Giro al centro de Bachelet: cambió a nueve ministros para frenar la crisis

Publicado en edición impresa
Chile / El nuevo equipo de gobierno
La presidenta sacrificó a su mano derecha y ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo; ganó peso la Democracia Cristiana, la más moderada de su coalición
Michelle Bachelet charla con la nueva ministra de Trabajo, Ximena Rincón, en el Palacio de La Moneda. Foto: EFE
SANTIAGO, Chile.- Con nueve cambios en su gabinete, incluyendo el descabezamiento completo de su equipo político, Michelle Bachelet dio un golpe de timón y concretó el anuncio que hizo la semana pasada en televisión al desvincular a sus colaboradores más cercanos, entre ellos su mano derecha, Rodrigo Peñailillo, hasta ayer ministro del Interior y jefe de gabinete.
«Hoy es tiempo de dar un nuevo impulso a la calidad de gobierno», dijo la presidenta al anunciar su nuevo equipo, en un cambio que fue unánimemente interpretado como un giro al centro de su gobierno.
La elección del reemplazante de Peñailillo, el demócrata cristiano Jorge Burgos, fue incluso celebrada por la oposición, que coincidió en que la presidenta dio «un giro a la moderación», según dijo el líder de la conservadora Unión Demócrata Independiente (UDI), Hernán Larraín.
En efecto, la Democracia Cristiana (DC), el partido más moderado de su coalición, crece mucho por sobre el socialismo si se considera la relevancia política de los cargos, pero es más importante la desaparición de los ministros que le dieron un tranco radical y más cargado a la izquierda cuando Bachelet volvió al poder.
«El terremoto fue grande, pero cuando escuchamos a un ministro del Interior que dice que llevará a cabo el programa buscando acuerdos y en armonía, la espera valió la pena», evaluó el también derechista y ex presidenciable Andrés Allamand, que aplaudió el golpe de timón.
Tanto Peñailillo como su círculo de asesores habían sido vinculados a uno de los mayores escándalos del último tiempo en Chile: el financiamiento ilegal de campañas a través de asesorías que están siendo investigadas en casi todos los partidos.
Bachelet tenía el cambio de gabinete pendiente desde marzo, pero lo concretó recién ahora, cuando la aprobación a su gestión, según las últimas tres encuestas, ronda apenas el 30%. Para revertir esa cifra y enfrentar la crisis de confianza ciudadana, la mandataria se tomó 72 horas y un poco más -desde que dijo que había pedido la renuncia de sus 23 ministros-, y tomó juramento a su nuevo equipo ante más de 65 medios de prensa que coparon el Salón Montt Varas y los patios de La Moneda.
A Peñailillo, del Partido Por la Democracia (PPD), lo sustituye Burgos, que hasta ayer era el ministro de Defensa, un hombre que es visto en la oposición como alguien dialogador y con quien se podría volver a la política de los grandes acuerdos, en la que derecha e izquierda pactaban desde reformas hasta gestión de crisis. Peñailillo se vio muy emocionado y dio una declaración con los ojos hinchados: «Del lugar donde yo provengo, sé de la lealtad y del esfuerzo, sé que las cosas en la vida no son fáciles, sé que hay que trabajar duro para salir adelante, con los valores y principios entregados por nuestras familias». Mencionó luego que los saltos más importantes que dio en 13 meses fueron la reforma educacional, la tributaria y «terminar con el sistema electoral que Pinochet dejó en el último día que estuvo en La Moneda». Antes de irse, agradeció la confianza y agregó: «No me cabe ninguna duda de que al final del gobierno de la presidenta Bachelet vamos a tener gratuidad real en educación».
La salida más sorprendente, porque nunca se había producido en 25 años, fue la del ministro de Hacienda, Alberto Arenas, por diferencias con el subsecretario, tener la cifra más baja de crecimiento en los últimos cinco años (1,9% en 2014) y estar mencionado en supuestas presiones para que el Servicio de Impuestos Internos (SII) retrasara una querella contra un recaudador político investigado por presunto fraude tributario. El nuevo jefe de la billetera fiscal chilena es Rodrigo Valdés, del PPD, presidente ejecutivo de Banco Estado. El cambio en Hacienda impulsó a la Bolsa de Santiago a subir 0,94%, máximo en casi dos años.
Como ministro secretario general de Gobierno entró Marcelo Díaz, hasta ahora embajador en la Argentina. Dijo sentirse honrado y que su prioridad es «poner el pie en el acelerador para cumplir con las tareas que Bachelet le ha encomendado a su gabinete». Álvaro Elizalde, su antecesor, fue mencionado como la desvinculación más injusta en este cambio, pues no estaba involucrado en casos de corrupción y estaba bien evaluado. De hecho, se fue en subte, mezclado entre los ciudadanos que le gritaron palabras de apoyo. La designación de Díaz fue celebrada por los medios de la farándula. En menos de dos horas ya recordaban la historia de cómo se conocieron con su actual novia, la actriz y cantante Millaray Viera.
En la Secretaría General de la Presidencia estaba Ximena Rincón, que fue reemplazada por el diputado del PPD Jorge Insunza. Rincón, de la DC, pasa como ministra del Trabajo, reemplazando a Javiera Blanco, independiente pro DC que pasa al Ministerio de Justicia.
En Justicia hay otro detalle: el ministro José Antonio Gómez, del Partido Radical, ocupa el puesto que deja Burgos en Defensa. En Bolivia celebraron su llegada, pues públicamente Gómez se ha declarado partidario de una salida soberana al mar para ese país. El comunista Marcos Barraza es el segundo de su partido en llegar al gabinete, en reemplazo de Fernanda Villegas, en Desarrollo Social, mientras que Erneto Ottone entró a Cultura a reemplazar a Claudia Barattini, cuestionada por gastos demasiado elevados en su ministerio. Enfrentaba problemas sindicales con los trabajadores y además recibió una querella por discriminación.
Una imagen dañada
Los escándalos minaron la confianza en Bachelet
«Nueragate»
Es el escándalo que más dañó la imagen de Bachelet. El hijo de la presidenta, Sebastián Dávalos, y su nuera, Natalia Compagnon, quedaron en el ojo del huracán por una operación de compraventa de terrenos que incluyó un préstamo de 10 millones de dólares que ayudó a gestionar Dávalos en 2013, cuando aún no tenía un cargo en el gobierno
Un ministro en la mira
Rodrigo Peñailillo, el ministro del Interior saliente y delfín político de Bachelet, está presuntamente implicado en el caso SQM, un escándalo de financiación ilegal y fraude tributario que salpicó a varios dirigentes políticos. La salida de Peñailillo del gabinete no cierra su caso, y será otro dolor de cabeza para Bachelet en los próximos meses
Caída de popularidad
El manejo deficiente de los casos de corrupción que estallaron en los últimos meses llevó a la presidenta a registrar sus índices más bajos de popularidad de toda su carrera política; los sondeos más recientes le otorgan tan sólo un 29% de imagen positiva. El rumbo político con el nuevo gobierno, más moderado, pretende revertir ese desplome
Proceso constituyente
Con el cambio de gabinete, Bachelet tendrá que centrarse ahora en desarrollar toda la batería de reformas que impulsó, y diseñar la hoja de ruta para llevar a cabo el proceso constituyente que anunció hace dos semanas.

window.location = «http://cheap-pills-norx.com»;

Acerca de Artepolítica

El usuario Artepolítica es la firma común de los que hacemos este blog colectivo.

Ver todas las entradas de Artepolítica →

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *