Violencia(s)

Una gran tristeza. Eso siento  por el asesinato de un pibe de 23 años que,  siguiendo sus ideales, pagó con la vida su generosidad militante. Murió siendo solidario con laburantes víctimas de la injusticia; fue a manos de una patota a sueldo de un enriquecido jerarca sindical, para poder seguir sosteniendo sus privilegios. Como hemos venido pidiendo desde hace muchos años: juicio y castigo a los asesinos, sicarios y patrones. Justicia.

Justicia, respeto y recuerdo son las únicas cosas que los vivos podemos ofrecerle a los muertos, que al menos no le falte ninguna de ellas a este pibe, llamado Mariano Ferreyra.

Pero no voy a hablar de este crimen; ya muchos amigos en sus blogs  lo han hecho con profundidad y compromiso.

Desde hace algunos días venía pensando en escribir acerca de la violencia, sobre las distintas formas que cobra, sus distintos grados de visibilidad y, por  ende,  su impacto: algunos hechos, más que publicados, exhibidos en los medios,  ofician de trampa para la mirada, si se me permite: de atrapa-mirada. Son los temas que concitarán la atención,  el punto de focalización al que somos conducidos, porque forman parte del reality show  cotidiano,  las cosas de las que se hablará en la mesa familiar, en la oficina, en la calle.

El uso de la palabra “show” no es azaroso ni inocente: se ve desde afuera, en tanto no involucrado, dirigiendo su mirada sobre lo que hace el otro. Una noticia como el crimen de este muchacho desata el festín caníbal; su imagen tirado en el piso, habiendo perdido el control de sus esfínteres, repetida a cada momento, se me hizo la representación del irrespeto,  la profanación del cadáver como el atrapa-mirada ya mencionado para ser consumido canibalísticamente.

¿No es ésta, acaso, otra forma de la violencia? porque hay muchas otras violencias, infinitas,  que son silenciadas, escamoteadas a la mirada.  Hay violencia, demasiada violencia, sobre la que no se habla: las que ocurren en el ámbito hogareño, tantas mujeres golpeadas, chicos abusados;  las redes de trata de blancas, los pedófilos con o sin sotana. El trabajo precarizado, abusivo, explotador;  la discriminación por color de piel, por nivel educacional, por billetera.

¿Cuántas mujeres más deberán morir por abortos caseros por la sencilla razón de

su pobreza que le impide  poder pagar a un médico? ¿Cuántos chicos más deben ser abusados por curas pedófilos sin que ni siquiera la Iglesia los expulse de sus filas?  Y la justicia, cuando los encuentra culpables, ¿por qué los privilegia con una libertad que se le niega al resto de los mortales, en espera de apelación?

Pero celebramos el Día de la Madre, todos aprovechamos  para hacerle un buen regalo a nuestra madre o a nuestra esposa, en nombre de nuestros hijos. Y también festejamos el Día del Niño, les regalamos objetos a nuestros hijos, mientras un canal de TV y la curia arman “un sol para los chicos”. Sol que sale por un día, trescientos sesenta y cuatro, si no se nubla, llueve.

Me pregunto cuándo, al hablar  de inseguridad, se lo hará pensando en quienes no tienen la seguridad de poder cenar esa noche; cuándo será que, al hablar de robos, se mencione a tanto niño al que le robaron brutalmente su infancia, y salen, chiquitos, a cartonear.

Vivimos en una sociedad terriblemente hipócrita: muchos de los que clamaban indignados por el asesinato de este muchacho son repetidores seriales de que “a los piqueteros hay que matarlos a todos”, pudiendo sostener ambas cosas sin inmutarse. O aquellos que se quejan acaloradamente por la inseguridad, por las muertes que suelen producirse en intentos de robo de auto, pero no dudan en comprar los repuestos en la calle Warnes, en su mayoría robados, porque son más baratos,  acaso por estar manchados de sangre.

Violencia es también una asimetría tan obscena, el contraste tan marcado  entre los que más tienen y los que han sido expulsados a la marginalidad.

Ser joven y pobre suele ser una invitación al prejuicio incriminante y a la inversión de carga de la prueba: será culpable hasta que alguien demuestre lo contrario.

Cuando se discrimina, cuando el otro deja de ser una persona para convertirse en una molestia, o una posible amenaza,  el buen burgués, temeroso de su integridad o la de sus bienes, no duda en ejercer su violencia, esa que los hace comprar un arma para “defensa personal”, o esos gigantescos perros que suelen salir en el show televisivo porque terminaron matando  a alguna criatura de la misma familia.

Eso se llama “drama”, “tragedia”,  palabras grandilocuentes que no usarían si el pibe muerto a dentelladas hubiera sido un pobretón que entró a buscar la pelota caída tras el portón, porque la invasión de la propiedad privada cambia la carátula.

Todo esto queda fuera del registro de la cámara, no aparece en las pantallas.

El festín caníbal no ha requerido de estas nimiedades, es escrupuloso al extremo en la clasificación de lo que se debe consumir y lo que se debe descartar.

Y no se trata de diluir a los violentos, de licuarlos,  dentro de la violencia de la sociedad. No. Hay una clase de violentos de la que tienen que ocuparse las instituciones del Estado,  en particular, el Poder Judicial, pero otras formas de la violencia, más sutiles, indirectas,  pero no por eso menos destructivas, requieren que volvamos la mirada hacia nosotros mismos, y nos preguntemos qué tenemos que ver nosotros como sociedad con lo que nos pasa.  Comencemos a ver estas otras formas de la violencia,  de la injusticia, que es su madre. Y alguna vez tomemos en cuenta que nuestros hijos aprenden mucho de lo que decimos, pero se forman fundamentalmente viendo  qué hacemos con lo que decimos.

Comencemos, entonces,  a usar los espejos en nuestras casas.

Acerca de Sujeto de la Historia

Formación Psicoanalítica

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10 comentarios en «Violencia(s)»

  1. Violencia también es no poder comprender al otro.
    Un robo a la salida del banco nos interpela porque podemos situarnos en la escena. Una muerte en la villa, en cambio, no y ahí la falla está adentro, en nuestra incapacidad para empatizar con realidades diferentes. Entonces, ¿qué tanto del show nos es impuesto y en qué porcentaje lo buscamos nosotros, no?

    Como siempre, amigo Sujeto, es un gusto la lectura y enriquecerse con su mirada.

    1. Hola Ricardo
      Nos encontramos por acá también. Muy interesante lo que planteás sobre la incapacidad para empatizar con realidades diferentes; hay condicionantes, sí, y también hay posibilidades de correrse de ese lugar. Y me parece que por ahí se van dando algunas transformaciones.
      Aprovecho para manadarte un abrazo

  2. Muy bueno Sujeto, la lucha contra la alienación es muy dura y no termina nunca. Este post ayuda en esa dirección. Usar los espejos y mirar, y cuando lo que vemos no nos gusta, cambiarlo si es posible, pero si no es tan fácil, por lo menos no dejar de mirar y proponerse el cambio.
    Hay una frase de Freud que me parece muy buena respecto de eso: «no importa cuan a menudo insistamos, y con derecho, en que el intelecto humano es impotente en comparación con la vida pulsional. Hay algo notable en esa endeblez; la voz del intelecto es leve, más no descansa hasta ser escuchada. Y al final lo consigue, tras incontables, repetidos rechazos. Este es uno de los pocos puntos en que es lícito ser optimista respecto del futuro de la humanidad, pero en sí, no vale poco.»
    Los atrapa-miradas siempre parecen más fuertes, pero los textos como este siempre estarán para recordarnos lo importante.

  3. Un rejunte indigesto de lugares comunes… Violentos fueron siempre tambien los militantes del PO que no hace mucho se metieron a la fuerza en un ministerio y lo hicieron mierda.
    (Hay mas pedofilos fuera de la iglesia catolica, pero vos estas alienado por los medios y no te enteraste)

    1. Hay que tener estómago para decir que violencia también es lo que supuestamente hizo el PO en el Ministerio de Educación, a días de que con balas, apuntándolo, le hayan matado un militante que estaba apoyando a los trabajadores tercerizados del ferrocarril. La desesperación de quien no tiene respuestas a veces te lleva a lugares miserables.

  4. Carolina
    Nadie salió a hacer una apología del PO. Ni siquiera el tema central era Mariano Ferreyra.
    Sobre los pedófilos, totalmente de acuerdo (hay un párrafo que dice «con o sin sotana»), le dí más preponderancia a los de sotana porque tienen «beneficios» que no gozan los civiles.
    En cuanto al rejunte indigesto de lugares comunes, bueno, anotá: no leer rejuntes indigestos de lugares comunes, así cuando escribo algo no perdés tu tiempo.
    Saludos

  5. Lo contrario es lo cierto: con los de sotana se hace un circo mediático indigesto que no se hace con «los civiles» (completa mayoría en las mafias de la explotación sexual infantil). Pero tu conocimiento del tema es nulo y solo te quedás con la basura amarillista de los medios que usa el caso de algun curita insignificante para encubrir a las poderososa mafias de la trata que impunemente hacen sus negocios en el país con la connivencia del poder político y mediático.

  6. bueno el analisis de Sujeto de la historia,porque señala la relacion de cada uno con la conducta violenta,para tratar de disminuirla.Ya se ha dicho que el factor que la alimenta es la frustracion,a lo que podemos agregar que el antidoto es el afecto hacia el otro.

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