De Blasio, el alcalde de Nueva York equilibrista entre garantías a minorías y seguridad

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Bill de Blasio, el alcalde de una Nueva York bajo tensión por la exoneración de un policía acusado de matar a un hombre negro, hace equilibrio desde que inició su mandato para cumplir su promesa de más garantías para las minorías sin descuidar la seguridad.
La difícil posición del demócrata De Blasio, casado con una afroamericana y padre de dos hijos mestizos, quedó en evidencia con la decisión de un jurado el miércoles de no procesar al oficial Daniel Pantaleo acusado de matar a Eric Garner, de 43 años, en un violento operativo en julio pasado filmado por un aficionado.
De Blasio recibió un fuerte apoyo de las comunidades afroestadounidenses y latina, que representan el 28,6 y 25,5% de la población de Nueva York, respectivamente, para ganar en noviembre de 2013 la elección para suceder desde enero al multimillonario independiente Michael Bloomberg, quien gobernó la ciudad durante 12 años.
Con Bloomberg, y su jefe de policía Ray Kelly, Nueva York fue escenario de una permanente reducción en las cifras del crimen, hasta batir en 2012 y 2013 su cifra anual más baja de homicidios en medio siglo (417 y 333, respectivamente).
Pero para las organizaciones de defensa de los derechos civiles, el precio que los neoyorquinos pagaron a cambio fue el de un atropello de sus libertades, por ejemplo con la multiplicación de controles espontáneos callejeros que afectaron sobre todo a afroestadounidenses y latinos.
Con la llegada de De Blasio, Bill Bratton reemplazó a Kelly al frente de la policía con la misión de recuperar la confianza de esas comunidades, para lo cual se tomaron varias medidas.
Por un lado, y como lo recordó el alcalde este jueves, ha habido una reducción «drástica» de los controles espontáneos en las calles, así como, desde noviembre, de las detenciones por posesión de marihuana en pequeñas cantidades.
De Blasio se ha puesto a la cabeza además a la hora de proteger a los inmigrantes indocumentados, y firmó el pasado 14 de noviembre dos leyes que recortan la cooperación con las autoridades federales para casos de deportación.
Tras once meses de gestión, De Blasio dio a conocer el martes cifras alentadoras con una caída del crimen de 4,4% anual hasta noviembre, incluyendo un descenso del 6,8% en los homicidios.
Según la alcaldía, el periodo entre agosto y noviembre pasados ha registrado el menor número de tiroteos y asesinatos desde igual periodo de 1993, cuando comenzaron a aplicarse las estadísticas modernas de criminalidad.
Sin embargo, entre tanto, dos casos bastaron para sacudir a la opinión pública: la muerte de Garner, y más recientemente, el pasado 20 de octubre, la de un joven negro de 28 años desarmado y abatido de un disparo por un oficial en Brooklyn (sudeste de la ciudad).
Esto en un contexto nacional marcado por los sucesos de Ferguson (Misuri, centro-sur), donde un joven negro, Michael Brown, murió a manos de un oficial también exonerado por un jurado desatando protestas en todo el país, y otro caso de un niño afroestadounidense de 12 años abatido en Cleveland (Ohio, norte) cuando portaba un arma de juguete.
Apenas se dio a conocer el veredicto del caso Garner, De Blasio salió a aquietar las aguas por todos los medios posibles, lo que no impidió protestas con un saldo de 83 detenidos el miércoles por la noche.
«La frustración es comprensible», dijo el alcalde este jueves en una carta abierta, insistiendo en evitar la violencia y destacando la respuesta «correcta» e «inteligente» de la policía ante las manifestaciones, en su inmensa mayoría pacíficas.
La aspiración de De Blasio de acercar a las fuerzas de seguridad y las minorías no es sencilla, menos aún cuando los ciudadanos sienten que la policía «tiene impunidad» y puede «salirse con la suya haga lo que haga», como dijo a la AFP Susan Schneider, una escritora neoyorquina presente en las protestas del miércoles.
«Es un momento crítico. El sistema está colocándose en una situación peligrosa, otorgando a la policía una luz verde para asesinar gente y garantizarles que no serán castigados por sus acciones homicidas», señaló de su lado el activista Carl Dix en el sitio internet de Stop Mass Incaceration.
Desde la acera de enfrente, Patrick Lynch, el presidente de la Patrolmen’s Benevolent Association, que reúne a varios sindidatos de policías, salió al cruce de los ataques, exigiendo que se enseñe a los niños a «respetar y estar orgullosos» de las fuerzas de seguridad de la ciudad, y recordando que Garner estaba cometiendo un delito al vender cigarrillos ilegales cuando fue detenido.
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