Eduardo Duhalde
Cuatro días con casi 40 grados de fiebre; una «gripe terrible» que, reconocen en la cercanía de Eduardo Duhalde, más que clínico tuvo un origen somático: efecto del cóctel entre el agotamiento de la campaña, el enojo con su equipo y la furia por la estruendosa derrota.
Tras esa postración, el bonaerense volverá esta semana a la luz pública. Esta tarde, en su búnker del MPA, reunirá a su staff para definir si reaparece con un acto callejero en Avenida de Mayo o con un show con los más de mil candidatos que su Frente Popular (FP) tiene en todo el país.
Verbalizará, además, recambios de tácticas y figuras, y de un giro discursivo para la campaña que, según las pistas previas, se enfocará en agitar el «factor miedo» ante la posibilidad de un triunfo de Cristina de Kirchner que le permita controlar el Congreso.
En la cita que convocó para hoy, Duhalde espera a sus escuderos gremiales Luis Barrionuevo y Gerónimo «Momo» Venegas, su esposa Chiche, el candidato Eduardo Amadeo, Graciela Camaño, Miguel Ángel Toma, Carlos Brown y, entre otros, «Chiche» Aráoz, además del apoderado del FP, Orlando Caporal.
El encuentro se proyecta como el escenario para que se formalicen varias novedades. Veamos:
Aunque en lo formal no habrá cambios, en la práctica Duhalde decidió correr a Brown de la jefatura de campaña. Ese rol, en particular en provincia de Buenos Aires, lo encarnará su esposa, que el 23 de octubre pone en juego su banca en el Senado nacional. Lo hará junto a Amadeo, candidato a gobernador, pero la pretensión puntual es mantener el resultado del 14 de agosto para, en el tramo de senador, superar a José Pepe Scioli, candidato de UDESO. Esa batalla destroza cualquier posible entendimiento entre el duhaldismo y la entente en extinción de Ricardo Alfonsín con Francisco de Narváez. Días después de las primarias, un delegado denarvaísta sondeó si Duhalde estaba dispuesto a bajar a Amadeo para potenciar al «Colorado». «¿Y ustedes bajan a Pepe para allanarle el camino a Chiche?». No hubo respuesta y no se retomó la negociación al menos por esa vía, transitada por José Scioli.
Otro actor que quedaría relegado sería Carlos Citara, el publicista que diseñó la campaña duhaldista y a quien se atribuye el eslogan Duhalde Puede. El bonaerense busca un asesor, ya mantuvo contactos reservadísimos con un consultor argentino, y plantea revisar su discurso: como considera que falló el eje de un modelo a largo plazo, buscará un tono más combativo -»no denunciativo a lo Carrió», dicen- y de coyuntura que lo instale con «liderazgo opositor». En esa línea, machacará con el «factor miedo» respecto de que, además del Gobierno, Cristina de Kirchner tenga mayoría propia y control sobre el Congreso.
En el equipo del caudillo de Lomas se insiste, además, con la cuestión de la fiscalización de la elección, por lo que Duhalde ordenó empezar a diseñar, con tiempo, el esquema para controlar la elección que, más allá de gestos públicos, será sin acuerdo con otros actores porque, en definitiva, a la hora de contar votos es más rival UDESO que el FpV porque con el primero disputará el podio de octubre. Admiten, además, que «faltaron fiscales» que habían sido contratados -hay un mito urbano sobre el desembolso de varios miles de pesos a punteros que el día de la elección no aparecieron- y que los que fueron se dedicaron más a la «interna local» que a «cuidar los votos de Duhalde».
El expresidente interino martilla con la mecánica de buscar el porqué de su 12,12% en componentes externos a su figura. El mismo recurso utiliza para minimizar la proyección que las encuestas otorgan a Hermes Binner que ya aparece, en la mayoría de los sondeos, en segundo lugar con alrededor de 15 puntos de intención de voto. Los duhaldistas asumen que el candidato del FAP se beneficia de ser un «outsider» al peronismo y de su perfil de progresista moderado, pero interpretan que su score electoral no será diferente al de octubre. «El duelo será, otra vez, con Ricardito, pero él se está desintegrando», pronostican.
El regreso a escena del bonaerense podría concretarse este viernes con un acto en Avenida de Mayo, un mensaje con manual clásico para explicitar que sigue en carrera y que tiene, además, tropa que lo respalda. De todos modos, el tumulto en las calles contraría el relato del orden público que propala el candidato a presidente. Por eso, el mismo objetivo cumpliría alinear a todas las ofertas del Frente Popular a nivel país, que incluye a más de mil candidatos. El riesgo, en ese caso, es que algunos referentes -como ciertos radicales a Alfonsín- no quieran mostrarse junto a Duhalde porque es más un costo que un beneficio. Lo sabe, por caso, Jesús Cariglino, alcalde de Malvinas Argentinas.
Cuatro días con casi 40 grados de fiebre; una «gripe terrible» que, reconocen en la cercanía de Eduardo Duhalde, más que clínico tuvo un origen somático: efecto del cóctel entre el agotamiento de la campaña, el enojo con su equipo y la furia por la estruendosa derrota.
Tras esa postración, el bonaerense volverá esta semana a la luz pública. Esta tarde, en su búnker del MPA, reunirá a su staff para definir si reaparece con un acto callejero en Avenida de Mayo o con un show con los más de mil candidatos que su Frente Popular (FP) tiene en todo el país.
Verbalizará, además, recambios de tácticas y figuras, y de un giro discursivo para la campaña que, según las pistas previas, se enfocará en agitar el «factor miedo» ante la posibilidad de un triunfo de Cristina de Kirchner que le permita controlar el Congreso.
En la cita que convocó para hoy, Duhalde espera a sus escuderos gremiales Luis Barrionuevo y Gerónimo «Momo» Venegas, su esposa Chiche, el candidato Eduardo Amadeo, Graciela Camaño, Miguel Ángel Toma, Carlos Brown y, entre otros, «Chiche» Aráoz, además del apoderado del FP, Orlando Caporal.
El encuentro se proyecta como el escenario para que se formalicen varias novedades. Veamos:
Aunque en lo formal no habrá cambios, en la práctica Duhalde decidió correr a Brown de la jefatura de campaña. Ese rol, en particular en provincia de Buenos Aires, lo encarnará su esposa, que el 23 de octubre pone en juego su banca en el Senado nacional. Lo hará junto a Amadeo, candidato a gobernador, pero la pretensión puntual es mantener el resultado del 14 de agosto para, en el tramo de senador, superar a José Pepe Scioli, candidato de UDESO. Esa batalla destroza cualquier posible entendimiento entre el duhaldismo y la entente en extinción de Ricardo Alfonsín con Francisco de Narváez. Días después de las primarias, un delegado denarvaísta sondeó si Duhalde estaba dispuesto a bajar a Amadeo para potenciar al «Colorado». «¿Y ustedes bajan a Pepe para allanarle el camino a Chiche?». No hubo respuesta y no se retomó la negociación al menos por esa vía, transitada por José Scioli.
Otro actor que quedaría relegado sería Carlos Citara, el publicista que diseñó la campaña duhaldista y a quien se atribuye el eslogan Duhalde Puede. El bonaerense busca un asesor, ya mantuvo contactos reservadísimos con un consultor argentino, y plantea revisar su discurso: como considera que falló el eje de un modelo a largo plazo, buscará un tono más combativo -»no denunciativo a lo Carrió», dicen- y de coyuntura que lo instale con «liderazgo opositor». En esa línea, machacará con el «factor miedo» respecto de que, además del Gobierno, Cristina de Kirchner tenga mayoría propia y control sobre el Congreso.
En el equipo del caudillo de Lomas se insiste, además, con la cuestión de la fiscalización de la elección, por lo que Duhalde ordenó empezar a diseñar, con tiempo, el esquema para controlar la elección que, más allá de gestos públicos, será sin acuerdo con otros actores porque, en definitiva, a la hora de contar votos es más rival UDESO que el FpV porque con el primero disputará el podio de octubre. Admiten, además, que «faltaron fiscales» que habían sido contratados -hay un mito urbano sobre el desembolso de varios miles de pesos a punteros que el día de la elección no aparecieron- y que los que fueron se dedicaron más a la «interna local» que a «cuidar los votos de Duhalde».
El expresidente interino martilla con la mecánica de buscar el porqué de su 12,12% en componentes externos a su figura. El mismo recurso utiliza para minimizar la proyección que las encuestas otorgan a Hermes Binner que ya aparece, en la mayoría de los sondeos, en segundo lugar con alrededor de 15 puntos de intención de voto. Los duhaldistas asumen que el candidato del FAP se beneficia de ser un «outsider» al peronismo y de su perfil de progresista moderado, pero interpretan que su score electoral no será diferente al de octubre. «El duelo será, otra vez, con Ricardito, pero él se está desintegrando», pronostican.
El regreso a escena del bonaerense podría concretarse este viernes con un acto en Avenida de Mayo, un mensaje con manual clásico para explicitar que sigue en carrera y que tiene, además, tropa que lo respalda. De todos modos, el tumulto en las calles contraría el relato del orden público que propala el candidato a presidente. Por eso, el mismo objetivo cumpliría alinear a todas las ofertas del Frente Popular a nivel país, que incluye a más de mil candidatos. El riesgo, en ese caso, es que algunos referentes -como ciertos radicales a Alfonsín- no quieran mostrarse junto a Duhalde porque es más un costo que un beneficio. Lo sabe, por caso, Jesús Cariglino, alcalde de Malvinas Argentinas.