Es positivo que se reconozcan los nuevos actores rurales. Foto: Archivo
El anuncio del Ejecutivo Nacional del Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial 2020 (PEA) es, sin duda, una circunstancia bien distinta de la que transitaron conflictivamente hace pocos años campo y Gobierno.
La elaboración de un Plan Estratégico, que además pretende ser participativo, es una buena noticia. Si ese proceso cumple con las premisas enunciadas, no sólo es una buena noticia: constituye también una oportunidad.
Hasta ahora sólo hemos conocido los objetivos y las metas del PEA, que son compartidos y encontraron consenso social, político y académico. Reúnen las condiciones necesarias para ser el horizonte hacia el cual se orienten los esfuerzos públicos y privados en los próximos años. Pero no alcanzan por sí solos. Si nos quedamos con eso, este «logro» quedará en una correcta declaración de deseos sin efectos en la realidad. Estamos ante un primer paso.
Debemos entender que el PEA está en proceso de elaboración. En la actualidad se está trabajando en la etapa de las propuestas que se incluirán en la versión final. Nos parece apropiado en este momento y en este marco de debate político y profesional acercar nuestros aportes.
Corresponde aclarar respecto de estos aportes que quien los redacta pertenece a una fuerza política opositora al Gobierno. Como coordinador agroindustrial de la Coalición Cívica he trabajado muchas propuestas para el sector. También he realizado críticas. Entre las propuestas en las que he insistido con particular énfasis estos años se encontraba la de realizar una plan integral de largo plazo para la cadena agroindustrial. Hoy que ese debate se ha iniciado, por honestidad intelectual y coherencia, considero que no puedo dejar de participar. Quiero resumirles algunos aportes trabajados:
La visión y caracterización del PEA de la Cadena Agroindustrial es positiva. En particular, reconocer el dinamismo de los nuevos actores rurales y su aporte al entramado socioeconómico del país es un avance.
La visión del mundo que tiene el PEA es también acertada. Es valioso que un documento estratégico del Estado nacional nos muestre el mundo como oportunidad y no como amenaza, y nos convoque a buscar la manera de aprovecharla.
Sería importante redoblar los esfuerzos para que todos los actores del mundo productivo agroindustrial estén involucrados de algún modo. Hay que escuchar a los involucrados, no necesariamente para hacer lo que piden, pero sí para saber lo que piensan.
Consideramos que la dimensión ambiental debe ser profundizada, no por objetar la misma, sino justamente porque la importancia de asegurar la sustentabilidad ambiental es tan fuerte como su complejidad. Creemos que las tensiones inherentes entre producción y ambiente deben ser estudiadas más a fondo y que se requieren alternativas novedosas.
Creemos que sería importante incorporar en el PEA, antes de elaborar el catálogo de acciones concretas, grandes «pautas de políticas», que enmarquen el proceso de elaboración y ejecución de cada una de las medidas y propuestas.
Aportamos desde nuestra visión como centrales e ineludibles para un Plan Agroindustrial las siguientes grandes «pautas de políticas»: rebaja de retenciones, apertura de exportaciones, acciones de fomento específicas y previsibilidad de las reglas de juego.
Espero que este material sea tomado y aprovechado en lo que pueda servir como lo que pretende ser: un aporte más para mejorar un proceso de planificación estratégica de largo plazo que se considera valioso..
El anuncio del Ejecutivo Nacional del Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial 2020 (PEA) es, sin duda, una circunstancia bien distinta de la que transitaron conflictivamente hace pocos años campo y Gobierno.
La elaboración de un Plan Estratégico, que además pretende ser participativo, es una buena noticia. Si ese proceso cumple con las premisas enunciadas, no sólo es una buena noticia: constituye también una oportunidad.
Hasta ahora sólo hemos conocido los objetivos y las metas del PEA, que son compartidos y encontraron consenso social, político y académico. Reúnen las condiciones necesarias para ser el horizonte hacia el cual se orienten los esfuerzos públicos y privados en los próximos años. Pero no alcanzan por sí solos. Si nos quedamos con eso, este «logro» quedará en una correcta declaración de deseos sin efectos en la realidad. Estamos ante un primer paso.
Debemos entender que el PEA está en proceso de elaboración. En la actualidad se está trabajando en la etapa de las propuestas que se incluirán en la versión final. Nos parece apropiado en este momento y en este marco de debate político y profesional acercar nuestros aportes.
Corresponde aclarar respecto de estos aportes que quien los redacta pertenece a una fuerza política opositora al Gobierno. Como coordinador agroindustrial de la Coalición Cívica he trabajado muchas propuestas para el sector. También he realizado críticas. Entre las propuestas en las que he insistido con particular énfasis estos años se encontraba la de realizar una plan integral de largo plazo para la cadena agroindustrial. Hoy que ese debate se ha iniciado, por honestidad intelectual y coherencia, considero que no puedo dejar de participar. Quiero resumirles algunos aportes trabajados:
La visión y caracterización del PEA de la Cadena Agroindustrial es positiva. En particular, reconocer el dinamismo de los nuevos actores rurales y su aporte al entramado socioeconómico del país es un avance.
La visión del mundo que tiene el PEA es también acertada. Es valioso que un documento estratégico del Estado nacional nos muestre el mundo como oportunidad y no como amenaza, y nos convoque a buscar la manera de aprovecharla.
Sería importante redoblar los esfuerzos para que todos los actores del mundo productivo agroindustrial estén involucrados de algún modo. Hay que escuchar a los involucrados, no necesariamente para hacer lo que piden, pero sí para saber lo que piensan.
Consideramos que la dimensión ambiental debe ser profundizada, no por objetar la misma, sino justamente porque la importancia de asegurar la sustentabilidad ambiental es tan fuerte como su complejidad. Creemos que las tensiones inherentes entre producción y ambiente deben ser estudiadas más a fondo y que se requieren alternativas novedosas.
Creemos que sería importante incorporar en el PEA, antes de elaborar el catálogo de acciones concretas, grandes «pautas de políticas», que enmarquen el proceso de elaboración y ejecución de cada una de las medidas y propuestas.
Aportamos desde nuestra visión como centrales e ineludibles para un Plan Agroindustrial las siguientes grandes «pautas de políticas»: rebaja de retenciones, apertura de exportaciones, acciones de fomento específicas y previsibilidad de las reglas de juego.
Espero que este material sea tomado y aprovechado en lo que pueda servir como lo que pretende ser: un aporte más para mejorar un proceso de planificación estratégica de largo plazo que se considera valioso..