Cierre de campaña sin un claro favorito en Perú

Con el progresista Ollanta Humala y la derechista Keiko Fujimori igualados en las encuestas, se cerró ayer en la noche la campaña electoral por la presidencia. A tres días de las elecciones no hay un favorito. La campaña se cerró con una gran incertidumbre sobre el resultado del domingo. La disputa entre Humala y Fujimori por la presidencia es la elección más ajustada que recuerde el Perú en los últimos 50 años. Con la prohibición de publicar encuestas en la última semana de la campaña, se han disparado los rumores y las encuestas falsas que circulan por las redes sociales.
Los directores de cinco empresas encuestadoras que ayer se reunieron con la prensa extranjera, aunque no presentaron cifras de nuevos sondeos señalando que si lo hacían serían sancionados por las autoridades electorales, coincidieron en definir la situación como un empate y en asegurar que no se podía hablar de un favorito. Página/12 accedió a una encuesta de Ipsos Apoyo, preparada para catorce empresas privadas, que le da a Keiko 51 por ciento y a Humala 49 por ciento. Alfredo Torres, director de Ipsos Apoyo, aclaró que esa diferencia está dentro del margen de error de la encuesta, por lo que la situación es la de un empate técnico entre ambos candidatos.
Fernando Tuesta, director del Instituto de Opinión Pública de la Universidad Católica, recordó que las encuestas siempre han subestimado el voto de Humala, por el voto escondido y la votación rural, que representa aproximadamente el 25 por ciento y que las encuestadoras no llegan a registrar totalmente.
Ollanta Humala y Keiko Fujimori cerraron su campaña en Lima, bastión electoral de la hija del ex dictador, no muy lejos uno del otro. Al momento del envío de esta nota, los simpatizantes de ambos candidatos comenzaban a llegar al centro de la ciudad. Desde un camión pintado de naranja, el color del fujimorismo, que avanzaba lentamente hacia la céntrica plaza Bolognesi, lugar del mitin de cierre de Keiko, se lanzaban gorras, vasos y lapiceras a los transeúntes, mientras desde un potente parlante se escuchaba “chino, chino, chino”, el estribillo que sus seguidores le cantan a Alberto Fujimori, como para no dejar dudas de la dominante presencia del encarcelado ex dictador en la campaña de su hija. Unas calles más allá, los simpatizantes de Humala comenzaban a acomodarse en la plaza Dos de Mayo, tradicional lugar de las concentraciones sindicales. Entre las dos plazas la policía se había desplegado para evitar enfrentamientos.
Keiko Fujimori comenzó el día jugándose una última carta en su esfuerzo de captar votos: apareció en una conferencia de prensa acompañada de Pedro Pablo Kuczynski y Luis Castañeda, candidatos de la derecha que en la primera vuelta acabaron en tercero y quinto lugar, y de Mercedes Aráoz, la candidata presidencial del oficialista Partido Aprista que se bajó de la elección por sus diferencias con la dirigencia del APRA y el bajo apoyo que tenía su candidatura. El mensaje dado en conjunto fue que Fujimori aseguraba la continuidad del modelo económico neoliberal y el flujo de inversiones, mientras Humala ahuyentaría a los inversionistas y detendría el crecimiento económico. El mismo mensaje que ha repetido la prensa a lo largo de la campaña. Después de esa aparición ante los medios, la candidata viajó a Arequipa, la segunda ciudad del país, ubicada a unos 900 kilómetros al sur de Lima, para una visita relámpago antes de volver en la noche a la capital para cerrar su campaña.
Ollanta Humala recibió el último día de campaña con una nueva denuncia en su contra aparecida en la prensa, mayoritariamente volcada a favor de la hija del ex dictador. El diario Perú 21, muy activo en atacar al candidato de la izquierda, acusó en su portada que cuando era capitán del ejército en los años ’90 en una zona cocalera Humala había cobrado cupos al narcotráfico. El sustento de la denuncia era el testimonio de un supuesto ex narcotraficante de esa zona. En el aeropuerto, a su regreso de la andina ciudad de Cusco, donde el miércoles por la noche cerró su campaña en el interior del país, Humala rechazó la acusación. “Ya no saben qué inventar”, respondió, y dejó flotando la idea de que detrás de esta denuncia en su contra podrían estar los servicios de inteligencia y el gobierno de Alan García. En el Cusco, bastión humalista, el candidato progresista llenó la plaza principal de la ciudad. “No podemos rehabilitar una dictadura desahuciada por corrupta e inmoral”, dijo ante sus seguidores. El candidato volvió a hablar de encabezar un gobierno de concertación y unidad nacional.
“Este 5 de junio no podemos rehabilitar una dictadura que violó los derechos humanos, esterilizó a más de 300 mil mujeres, asesinó a periodistas y estudiantes. Díganle basta a la dictadura, el continuismo y la corrupción. Tenemos que votar con conciencia, sin miedo y con mucha memoria”, escribió Humala en su Facebook antes de partir al mitin de cierre de campaña.

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