La marcha del silencio. La posición de la Iglesia.Tuvo un breve diálogo con un grupo encabezado por Burstein. “Voy a hacer todo lo que pueda”, dijo.
o que pueda”. Estas palabras las pronunció ayer el Papa ante cuatro familiares y sobrevivientes del atentado con explosivos a la AMIA en 1994, que causó 85 muertes.
El peor atentado que sufrió la Argentina en su historia envena la realidad política y la convivencia social, con exasperadas internas y misterios, como la muerte del fiscal Alberto Nisman, de la cual se cumplió ayer un mes. En este clima no faltaron las críticas de los familiares.
El dirigente del grupo, Sergio Burstein (cercano a la Rosada), dijo que habían recibido “una caricia de paz del Papa” y explicó en una conferencia de prensa que habían pedido a Francisco en un breve diálogo de dos minutos, durante la audiencia general de los miércoles, que intercediera ante Irán e Israel para “poner a derecho” sus respectivas situaciones.
En el caso de Irán, para hacer declarar a quienes son requeridos por la Justicia argentina como participantes del atentado. En el de Israel, para convocar a declarar al ex embajador Itzhak Avirán, que dirigió la representación en Buenos Aires de 1993 a 2000. Avirán, contó Burstein, contó a una agencia noticiosa judía que “nosotros sabemos quienes fueron” y que la mayoría de los culpables “están en el otro mundo”.
“Nosotros queremos justicia, queremos que se sepa quienes fueron”, reiteró Burstein. “Deseamos vivir en paz con justicia”, agregó el familiar de una víctima de la voladura de la mutual judía.
Los cuatro familiares y sobrevivientes presentes explicaron que había serias discrepancias internas en la comunidad judía, cuyos dirigentes “nos han maltratado”. La causa es que la asociación de Burstein, Graciela Linial (que perdió a un hijo en el atentado), Hugo Fryszberg y Carlos Daniel Komarovsky, presentes en el encuentro con el Papa, apoyaron el memorandum de acuerdo para indagar sobre lo ocurrido que suscribieron los gobiernos de Argentina e Irán. “Incluso hubo acusaciones de traición, como si un familiar pudiera vender a su hijo muerto”, dijo Burstein, quien afirmó que en la comunidad hebrea “la dirigencia estuvo ausente”, en la búsqueda de justicia. “La causa está viva gracias a los familiares, si no el proceso ya estaría cerrado”, dijo.
El dirigente también lanzó criticas contra el fallecido fiscal Alberto Nisman “porque nunca nos dijo que el memorándum ocultaba propósitos políticos y no de justicia”.
Recordó su amistad con Nisman, pero dijo que durante los muchos años que el fiscal tuvo en sus manos la dirección de las investigaciones del atentado de 1994, “no se avanzó nada”.
“Alberto nos engañó y teníamos una charla pendiente: yo quería preguntarle ¿por qué nos usaste?”.
Burstein aclaró que la asociación de familiares y sobrevivientes que encabeza, conocida como 18-J, “no está contra la marcha organizada para hoy (por ayer) en Buenos Aires, sino contra los fiscales y magistrados que durante años colaboraron en impedir que la causa por el atentado siguiera adelante y que ahora buscan expiar sus culpas”.
El dirigente negó compromisos políticos de su grupo y dijo que lamentaba que “nuestra relación con Alberto Nisman comenzó muy bien y terminó mal. Nosotros no lo acusamos, porqEue ahora no puede defenderse. Decimos que no encontró nada y esperamos que el nuevo fiscal vaya adelante con las investigaciones”.
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o que pueda”. Estas palabras las pronunció ayer el Papa ante cuatro familiares y sobrevivientes del atentado con explosivos a la AMIA en 1994, que causó 85 muertes.
El peor atentado que sufrió la Argentina en su historia envena la realidad política y la convivencia social, con exasperadas internas y misterios, como la muerte del fiscal Alberto Nisman, de la cual se cumplió ayer un mes. En este clima no faltaron las críticas de los familiares.
El dirigente del grupo, Sergio Burstein (cercano a la Rosada), dijo que habían recibido “una caricia de paz del Papa” y explicó en una conferencia de prensa que habían pedido a Francisco en un breve diálogo de dos minutos, durante la audiencia general de los miércoles, que intercediera ante Irán e Israel para “poner a derecho” sus respectivas situaciones.
En el caso de Irán, para hacer declarar a quienes son requeridos por la Justicia argentina como participantes del atentado. En el de Israel, para convocar a declarar al ex embajador Itzhak Avirán, que dirigió la representación en Buenos Aires de 1993 a 2000. Avirán, contó Burstein, contó a una agencia noticiosa judía que “nosotros sabemos quienes fueron” y que la mayoría de los culpables “están en el otro mundo”.
“Nosotros queremos justicia, queremos que se sepa quienes fueron”, reiteró Burstein. “Deseamos vivir en paz con justicia”, agregó el familiar de una víctima de la voladura de la mutual judía.
Los cuatro familiares y sobrevivientes presentes explicaron que había serias discrepancias internas en la comunidad judía, cuyos dirigentes “nos han maltratado”. La causa es que la asociación de Burstein, Graciela Linial (que perdió a un hijo en el atentado), Hugo Fryszberg y Carlos Daniel Komarovsky, presentes en el encuentro con el Papa, apoyaron el memorandum de acuerdo para indagar sobre lo ocurrido que suscribieron los gobiernos de Argentina e Irán. “Incluso hubo acusaciones de traición, como si un familiar pudiera vender a su hijo muerto”, dijo Burstein, quien afirmó que en la comunidad hebrea “la dirigencia estuvo ausente”, en la búsqueda de justicia. “La causa está viva gracias a los familiares, si no el proceso ya estaría cerrado”, dijo.
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Recordó su amistad con Nisman, pero dijo que durante los muchos años que el fiscal tuvo en sus manos la dirección de las investigaciones del atentado de 1994, “no se avanzó nada”.
“Alberto nos engañó y teníamos una charla pendiente: yo quería preguntarle ¿por qué nos usaste?”.
Burstein aclaró que la asociación de familiares y sobrevivientes que encabeza, conocida como 18-J, “no está contra la marcha organizada para hoy (por ayer) en Buenos Aires, sino contra los fiscales y magistrados que durante años colaboraron en impedir que la causa por el atentado siguiera adelante y que ahora buscan expiar sus culpas”.
El dirigente negó compromisos políticos de su grupo y dijo que lamentaba que “nuestra relación con Alberto Nisman comenzó muy bien y terminó mal. Nosotros no lo acusamos, porqEue ahora no puede defenderse. Decimos que no encontró nada y esperamos que el nuevo fiscal vaya adelante con las investigaciones”.
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