Evidentemente los problemas de gestión del gobernador cordobés se explican, en parte, por contar con un equipo de gobierno encabezado por personajes minúsculos como el que se mostró en los medios del monopolio.
González ignora o miente, plegándose a la campaña de desprestigio contra el Instituto Nacional de Estadística y Censos llevada adelante por medios hegemónicos y dirigentes opositores que siguen sus libretos.
Se trata de un funcionario tan menor que intenta predicar en torno a lo que desconoce, ya que el Indec nunca ha difundido que se necesitan seis pesos para que una persona «coma muy bien».
Creo conveniente explicarle cuándo y cómo se construyó la canasta que llamamos Canasta Básica Alimentaria. En 1993, con Cavallo como ministro de Economía, se determinó la metodología oficial de medición de la pobreza por insuficiencia de ingresos, la que continúa vigente en razón de la necesidad de contar con series históricas que den cuenta de las variaciones del fenómeno bajo estudio. En ese año se determinó que el valor de la Canasta Básica Alimentaria no fuera calculado en función de los precios medios de los productos de la canasta teórica definida, sino que la variación del valor de las canastas se obtuviera de la variación de precios surgidas del Índice de Precios al Consumidor, aplicada a la canasta de octubre de 1985. Esta canasta mensual estaba estimada en 16,52 australes por adulto equivalente, aproximadamente 17 dólares, o sea 56 centavos de dólar por día. El jefe de Gabinete cordobés difícilmente podrá concluir que con esos valores se pudiera comer «muy bien» en el pasado.
Consecuentemente, el costo de la canasta es un valor teórico que a través de la aplicación de fórmulas estadísticas divide la indigencia de la pobreza y está muy lejos de representar el consumo de los sectores medios de la población.
Otra demostración cabal de su incompetencia es el revoleo de cifras que de modo absolutamente irresponsable lo lleva a mencionar una inflación de 0,1 por ciento. Este dato me lleva a aclararle que el Indec no mide inflación sino variaciones de precios al consumidor en el aglomerado Gran Buenos Aires, y que en los últimos cinco años la variación mensual informada por el Instituto siempre fue mayor que el 0,1 por ciento.
Como bien decía el General Perón, «el bruto es siempre peor que el malo, porque el malo suele tener remedio, el bruto no. He visto malos que se han vuelto buenos, jamás un bruto que se haya vuelto inteligente».