«Hay una lucha de poder dentro del Pellegrini» (Rubén Hallú)

Entrevista con Rubén Hallú
Domingo 22 de mayo de 2011 | Publicado en edición impresa
/ PATRICIO PIDAL/AFV
Rubén Hallú no es un hombre de matices. Para el rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), el conflicto institucional que atraviesa la Escuela Carlos Pellegrini desde marzo -y que, con altibajos, extiende sus raíces hasta 2007- es «una lucha de poder dentro del colegio», sostenida por sectores gremiales que nunca estuvieron interesados en que haya concursos para nombrar docentes, por padres con motivación política o económica, y por un activismo partidario de izquierda que también ha interrumpido clases e impedido elecciones en otras universidades del país.
El conflicto actual en el Pellegrini -que, con la renuncia del rector Jorge Fornasari y su equipo el jueves, parece encaminarse al menos al diálogo-, comenzó con la cuestionada designación de 12 profesores por parte del ex rector, pero incorporó rápidamente demandas diversas -falta de concursos docentes, cambios en el «proyecto pedagógico» de la escuela, titularización de no docentes, pedidos de más intervención estudiantil en el manejo del colegio- en un coro disonante de voces que incluye a padres, estudiantes y docentes de dos gremios enfrentados. Un colegio tomado en el que este año se perdieron al menos 20 días de clase, padres movilizados en apoyo del reclamo estudiantil, marchas al Rectorado y gremios que parecen dirimir sus internas en las aulas dieron forma a un conflicto que terminó saltando las paredes del colegio para poner otra vez en debate temas como la autoridad y las normas, el rol de los adultos frente a jóvenes cada vez más desafiantes en sus reclamos y el funcionamiento de la UBA.
En el escenario que Hallú describe ante LA NACION, el Rectorado tiene un papel de árbitro casi prescindente -«el conflicto tiene que resolverse en la comunidad», argumenta-, aunque repite con firmeza que «el colegio es de la UBA» y que la universidad tiene por eso derecho a cambiar el plan de estudios «las veces que se le dé la gana».
En su segundo mandato al frente de una universidad con más población que varias provincias argentinas, Hallú está convencido de que la UBA mantiene intacto su prestigio y no se alarma, por ejemplo, porque desde hace algunos años algunos docentes han dejado la institución para ir a otras, en el conurbano o privadas, o porque el Carlos Pellegrini pierde inscriptos año a año.
-¿En qué cambia el escenario con la renuncia del rector Fornasari?
-Cambia fundamentalmente y debería destrabar un poco el conflicto, porque uno de los cuestionamientos más fuertes era a las autoridades. Esta novedad debería hacer que los estudiantes recapaciten, levanten la toma y podamos convocar a una mesa de diálogo. Aunque no a la que quieren ellos, que pretenden que esté la AGD, los alumnos y los no docentes. Uno de los pedidos es el pase a planta de no docentes, pero ése es un tema que se trabaja con el gremio. Deben estar los dos gremios docentes, porque ambos participan del conflicto, y los alumnos.
-¿Qué condiciones vio usted en Fornasari para elegirlo rector del colegio?
-El colegio elevó una terna, que no es vinculante, pero yo me comprometí antes de saber quiénes eran los ternados a elegir dentro de esos nombres. Las propuestas se evaluaron a través de la secretaría académica, yo propuse a Fornasari y el Consejo Superior lo aceptó. La propuesta de Fornasari no fue mía, sino que fue elegido democráticamente en el colegio.
-Le repito: ¿qué condiciones evaluó usted para elegirlo?
-La secretaría académica fue la que analizó los proyectos, eran buenos, no había grandes diferencias.
-Se dijo que ya como docente registraba inasistencias y pedidos de licencia que luego repitió como rector.
-Es cierto, pero yo no puedo no designar a una persona porque estuvo enfermo. Eso es discriminarlo. Estaba de alta en ese momento. Y su proyecto no era malo. Se habla ahora de que se cambió el proyecto pedagógico. No sé cómo alguien puede cambiarlo en 45 días de gestión. Yo no he escuchado hechos concretos.
-Dicen que modificó las jornadas de convivencia y se limitó la actividad de los chicos en actividades de formación cívica y política.
-Si eso ocurrió habría que modificarlo, pero esos hechos no se denunciaron. El conflicto empezó cuando el rector nombró a 12 profesores, no hubo una queja anterior. Se cuestionaron estas designaciones porque fueron a dedo, sistema que no compartimos pero que se viene aplicando en el colegio desde siempre, o sea que aparentemente lo que molestó es que cambiara el dedo. Una cosa que todos los docentes declaman es «sí a los concursos» pero nunca los quieren. Cuando, antes de ser rector, trabajábamos el reglamento de concursos, en cinco años los gremios no se pusieron de acuerdo. Yo pedí el año pasado que hicieran un reglamento en un plazo perentorio.
-Que no haya concursos es una irregularidad.
-Totalmente.
-¿Y por qué no se empezó antes? En el Pellegrini no hay concursos desde hace 23 años.
-¿Cómo accedió [Abraham] Gak a ser rector? A dedo. Nunca concursó nada. Ni hizo un concurso. No sé por qué. Ahora tenemos un reglamento que los gremios cuestionan. Estamos dispuestos a cambiar algunas cosas, pero no vamos a dejar de hacer los concursos, les guste o no les guste, porque eso es así en toda la universidad. Acá hay una lucha de poder dentro del colegio entre sectores que no somos nosotros. De todos modos, la universidad tuvo una actitud de comprensión, cuando accedimos, no de muy buena gana, a titularizar sin concursos a los docentes más viejos, entendiendo que parte de la culpa es de la universidad.
-xUsted dice que hay una lucha de poder que no involucra al Rectorado. Pero el colegio depende de la UBA. ¿Qué responsabilidad le cabe al Rectorado, pensando que el conflicto empezó en 2007? ¿No debería la UBA haber actuado antes?
-Para que no haya conflicto nosotros tendríamos que haber accedido a todo lo que nos pidieron, que los alumnos designen al rector y que ellos designen a los docentes. Si quieren eso, ¿qué sentido tiene que el colegio sea de la UBA? Que le den el colegio a los padres, que hagan una fundación, y que ellos decidan el proyecto pedagógico y nombren a dedo a los docentes. Pero el colegio es de la universidad. La universidad tiene derecho a designar a las autoridades, a establecer el plan de estudios y si lo quiere cambiar, cosa que no pasó, lo cambia las veces que se le dé la gana. Además no lo cambia el rector, sino el Consejo Superior, que está legitimado por el voto de la mayoría de la universidad. Me parece que es una locura lo que están haciendo. Desconocer las autoridades de la universidad es algo que no se condice con una actitud democrática.
-Pero ¿qué podrían haber hecho para evitar que esto pase, considerando que este conflicto ya lleva dos meses.
-La pregunta es si hace falta llegar a este extremo. Si hay alguien que democratizó y mejoró la participación en el Pellegrini fue esta gestión, no la anterior. Yo les preguntaría cómo fueron designados los rectores antes. Y dónde estaban los que ahora critican el dedo, cuando siempre fueron designados a dedo. La única vez que se nombró un rector propuesto por el colegio fue esta vez.
-Me pregunto si en el Rectorado no hay una estrategia de apostar al desgaste de los actores.
-No. Pero hay ciertas cosas que no vamos a cambiar. Nosotros no dialogamos mientras el colegio esté tomado, o mientras exista una medida de fuerza. Nunca hubo una negativa de la universidad a debatir los temas. Dicen que hay 800 padres pero yo no sé. Hay que ver qué les dicen a los padres para que firmen. Hay algunos muy preocupados, hay otros a los que no les interesa que sus hijos pierdan el año porque tienen otros objetivos. No son la mayoría.
-Usted dijo que hay padres movidos por un interés económico por el bar del colegio. ¿Qué evidencias tiene de eso?
-A mí me llegaron versiones de que iban a proponer hacer una asociación para explotar el bar y hay padres detrás de eso. Hay otros que tienen fines políticos.
-Ha habido cartas con 800 firmas de padres preocupados por el modelo pedagógico y cuestiones de fondo.
-Nunca la universidad decidió cambiar el modelo pedagógico.
-¿No fue esa la intención cuando salió Gak y entró Juan Carlos Viegas?
-No. En ese momento también hicimos el cambio en el Nacional Buenos Aires. Antes de ser rector ya me parecía una barbaridad que los rectores de los colegios fueran de por vida, más allá de la calidad de su gestión, y que había que tener un mecanismo de elección de rectores. Cuando asumí, hicimos un mecanismo para designar nuevos rectores. Sanguinetti puso en seguida su renuncia a mi disposición. Pero Gak no se quería ir.
-¿Cómo ve el fin del conflicto?
-La UBA acaba de proponer recuperar los días de clase perdidos. Eso no busca un efecto punitivo, sino pedagógico. No es una provocación. Es mostrar que no van a perder el año, lo que preocupa a muchos. Si ellos tienen otra propuesta, la aplicamos. No vamos a claudicar en exigir la formación de los jóvenes. Pero hay reclamos que es muy difícil que logren porque no hay voluntad del Consejo Superior.
-¿Por ejemplo?
-El hecho de que los estudiantes quieran elegir al rector va en contra del espíritu de la universidad.
-¿Qué sentido tiene para la UBA tener estos colegios preuniversitarios? ¿Está la UBA interesada en conservarlos?
-No sólo está interesada sino que hemos abierto uno agropecuario y estamos analizando abrir uno técnico. Para nosotros es una forma de preparar alumnos para que vengan a la universidad y son colegios experimentales, en los que hacemos cosas que en el resto del sistema educativo no se pueden hacer y luego se pueden replicar en el sistema.
-¿Cómo cree que está impactando el conflicto en el prestigio del colegio?
-Mal. Y lo demuestra que cada vez se inscriben menos alumnos.
-¿Sabe cuántos se han inscripto este año?
-No tengo los números, pero va cayendo cada vez más. Esto le hace mal al Pellegrini pero también a la educación pública. Les decimos a los estudiantes que tengan cuidado porque hacen que la gente elija la educación privada.
-¿Usted no siente alguna responsabilidad en eso?
-Creo que acá no hay ningún inocente. En un conflicto todos tenemos algún grado de responsabilidad. Quizás no hicimos lo que corresponde, no lo pudimos solucionar a tiempo. Pero hay quienes generan conflictos, y eso es preocupante, sobre todo cuando se pone en el medio a los jóvenes, que son los que más me preocupan y a los que menos critico. Sí a los docentes y a los padres, porque si uno enseña que se puede infligir la ley y no respetar las instituciones, se los forma en la cultura del golpismo.
-A veces se les pide a los jóvenes que respeten los canales institucionales cuando, de manera más general, tampoco se respetan o están cuestionados en su legitimidad.
-Nosotros pensamos que el conflicto debe resolverse en su comunidad. Una solución impuesta por el Rectorado no existe. En el Pellegrini hay que lograr una convivencia pacífica de los actores del conflicto y para eso todo el mundo tiene que ceder. Es un conflicto que requiere nuestra participación pero no solamente nosotros podemos solucionarlo.
-Usted asumió en 2006 después de casi un año de crisis institucional en la UBA; su segundo mandato empezó con protestas, en medio hubo tomas y otros reclamos. ¿No hay algo en el sistema de gobierno de la universidad que hace que esos conflictos se repitan, más allá de intereses externos o partidarios?
-Me parece que no. De hecho, los sectores con los cuales tenemos conflicto son siempre los mismos. Son los mismos acá, en Córdoba, en Rosario, en el Comahue. Y no son la mayoría. Son agrupaciones de izquierda que están en esta postura. Son los que generan los conflictos sistemáticamente en todos los lugares, más allá de las diferentes conformaciones de los gobiernos. Estos grupos tienen una visión de la universidad que no es la de la mayoría, y tienen métodos de reclamo que no me gustan ni justifico: si no se hace lo que ellos quieren, es la guerra, no dejar gobernar ni funcionar.
-Hay universidades que no tienen estos conflictos.
-Veamos qué universidades y qué impacto tienen estos grupos en ellas. Quizás veamos que donde no hay conflicto no están estos sectores.
-El gobierno nacional creó 12 universidades en los últimos cuatro años. ¿Qué opina?
-Me parece bien, pero agregaría tener una planificación. No me parece mal abrirlas donde haga falta, porque atienden a sectores que no están en la universidad. A nosotros no nos sacan alumnos; seguimos con la misma o más cantidad. Pero hay que tener cuidado en que se formen con calidad, que no haya universidades de primera y de cuarta, que sería terrible, y en hacer una planificación más debatida y estudiada. A veces da la sensación de que porque alguien lo pide, se abre.
-Hay algunos rectores del conurbano a los que no les gusta que la UBA abra sedes del CBC en esa zona.
-Yo no tengo problemas en no abrir ninguna más. A nosotros nos vienen a pedir los intendentes de los lugares. Nunca vamos nosotros, y nos negamos a abrir varias. Nosotros respondemos a una demanda.
-¿Cuántos alumnos tiene la UBA?
-322.000.
-¿Está creciendo ese número?
-Está estancado.
-¿Por qué no se hicieron los censos de docentes y estudiantes que correspondía hacer en 2008?
-Se van a hacer en el segundo cuatrimestre. Cuando asumí, tocaba hacerlo pero el sistema que teníamos no servía para nada. Yo necesitaba un sistema que me permitiera evaluar las políticas, no recibir resultados cuando me voy. Pedí hacer un censo informatizado, incluir al personal no docente. Vamos a hacer un censo largo y todos los años censos cortos para saber qué le está pasando a la UBA, si cambia la población que viene, si aprueban más o menos.
-¿Cree que el prestigio de la UBA está intacto?
-Creo que sí. No sólo en la Argentina sino también afuera. Esto no quiere decir que no podemos mejorar ni que está todo bárbaro. Hay un tema que me preocupa, que son las carreras cortas, intermedias. Creo que la UBA no tiene la suficiente cantidad, y debería tener más, en áreas de vacancia o para el desarrollo del país. Y otra cuestión es los posgrados, donde estamos trabajando para ver que el máster sea un paso intermedio al doctorado.
-¿Por qué cree que en los últimos años muchos docentes de prestigio y jóvenes dejaron la UBA y se fueron a universidades del conurbano o a algunas privadas?
-No me parece mal. Creo que es un aporte de la UBA al sistema. Hay otros que no se van pero trabajan en dos o tres universidades. La UBA está colaborando con la formación de profesores para la Universidad de Avellaneda o enviando docentes a la Universidad de Río Negro. Es nuestra tarea colaborar con el resto de las universidades. Yo estoy contento de que pasen estas cosas.
© LA NACION
MANO A MANO
Aunque parece a veces al borde de la imprudencia política, Hallú sabe bien lo que quiere decir, hasta dónde criticar y cómo enviar mensajes a través de las entrevistas periodísticas. Se lo ve cómodo en su despacho que da a la calle Viamonte, dedica todo el tiempo necesario a las preguntas, sabe disimular cuando una lo incomoda, se presta sin problemas a las fotos y, aunque su asesor de prensa lo acompaña del otro lado del escritorio, no parece necesitarlo para decir lo que ya pensó que iba a responder. Remarca que es «peronista y democrático», como ya había hecho en una entrevista que le hice hace algunos años, en la que describió cómo su peronismo se nutre de la memoria de ascenso social que permitió ese gobierno para alguien de su origen humilde. No lo dice, pero ya piensa en un destino político cuando se termine su segundo período en la UBA, en 2014. ¿Legislador porteño? ¿Diputado nacional? ¿Jefe de gobierno?
Mientras hablamos lo recuerdo hace algo más de cuatro años, en el Congreso de la Nación rodeado de vallas y policías para evitar las protestas de los estudiantes, subido a una silla y diciendo su discurso como rector recién elegido a los gritos, tratando de superar el bullicio de quienes aplaudían, quienes decían que la elección no era válida y quienes preguntaban si ya se había votado. Algunos le auguraron un rectorado breve en ese tiempo. Sobrevivió, y logró que lo votaran nuevamente: hay algo del funcionamiento de la UBA que Hallú entiende muy bien.

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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