El fenómeno Cuevana: ¿sobrevivirán el cine y la TV gratuita por Internet?

Cuevana podría enfrentar serias demandas que podrían acabar con la gratuidad del sitio web
Desde que fue creado en 2009, el sitio web Cuevana, que permite bajar películas y series de televisión subtituladas en español de forma gratuita, creció exponencialmente hasta convertirse en uno de los portales más populares de América Latina.
Actualmente la página online, creada por tres amigos universitarios en Argentina, tiene 12 millones de usuarios únicos mensuales. Una cuarta parte de esos visitantes son argentinos, pero el resto accede desde México, Chile, Colombia, España, Estados Unidos y otros países.
A pesar de que muchos cuestionan la legalidad de la página, porque no paga derechos de autor a los productores y distribuidores de las cerca de 3.000 películas y 300 series que ofrece al público, hasta ahora Cuevana había funcionado sin impedimentos.
Según los responsables del sitio, este no viola ley alguna porque solamente ofrece enlaces a material protegido y no almacena el contenido mismo.
Ahora dos demandas judiciales presentadas en los últimos días amenazan con poner fin al reinado del sitio.
Este miércoles un juez en lo civil en Argentina ordenó a la Secretaría de Comunicaciones y a la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC) «bloquear el acceso de cualquier usuario de Internet» a los links que tiene Cuevana a tres series televisivas que pertenecen a la cadena Turner.
Pero además de la demanda civil entablada por Turner, también trascendió que el canal estadounidense HBO presentó una causa penal contra el sitio, que ya está en manos de un Juzgado de Instrucción en Buenos Aires.
Según especialistas consultados por BBC Mundo, de ser acogida, esta demanda podría significar el fin de Cuevana como portal gratuito de videos.
Vacío legal
Netflix es la mayor empresa de televisión y cine en línea.
Cuevana no es el primer sitio que comparte material privado de forma gratuita en ser demandado por violar derechos de propiedad intelectual.
Famosos portales internacionales para bajar música como Napster, Kazaa y LimeWire fueron obligados a cerrar en EE.UU., mientras que los dueños del sitio sueco Pirate Bay -que permite intercambiar archivos de películas, series y juegos- fueron condenados a prisión en 2009 y recibieron multas millonarias.
No obstante, esos casos no tienen injerencia en la causa contra Cuevana, ya que cada país tiene su propia legislación respecto a los derechos de autor.
Según el experto en derecho informático Nicolás Tato, en Argentina existe un vacío legal en lo que se refiere a la distribución virtual de material pirateado.
«La ley de derecho de autor establece que comete un delito quien almacena o exhibe copias ilícitas de un material protegido. Pero la norma no aplica a un medio virtual como Cuevana, que es un buscador de material protegido, pero no lo almacena ni lo exhibe», dijo a BBC Mundo.
La ley de derecho de autor argentina data de los años ’30 y al igual que en gran parte del mundo, está desactualizada respecto a los avances de la tecnología y la aparición de nuevos sitios, como las redes sociales.
Esto, a pesar de que Argentina –según Tato- es uno de los países más avanzados en materia de ley informática.
«En 1998 se modificó la ley de derecho de autor para incluir el software como material protegido. Y la ley de derechos informáticos, de 2008, amplió la lista de delitos tipificados por el derecho penal», explicó el abogado.
Así y todo, la legislación argentina nada dice sobre un caso como el de Cuevana. Sin embargo, Tato prevé que, al igual que lo que ocurrió en Europa y EE.UU., es probable que los jueces consideren que ese sitio es un «partícipe necesario» para cometer el delito de violación de la propiedad intelectual.
Presión
«Las demandas contra Cuevana y Taringa! surgieron en parte por el éxito que estaban teniendo»
Alexis Garbarz, experto en tecnología
Además de Cuevana, recientemente los dueños del sitio Taringa! (una red social argentina en la que también se comparte material protegido por copyright) fueron procesados por permitir la descarga de libros sin la autorización de sus autores.
Para el experto en tecnología Alexis Garbarz, las demandas contra Cuevana y Taringa! surgieron en parte por el éxito que estaban teniendo, ya que su popularidad atrajo la atención de los productores y distribuidores que reclaman sus regalías.
Pero Garbarz dijo a BBC Mundo que estas causas también se relacionan con la llegada de otros competidores que aspiran a dominar el mercado del video por internet, pero de forma «legal» y cobrando por el servicio.
Tres de las principales empresas de telefonía que operan en Argentina (Telefónica, Telecom y Claro) lanzaron este año sus propios sitios de oferta de TV y cine online, que se contratan a través de un abono mensual. Y la mayor empresa mundial en este rubro, Netflix, también arribó a Argentina hace un par de meses.
Según Garbarz, el panorama no es muy favorable para la continuidad de Cuevana, tal cual opera hoy.
El principal responsable del sitio, Tomás Escobar (de 22 años), dejó trascender recientemente en una entrevista con la revista Rolling Stone que aspira a lograr acuerdos con los canales de TV y las distribuidoras de films, para continuar ofreciendo sus servicios de forma legal.
No obstante, el joven descartó la posibilidad de arancelar el servicio (actualmente genera ganancias por publicidad).
¿Sobrevivirá Cuevana?
Según el experto Alexis Garbarz, muchos usuarios se rehúsan a pagar por algo que pueden encontrar gratis en otro lado.
Para Garbarz, si Cuevana empieza a cobrar por el material que provee será su fin.
«Muchos usuarios se rehúsan a pagar incluso la cifra más baja por algo que pueden encontrar gratis en otro lado. Simplemente empezarán a utilizar uno de los otros sitios más pequeños que ofrecen películas y series», opinó.
Tato coincidió en que, más allá del precedente que sentarán los casos de Cuevana y Taringa!, siempre seguirán apareciendo otros portales que ofrecen material privado de forma gratuita.
Sin embargo, el experto consideró que los usuarios de sitios como Cuevana sí estarían dispuestos a pagar una cifra moderada para poder usar un portal accesible y que no tenga cuestionamientos legales.
«El secreto del éxito para estos sitios será encontrar el equilibrio justo entre precio y calidad, que atraiga a los usuarios y disuada la piratería», señaló.
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