La Asignación Universal impacta en el mercado laboral femenino

La Asignación Universal por Hijo (AUH) es, según la mayoría de los especialistas y casi todo el arco político, una de las políticas sociales clave del Gobierno. Este beneficio que alcanza a más de 3,5 millones de chicos y 1,9 millones de familias desde hace más de dos años, tiene una amplia llegada y aceptación.
Pero más allá de sus virtudes y de las críticas ya conocidas al programa, entre ellas la merma que sufre el monto asignado producto de la inflación o la polémica por su verdadero impacto en la educación, algunos expertos señalan que habría provocado cambios en la dinámica del mercado laboral.
Según un estudio de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) y del Instituto de Estudios Laborales y Sociales (Idelas), sobre la base de datos oficiales, desde la vigencia de la AUH menos mujeres participan en el mercado de trabajo.
Los datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) demuestran que la participación en el mercado laboral de ambos sexos en 2011 tuvo un repunte respecto de 2010. Salen al mercado 73,2% de los hombres de la población económicamente activa (PEA) y 48,1%de las mujeres en condiciones de buscar empleo.
El informe privado estima, no obstante, que disminuyó en 2,1 puntos porcentuales la concurrencia al mercado formal de trabajo por parte de las mujeres entre 14 y 29 años en el momento previo a la aplicación de la AUH. Según el documento, esto sucedió porque fue un prerrequisito para inscribirse en la asignación, acreditar un ingreso habitual en el mes inferior al salario mínimo, vital y móvil para poder ser receptor de ese beneficio. El resultado fue que la baja en la tasa femenina duplicó la caída que se detectó en ese período en la franja masculina.
La AUH consiste en una prestación monetaria de $ 270 por cada hijo menor de 18 años y $1080 por hijo discapacitado (en este caso sin límite de edad) y por hasta cinco hijos. También incluye a mujeres con más de tres meses de embarazo. Acceden a ella los chicos que no tienen otra asignación familiar y pertenecen a familias desocupadas o de trabajadores informales y que acrediten que el ingreso mensual del grupo es menor que el salario mínimo, vital y móvil (2301 pesos). El Estado destina $11.824 millones al programa social.
El informe de Idelas y la UCES asocia la desaceleración de la oferta laboral femenina con «el efecto desaliento» que habría generado el subsidio como «factor excluyente».
Parte de la afirmación de Idelas se basa en que el comportamiento de los segmentos etarios femeninos de 14 a 29 años y de 30 a 64 años actúan diferente. Además de los ya mencionados, datos del tercer trimestre de 2011 comparados con el mismo período de 2008 indican una desaceleración de 1,9% para las mujeres más jóvenes. Son ellas, precisamente, las que más presencia perdieron en el mercado laboral.
Jorge Colina, director del Instituto para el Desarrollo Social Argentina (Idesa), explica que la asistencia del Estado -y no sólo la AUH- actúa como desalentador de la búsqueda de trabajo. Los empleos que se ofrecen a personas con menores recursos y formación suelen ser de muy baja calidad y con salarios magros. No es ilógico que cuando accedan a un ingreso adicional prefieran quedarse en su casa», dice Colina.
Trabajo precarios
Agustín Salvia, investigador jefe del Programa del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, señala que el crecimiento más lento en la tasa de actividad femenina de 14 a 29 años es posible a la luz de AUH y de otros ingresos que provienen del sector informal de la economía y son llevados a la casa por el varón.
«Hicimos investigaciones cualitativas en las que las mujeres nos dicen que la asignación les permitió dejar un trabajo de empleada doméstica de un par de horas diarias que les exigía viajar tres horas», explica Salvia.
Daniel Sticco, director de Contenido de Idelas, indica que es loable la decisión de las mujeres que se quedan en su casa para estar con sus hijos, pero dice que es un retroceso que esa medida se fundamente en la intención de calificar para la obtención de un subsidio.
«La AUH desincentiva la participación en el mercado de trabajo porque para cobrarla es requisito reunir un ingreso mensual habitual inferior al salario mínimo, con lo que, seguramente sin proponérselo, se alentaría la precariedad laboral e informalidad», asegura Sticco.
Pero hay otras opiniones. Para Javier Lindenboim, investigador del Conicet y director del Centro de Estudios sobre Población, Empleo y Desarrollo de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, «los cambios de participación nunca dependen de sólo una variable. Es imaginable que luego de varios años de estancamiento en el ritmo de creación de empleo en la Argentina haya síntomas de desaliento. Habría que ver con más detalle la evolución de la tasa de actividad global y por sexo a lo largo de toda la década y no sólo mirar datos de un año», aclara.
«El blanqueo de la relación laboral muchas veces da un beneficio menor que el que se obtiene con la asignación», dice Salvia. Este fue un problema con el que se encontraban algunas empresas de trabajo de temporada, por ejemplo, en el campo y el turismo. Para paliar la falta de mano de obra formal en esos sectores, en diciembre de 2010 se anunció que los empleados eventuales podrían acceder a la AUH durante los meses que no trabajasen. La medida beneficia a alrededor de 150.000 familias.
«Hay un alto grado de desinformación por parte de los trabajadores, que en algunas empresas se usa especulativamente. Prefieren tener un alto grado de rotación de personal para no cargarse con personas que van juntando antigüedad y luego pueden reclamar indemnizaciones», dice Oscar Cuartango, ministro de Trabajo de la provincia de Buenos Aires.
El ejemplo de otros países
En Dinamarca y Suecia las tasas de participación de las mujeres con hijos no difiere de las tasas femeninas generales en el estrato de edad de entre 25 y 49 años, según un informe de Idesa. Allí, las tasas de trabajo femenino superan a las de varones en edad de trabajar de la Argentina. En Francia y Bélgica hay alguna reducción en la tasa de participación de las mujeres con hijos, del 77% al 65 por ciento, una tasa que se sostiene con un sólido sistema de cuidado de los chicos. El gasto público para la atención de la primera infancia en los países nórdicos es del orden del 1% del PBI. «Se trata de una masa de recursos públicos similar a la que se requiere en la Argentina para la AUH», dice el informe.
Alrededor de seis horas por día, el 66% de los niños dinamarqueses menores de dos años y el 95% de los que tienen entre tres y cuatro años van a guarderías, jardines preescolares o centros de cuidados dirigidos por padres. En Suecia, Noruega, Bélgica y Francia lo hace casi la mitad de los niños menores de dos años y más del 90% de los más grandes.
Algunos expertos señalan que se podría rever el diseño del plan para optimizar su impacto. «Nadie dice que la mujer vuelva al mercado de trabajo en condiciones laborales corrientes -explica Sticco-, pero sí podría haber una contraprestación laboral que la ayude a reforzar su ingreso.».

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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