Fiel al clima de época gorila continental, cuyo manual indica que «en nombre de la república» se convoca a derrocar un gobierno elegido por voluntad popular –y con la cola todavía paspada luego de perder las elecciones incluso en su ciudad natal, Minas Gerais–, el hoy senador Aecio Neves convocó a los brasileños «indignados» a salir a la calle para manifestarse contra Dilma Roussef. No solo eso, después de la sesión en la que se aprobó el proyecto que modifica la Ley de Directrices Presupuestarias 2014 en favor del pago de los intereses de la deuda pública, Neves aseguró: «El pueblo está unido en las redes sociales». Fue La Rebelion de los Rubios, un claro fracacerolazo si se tiene en cuenta que los cacerolos brasileños se jactan de haber llevado más de 20 mil personas en la ciudad de San Pablo. De los más de 200 millones de habitantes que tiene Brasil, el Estado de San Pablo aporta 43,6 millones, una población que equivale al 21% del total nacional y al 11% del total sudamericano. En la ciudad de San Pablo viven 12 millones de personas, y en su área metropolitana, 22 millones. Si nos ponemos a cruzar números podría llegar a ser peor que el último fracacerolazo argentino. La diferencia está en que allá fue convocado directamente por la oposición, en tanto que hoy otro senador, José Serra, se encargó de arengar personalmente hoy a la monada in situ. Las similitudes son muchas: el hit «contra la corrupción» y el pedido de «intervención militar», a pesar de que Neves convocaba supuestamente «a favor de la democracia». También abundaron los «devuelvan el país», «dígale no a la Patria Grande, Brasil es nuestro país» etc etc etc y los guiños cómplices a la prensa independiente.
Malas noticias para El Cipayo, que retuitea excitado imágenes de La Rebelión de los Rubios. Es que después del último papelón, para Pamperito más de 5 lucas son multitud
