El derrotero de la Sociedad Rural Argentina, Norma Giarraca, Crítica.
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Acerca de Patricio
Patricio es profesor universitario de sociología. Trabaja sobre desigualdad y movimientos sociales. Se crió en un conventillo de la calle Olavarría, pero toda su vida ha sido hincha de River.
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Parece que finalmente encontró a Barsky. Ya era hora.
¿?
Aunque tarde, poco y algo confuso, el último párrafo es el que aclara,algo, una nota que Crítica publica con el único objetivo que se ha propuesto desde su creación: blanquear ante la pequeño burguesía bien pensante a la SRA, presentándola como una sociedad de laboriosos y esforzados pioneros que se levantan a las 4 de la mañana para cultivar la tierra y engrandecer a la patria.
La crítica de Giarraca al «marxismo tradicional»: ¿incluye a los «marxistas» que en la década peronista bramaban por la «libre comercialización de las cosechas»? Según su análisis esos marxistas sí supieron ver en la SRA la expresión de una clase progresista, que profundizaba el desarrollo de las fuerzas productivas. Su última frase es pobrísima: «capitalismo modernizador y estados complacientes» implica una clase capitalista dinámica, y la defección de una clase política. Si bien lo último es analizable y no ha de descartarse, puesto de ese modo es miserable. El estado «complaciente» es el que fue colonizado, asaltado y violado por los representantes de la clase que Giarraca define como modernizadora y progresista. La misma clase social que diversificó sus inversiones en la década del ’30 del siglo pasado al calor del nuevo paradigma económico resultante de la crisis de los capitalismos centrales, y que conspiró hasta derrocar a todos los gobiernos que se atrevieron siquiera a moderar su apetito básico: comerciar sin restricciones con el mundo. Y éste es el verdadero nudo de la cuestión. La clase propietaria de la tierra en la Argentina (e incluyo a su claque FAA) no es progresista porque su programa, que al decir de algunos gramscianos está imponiéndose en el imaginario de algunas clases subalternas, no ofrece respuesta al conjunto de la sociedad argentina. El problema con esta clase social, ayer como hoy, no es que profundice o no las relaciones de producción capitalistas, siempre lo hizo, el problema, como decía Humpty Dumpty, es si va a tener el poder para imponer al conjunto de la sociedad argentina su programa, al que le faltan 50 millones de vacas y le sobran 20 millones de argentinos.