Charlas de quincho

“Cuídenla a Cristina”: con esta admonición del Papa a argentinos notorios en el Vaticano iniciamos los jugosos quinchos de hoy. Estuvimos en cenas romanas, donde no se habló sólo de temas píos. Continuamos con el encuentro del canciller Timerman con su par chino, y seguimos al gobernador Scioli en actividades del fin de semana, desde una rara reunión de gabinete hasta la celebración del cumpleaños de su esposa. No podíamos perder un ágape marplatense donde Lilita Carrió presentó un libro y entre los asistentes se trató de espantar el fantasma de la Alianza, ni el cumpleaños del Da Vinci vernáculo Julio Raffo. Veamos:
El diputado Julián Domínguez, ayer en San Pedro con el papa Francisco. Éste le preguntó, como a todos los argentinos que lo visitan, cómo está Cristina; y al despedirlo le pidió: “Cuiden a Cristina”.
Si buscó Cristina de Kirchner descanso en el viaje del fin de semana al Sur, puede haberlo logrado. Si quiso evitar protagonismo no, porque se lo dio Jorge Bergoglio, quien no se cansó de preguntarle a cada argentino que pasó estos días por Roma ¿Cómo está Cristina?, y cuando los despedía les dejaba la admonición, fueran oficialistas u opositores, Cuídenla a Cristina. El desembarco de decenas de argentinos sobre el Vaticano para las canonizaciones de ayer alimentaron mucho la convivencia entre las tribus que hacen política en el país, amansados por el espíritu piadoso que derramó la ceremonia sobre sus ánimos. Eso se vio en la noche del sábado en el restorán Vladimir, adonde convivieron el diputado Julián Domínguez y el peronista Eduardo Valdés con los opositores Mario Barletta y Federico Pinedo, con distintos grados en la delegación criolla (Julián la encabezó, los diputados eran la tropa y Valdés, con la periodista Alicia Barros y su marido, el ex juez Hernán Bernasconi, figuraron como invitados personales del Papa, Juan Pablo Cafiero vive de embajador por allá y eso lo forzó a aparecer en las ceremonias de ayer con smoking, outfit bien poco peronista. También se sentaron Sergio Casas, vicegobernador de La Rioja, y el presidente de la Cámara de Diputados de La Rioja, Luis Orquera. No apareció esa noche el mendocino Paco Pérez, quien extendió su viaje para asistir a las canonizaciones de ayer. Esa mesa distendida y nocturna tuvo dos ausentes; Héctor Timerman, que estaba en Roma pero se quedó en el hotel organizando la gira que inicia hoy por Israel, y el secretario de Culto Guillermo Oliveri, quien prefirió cenar a solas con su mujer, Josefa Prada, lejos de las cuevas de la conspiración. Tampoco Sergio Bergman, que viajó a Roma y ocupó ayer un lugar en la primera fila de los invitados, pero sin figurar en la delegación oficial.
En esas charlas hubo cruces en la mesa cuando comentaron los dichos de Elisa Carrió sobre que le gustaría gobernar la provincia de Buenos Aires. No tuvo a nadie que la defendiese, pero como es socia del radical Barletta y puede llegar a serlo del macrista Pinedo, cambiaron de tema cuando llegó la primera pasta. Barletta contó algo que le relató al día siguiente, cuando estuvo en persona con el Papa: cuando era niño estudiaba en el colegio de la Inmaculada de Santa Fe donde era preceptor el entonces seminarista Jorge Bergoglio, y el recuerdo para él es imborrable porque cuando el padre del radical murió (él tenía 11 años) el actual Papa lo consoló espiritualmente para superar ese luto. Barletta llevó otros temas a la mesa, como un proyecto que impuso cuando era intendente de Santa Fe para crear una fábrica de alimentos de alto valor calórico y vitamínico para los pobres. Pinedo y Julián se entusiasmaron y ahí mismo aprobaron, en comisión, el proyecto para llevarlo con el voto de todos al Congreso nacional.
Este grupo, con el agregado de Timerman, estuvo todo en el besamanos del Papa con las delegaciones en San Pedro pero su agenda no terminó allí. Esta noche están comprometidos para asistir al estreno del film Francisco de Buenos Aires, un documental de Miguel Rodríguez Arias, el realizador de Las patas de la mentira, que exalta a Bergoglio con testimonios de argentinos, entre ellos el secretario Oliveri, por cuya carrera cinematográfica brindó a mediodía de ayer la delegación en el almuerzo que se propinaron en el hotel Savoy. Mañana, martes, tienen además una invitación para estar a las 7 en la misa del Papa en Santa Marta y compartir después el desayuno con tostadas y dulce de leche. Les han prometido entrevistas personales, algo que perfeccionará el alma de estos viajeros, lo que en última instancia beneficiará a todos. Valdés le llevará una copia del film de Rodríguez Arias para que la guarden en los archivos secretos del Vaticano.
El canciller venía de una serie de llamados telefónicos con la Presidente desde El Calafate, ajustando temas de esa gira, que pone a Timerman en el récord como el canciller que ha visitado más veces Israel desde que asumió, refinando las respuestas que dará sobre el trámite del memorando con Irán sobre la investigación del atentado, algo que el Gobierno admite que se resiente por inacción de Teherán, pero que no se denunciará como piden sectores de la oposición y de la comunidad judeo argentina.
Esas charlas telefónicas permitieron un balance de las visitas de la semana, la más importante la del canciller de China, quien almorzó en Cancillería con Timerman y visitó a la Presidente para bendecir la agenda del presidente de su país el 19 de julio y dejar una pastilla inquietante: la queja por lo que había dicho Barack Obama en Japón sobre el conflicto con China por las islas Senkaku. Aunque no entramos en la disputa sobre de quién son, vino a decir Obama en su visita a Tokio, para nosotros la actitud de China hace entrar la disputa en el tratado de protección que tenemos con Japón. Como todo lo que sea islas en disputa tiene para la Argentina una música malvinera, este punto es algo para eludir en las conversaciones con los chinos para no crear espejismos como el que salió de las posiciones del país en Ucrania.
Con tantos escenarios abiertos, Daniel Scioli encontró, hiperactivo ante tantos dirigentes distraídos en otras faenas, para hacerse lugar. El peronismo, se sabe, es un género de la gastronomía -territorio tan útil para estos quinchos- por eso no llamó la atención que eligiera la parrilla de los Granados en Ezeiza -El Mangrullo- para un encierro con el gabinete, intendentes, legisladores, punteros y operadores, y devorar las delicias de la casa pero, principalmente, para que escucharan doctrina de campaña. Arengó con sus consignas sobre el trabajo de gestión como única clave para algún futuro político, pero lo más jugoso -además del ojo de bife que se sirvió- estuvo a cargo de dos profesionales. Uno, con carga libresca y tecnología; otro, con experiencia conurbana. Alfredo Savaglio, responsable de la publicidad, les propinó un video inspirador para desarrollar una explicación de lo que significan los dos nuevos lemas de campaña. Uno, Buenos Aires Activa, se basa en explotar la idea de que Scioli está gobernando ahora y enfrentando los problemas. El otro es DAR-Desarrollo Argentino, la sigla de una fundación que tendrá a cargo la campaña para darle un futuro presidencial al gobernador. Ese sello estará a cargo de José Scioli, hermanísimo que con el tiempo va revelando la importancia que tiene en el armado político del gobernador, quien acude a su consejo en cada crisis revistiéndolo al exdenarvaista de un poder que no se le había visto hasta ahora en la mesa chica del sciolismo. Esa fundación concentrará los esfuerzos nacionales de la campaña y tiene una localización emblemática: un edificio en el microcentro a pocos metros de la sede del Banco Provincia, en uno de los cuyos pisos siempre hay funcionarios en una mini-rosadita que han usado los gobernadores de Buenos Aires para reuniones discretas y otro tipo de conspiraciones.
El otro visionario que tuvo micrófono fue Alberto Samid, quien siempre ha estado en la mesa chica pero al que le han dado protagonismo como directivo del Mercado Central en representación de la provincia, al igual que a ese negocio del conurbano por donde pasaron, con sucesivos gobiernos, operadores políticos, como el radical Michingo O’Reilly, el menemista Luis Patti o el kirchnerista (hoy en disponibilidad) Guillermo Moreno. Samid explicó en el estilo ronco que lo ha hecho popular el proyecto de llevar delegaciones del Mercado a toda la provincia con sede en las estaciones de ferrocarril. También ha desarrollado argumentos de riesgo, como acusar a los grandes supermercados de la suba de precios, algo que halaga a Olivos pero que se aparta del estilo no confrontativo de su jefe. También explica que la suba de precios es una de las causas de la inseguridad, padecimiento del dueño de casa, Alejandro Granados, quien fue alguna vez socio de Samid y que sonreía cuando escuchaba estas razones. Raro encierro este del sciolismo que se diferencia de la costumbre kirchnerista de no hacer reuniones de Gabinete por temor a las filtraciones y las interpretaciones que puede publicitar cada asistente sobre lo que ocurrió. Scioli practica el modelo radial de entenderse uno a uno con sus funcionarios, pero cada tanto, como ocurrió en El Mangrullo, abre el micrófono para que hablen todos.
El sábado fue todo deporte con cierre familiar. El gobernador se fue a Santiago del Estero a mostrarse en una carrera de motos junto a los armadores de la campaña nacional (los hermanos Pepe y Nicolás, Santago Montoya y Eduardo Camaño) y exhibirse junto al gobernante matrimonio Zamora, el senador y presidente provisional del Senado; y su mujer, Claudia Ledesma Abdala, que lo sucedió en la gobernación cuando vino el veto judicial al tercer mandato. Fue un raid breve a Termas de Río Hondo, ciudad que siempre Scioli evoca como el lugar en donde sus padres lo concibieron. El cuento dice que su madre tenía dificultades para el embarazo pero que una estadía junto a su marido en las termas le permitió concebir a quien sería el gobernador. La brevedad del raid la explica también el deporte, siempre mezclado con la política, porque por la tarde debía jugar con el equipo de La Ñata un compromiso de alta carga simbólica: eran visitantes en Glorias de Tigre, equipo que auspicia el kirchnerista disidente Sergio Massa, quien resultó derrotado por los naranjas de La Ñata por 6 a 5. El intendente local no asistió pero tuvo un gesto del que se enteraron los visitantes al llegar: procuró los medios para que en el escenario del partido, a cuatro cuadras de la estación Tigre, se levantara una tribuna nueva para albergar a la multitud que quiso ver el match que, como el resultado revela, fue más que disputado.
La algarabía siguió después del partido, bien de noche, casi trasnoche, porque a la 0 de ayer cumplía años Karina Rabollini y habían improvisado un menú de asado y pizzas -preparadas por la suegra de Scioli, intrusa episódica en la cocina de La Ñata, santuario en el que nadie entra porque allí se preparan los exclusivos menúes para el dueño de casa. Hubo pocos testigos – venían de una jornada interminable – casi todos amigos y familiares, no más de una veintena – la hija Lorena Scioli, los hermanos José y Nicolás, los secretarios Lautaro Mauro y Rubén Massouli -, que le soplaron las velitas. Y pronto a la cama porque ayer era de nuevo día de política con el plenario de la militancia que compartió el gobernador con Jorge Capitanich, historia que se cuenta en otras páginas de este diario. Para hoy el gobernador tiene prevista una aparición en la feria del Libro, donde inaugurará la megamuestra sobre el papa Francisco que viene con éxito de público del museo de Mar del Plata. Esa oportunidad dará pasto para los hermeneutas, porque está invitado Mauricio Macri, que aportaría – si confirma la asistencia – una photo opportunity única.
El hito que fue el lanzamiento de la liga Frente Amplio UNEN les hace transitar a los radicales un calvario que es explicar que ésta es una entente que aprendió de la vieja Alianza de 1999 -formidable expediente para ganar elecciones pero no para gobernar- y que no se trata de un arco que admite a cualquiera. Lo primero no es difícil, pero sí lo segundo, y más cuando de afuera de radicalismo – especialmente desde el macrismo – buscan acortarle el terreno especulando con alianzas inciertas y por ahora especulativas. Alimentan esos espejismos retablos como el del viernes en Mar del Plata, donde Elisa Carrió presentó un libro rodeada de radicales y macristas. No ayuda a la campaña de diferenciación pero alimenta lo que está en el fondo de todos estos movimientos y especulaciones: las dos fuerzas han elegido un formato igual: presentarse como opciones no peronistas ante un electorado que, en fondo, es el mismo por lo menos en las grandes ciudades en donde se deciden las elecciones. Para los radicales, solanistas y aristas esto no es nuevo porque saben que el fracaso de la Alianza de 1999 se cifró en que unía a dos fuerzas que habían confrontado durante toda su historia, y el gobierno de Fernando de la Rúa cayó porque el sector peronista de la liga se bajó del gobierno con la renuncia de Chacho Álvarez. Para el macrismo sí es una novedad porque hasta el año pasado Mauricio Macri basaba toda su estrategia en la eventualidad de la captura de un peronismo sin candidatos competitivos que vendría a buscarlo a él, como lo había hecho en los años ’90 con Ramón Ortega o Carlos Reutemann. Desde las PASO del año pasado Macri abandonó esa estrategia y ha buscado diferenciarse del peronismo.
Estas lucubraciones de dirigentes tratan de mostrarlos en la mejor foto y sin encerrarse en caminos sin retorno, pero pujan con datos de crónica que son incontrastables. En el acto del Torreón del Monje del viernes, hubo mezcla de las dos fuerzas, pero a esa ciudad llegaron en el mismo avión particular los radicales Oscar Aguad y Silvana Giudici y los macristas Oscar Moscariello y Gabriela Michetti. Enigma para expertos: ¿quién organizó ese viaje, quién lo subsidió, en el interés de quién corría?. La presencia de Ernesto Sanz en ese acto junto a Carrió se entiende más porque el jefe del radicalismo está en la necesidad de sumar prosélitos y no es su juego hoy decirle que no a nadie, y menos si se trataba de un acto no político y de un libro sobre filosofía política. A la hora del quincho, que es cuando se muestran las cartas, los participantes se replegaron a actividades propias. El avión radical-macrista volvió esa tarde a Buenos Aires, Lilita se quedó en el Torreón a una cena con fiesta como es habitual en esa fuerza y más cuando están junto al mar, y Sanz se fue al modesto restorán El Lomitón, en donde cenó con los referentes locales como la concejala estrella Vilma Baraggiola y Maxi Abad, a quienes les explicó la situación en lenguaje no menos hermético: en esto de las relaciones con el macrismo, hacia adentro del partido no hay ninguna confusión, el problema son las señales de afuera que confunden al público.
No fue la única cena radical de la semana, porque el jueves la peña Progreso que oficia en el restorán Lalin bajo la batuta del ex diputado José Bielicki, tendió la mesa para escuchar a una de las esperanzas blancas del partido, Alfonso Prat Gay, que terminó su banca en diciembre pero que busca un lugar para lanzarse como candidato a jefe de gobierno, en contradicción de otro economista, Martin Lousteau, que ya logrado sacarle a la UCR por lo menos una banca en el Congreso. Prat Gay llegó escoltado por su secretaria Soledad y un poco demorado pues venía de otros compromisos, y de madrugada había regresado de una gira por Pergamino y Arrecifes. Lo esperaba una audiencia muy numerosa. Para animar los manes pluripartidarios, la introducción estuvo a cargo del secretario general del Partido Socialista argentino, Mario Mazzitelli (hombre de Morón, como Bielicki) y la presentación a cargo del bastonero de la peña, quien recordó que Prat Gay viene de una familia radical tucumana, su abuelo fue dos veces diputado nacional por la UCR y, prenda de estirpe, es pariente de Julia Constenla, biógrafa de Raúl Alfonsín y cronista oficial del partido. El economista repasó los clásicos de su repertorio, la crítica a la renegociación de la deuda, el retorno del gobierno al FMI y la acumulación de compromisos que deja este gobierno a quien lo herede, asuntos que siguieron mientras devoraban el carré de cerdo y lo que quedaba del matambre casero, Elva Roulet, Mario Espada (tres veces intendente de Tres Lomas y hoy en el comité provincia), Felix Loñ, Charo López (presidente de la UCR de Jovita, Córdoba), Alejandro Bellera (Gen), Alberto Pujol, Héctor Lombardo, Hector Lapadu, Hugo Gambini, Doris Brill, Florencia Saborido, Roberto Yanni, Daniel Perez Enri y, entre otros, Adolfo Fioranelli.
La otra pata de esa alianza también tuvo su sarao, con el festejo, algo atrasado, del cumpleaños del dirigente Julio Raffo, un abogado constitucionalista, experto en derecho de autor, cineasta, productor de cine, lugarteniente de Pino Solanas y, además de ex legislador porteño, también poeta. Un Da Vinci vernáculo. Hoy tiene funciones como miembro del Entre Regulador de los Servicios Públicos de Buenos Aires en representación del Proyecto Sur. Un desatino de su fuerza lo postergó en las listas para renovar la banca que terminó en diciembre, que fue al errático Gustavo Vera. Perdieron su partido y los vecinos un legislador eficaz que además desempeñó, como vicepresidente de la Legislatura en varios momentos, la jefatura interina de la Capital Federal, mandatos cortos y pacíficos en los que no le declaró la guerra a nadie, no tomó (ni pagó) deuda pública, no declaró ningún default, como se dijo en la noche del viernes en el comedor de la Asociación des Anciens Combattants, en el barrio Sur. El festejado ordenó un menú de paté con hierbas y carré de cerdo, que desgustaron paladares exquisitos como Pino Solanas, jefe máximo de la formación, Mario Cafiero – otra lamentable postergación por internismo – el legislador Javier Gentilini y Alberto Sánchez, Humberto Tumini (Libres del Sur), Aldo Gallotti y Nando Román (socialistas), Sergio Abrevaya (Podés-Unen), los cuatro directores que integran -con Raffo- el Ente de Unico de Control de los Servicios Públicos de la Ciudad: Paola Michelotto y Alejandra Goldsak (Pro), Fernando Barrera (FPV-UPCN) y Fernando Lauría (consumidores). Los invitados de la Coalición (Lilita, Sánchez y Ferraro se quedaron en Mar del Plata en la presentación del libro). Se sentó también en este festejo el administrativista Agustín Gordillo, el ex Secretario de comunicaciones radical Enoch Aguiar, el empresario mendocino Julio Camsen (hotel Huentala y Sheraton), el integrante del Consejo de la Magistratura Aldo Ostropolsky, perseguidor de Oyarbide, quien conversó con Pino toda la noche), el petrolero y gran cocinero José Belinsky, el genetista Victor Penchazadeh, Oscar Palomba (Consejero de la Bolsa de Comercio), Eugenia Swarman (integrante del directorio del Colón), la coréografa y bailarina Ida Pérez, el jurista Carlos Emery (especialista en derecho autoral), el pediatra Miguel Saguier (Garraham), Fabian Pepin Rodriguez Simón (hombre clave en el funcionamiento del macrismo, aparece poco, hace mucho), el abogado Pablo Jacobi, las directoras y productora de cine Lita Stantic (ex socia de Marìa Luisa Bemberg) y Mercedes Farriols, Alberto Cordero (ex intendente radical de Guaminì en tres mandatos consecutivos), y Rubén Ruiz (partido Suma Más), entre otros. A los postres Raffo le agradeció al senador Aníbal Fernández que pagara 80% del costo de la fiesta con los honorarios que debe abonarle la sentencia de la Cámara Federal (Sala II) cuya copia repartió entre los presentes, provocando una algarabía general. También anunció que ese día había formalizado su unión civil con la abogada Anahí Cordero, quien además de activa abogada de empresas y profesora de contratos, es apoderada de Proyecto Sur. Al final, antes de la música, Pino ofreció un brindis destacando …una amistad de más de 30 años con Julio, quién durante todo ese tiempo es y ha sido un ejemplo de amigo, de lealtad política y de ética pública.
Te amo Buenos Aires, dice ahora Fito Páez después de castigar a los porteños por haber votado a Macri y producirle, se quejó en un exabrupto, una arcada. Reapareció el sábado en el Luna Park con una misión: reconquistar y amigarse con la Capital Federal después del desafortunado Buenos Aires me da asco. Llenó el recinto, lo que equivale a un indulto de los porteños, y al terminar dijo que había sido uno de esos momentos que siempre voy a recordar, gracias Buenos Aires. El tiempo dirá si finalmente Páez logró el sábado la reconquista que buscaba en la ciudad que lo hizo crecer y convertirse en uno de los referentes de la música contemporánea argentina. Antes hubo en el mismo estadio un cóctel organizado por el Banco Macro, entidad que viene acompañando al rosarino desde hace muchos años, incluso antes del affaire del asco. El banco aseguraba que nunca dudó en seguir apoyando a Páez, aún cuando algunos clientes le cuestionaban el auspicio luego de su desafortunada frase. Para nosotros es un artista, y lo acompañamos como tal. Estábamos antes y estamos ahora, afirmaba gente del banco. Luego hubo comentarios sobre la gran cantidad de recitales que hay en estos tiempos, tanto de artistas locales como internacionales; y la oferta que se les hace a las empresas para que los acompañen con el fin de que los números finales cierren. El Macro, con presencia fuerte presencia en el interior del país, estará con Jorge Drexler y Enrique Iglesias; además de la gira de Páez por el país. Es que ahora los músicos tienen que tocar mucho en vivo y por todo el país para poder ganar dinero, porque los CDs se venden cada vez menos, aseguraba en el VIP un viejo productor de rock nacional. Por el Luna Park circulaba además gran parte de lo más cool de la farandula porteña, saludando el regreso de Páez: Mike Amingorena, Mónica Antonopulos, Nicolás Pauls y Romina Ricci, ex del músico y que además es hoy la encargada de cambiarle la imagen al rosarino por una posición más tranquila y familiar. De hecho, el hit del nuevo disco es una canción dedicada a la hija que tienen entre ambos, Margarita, con un video donde se ve a la pequeña molestando a Páez en su vida de todos los días, dejándose hasta pintar, mientras canta me haces muy feliz. La buena relación de Páez con Ricci y de esta con la actual pareja, Julia Mengolini, sorprende por lo moderno y por el ejemplo de convivencia, en medio de una época donde las peleas mediáticas televisivas de la farándula son el insumo básico de los programas de la tarde.
Mucho comentario en el Luna Park sobre un conflicto que se viene: es el que estaría a punto de comenzar entre el sobrino del legendario Tito Lectoure, Esteban Livera; contra, nada más y nada menos, que la Iglesia católica argentina. La historia ya se contó en Charlas de Quincho y es más que curiosa: Ernestina Lectoure, tía de Tito, heredó 95% de las acciones del estadio, y al fallecer sin herederos donó Caritas y a la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco ese paquete, ignorando a Esteban, que desde el fallecimiento de su tío venía administrando el lugar bajo el cargo de Coordinador General. La noticia se conoció a mediados del año pasado, y ahora se rumoreaba ayer en el VIP del Macro que el sobrino está por hacer un planteo judicial para que se revea el tema del testamento. Hay que hacer un avance contra la Iglesia Católica en estos tiempos, y en la Argentina de Francisco, reflexionaban algunos de los invitados al conocer las intenciones del sobrino de Lectoure. De cuánto estamos hablando, preguntó otro invitado, a lo que un experto inmobiliario contestó no menos de U$S 50 millones, lo suficiente como para una batalla judicial hasta contra el Diablo.
Casi podría afirmarse que la presentación del libro del empresario Alejandro Roemmers, La mirada impar, sirvió de excusa para agasajar al experto en arte Rafaelito de Oliveira Cesar que cumplió 84 años el martes pasado. Los 800 invitados colmaron los salones de la planta baja del hotel Alvear y disfrutaron de los encuentros y reencuentros. Rafaelito es el último dandy que preserva la Argentina, es como un rara ave, observó uno de los amigos que lo aplaudía incansable cuando el homenajeado se subió a una tarima y brindó para volver a encontrarse con todos sus amigos dentro de diez años. Se recordó entonces que Oliveira Cesar era un encumbrado personaje porteño que un buen día decidió abandonar esa vida rumbosa, vendió sus tesoros artísticos en un glamoroso remate, y se internó en busca de la calma campesina. Después de la presentación del libro, tan festejado como el cumpleaños (y sin rivalidad alguna), apareció un batallón de mozos con bandejas de plata cargadas de langostinos, ostras, bocaditos con foie, sofisticadas ensaladas y otras delicias. Se sabe, los coloridos cócteles con sabores de frutas esconden el alcohol y confunden con su inofensivo sabor y graciosa apariencia, pero su efecto es poderoso y estímuló en gran medida la euforia y la alegría reinante. Todos se saludaban contentos y volvían a saludarse, hasta dos y tres veces.
Las mesas pequeñas con centros de flores blancas, centenares de velas, elegantes sillas doradas y una bella música, acentuaron la irrealidad de una noche distante del mundo cotidiano. Para muchos, fue el encuentro más espléndido que Buenos Aires prodigó últimamente. Allí estaban Felisa Rocha, Cristina Carlisle, Lino Patalano, Nelly Arrieta, Charly Blaquier, Daniel Funes de Rioja, Guido y Mónica Parisier, Claudio Stamato, los hermanos De Olazábal, Alejandro Cordero, Mirta Legrand, María Laura Leiguizamón, Dicky Smith Estrada, Claudia Stad, Norberto Ponieman, Carmelita Herrera Vegas, Daniel Abate, Alberto Bellucci, Mechita y Luciano Miguens, Norberto Frigerio, Betina Bulgueroni, Claudia Caraballo, Martín Lopardo, Dorita Laplacete, Jhonny Casal, Gino Bogani, Martin Wulich, Cristina Khallouf de Blaquier, la familia Roemmers en bloque, el salteño Facundo Urtubey, el cura Barrientos y, entre otros, como escapado de un cuadro renacentista, el pianista Horacio Lavandera que parecía un angelote peinado con raya al medio y largos pelos flotando sobre sus hombros. Al final de la noche las donaciones efectuadas para la obra del Padre Pepe en las villas y barrios carenciados, reunieron varias decenas de miles de pesos.
En la noche siguiente, con el estilo coloquial de sus discursos, Mauricio Macri estrenó el nuevo Auditorio de la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes y, como veremos, allí se volvieron a encontrar algunos personajes. En las primeras filas estaban el presidente de la AAMNBA, Julio Crivelli y la homenajeada, Nelly Arrieta, la directora del MNBA, Marcela Cardillo, Juliana Awada, Eduardo Escasany, Eugenia y Eduardo Grüneisen, Josefina Blaquier, Pela Herrera, Andrés von Buch, Ximena Elizalde, Silvana Relats, Cristina Calisle, Teresa Gowland, Julio Suaya, Agustina Blaquier, Nuria Kehayouglu, Cristina Miguens, Teresa Bulgheroni, Rafaelito Oliveira Cesar (genuino gestor de la poderosa colección Blaquier); Felisa Larivière, Sofía Weil de Speroni, Santiago del Sel, Carmelita Herrera Vegas, Gustavo Castagnino (CEO de Mercedes Benz, la empresa a cargo la concesión de Modena) y, Miguel Frías, que trajo al Bellas Artes el tenebrismo de Caravaggio y ahora apuesta a presentar arte del modernismo brasileño. La ambientación de Gloria Cesar, el personaje más elogiado, consistía en un collage de colores radiantes que iluminaba el lugar. Champagne para el brindis, bocaditos y, para acompañar a Arrieta, que le brindó su nombre al renovado Auditorio, todos sus parientes y su amiga de siempre, Susana de Bary.
Para terminar un chiste escabroso pero alegórico, que puede dar lecciones a quienes se aventuran en alianzas políticas. Cuenta que hay dos soldados en la soledad de un puesto de guardia, que recuerdan con ardor a sus novias, a las que no ven desde hace meses. Cambiando recuerdos intiman mutuamente hasta el contacto físico, que ocurre cuando uno de ellos se agacha:
Uno: ¿Qué me estás haciendo?
El otro: Nada….
(Silencio)
Uno: ¿Cómo que nada?
El otro: Te digo que nada…
(Silencio)
Uno: Me parece que me la estás poniendo…
El otro: ¿Cómo se te ocurre?
Uno: ¡Me la estás poniendo!
El otro: Tá bien… si querés la saco…
Uno: No, no la saqués. Lo que pasa es que no aguanto que me mientan.

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