.
    Pero al sector rural pampeano solo nos conviene que nos dejen en paz. Que cobren bien los impuestos que pagan los demás empresarios y un mínimo de infraestructura conforme al crecimiento del sector.
    Toda la acción del estado en estos años ha sido perjudicial(o neutra en el mejor de los casos) para el agro. los compañeros de la Federación Agraria dicen que puede existir una «intervención virtuosa» en vez de la «intervención nefasta». Habrá que ver, todavía no lo vi.
    En cuanto a gobiernos, con los que han tenido los limítrofes en los últimos 15 años no habría problema.

    1. De esa actitud hablo, exactamente: creer que el mejor gobierno es el que menos se mete con nosotros. No hay que olvidar, por otro lado, que no hay peor estatista que un liberal que necesita un subsidio (no lo digo yo, lo dijo en voz alta un estanciero en un congreso CREA hace ya bastantes años). No sé ni me importa si siempre fuiste de derecha o si te considerás de derecha. Hoy, vos sos la derecha: todo el mérito es mío, toda la plata para mí…

      Por otro lado, es falso que la acción del estado haya sido perjudicial o neutra. Ha sido muy beneficiosa: el dólar alto que tuvimos durante un montón de años, con retenciones bastante moderadas, nos ha enriquecido y nos ha sacado de nuestra desesperante situación de hace diez años. Doy por supuesto que no sos nuevo en el sector, de modo que deduzco que tu memoria resulta muy selectiva.

      Por una vez en la vida, podrías diferenciar entre impuestos genales, como ganancias e IVA, y por otro lado impuestos por sector, orientados a corregir las desviaciones que causa en la producción el famoso «que nos dejen en paz».

      Como podés ver, me niego a considerar que destruir la acción del mercado en la economía es «normalizar». ¿Quién dijo que un mercado liberado a la libre competencia es normal? ¿Adam Smith? Si eso es lo «normal», no quiero normalizarlo. Ya bastante mal estuvimos con el mercado normal en los 90; y nosotros todavía pudimos salvar parte del capital, buena parte del resto del país perdió todo lo que tenía.

      Por último, estoy cada vez más convencido de que existen dos argentinas: una es la de quienes creen que está formada por individuos que no le deben nada a los demás, que sólo esperan que los demás los favorezcan o no los molesten. Por el otro lado, el de los que creen que somos una comunidad que puede buscar mejorar la condición de todos y que están dispuestos a sacrificar parte de sus hipotéticos derechos en aras de una mejora para la comunidad. Vos sos un arquetipo del primer grupo, yo quiero creer que pertenezco al segundo.

      Saludos, y que te mejores
      Marcelo

      1. La solidaridad con la comunidad y los menos favorecidos, que son los que la merecen, si se da por acción del estado. Para eso recauda los impuestos, que deberían ser lo más progresivos posibles. El problema es cuando un chacarero paga proporcionalmente más que techint, o que la familia kirchner, que ganan mucho más.
        En cuanto a lo que es normal, normal es que el agua corra para abajo. Podés conducirla un poco, hacer diques si te conviene, pero no mucho más. Ni la ley de la oferta y la demanda ni la de la gravedad se pueden derogar. También es medio rarar esa idea de que el estatismo es de izquierda y la actividad privada de derecha. El fscismo era muy estatista.

      2. En cuanto al mérito de la acción individual y la acción del estado, te diría que acá la acción individual o grupal de los productores, al triplicar(y un poco más) la producción en 20 años fue definitoria. Después podemos poner a los mercados internacionales que nos vienen favoreciendo mucho, después el clima, que salvo la catástrofe de 2009 fue bastante benigno esta década. Lástima el gobierno.

      3. Uh, varias cosas: yo hablo de la derecha, pero estoy bastante lejos de considerarme de izquierda. Si nos quedamos con la idea de izquierda y derecha y nada más, no alcanzamos a explicar ni la mitad de la realidad.

        Repito: hay dos clases de impuestos, los que gravan las cosas, las tasas de ganancias, en general, para financiar el Estado, y las que gravan ciertas actividades para dar ventaja a otras, como para direccionar las decisiones empresarias. Y yo sí creo que un chacarero debería pagar menos que Techint y que los Kirchner, sólo que también creo que los beneficiarios del dólar alto deberíamos pagar más que los que no se beneficiaron de esa política, y los productores de soja deberían pagar más que los productores de leche, para beneficiar la producción de leche. Ya hablamos de esto.

        Yo no pretendo derogar la oferta y la demanda, sino distorsionar su relación en beneficio de la comunidad: si el único negocio rentable en el país es hacer soja, la industria y las producciones agrícolas intensivas se van al carajo, y con ellas la mano de obra que emplean. Para gente como vos, distorsionar es una mala palabra; para mí es exactamente lo que debe hacer el Estado. Para eso está.

        Sobre el fascismo, ya te digo: explicar todo colocando al por mayor estampillas de izquierdas y derechas no sirve para mucho, por ejemplo no explica el fascismo.

        La triplicación de la producción en 20 años no tiene nada demasiado raro. Hace varios años, mi viejo calculaba que la producción de alimentos – y por ende el valor de la tierra – se duplicaba en cada generación. Si una única revolución técnica aumenta de 2 a 3,5 esa relación, y en el mismo lapso de tiempo disminuyó la producción de carne (con lo que la relación no es tanto más alta) no me parece nada extraordinario. Es más, sospecho que la sorpresa por ese crecimiento se debe más al estancamiento anterior que a la magnitud real del cambio.

        Lo de lástima el gobierno es más una expresión de deseos que de realidad. Si el gobierno no hubiera sido éste, ni vos ni yo estaríamos económicamente donde estamos, sino mucho, pero mucho peor. De modo que no lástima, sino gracias al gobierno.

        Marcelo

      4. Esa triplicación de la producción en 20 años se dió con solo un 50% de aumento de superficie.
        El problema de la ganadería es que la evolución técnica es muy lenta acá. No hay manera de que una ganadería del siglo 19 compita con una agricultura del siglo 21.
        En cuanto a los gobiernos, la devalueta fue una imposición de los hechos, y el viento de cola posterior vino de afuera.
        Estaríamos bien con cualquier gobierno, y si se corta estaremos igual o peor de mal que con otros gobiernos.
        El problema de darle demasiado poder al Estado (a pesar de que como vimos es impotente ante las mareas nacionales y mundiales), es que con argumentos absurdos como «si el único negocio rentable en el país es hacer soja, la industria y las producciones agrícolas intensivas se van al carajo» un tipo que si le dan un kiosco a administrar lo funde, como feletti, puede destruir áreas enteras de producción, porque eso si es fácil, lo dificil es construir.

      5. Más a favor de la hipótesis de mi viejo: si se triplicó la producción con un aumento del 50% de la superficie, la producción por hectárea sólo se duplicó en 20 años. Lo mismo que venía sucediendo. Nada nuevo.

        La ganadería ya no es la del siglo 19. O al menos no la que yo hago; yo laburo mucho más que los patrones de mi abuelo, mis peones no laburan ni un poquito menos que mi abuelo, con tecnología que se supone que ahorra trabajo.

        Sobre que el argumento es absurdo, te quedás en la enunciación. Sigue siendo así, aunque vos lo califiques de absurdo: la guita nunca alcanza para todos, si el mejor negocio es la soja, para qué vas a poner la guita en otro lado.

        Te confieso que no sé quién es Feletti. ¿Eso hace alguna diferencia?

        M

      6. No sé a vos, que sos rico, a mí la guita que me alcanzó para agrandar la casa (gracias a la política agropecuaria del gobierno) no me alcanzó para comprar otra en Bariloche y al mismo tiempo viajar a España. Al gobierno no le alcanza la guita para construir al mismo tiempo todas las viviendas y todos los hospitales que hacen falta, pagar los sueldos altos que le gustaría pagar, pagar la deuda externa en una semana y construir 10.000 km de autopistas. Tuvo que elegir en qué gastar, porque para todo no alcanza. Eligió algunas cosas y postergó otras. Es lo que hacemos todos.

        Dicho en culto, la economía es la ciencia de la escasez. Espero que los funcionarios se manejen con ese criterio y no con el del chiste de Quino, no sé si lo conocés, de los tipos que construyen una autopista que queda inconclusa en el mismo lugar que el viejo camino vecinal, y le comenta a otro: «es cierto, el presupuesto se nos terminó otra vez, pero no me va a negar que – hasta acá – ahora se llega en dos patadas». ¿Lo conocías? ¿Por qué me dejaste que te lo contara hasta el final, entonces?

        Ah, ¿querés verlo? OK, lo encontré en http://caracaschronicles.blogspot.com/2006/03/viaducto-according-to-quino.html
        No, en castellano no hay.

  5. Si el gobierno no hubiera sido éste, ni vos ni yo estaríamos económicamente donde estamos, sino mucho, pero mucho peor. De modo que no lástima, sino gracias al gobierno.

    Ahhhh… bueno…. la cybermilitancia está a full.

    No puedo creer semejante grado de negación de la realidad, me gustaría saber cuál fue el beneficio real recibido por el campo por parte del gobierno.
    ¿Combustible barato? no: en Argentina cuesta mucho más que en Estados Unidos.
    ¿Maquinaria a buen precio? Idem
    ¿Financiamineto razonable? en lo más mínimo.

    Eso sin contar que los «beneficios» de la devaluación hace rato que se desvanecieron.

    1. negación de la realidad? mirá vos…

      tan mal le va al campo que por eso aumento sideralmente el precio de la tierra, las exportaciones y la compra de maquinaria agrícola…

    2. Los beneficios que vos ponés entre comillas marcaron la diferencia entre estar todos fundidos en 2001 y habernos salvado en masa en 2003. La realidad la toco yo todos los días, laburo en el campo hace… bué, desde siempre. Veo todos los días a los MENTIROSOS como Mariano T quejándose de que les va mal y cambiando la camioneta cada dos años, a veces todos los años. Les niegan los derechos más básicos a sus peones, viene – en muchos casos sin laburar – como nunca antes y todavía tienen la caradurez, la depravación de salir a decir que pierden plata. Asco es lo que me dan. De mis vecinos, de los que se dicen mis amigos estoy hablando. De los socios de AACREA, asoiciaciñon a la que mi empresa perteneció desde el mismo año en que yo nací, y de la que nos fuimos profundamente asqueados.

      Yo laburo todos los días en el campo, flaco. Me jodí la espalda a los 40, levantando bolsas de semilla. En este momento huelo a bosta de vaca, una cebú me lastimó la mano con la que estoy escribiendo. No sé ni me importa desde qué lugar escribís vos. Negación de la realidad se llama el hijo de mil putas de Buzzi declarando «todos estamos perdiendo plata» en 2008, tan luego ese año, mentiroso degenerado. Todos estábamos ganando mucho más que en ningún otro momento de nuestra vida. Más que nunca jamás.

      Eso es la derecha: todo para mí, todo el mérito es mío. Eso es negación de la realidad, incapaces de ver dónde estarían parados si la política hubiera sido otra. Otra completa, claro: el gobierno sin ingresos importantes, ingreso masivo de dólares a los productores => revaluación, caída del dólar. Y todas las ventajas de estos años al carajo. Para nosotros y para el resto del país. Y nuestros hijos bajo siete llaves, porque los desocupados saldrían a robar a como dé lugar, matando a cualquiera que se les interponga, porque no tendrían otro futuro.

      Y si te vas a comparar, por favor, no seas tan hipócrita de compararte especialmente con países elegidos ad hoc para cada punto de comparación. Hace cien años que el petróleo es más barato en Estados Unidos que en casi cualquier otro país, la obsesión de los yanquis por bajar el precio del combustible tiene ya cinco generaciones.

      Última: palos porque bogas, palos porque no bogas; cuando el kilo de novillo no valía lo que se suponía que debía valer, era culpa del gobierno. Cuando valen 2 dólares con 50, también es culpa del gobierno. Nunca van a decir que valía poco, qué suerte para la gente; nunca van a decir que vale mucho, qué suerte para nosotros. Nunca van a asumir en público que es sencillamente imposible que se produzca la misma cantidad de carne si se retiraron de la producción semejante cantidad de hectáreas – de las mejores hectáreas – para hacer soja. La soja solita alcanza para explicar TODA la caída en la producción. La sequía del 2009 alcanza para explicar TODA la caída del stock ganadero. Con este o cualquier otro gobierno, la caída de la producción de carne debería ser similar. Y la verdad que estoy hasta acá de las demostraciones de la crisis en la ganadería y en la industria frigorífica causada por el cierre de las exportaciones a la UE, que representan sólo una parte no muy grande del 15% que exportamos de nuestra producción de carne. Así que el cierre de oportunidades para el 5 o el 6% explica la duplicación del precio. Basta de hablar pelotudeces, por favor.

      Marcelo

    3. Te felicito, Mariano, te saliste con la tuya. Yo escribí para pensar las opciones políticas de lo que llamo «derecha», y vos lograste desviarlo hacia tus habituales mentiras. Todo un éxito estratégico.

      Marcelo

      1. Más disparates. Con la soj a 500 dólares en vez de 140 como en el 2001,(o el trigo a 300 en vez de 90) es casi imposible evitar que el sector mejore, aún con este gobierno.
        Con respecto a la carne, el gobierno logró dos efectos: 1) Detuvo en 2006 la recomposición de stocks con tecnificación e inversión que se venía dando 2) Convenció a klos productores en 2008-2009 que era al pedo esforzarse por mantener el stock en la sequía porque la carne iba a valer para siempre lo que moreno quisiera.
        Por eso el gobierno tienen A LA VEZ la culpa de los precios bajos de entonces, y de los altísimos de ahora. Son unos consecuencia de los otros.

      2. No estoy de acuerdo, pero no es eso lo que critico. Lo decís tan clarito y no te das cuenta: si los precios son bajos, es CULPA de este gobierno; si son altos, es CULPA del mismo gobierno. Nunca es mérito, siempre es culpa.

        Y puede ser que escriba disparates. Vos mentís a sabiendas.

        M.

      3. Los precios altos son consecuencia de los precios bajos, y éstos consecuencia del gobierno.
        En 2009, en vez de dar una mano con el forraje, festejaban como las vacas iban al matadero. Ls boba incluso en Diciembre festejaba que se había «producido» mucho. Y el infra de Moreno todavía en Abril de 2010 pensaba que le estaban escondiendo los novillos.

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