Cómo opera el lobby de los fondos buitre

En medio de las negociaciones de último minuto para evitar un default en la Argentina, el lobby es una práctica que está a la orden del día.
Entre las organizaciones estadounidenses que participaron de ese lobby en favor de los fondos buitre se encuentra la American Task Force Argentina (ATFA).
En su sitio web, la ATFA se define como “una alianza de organizaciones unida para un acuerdo justo y equitativo del incumplimiento de la deuda de 2001 y la posterior reestructuración de la deuda del gobierno argentino”.
La alianza tiene cerca de 30 miembros, entre los que figuran asociaciones estadounidenses vinculadas al comercio de la carne y grupos agrícolas, pero su indudable estrella es el fondo de alto riesgo (hedge fund) Elliott Associates, L.P., principal litigante contra Argentina, según describe hoy el portal de noticias de la cadena BBC.
Todos estos acreedores reclaman a la Argentina el pago de la totalidad de los bonos de deuda impagos que representan 1.330 millones de dólares más intereses y que cuentan con el respaldo del juez estadounidense Thomas Griesa.
La BBC consultó a Sheila Krumholz, directora ejecutiva del Center for Responsive Politics, que investiga la actividad de las empresas de lobby en la política estadounidense, y afirmó que el fondo buitre Elliot tiene el respaldo financiero necesario para llevar adelante el lobby de la ATFA.
“Debido a los fondos que maneja y a sus conexiones, Elliot es el corazón de la ATFA. Son también importantes, como aliados tácticos, organizaciones del sector agrícola y ganadero que compiten directamente con Argentina y que sirven para aumentar la presión en todos los frentes”, le dijo Krumholz al sitio web.
Pero, ¿cómo se hace lobby?
El dueño de Elliot es el multimillonario Paul Singer, que financió al Partido Republicano y al expresidente George W. Bush desde las elecciones de 2004. Singer es una de las 400 personas más ricas del mundo.
Pero la ATFA no pone todas sus fichas en una sola partida, aclara la BBC. Sus directores son demócratas de destacada trayectoria durante la presidencia de Bill Clinton.
El director, Robert Raben, es presidente de The Raben Group, una consultora que asesora a gobiernos y corporaciones y trabajó en la fiscalía general del Departamento de Justicia de Clinton.
El directorio de la ATFA lo completa la ex embajadora de Estados Unidos en la ONU durante la gestión Clinton, Nancy Soderberg, directora ejecutiva de Soderberg Solutions.
“Contratar sus servicios no es barato. Estamos hablando de gente con el rango de embajadores ante la ONU, que ha estado vinculada al gobierno desde hace mucho tiempo y que sabe cómo funciona la maquinaria del poder en Estados Unidos”, afirma Krumholz.
Un equipo con estas características tiene aceitados contactos en el Congreso como para que el mensaje de la ATFA sobre Argentina tenga una buena recepción política.
El argumento de ATFA es que la actitud “recalcitrante” de Argentina ha impedido una resolución del conflicto.
Entre las presentaciones en el Congreso de Estados Unidos figuran una declaración conjunta con la US Cattlemen Association, del sector ganadero y los intentos de la Argentina para perjudicar la seguridad sanitaria del mercado de carne estadounidense.
Otro caso similar es la campaña de denuncia que hizo la ATFA del memorando que firmaron Argentina e Irán para la investigación del atentado contra la sede de la organización judía AMIA en Buenos Aires en 1994. Un aviso de la ATFA publicado el año pasado, mostraba a la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, con el exmandatario iraní Mahmud Ahmadinejad bajo el título: “¿Pacto con el diablo?”
La ATFA no mantuvo ninguna reunión con figuras políticas argentinas, pero en su página web publicó una nota en la que elogiaban a los políticos “negociadores”: el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, opositor al gobierno; el también opositor Sergio Massa, y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, representante de la derecha del kirchnerismo.

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