Copyright Clarín 2012 – 01/04/12
Cristina sabía todo. No sé por qué me han tirado a los perros así” . Amado Boudou repitió esa frase, la semana pasada, una tarde, en su oficina del Senado. La escucharon sólo amigos suyos que buscaron consolarlo. Esos testigos no se pusieron de acuerdo en una cosa: algunos dijeron que el vice se largó a llorar , otros que lo vieron abatido y tomándose la cara. El detalle podría ser significativo para una pintura. Resulta, en cambio, casi intrascendente para la compaginación política.
Aquella confesión de Boudou serviría para certificar varias cosas. Su relación astillada con la Presidenta, que desnudaría de nuevo una potencial crisis institucional . La soledad en que parece haberlo dejado el cristinismo, el kirchnerismo y el viejo peronismo. Nunca fue sapo verdadero de esos pozos. La confirmación, a la vez, de que Cristina Fernández estaba al tanto de lo que venía sucediendo con Ciccone Calcográfica, incluso cuando Néstor Kirchner disfrutaba del poder y de la vida.
Aseguran los que frecuentaron al ex presidente hasta el último día, que Kirchner convalidó que la empresa Boldt rentara las máquinas impresoras de Ciccone hasta que la Justicia resolviera su pedido de quiebra. Después de ese paso la imaginaba como una empresa del Estado dependiente de la Casa de Moneda. Pero murió de repente el 27 de octubre del 2010.
Fue a partir de ese momento que Boudou habría tomando decisiva injerencia en el tema con las derivaciones conocidas que investiga la Justicia. Una quiebra levantada en conexión irregular con la AFIP de Ricardo Echegaray, que habría favorecido a un supuesto testaferro (Alejandro Vandenbroele) del vicepresidente. Un acuerdo para que Ciccone Calcográfica imprimiera, con anuencia del Banco Central y de la Casa de Moneda, billetes moneda nacional por valor de 50 millones de dólares.
¿Cuánto conocía Cristina de esa historia? Boudou, en su lamento, afirma que todo. Cristinistas puros, de vanguardia, ofrecen otra versión: la Presidenta sólo sabía que Kirchner pretendía que Ciccone se convirtiera en una rueda de auxilio de la Casa de Moneda para abastecer el mercado de billetes. En ese punto habrían comenzado a bifurcarse los senderos entre Cristina y Boudou respecto de la empresa, transformada ahora en piedra de un escándalo.
Habría que reconocerle a Boudou algún reflejo para enfrentar el apremio. Hurgó en un costado sensible de Cristina: el de la ideología y las confabulaciones políticas.
Denunció como responsables del incordio que lo envuelve a los medios de comunicación, a Eduardo Duhalde y a la empresa Boldt, que maneja, entre muchas cosas, el juego en Buenos Aires. Una receta perfecta para entretener a la Presidenta.
En efecto, Cristina parece haber colocado a Boldt en el tablero de las guerras que le agrada disputar. Casi a la par de la que sostiene con la petrolera Repsol-YPF. Pero ese fragor no le sirve para recuperar la confianza que le ha perdido a Boudou. Ella fue quien le ordenó que cancelara su gira por Asia y no desatendiera el conflicto por Ciccone Calcográfica. Tal vez haya tenido en cuenta el trabajo de una consultora que la semana pasada circuló en el poder. Allí se indica que el 43% de los entrevistados considera culpable al vicepresidente , un 20% sostiene lo contrario y el 26% prefiere no pronunciarse hasta conocer la opinión de la Justicia.
El caso de Boldt es llamativo. Es cierto que obtuvo buenos negocios en la época en que el duhaldismo comandó Buenos Aires. Pero su director, Antonio Tabanelli, mantuvo también una fluidísima relación con Kirchner. Se solían ver con frecuencia. ¿Lo ignoraba Cristina? Ahora Boldt, además de haberse convertido en demonio para la Presidenta, es una cuña que va abriendo surcos en el kirchnerismo. Boudou supone que Florencio Randazzo ha sido usina de sus desgracias. El ministro del Interior hizo acuerdos con esa empresa cuando fue funcionario de Felipe Solá en Buenos Aires. También participó de la confección de boletas electorales. Pero fue apartada por el mismo Randazzo en la renovación de los documentos nacionales de identidad.
La Cámpora no comulga con el vicepresidente. Por el contrario, sólo tiene un sentimiento de sospecha permanente hacia él. Pero Boldt le resultó útil también para provocarle un trastorno a Daniel Scioli. La Legislatura bonaerense, incluidos los K y los peronistas, votaron un pedido de informes para que el gobernador explique los negocios que mantiene aquella empresa.
El Gobierno parece saturado de guerras de adentro y afuera . Cristina esperaría alguna certeza judicial sobre el caso Boudou antes de hacer alguna remoción del Gabinete . Empieza a darse de cuenta que algunos de sus hombres, sobre todo los que vienen del anterior mandato, dan síntomas de fatiga.
¿Randazzo? Podría ser.
¿Julio De Vido? Quizás también.
¿Carlos Tomada? Dependerá de cómo se salde la pelea con Hugo Moyano.
Otros novatos, en cambio, parecieran haberse quedado en promesa: sería el caso de Juan Manuel Abal Medina. El jefe de Gabinete trastabilló no bien entró a la disputa contra Repsol-YPF. ¿Habrá sido por esa razón que la Presidenta le condicionó la firma para autorizar los viajes de los ministros al exterior? Cristina supervisa qué ministro viaja, cuántos días y con qué viáticos. Algunos decidieron cancelar la mayor parte de las misiones fuera del país .
Esa concentración es una característica que se acentúa en la Presidenta cada día. Le resulta inadecuada todavía para resolver el aspecto más delicado de aquel cambio ministerial que viene maquinando: quiénes podrían ingresar en el lugar de aquellos que se vayan. La cantera cristinista ha quedado circunscripta a La Cámpora.
A esos jóvenes no se les podrá achacar la más mínima infidelidad. Pero no acostumbran ser una fuente de soluciones prácticas para los innumerables problemas cotidianos. Ese papel lo monopoliza Guillermo Moreno. Aunque el supersecretario siempre instala un pleito donde proclama alguna solución. Se advirtió cuando quiso fijar un precio rígido a la yerba mate. También con el bloqueo en la Aduana de los libros importados. Barullos y retrocesos.
Axel Kiciloff es ahora el preferido presidencial de la legión camporista.
“Doctora”, le dice a Cristina. El vice de Economía se destaca por su facilidad para exponer. Pero vacila cuando llega el minuto de las decisiones.
Quizá porque carece de autoridad para adoptarlas . Su comportamiento impresionó, en todos los sentidos, a los directivos de Repsol-YPF. En una ocasión, quiso acompañar en reunión de directorio de la petrolera al representante del Estado, Roberto Baratta, que responde a De Vido. La empresa le negó inicialmente el acceso pero, por una mediación, luego lo autorizó. Kiciloff no se atrevió a pedirle una contraorden a Cristina y el encuentro se frustró.
Hace dos semanas, en cambio, ingresó sin inconvenientes. Llevaba la orden de bloquear la distribución de dividendos de la petrolera. Los directivos de Repsol-YPF lo sorprendieron con una propuesta de utilizar esos dividendos para capitalizar la empresa. A Baratta le pareció bien pero Kiciloff no se animó a convalidarla. En un cuarto intermedio habló con Cristina y regresó con el rechazo indeclinable.
Los jóvenes camporistas han ayudado a deslizar a la Presidenta hacia otro laberinto. Se montaron en su tirria contra Moyano como jefe de la CGT: pero no terminan de hallar la fórmula que garantice el 12 de julio –cuando se renovarán autoridades– la despedida del líder camionero. Los moyanistas afirman tener ahora cerca del 53% de los delegados que le asegurarían la continuidad. Los gremios opositores reunirían el 47%, divididos en dos bloques.
La tendencia económico-social, por otra parte, haría más complejo el desplazamiento de Moyano. En una reunión discreta, Tomada, el ministro de Trabajo, dijo que las paritarias no son una preocupación.
“Lo es la destrucción del empleo que ya se nota” , confesó. El kirchnerismo insiste para que el metalúrgico Antonio Caló presente batalla. Pero un viejo dirigente de la UOM se preguntó: ¿para qué querría serlo, en un tiempo de ajuste, donde vuelven los problemas laborales y con una Presidenta que ni te da la hora? Según un informe de la consultora de Ernesto Kritz, uno de cada cinco hogares en la Argentina es sostenido por el empleo público.
Ese sector registró un crecimiento entre 2007-2011 del 6,1% contra 3,2% del sector privado. El sector privado es el primero que empezó a sufrir por la política de importaciones de Moreno. Hay actividades principales que se resienten, como la de la industria automotriz. Otras sufren una desaceleración –la construcción– producto de una economía que fogonea menos. Un espejo de ese declive serían las ventas de gasoil: mermaron 5,5% en enero y febrero.
La declinación de las cuentas fiscales también genera dificultades en el empleo público. Hay Estados provinciales y municipios con menos fondos porque la coparticipación se encogió. El gobernador ultra K de Entre Ríos, Sergio Urribarri, fue a pedirle socorro a Cristina para poder pagar los sueldos, luego de haber pasado por una larga vigilia.
Cristina escucha a Moreno. Cree que la sanción comercial de Washington y las críticas de la OMC por la traba a las importaciones son pura chicana política. Se resiste a dejar ese mundo, en apariencia cómodo, que la cobijaba hace apenas cien días.
Cristina sabía todo. No sé por qué me han tirado a los perros así” . Amado Boudou repitió esa frase, la semana pasada, una tarde, en su oficina del Senado. La escucharon sólo amigos suyos que buscaron consolarlo. Esos testigos no se pusieron de acuerdo en una cosa: algunos dijeron que el vice se largó a llorar , otros que lo vieron abatido y tomándose la cara. El detalle podría ser significativo para una pintura. Resulta, en cambio, casi intrascendente para la compaginación política.
Aquella confesión de Boudou serviría para certificar varias cosas. Su relación astillada con la Presidenta, que desnudaría de nuevo una potencial crisis institucional . La soledad en que parece haberlo dejado el cristinismo, el kirchnerismo y el viejo peronismo. Nunca fue sapo verdadero de esos pozos. La confirmación, a la vez, de que Cristina Fernández estaba al tanto de lo que venía sucediendo con Ciccone Calcográfica, incluso cuando Néstor Kirchner disfrutaba del poder y de la vida.
Aseguran los que frecuentaron al ex presidente hasta el último día, que Kirchner convalidó que la empresa Boldt rentara las máquinas impresoras de Ciccone hasta que la Justicia resolviera su pedido de quiebra. Después de ese paso la imaginaba como una empresa del Estado dependiente de la Casa de Moneda. Pero murió de repente el 27 de octubre del 2010.
Fue a partir de ese momento que Boudou habría tomando decisiva injerencia en el tema con las derivaciones conocidas que investiga la Justicia. Una quiebra levantada en conexión irregular con la AFIP de Ricardo Echegaray, que habría favorecido a un supuesto testaferro (Alejandro Vandenbroele) del vicepresidente. Un acuerdo para que Ciccone Calcográfica imprimiera, con anuencia del Banco Central y de la Casa de Moneda, billetes moneda nacional por valor de 50 millones de dólares.
¿Cuánto conocía Cristina de esa historia? Boudou, en su lamento, afirma que todo. Cristinistas puros, de vanguardia, ofrecen otra versión: la Presidenta sólo sabía que Kirchner pretendía que Ciccone se convirtiera en una rueda de auxilio de la Casa de Moneda para abastecer el mercado de billetes. En ese punto habrían comenzado a bifurcarse los senderos entre Cristina y Boudou respecto de la empresa, transformada ahora en piedra de un escándalo.
Habría que reconocerle a Boudou algún reflejo para enfrentar el apremio. Hurgó en un costado sensible de Cristina: el de la ideología y las confabulaciones políticas.
Denunció como responsables del incordio que lo envuelve a los medios de comunicación, a Eduardo Duhalde y a la empresa Boldt, que maneja, entre muchas cosas, el juego en Buenos Aires. Una receta perfecta para entretener a la Presidenta.
En efecto, Cristina parece haber colocado a Boldt en el tablero de las guerras que le agrada disputar. Casi a la par de la que sostiene con la petrolera Repsol-YPF. Pero ese fragor no le sirve para recuperar la confianza que le ha perdido a Boudou. Ella fue quien le ordenó que cancelara su gira por Asia y no desatendiera el conflicto por Ciccone Calcográfica. Tal vez haya tenido en cuenta el trabajo de una consultora que la semana pasada circuló en el poder. Allí se indica que el 43% de los entrevistados considera culpable al vicepresidente , un 20% sostiene lo contrario y el 26% prefiere no pronunciarse hasta conocer la opinión de la Justicia.
El caso de Boldt es llamativo. Es cierto que obtuvo buenos negocios en la época en que el duhaldismo comandó Buenos Aires. Pero su director, Antonio Tabanelli, mantuvo también una fluidísima relación con Kirchner. Se solían ver con frecuencia. ¿Lo ignoraba Cristina? Ahora Boldt, además de haberse convertido en demonio para la Presidenta, es una cuña que va abriendo surcos en el kirchnerismo. Boudou supone que Florencio Randazzo ha sido usina de sus desgracias. El ministro del Interior hizo acuerdos con esa empresa cuando fue funcionario de Felipe Solá en Buenos Aires. También participó de la confección de boletas electorales. Pero fue apartada por el mismo Randazzo en la renovación de los documentos nacionales de identidad.
La Cámpora no comulga con el vicepresidente. Por el contrario, sólo tiene un sentimiento de sospecha permanente hacia él. Pero Boldt le resultó útil también para provocarle un trastorno a Daniel Scioli. La Legislatura bonaerense, incluidos los K y los peronistas, votaron un pedido de informes para que el gobernador explique los negocios que mantiene aquella empresa.
El Gobierno parece saturado de guerras de adentro y afuera . Cristina esperaría alguna certeza judicial sobre el caso Boudou antes de hacer alguna remoción del Gabinete . Empieza a darse de cuenta que algunos de sus hombres, sobre todo los que vienen del anterior mandato, dan síntomas de fatiga.
¿Randazzo? Podría ser.
¿Julio De Vido? Quizás también.
¿Carlos Tomada? Dependerá de cómo se salde la pelea con Hugo Moyano.
Otros novatos, en cambio, parecieran haberse quedado en promesa: sería el caso de Juan Manuel Abal Medina. El jefe de Gabinete trastabilló no bien entró a la disputa contra Repsol-YPF. ¿Habrá sido por esa razón que la Presidenta le condicionó la firma para autorizar los viajes de los ministros al exterior? Cristina supervisa qué ministro viaja, cuántos días y con qué viáticos. Algunos decidieron cancelar la mayor parte de las misiones fuera del país .
Esa concentración es una característica que se acentúa en la Presidenta cada día. Le resulta inadecuada todavía para resolver el aspecto más delicado de aquel cambio ministerial que viene maquinando: quiénes podrían ingresar en el lugar de aquellos que se vayan. La cantera cristinista ha quedado circunscripta a La Cámpora.
A esos jóvenes no se les podrá achacar la más mínima infidelidad. Pero no acostumbran ser una fuente de soluciones prácticas para los innumerables problemas cotidianos. Ese papel lo monopoliza Guillermo Moreno. Aunque el supersecretario siempre instala un pleito donde proclama alguna solución. Se advirtió cuando quiso fijar un precio rígido a la yerba mate. También con el bloqueo en la Aduana de los libros importados. Barullos y retrocesos.
Axel Kiciloff es ahora el preferido presidencial de la legión camporista.
“Doctora”, le dice a Cristina. El vice de Economía se destaca por su facilidad para exponer. Pero vacila cuando llega el minuto de las decisiones.
Quizá porque carece de autoridad para adoptarlas . Su comportamiento impresionó, en todos los sentidos, a los directivos de Repsol-YPF. En una ocasión, quiso acompañar en reunión de directorio de la petrolera al representante del Estado, Roberto Baratta, que responde a De Vido. La empresa le negó inicialmente el acceso pero, por una mediación, luego lo autorizó. Kiciloff no se atrevió a pedirle una contraorden a Cristina y el encuentro se frustró.
Hace dos semanas, en cambio, ingresó sin inconvenientes. Llevaba la orden de bloquear la distribución de dividendos de la petrolera. Los directivos de Repsol-YPF lo sorprendieron con una propuesta de utilizar esos dividendos para capitalizar la empresa. A Baratta le pareció bien pero Kiciloff no se animó a convalidarla. En un cuarto intermedio habló con Cristina y regresó con el rechazo indeclinable.
Los jóvenes camporistas han ayudado a deslizar a la Presidenta hacia otro laberinto. Se montaron en su tirria contra Moyano como jefe de la CGT: pero no terminan de hallar la fórmula que garantice el 12 de julio –cuando se renovarán autoridades– la despedida del líder camionero. Los moyanistas afirman tener ahora cerca del 53% de los delegados que le asegurarían la continuidad. Los gremios opositores reunirían el 47%, divididos en dos bloques.
La tendencia económico-social, por otra parte, haría más complejo el desplazamiento de Moyano. En una reunión discreta, Tomada, el ministro de Trabajo, dijo que las paritarias no son una preocupación.
“Lo es la destrucción del empleo que ya se nota” , confesó. El kirchnerismo insiste para que el metalúrgico Antonio Caló presente batalla. Pero un viejo dirigente de la UOM se preguntó: ¿para qué querría serlo, en un tiempo de ajuste, donde vuelven los problemas laborales y con una Presidenta que ni te da la hora? Según un informe de la consultora de Ernesto Kritz, uno de cada cinco hogares en la Argentina es sostenido por el empleo público.
Ese sector registró un crecimiento entre 2007-2011 del 6,1% contra 3,2% del sector privado. El sector privado es el primero que empezó a sufrir por la política de importaciones de Moreno. Hay actividades principales que se resienten, como la de la industria automotriz. Otras sufren una desaceleración –la construcción– producto de una economía que fogonea menos. Un espejo de ese declive serían las ventas de gasoil: mermaron 5,5% en enero y febrero.
La declinación de las cuentas fiscales también genera dificultades en el empleo público. Hay Estados provinciales y municipios con menos fondos porque la coparticipación se encogió. El gobernador ultra K de Entre Ríos, Sergio Urribarri, fue a pedirle socorro a Cristina para poder pagar los sueldos, luego de haber pasado por una larga vigilia.
Cristina escucha a Moreno. Cree que la sanción comercial de Washington y las críticas de la OMC por la traba a las importaciones son pura chicana política. Se resiste a dejar ese mundo, en apariencia cómodo, que la cobijaba hace apenas cien días.
este pibe tiene que dejar clarín y mudarse a paparazzi. ahí la va a romper.
le falto hablar de coky y de tinelli.
juáaaaa… Con tutú y plumero, guerra de vedettongas con Larrata :)
me enteré que en el programa de larrata pronto a estrenar va a tener una imitadora de la yegua montonera permanentemente.
una genialidad. cada día se supera a sí mismo.
Si , seguro, debe ser por eso, que las agudas plumas de AP no tocan el tema ni con un chorro de soda!!!
yo me atengo a lo que dice el juez:sospechoso pero sin pruebas…
Hay mucha gente destilando envidia contra Budu porque el dogor cumple el sueño de todo militante K: bulin en Puerto Madero, una Harley y compartir escenario con la Garcha de Robando. Y todooo esto conseguido a base de ahorro, y con un sueldo de empleado del Estado, eh. El que no admira al gordo es por que es un tilingo resentido del PRO, y seguro tiene un pasado de militante en la UCD.
Es improbable que la Presidenta le haya soltado las manos al Vice, pero así fuere, antes de que se estrellare contra el suelo, el juez le ha dado otra mano con sus declaraciones -extrañas en un juez muy circunspecto- que parecieron comentarios de un abogado defensor.
¿qué mano «le ha dado»? porque la investigación sigue…
ahora rafecas también en la mira de daio, juez de jueces…
Esas declaraciones se contradicen con esta entrevista, que lo muestra muy reservado: http://www.lanacion.com.ar/1449820-a-la-clase-politica-no-le-interesa-agilizar-los-juicios-por-corrupcion
Esa era la manera como ha actuado este juez, lejos de los micrófonos.
La investigación, por supuesto, aún está en pañales. Hay que seguir tirando del hilo, que hay un ovillo bien gordito.
cómo era el tema de rafecas?
mandarle un allanamiento al vice del país es ser su abogado defensor?
Lo hizo para disimular. Además Boudou le había dicho que no había nada en el departamento.
un genio. por eso allanó también la administración.
y por eso lo ciritica en conferencia de prensa.
No. La administración la allanó el Fiscal, que responde a Righi. Por eso le pegó al Jefe de los Fiscales.
Con Rafecas está todo bien, no sea que lo acusen también de antisemita.
me imaginaba que simulaban una disputa para hacer humo.
creo que también va a intentar buscar correrlo de la causa para no levantar sospechas. así todos pensamos que son enemigos cuando en verdad están actuando juntos.
lo mismo que el gobierno en general hace con clarín.
En realidad el compañero D’Elia lo ha aclarado: son los poderes mundiales de siempre, ahora en actitud destituyente. Ello sin perjuicio de que Cristina, en alguno de sus discursos de hoy, lo denuncie como antisemita, conforme lo hace siempre con esas actitudes. Creo que el INADI también ya lo ha denunciado en tribunales.-
No se asunten: son cortinas de humo.