El peronismo tiene que volver a la política

20/12/12
El 24 de octubre del año pasado este gobierno obtuvo en las urnas una enorme legitimidad de origen . Pero la realidad no es una foto; es dinámica y fluctúa según el estado de ánimo y la percepción de la gente. Y hoy hay una propensión al malestar y al enojo fácil para con los que gobiernan . Este rechazo no tiene causas obvias como el aumento de los precios o la inseguridad constante.
Hay capas acumuladas de bronca que vienen de tiempo atrás . Los descuentos por ganancias en los sueldos son insoportables. La Presidenta lo sabe y demora la solución. No tenemos superávit, pero tampoco explicaciones, y tal vez eso enoje más que el impuesto mismo.
No es lo mismo el Gobierno de hace un año que el de hoy . No es lo mismo un vicepresidente motoquero que el ultrasospechado nuevo rico de ahora. No es lo mismo Moyano en el palco con Cristina, que los gordos disimulando apenas su neocristinismo. Hace un año, la Corte era orgullo para el Gobierno, hoy sus funcionarios prefieren a Oyarbide.
El primer perjudicado del manejo que hace la Presidenta de su poder es el proyecto de Kirchner.
Los resultados de su conducción son evidentes.
El cristinismo es más chico que el kirchnerismo, se escucha sólo a sí mismo. Más aún, se celebra y se canta a sí mismo. La tarea gerencial de organizar la militancia ocupa el lugar de la política, herramienta central para lograr un objetivo público desde los griegos a Juan Perón. La canción monovalente que prevalece reemplaza las múltiples voces del Pueblo.
El cristinismo, dogmático y cerrado, va a un partido de cuadros . Parece incapacitado para percibir al hombre común.
Asociar el monotema de Clarín con la soberanía popular es una excusa para levantar una pared pseudo-ideológica que impida ver cómo vivimos en la Argentina y sobre todo, cómo podríamos vivir si saliéramos de ésta y otras peleas.
Esta lucha no resolverá ninguno de los problemas cotidianos y seguirá quitándoles energía a todos.
¿Cómo crearemos empleo; cómo cambiaremos el déficit energético, cómo resolveremos el transporte cotidiano de 20 millones de personas; qué haremos contra el paco; cuáles serán las políticas para la adolescencia? ¿Tendremos un programa federal democrático por la seguridad? ¿Podremos combatir la inflación sin ajuste? Los temas son obvios, pero la Presidenta no se ha abocado en serio a ninguno.
¿Adónde habrán ido los nuevos anti? ¿Cruzaron al Pro? ¿Se enamoraron del discurso de De Narváez a favor de los countries? ¿Engordó la UCR o se ensanchó el frente de Binner? Creo que los nuevos opositores no partieron hacia ningún lado, s on personas que están hartas del Gobierno por recurrentes destratos y han acumulado un cansancio sin dueño hasta ahora.
Tenemos derecho a renovar la política en el peronismo.
Pero para hacerlo, debemos diferenciarnos claramente del conservadurismo que se enmascara detrás de consignas tales como “la lucha por la libertad” o “la propiedad privada en peligro” porque no es eso lo que está en juego hoy. Está en juego si se puede recuperar una mayoría suficiente como para sostener lo logrado en varios temas y sustentar el futuro, con un frente que nos permita proponer el país de los próximos 20 años. Es la política, argentinos.

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