Yendo hacia la cama del enemigo

Resulta difícil mensurar el acatamiento a la huelga general/lock out multicolor de ayer.

Con piquetes varios de por medio y sin movilización que corone la jornada (desestimando las enseñanzas de Saúl Ubaldini en la materia), puede, o no, haber sido un éxito. Es y será una incógnita, atractiva para una disputa que no es la más jugosa para abordar. En última instancia, si Hugo Moyano pretende instrumentar su fortaleza gremial en incidencia política, sabrá evaluar si esto le sirvió para trascender como agregador de volumen humano, o bien como mera fuerza de aguante.
Capaz de bloquear una ciudad pero no de operar una correlación de fuerzas. Cosa suya.
Más hacia el final del texto se entenderá a qué queremos referirnos.

Ya sus escasas dotes para calibrar en ese territorio derivaron en que, de exigir la vicepresidencia de Cristina Fernández para uno de los suyos en 2011, terminara fiscalizando las mesas de Francisco De Narváez en las elecciones legislativas 2013. Cuidando el mísero 5% de votos del diputado nacional colombiano.

Si esa irrelevancia se llega a trasladar a cuerda sectorial, será para resolver en Camioneros.

Abundar, por otro lado, en detalles jurídicos sobre la violación a la libertad sindical en que incurrieron (derecho a no adherir al paro) es para una polémica interesante pero poco taquillera.

La ensalada de la medida de fuerza, por último, es, ahí sí, el asunto relevante para la discusión.
Pero no por el dato en sí mismo. La heterogeneidad al interior de las representaciones es un paisaje habitual del ecosistema político argentino. E incluye el menú disparatado de exigencias, que llegaba incluso al… ¡narcotráfico! No da para escandalizarse, aún con lo inentendible de que en una movida de este tipo participen sectores patronales como la Federación Agraria Argentina, entidad con la que debería conflictuar y no contuberniar Gerónimo Venegas, espada del moyanismo. Responsable de la paupérrima situación laboral de los peones rurales, tal vez los peores del universo sindicalizado.
Ídem cabe para su militancia kirchnerista de hasta hace nada.

Acá no se trata de si una huelga es política o no. Siempre lo es. Como todo en la vida.
Bueno es que algunos empiezan a reconocerlo, y dejan el acting del apoliticismo de lado. Lo que debe preocupar es el aspecto cualitativo de la propuesta. Es decir, hacia dónde dirige sus esfuerzos el conglomerado que organizó la protesta.

Y a tal fin, resulta necesario y llamativo estudiar las definiciones otorgadas por Hugo Moyano durante la conferencia de prensa con que epilogó su día de protagonismo. Habló allí de “gente”, no de “clase obrera”, muy lógico en un peronista, pero ni siquiera de “trabajadores”. Llamó al gobierno nacional a “dejar de lado la soberbia” y allanarse al “dialogo”. Rechazó las “divisiones”, en lo que hicieron especial ruido sus alabanzas a “el campo”, al que atribuyó “la situación del país”. Pidió contra la inseguridad, relativizó los episodios de intentos de homicidio –mal llamados linchamientos– de las últimas semanas y despotricó contra la capacidad recaudadora del Estado nacional (de la que han surgido muchas prerrogativas para su sindicato).
Incluso el repudio, pero sólo declarativo, a los cortes de caminos que lo auxiliaron.

Sería estúpido pensar que ese cuidado en el vocabulario es inocente, espontáneo.
Forma parte de una voluntad de conectar por fuera de lo propio. Con modos y gestos propios de segmentos que sienten repugnancia para con él (y lo que es peor: para con los suyos). Hoy se decía en Twitter, y es atendible, que aquí se quiso dar también un mensaje a fuerzas opositoras. Para el cierre de listas o más allá de ello. Desde esto último surge la preocupación por el carril que elige transitar el moyanismo. Francamente incompatible con las necesidades de sus defendidos. Ayer decíamos que se está poblando demasiado la disputa electoral, por así decirlo, a derecha (no es exacto, pero para que se entienda). Por la decisión opositora de adaptarse a un estado de cosas en tal dirección y expresarla incondicionalmente.
Puede que al paro general de ayer haya que sumarlo a esos movimientos, en idénticos términos.

Pero, en este caso, es mucho más grave. Por la suerte de los sujetos sociales que componen a los actores en cuestión.

Acerca de Pablo D

Abogado laboralista. Apasionado por la historia y la economía, en especial, desde luego, la de la República Argentina.

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27 comentarios en «Yendo hacia la cama del enemigo»

  1. ¿Por fuera de «lo propio? ¿Vos realmente creés que los sindicalistas peronistas viven en una película de Hugo del Carril o qué? Eso que vos llamás lo propio, es un lenguaje hace ya muchas décadas fósilisado. Mirá no más como Moyano educó a sus hijos, prolijos y bien formados. Lo otro es un baile típico.
    Moyano no es boludo y sabe que él por lo menos tuvo la coherencia de estar en contra del menemismo cuando la desocupación era del 18%, galardón que pocos de esos muchachos que tienen el poder de fuego de parar el país pueden ostentar. Sabe que no necesita quedarse bailando la zamba para que se lo reconozca como salteño, por eso es que no necesita cerrar su lenguaje contra una tradición mítica que le sirva de guardaespaldas. Trata de comunicarse con el afuera, es decir, de hacer política, y esto por supuesto se tiene que hacer en el lenguaje actual. Llorar contra los medios para descalificar este lenguaje, es la otra cara de la moneda de un elitismo de izquierda mal leída que vacía a las personas en manos de los medios. Una ideología que comprende por qué pasa lo que pasa salvo descalificando la autonomía de los actores que legitiman con su voto a las instituciones democráticas.

    P.D.: Quejate también de los tiroteos democráticos que en los últimos días estuvieron resolviendo diferendos entre los compañeros. Sino es como que te moja la lluvia pero no el tsunami y entonces todo tu discurso cae al instante.

    1. – Facundo todavía, pero ¿el chico de los camioneros, ‘prolijo y bien formado’? Esto es joda. Parece que no lo conoce.
      – ¿Hacer política en el ‘lenguaje actual’?
      No le gusta que se le diga que es el lenguaje mediático, pero ¿de dónde puede salir la noción de que ese lenguaje es ‘actual’ sino del universo mediático?
      Y si no sale de allí sino ‘del seno de la sociedad’, digamos, NO puede decir que es el único ‘lenguaje actual’, y ni siquiera que sea más actual que otros. Porque de la sociedad salen unos cuantos lenguajes e ideas diferentes. Si no, es algo que me hace acordar al discurso único de los 90s.

      1. Nada de único. Fantino no tiene nada que ver con Mirtha Legrand, y esto no más dentro del margen que tienen la televisión que más guita mueve. Lo único es lo que vos le pedís a Moyano, que reporte a una vieja escuela que dice «compañeros» en lugar de gente porque sino ya empiezan a oler algo raro.
        Este post bajo el que estamos es un claro ejemplo de dónde está el dogmatismo.

        PD: ¿Lo viste ayer a Facundo Moyano comiendo en lo de Mirtha enfrente de Muscari, escuchando cómo discutían por rencillas Beto Casella y Yanina Latorre?

      2. Diego: no es el tema de la palabra ‘compañeros’ que para mí no es mágica (no soy peronista).
        Hay discursos dominantes en el espectro mediático.

    2. Dicen que el Patón Basile, habitual portavoz de Pablito Moyano, estudió modales en la universidad inglesa de Oxford.

    3. Diego, ¿qué entendiste, hermano?
      Yo no me quejo de que hace política. Y, es más: QUIERO que la haga. Evidenetemente, no me has seguido a mí, porque siempre he bancado las apuestas políticas de los dirigentes sindicales.
      Ahora bien: me permito decir que su incursión en política la está haciendo mal. Me interesa el futuro de sus reivindicaciones sectoriales, que seguirán más allá de su futuro político.
      Y desde allí digo que no comparto su apuesta. Por el modo. Pues entiendo que va a nublar el futuro de su programa gremial.
      ¿Tan raro es lo que digo?
      Hace rato que no hablo de los medios. Desde el fallo de Corte que convalidó la ley de medios, porque creo que desde entonces hay que pasar a otra etapa.

      No me prestaste atención, creo, Diego.
      Abrazo.

      1. Claro, Pablo, yo lo que digo es que Moyano usa ese lenguaje «impropio» para un dirigente sindical justamente porque quiere hacer política. La política se hace en ese tono o no se hace. Esto corre para todas las posiciones ideológicas en juego que quieran salir a ganar adeptos y no simplemente consolidarse ellos mismos dentro de las estructuras que los hicieron asomar la cabeza. Fijate que hasta Altamira y otros líderes de la izquierda marxista se han tranquilizado y han aceptado sentarse a responder preguntas del periodismo, y mal no le va últimamente. En ese sentido, Vilma Ripol es el mejor cuadro que tiene la izquierda. Dice todo lo que tiene que decir desde su posición política pero quitándole a la izquierda partidaria todo ese bochinche caprichoso que invade varias universidades públicas.
        Los que se quedaron dando misa en latín para sus acólitos son invotables. El tema es muchas veces dar ese salto no es fácil, no por cuestiones de traición a al sector que entronizó a la figura sino por la capacidad (que no es sólo retórica) que hay que tener para cuajar dentro del circuito de la comunicación.

        Saludos

      2. Por favor, Diego…
        Te lo digo en términos de Fórmula 1: Altamira, Ripoll y los demás firmaron para la scudería…
        Ya no queda ninguna diferencia entre lo que ellos dicen ‘desde su posición’ y lo que dice el espectro que va del centro a la derecha.

      3. Esta izquierda hace un paro ***sin proferir una sola palabra contra la patronal, los empresarios***.
        Sólo contra el gobierno.
        Uy, me hace acordar a… Pero qué casualidad.

      4. Los medios venden limón como si fuera chocolate. Yo creo que sé la diferencia de gusto.
        La izquierda que usted menciona es *lo que Expoagro vende como izquierda*.

      5. Está bien, Raúl. Yo con esa izquierda coincido muy poco tanto en sus planteos como en sus formas, pero creo que se le debe reconocer una «entidad». Los tipos son los mismos hace muchos años. Incluso la forma que tienen de hacer política poco ha cambiado. El consignismo, los carteles pidiendo cosas, pidiendo lucha a la militancia, etc. De ahí que creo que no es justo ni coherente lo que decís. Estás metiendo todo aquello que critica al kirchnerismo en una misma bolsa, y así siempre, por definición, se te van a armar dos polos opuestos y por ende nunca vas a poder distinguir los diferentes posiciones que tiene la realidad política argentina.
        Tal vez el primer inconveniente que tenga esa forma de pensar la política que te estoy criticando, es que después no se pueden explicar los movimientos que esos mismos jugadores van teniendo a lo largo de los años. Empezando por los que sufrió la propia historia del kirchnerismo, que empezó al lado de Duhalde y de la mano de Clarín, aspectos que a mi modo de ver no son pecados mortales, pero sí son ligazones que hay que poder explicar de manera coherente. Y para realizar este trabajo casi historiográfico no nos sirve una matriz de pensamiento que asimila dentro de una misma bolsa a todos aquellos sectores que se le van oponiendo al gobierno en cada momento.

        Saludos

      6. Si, como dije, dejaron de hablar contra ‘la patronal’ y las empresas, y sólo hablan en contra del gobierno con consignas de clase media, entonces no son lo que eran.
        Si van con Moyano y Barrionuevo, entonces no son lo que eran.
        Si la SRA adhiere y ellos no mueven un dedo para diferenciarse… en fin.
        Diego, se han juntado cosas tan disímiles en este paro que es imposible dejar de ver que responden a una dirección unificada.

      7. No fue la primera vez que partidos e instituciones de diferentes ideologías encuentran en determinado momento un punto en común para salir adherir a una medida de fuerza. Es mero efecto de contingencia frente a determinada política que toma el Estado. Ser gobierno implica eso también, que sectores muy diversos se te opongan al mismo tiempo. En una esquina congestionada de Buenos Aires me puedo juntar con mucha gente, lo que no implica que todos vivamos en el mismo barrio.

  2. El problema parece ser,segun la ultima encuesta sobre preferencias electorales, que solo 15% del electorado quiere continuar con la mayoria de las acciones de este gobierno. O sea que incluso dentro del nucleo duro del kirchnerismo original (el 22% de NK 2003), el 30% se ha movido a otra cosa. Moyano sera terrible o no, pero tiene la oreja al suelo oyendo lo que viene.

    1. Como decía Alfonsin, Si los argentinos se han derechizado, tendremos que acostumbrarnos a perder elecciones.

      1. No se han derechizado. Ven que la decada milagrosa termina casi las mismas reservas que cuando NK fue elegido, que el deficit energetico que desangra las reservas fue 100% creado por los milagrosos, que los precios de los servicios revientan, que la inflacion les come el sueldo y los ahorros, que los gremios chillan, que la seguridad se enfrenta con abolicionismo, y que la justicia es un chiste cuando les toca a quienes estan en el poder.

        Esos son desmadres, abusos y torpezas que no tienen nada que ver con derecha o izquierda.

      2. Por mas que te pongas en ingenioso, hay un hecho muy simple. Los gobiernos que son percibidos como que hacen/hicieron las cosas bien son reelegidos. Ha habido bastante cacareo sobre eso, el 54%, aqui. Si tienen que renovar cabeza, ganan con el nuevo lider.

        Si justifican que la gente piense que han hecho la mayoria de las cosas mal, y un gobierno con el 15% de apoyo esta en esa, pierden la eleccion.

  3. No es que pretenda que lo reconozcas, pero si vamos por el tercer gobierno K, se concluiría que algo habremos hecho bien.

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