Cómo se prepara «El Patón» Basile, el boxeador que protege a Moyano

El hombre que cuida a Moyano tiene 200 tatuajes. Foto: LA NACION / Verónica Wiñazki
Mañana, cuando Hugo y Pablo Moyano lleguen a Plaza de Mayo para movilizarse contra el gobierno de Cristina Kirchner, Gonzalo «El Patón» Basile va a estar ahí. En primera fila. Como siempre. Con su gigantesco cráneo rapado, con ese arma impresa en su cabeza con las balas listas, y un diablo rojo, el último de sus 200 tatuajes. Estará allí como cada vez que sus jefes sindicales deciden medir fuerzas en la calle. Y si hay que defender a alguien, el boxeador camionero se plantará con su alma y sus 108 kilos: «Voy a ser el primero en cuidar que no toquen la integridad física de Pablo, de Hugo o de los compañeros y dirigentes que puedan estar ahí», le dice desde arriba del ring a LA NACION.
Afirma que lo hace por convicción. «Yo no soy guardaespaldas de nadie. Me van a ver cerca del compañero Hugo y del compañero Pablo porque lo siento, porque me sale de adentro estar ahí, por todo lo que ellos hacen por mí y por todos los trabajadores». Va hasta el final: «Doy la vida por Moyano».
Video: Gonzalo «El Patón» Basile: «Doy la vida por Moyano»
De lunes a viernes, «El Patón» se levanta temprano, desayuna un cortado en el café de «El Rafa», en Brasil y San José, a media cuadra del Sindicato de Camioneros, y se va a entrenar. Corre junto a su preparador físico alrededor de Parque Patricios, hace pesas, y vuelve al barrio -otra vez a lo de «El Rafa»- para almorzar con su señora y su hijo de tres meses. Duerme la siesta y a la tarde retoma la actividad en el gimnasio de Huracán, donde se pone los guantes y corrige la técnica de golpe. En su historial tiene 60 peleas y sólo 7 derrotas.
Está afiliado al Sindicato de Choferes de Camiones desde hace 18 años. Trabajaba como recolector de basura hasta que Hugo Moyano decidió apoyarlo y darle una licencia para que pudiera dedicarse al boxeo. Hoy pelea con el sponsor exclusivo del sindicalista. En su pantalón y su remera -verdes- se lee una leyenda gigante: «100% camionero».
«Yo tengo tatuado el escudo justicialista en el pecho y el rostro de Eva y de Perón en la espalda», se levanta la remera y lo muestra. «Todos me preguntan de dónde saqué este fanatismo por el peronismo y siempre digo lo mismo: por mis propios medios, por investigar, por leer, por escuchar a la gente que vivió en esos momentos». Cree que Cristina Kirchner «no es peronista», y se enoja al decirlo: «Con lo que le hace a los trabajadores no puede llamarse una presidenta peronista».
«Me encantaría estar con Tinelli en Bailando por un Sueño».
Cuando entra al gimnasio causa una mini revolución. Todos lo miran, lo saludan, le chocan el puño como gesto de bienvenida. Camino al vestuario, ayuda a un ciego que va en la misma dirección, lo guía. Un compañero le dice que lo vio en la televisión mientras le hacía frente a la Gendarmería en la planta tomada de YPF. De pronto, «El Patón» empieza a agitar el brazo y grita con voz muy ronca: «Este miércoles vamos a reventar la plaza, vamos loco, vamos».
Sabe que llama la atención. Tiene claro que su aspecto -lo dice- lo convirtió en una cara famosa del movimiento camionero. Le gusta salir en la tele y que lo reconozcan en la calle. Se confiesa: «Me encantaría estar con Tinelli en Bailando por un Sueño».
Video: La dieta de «El Patón» para bajar 20 kilos
Decidió ponerse a dieta y no por obligación. Para los «peso pesado» no hay límite en la balanza, pero «El Patón», con 127 kilos, se sentía lento. Le faltaba agilidad y destreza arriba del ring. «Estaba un poco torpe, por eso decidimos con mi técnico y preparador físico ajustar la parte de entrenamiento y la parte de dieta», cuenta sentado a la mesa del bar de «El Rafa», donde almuerza y desayuna todos los días. «Acá me cuidan y me hacen comida light», dice mientras abraza al dueño del local, Rafael, un viejito sin dientes detrás de la barra.
Bajó 20 kilos. Abandonó las tres facturas diarias con las que desayunaba y la pizza del mediodía. Ahora elige arroz hervido, pollo, carne al horno, verduras y frutas; no toma gaseosas ni alcohol. «En general me cuido, trato de comer comida sana. Por ahí no es el cien por ciento de lo que tendría que hacer porque a veces me doy uno que otro gusto; soy un ser humano y una persona como cualquiera». Rafael interrumpe la conversación y agrega: «El Patón me hace renegar porque come mucho, pero ahora está mejor, se cuida».
Su debilidad son los postres: «Soy muy goloso, me gustan mucho las cosas dulces, si me das un plato de comida o una porción de torta, yo elijo la torta»..

Acerca de Maria

Politóloga. Me interesa la teoría de la democracia y el estudio del populismo.

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