Director de Criterio: «El Papa saneará la imagen de la Iglesia, pero no hará cambios en su doctrina»

En las afueras del Vaticano, los negocios de vestimenta para religiosos estuvieron bastante activos en las últimas semanas. Foto: AP
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Luego de la elección del primer papa latinoamericano y jesuita de la historia, se abren interrogantes sobre hasta qué punto puede introducir cambios o ser revolucionario en una institución tan conservadora como lo es la Iglesia Católica.
«Francisco saneará la imagen del Vaticano , pero no va a cambiar cuestiones de doctrina», estimó José María Poirier, director de la revista Criterio, en una mesa redonda sobre el Papa organizada anteayer por el Departamento de Historia y de Ciencia Política de la Universidad Torcuato Di Tella.
En la misma línea opinaron los otros dos participantes del encuentro, el ex canciller Dante Caputo y la investigadora del Conicet Miranda Lida, que hablaron frente a unas 60 personas.
«El nuevo papa hará una transformación en la curia romana -con la cual tiene entredichos muy fuertes-, saneará las finanzas del Vaticano y tendrá tolerancia cero frente a los abusos sexuales de los sacerdotes», detalló Poirier.
Sin embargo, tanto el director de la revista Criterio como Lida sostuvieron que el argentino Jorge Mario Bergoglio no llevará a cabo en su pontificado mayores modificaciones en lo que se refiere a doctrina y teología moral. Es decir, consideraron que es poco probable que, por ejemplo, cambie la posición que tiene la Iglesia en cuanto al aborto.
Para Caputo, que aclaró varias veces durante su exposición que no era un hombre de fe, «si el papa Francisco llegara a introducir cambios que son deseables en la Iglesia, generará alguna forma de tensión con aquellos que lo eligieron».
Según el ex canciller, esto no se debe analizar como el típico episodio político de quien llega al poder y traiciona a los que lo pusieron allí, sino que el Papa generará tensión por el solo hecho de ser jesuita.
Que un miembro de la Compañía de Jesús sea papa por primera vez en la historia significa de por sí un cambio radical en la Iglesia, opinó Caputo.
«Los jesuitas no son como el resto de los sacerdotes. Por un lado, su formación intelectual les da más elementos de diálogo con aquellos que integran el mundo, y por el otro, el estilo de los jesuitas tiene mucho más que ver con los desafíos de nuestros tiempos que con las líneas que desarrolló la Iglesia en los dos últimos papados», resumió Caputo.
«Lo que me gusta de Bergoglio es que es jesuita y puede generar pequeños pasos para este momento tan complicado de la Iglesia», estimó.
Por su parte, Poirier sostuvo que, como todo jesuita, es difícil entender cómo piensa Bergoglio. Según el experto, la personalidad del Papa «desconcierta un poco porque es un moderado, con algunas facetas casi tradicionales, pero profundamente social».
En este sentido, el Papa marcará prioridades, y «su prioridad no está puesta en introducir cambios en la doctrina de la Iglesia», dijo.
El director de la revista Criterio está convencido de que Bergoglio -a quien calificó como un «animal político»- continuará con los tres temas que heredó de su predecesor Benedicto XVI.
Primero, encarará una reforma de transparencia y descentralización de la curia, altamente burocratizada. Segundo, se ocupará de limpiar la reputación del Banco del Vaticano, investigado por lavado de dinero, y por último, tendrá tolerancia cero frente a los abusos de los sacerdotes, uno de los temas que más afectaron a la Iglesia. «Quienes están más preocupados con la llegada de Bergoglio son los conservadores, tanto en la curia de Roma como en la Argentina», resumió Poirier.
Miranda -que en su exposición hizo un repaso histórico de la relación entre el Vaticano y la Iglesia argentina- coincidió con Poirier en que Francisco se ocupará de «mejorar la imagen del Vaticano».
Pero aclaró que «no hay que dimensionar los cambios que puede hacer, ya que todavía es muy pronto para sacar conclusiones».
«Me acuerdo de que con Ratzinger se vaticinaba un pontificado oscuro, se lo definía como un gran inquisidor. No hay que sobredimensionar porque uno se encandila con los grandes gestos que contrastan con el pontificado anterior, de un estilo mucho más apagado. Creo que todavía hay que esperar», concluyó, más cauta, Miranda.
UNA PLACA EN SU ANTIGUA CASA
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