Cinco datos sobre las (nuevas) sanciones contra funcionarios de Venezuela

La contraofensiva por parte del Gobierno y el chavismo en la calle para neutralizar el golpe de Estado fracasado, la contención de la agenda de guerra civil y la guerra económica, la fractura del intento de aislamiento internacional llevado a cabo por el imperio, es decir, el desmontaje del asedio total contra la Revolución Bolivariana, deja en evidencia el vacío de poder en la oposición y hace que el enemigo foráneo, verdadero estratega de la guerra contra Venezuela, tome cartas directas en el asunto.
Analogía: la zona de exclusión aérea contra Libia, en 2011, se activó en el momento en que las tropas de Kadafi derrotaron militarmente a la sedición, fue el momento en que la OTAN tomó cartas sobre el asunto. En lo político, la situación podría ser análoga tomando como referencia los hechos políticos de febrero. No hay mayor peligro que la desmovilización total de la oposición.
El editorial de El Nacional del día lunes 2 de marzo mostró una radiografía mental de la oposición en torno a las medidas tomadas por el presidente Nicolás Maduro, subestimando la fuerza y convocatoria del chavismo para hacer frente a las amenazas imperiales que ya están tomando curso contra Venezuela. Miguel Henrique Otero califica de «pura retórica, regresiva y mal hilvanada» las declaraciones del mandatario nacional. Confirmación de que, a lo interno, el enemigo no sabe qué hacer.
Este fin de semana se realizó en Caracas la IX Cumbre Extraordinaria de la alianza Unión de Petróleo del Caribe (Petrocaribe). En la reunión se acordaron dos puntos claves para el fortalecimiento de la integración en la región: la creación de la Zona Económica Comercial y la aprobación del Fondo de Inversiones Petrocaribe-ALBA. Petrocaribe ha estado en el centro de la disputa: la respuesta política contra la cumbre energética del Caribe que promovió el vicepresidente norteamericano Joe Biden, en la que “auguró” el fin de Petrocaribe.
La reunión de delegados de Unasur con representantes de la oposición venezolana, realizada en Caracas la semana pasada, fue un encuentro positivo según Aldo Giordano, representante del Vaticano, Julio Borges, Henri Falcón, y posteriormente con el presidente Nicolás Maduro. Con la mediación de Unasur se comenzaban a sentar las bases de un nuevo diálogo político. En el fondo está presente el desmantelamiento de un golpe (Operación Jericó) y la vinculación de una serie de actores políticos y militares, el repliegue político de los partidos involucrados en el golpe. Estados Unidos juega pesado por la salida no política. Diga lo que diga.
La VII Cumbre de las Américas, que se llevará a cabo entre el 10 y el 11 de abril de este año en Panamá, será la punta de lanza en el cual el Gobierno de los Estados Unidos dará nuevo contenido de su papel en América Latina: Cuba ya no es el enemigo público número uno sino Venezuela.
Conclusión en caliente
En términos concretos, el aderezo de Obama a las sanciones viene con una escalada directa contra Venezuela como punto de partida regional.
Declarar a Venezuela una amenaza a la seguridad nacional estadounidense no sólo es el paso jurídico anterior a declarar una intervención manifiesta y directa sino que apunta en lleno y caliente hacia el eje dinámico de la región (Caracas-Brasilia-Buenos Aires). Se juegan a varias manos el proceso de «cambio de régimen».
Brasil sufre una escalada en la agenda del golpe parlamentario, y los factores de poder promueven condiciones subjetivas para legitimar la agenda golpista.
La descalificación en redes contra el presidente de la Unasur, Ernesto Samper, señala un vector que apunta, por elevación, a la capacidad de respuesta de los nuevos organismos regionales del esquema multipolar.
Sea cual sea el escenario con el que se puedan establecer analogías (Chile 1973; Siria y Libia 2011; Ucrania 2013) lo que se vislumbra es la imposición definitiva del punto de no retorno, el quiebre adentro y afuera –en simultáneo– que atente contra el principal y más eficaz recurso del que se ha valido el Gobierno Bolivariano: la estabilidad contra la agenda golpista excepcionalista.
La caracterización que hace Obama de Venezuela en el documento en el que se ejecutan las nuevas sanciones asumen una situación narrativa en la que 1) se dan pasos jurídicos en la consolidación del relato del «Estado fallido» y 2) parecieran operar sobre un vacío en el cual está ausente, precisamente, el hecho conmocionante (como lo pudiera haber desencadenado la muerte de Kluiverth Roa de no haberse dado una respuesta inmediata por parte del Estado).
A falta de movilizaciones y acciones callejeras, aumenta la propensión a hechos estremecedores del orden de operaciones psicológicas, operaciones de bandera falsa, a un punto de hecho de no retorno que hoy no está presente en el panorama (acción terrorista, asesinatos selectivos, como lo advirtió Diosdado Cabello).
El documento que firma Obama busca una «primavera venezolana» pero sin primavera.

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