Entre la corrupción y la impericia

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Una expropiación oscura y costosa
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Boudou fue el blanco de todas las críticas opositoras
El 1° de junio pasado, a pesar de que el Gobierno ya proyectaba la estatización de la Compañía de Valores Sudamericana (CVS, ex Ciccone), la presidenta de la Casa de Moneda, Katya Daura, importó desde Suiza impresoras, procesadoras y cortadoras de papel por US$ 13.654.400. ¿Había necesidad de comprar esos equipos cuando la empresa incorporaría en poco tiempo los de CVS? ¿Mediante qué licitación se adquirieron? ¿Por qué se los hizo traer en avión, con un costo casi diez veces superior al del flete marítimo? Estos interrogantes completan una imagen: la operación Ciccone se ha ganado un lugar en la historia de la corrupción, pero también en la de la impericia. El kirchnerismo superó, en ambos rubros, sus propias marcas, que ya eran altas.
La estatización no reduce sino que agiganta el escándalo Ciccone . Cristina Kirchner designó al ministro de Economía y ahijado de Amado Boudou, Hernán Lorenzino, interventor en la compañía, sin que mediara decisión judicial alguna. Al promover la confiscación, Lorenzino sostuvo que no iba a costar un peso. Como si el jubileo de la deuda impositiva de la firma no fuera la resignación de un ingreso por parte del fisco. Y de un ingreso al que también tienen derecho las provincias.
La generosidad de Lorenzino con el dinero de los contribuyentes tiene una explicación penal. Si la AFIP reclamara las contribuciones patronales que adeuda la ex Ciccone, debería imputar a los dueños de la empresa, revelando sus identidades. Es el dato que jamás debe aparecer.
El enigma sobre la propiedad de The Old Fund otorga a esta expropiación otro rasgo insólito: los expropiados, a quien el Estado les arrebata una empresa sin siquiera haberla tasado, no se quejan. En rigor, hubo una sola protesta. Horas después de que Lorenzino dijera que el Tesoro no daría una moneda por la imprenta, se filtró a la prensa el acta notarial de una reunión que el fallecido Héctor Ciccone mantuvo con Boudou y su socio José María Núñez Carmona, para negociar el ingreso de The Old Fund en la sociedad. La familia Ciccone, que pretende ser compensada por el 30% que conserva, envió, llamémosle así, un recordatorio.
También es inusual que, a pesar de su magnanimidad, Raúl Moneta no haya reclamado alguna retribución para sus deudores. ¿O su supuesto aporte a los fantasmagóricos dueños de The Old Fund fue una donación? La extraña conducta del ambicioso Moneta alienta algunas hipótesis entre los hombres de negocios. La más insistente afirma que el empresario espera que el Gobierno le agradezca su gesto en otro mercado. Por ejemplo, en el de la energía. Como otros amigos del poder -José Luis Manzano, Cristóbal López-, él está extasiado con Cerro Dragón, el yacimiento que estuvo bajo ataque hace un par de meses. Moneta, además, tiene un antiguo pleito con Carlos Bulgheroni, uno de los dueños de esa joya.
Tal vez todo sea más sencillo y Moneta haya querido ayudar a Jorge Brito a no quedar atrapado en el caso Ciccone . La amistad con Amado Boudou, que tantas satisfacciones le dio mientras el vicepresidente estaba al frente de la Anses, se ha transformado en una fuente de sinsabores para Brito. José Sbattella, el titular de la Unidad de Información Financiera (UIF), lo percibió con claridad ayer, durante la reunión que mantuvo con el banquero en la sede de Adeba, a la que sólo fueron invitados funcionarios del banco Macro. Sobre todo la nueva estrella de la casa, María José Van Morlegan, que secunda a Brito luego de haber sido jefa de legales de la Anses y delegada de esa entidad en el directorio de Ternium (Techint).
Brito no es el único empresario que sale salpicado con el escándalo Ciccone. También se despeinaron Claudio Belocopitt -demasiados partidos de fútbol con Núñez Carmona y el contact man Luciano Mauro-, y Eduardo Taratuty, quien aportó los fondos para que Vandenbroele levantara la quiebra de la empresa.
El balance de este desaguisado sólo ofrece una sonrisa: la de Cristóbal López, que intoxicando a Boudou con datos engañosos en el palier del edificio en que ambos viven, consiguió correr a su competidor Antonio Tabanelli (Boldt) de la provincia de Buenos Aires. López todavía no alcanzó su objetivo. La licitación para la captura de apuestas online, que hoy administra Boldt, tuvo tantas impugnaciones que Daniel Scioli no se animó a otorgarle el negocio. Ahora, para estar a la moda, promete estatizarlo. En la visita que está realizando a Chile tiene previsto entrevistarse con los funcionarios que recuperaron para el Estado los juegos de azar en ese país. El Gobierno ha puesto ese viaje bajo la lupa. Hay actividades que deben seguir siendo privadas..
Alto costo político
Los costos que pagó Cristina Kirchner por las andanzas de su vice son indignos de una profesional. Su administración queda manchada por salir en auxilio de Boudou y sus amigotes. En el camino perdió un candidato a sucederla para el caso de no conseguir la reelección. ¿Fue esa expectativa la que atrajo el infortunio sobre el vicepresidente? Los que sostienen esta tesis miran a Carlos Zannini, experto en intrigas. ¿Fue él, llevado por los celos o por su propia ensoñación presidencial, quien atizó la hoguera en la que arde Boudou? Imposible saberlo. Por ahora.
Gracias a Boudou, Núñez Carmona y Alejandro Vandenbroele, el Gobierno se desprendió del procurador general Esteban Righi. Y se internó en otro escándalo: el de la frustrada designación de Daniel Reposo.
El perjuicio más reciente, no el último, fue una estatización hecha a los apurones para aliviar a los empresarios que ayudaron a Boudou. La ley que aprobó ayer el Congreso fue promovida por esos financistas, que no pretenden recuperar su dinero: se conforman con dejar de perderlo. De Núñez pueden esperar poco. Se mueve en una BMW 6, pero no consigue pagar los honorarios del abogado.
Sólo en salarios Ciccone consume 1 millón de dólares por mes, que sale de los bolsillos de los mecenas de Boudou. En homenaje a esos filántropos anónimos, el kirchnerismo levantó la bandera de la «soberanía monetaria». Por lo menos, no se ha perdido el sentido del humor.
De cualquier modo, para estos sponsors Ciccone es una anécdota . El Gobierno los ha convocado, sobre todo a los banqueros, para un salvataje más exigente: el de YPF. En nombre de otra soberanía, la hidrocarburífera, se les pedirá que compren un bono de la empresa por más de $ 3000 millones. Alrededor de esta transacción hay una discusión durísima. La producción de YPF va cayendo mes tras mes y cualquier financiamiento será casi un aporte solidario.
Los bancos no quieren arriesgarse por más de nueve meses. Y pretenden pactar la tasa con el denominado «dólar linked». Es decir: prestar y cobrar pesos, pero actualizados según la tasa de devaluación anual, más un interés del 9%. En suma: 24%, el equivalente a la inflación que calculan las consultoras privadas. Para Miguel Galuccio y Axel Kicillof es un costo escandaloso. Pero tal vez sea menos dramático que el que paga la petrolera financiándose con descubiertos, como si fuera una empresa recuperada.
Estas miserias quedarán disimuladas hoy, cuando la Presidenta regrese a YPF y ascienda, como en tiempos de la familia Eskenazi, al podio de los grandes anuncios: resignado a que la puesta en valor de Vaca Muerta exige condiciones que el Gobierno no le ofrece, el presidente de la compañía informará que ha decidido buscar petróleo en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe. Se ve que se ha tomado en serio el apodo que, no sin sorna, le aplican los geólogos de la compañía: «el Mago» Galuccio.
EN JUJUY, EN REEMPLAZO DE CRISTINA
Mientras en el Congreso se debatía la expropiación de Ciccone, el vicepresidente Amado Boudou viajó a Jujuy junto con la ministra de Desarrollo, Alicia Kirchner, para conmemorar junto con la dirigente social Milagro Sala el bicentenario del éxodo jujeño. La Presidenta no pudo viajar por su salud.

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