Israel se prepara para un desbande en Siria

Altos del Golán – Los dramáticos sucesos de Alepo, la madre de todas las batallas contra la dictadura de Bashar al Asad, han puesto en alerta a las Fuerzas de Defensa de Israel, que se preparan para la posibilidad de tener que recibir a un importante flujo de refugiados sirios.
Así se lo aseguró a Ámbito Financiero un alto jefe militar y se lo confirmó un comandante en el terreno. El epicentro de esa crisis humanitaria, por el momento eventual, son los Altos del Golán, el estratégico territorio que conquistó Israel en la guerra de los Seis Días de 1967 y que controla desde entonces, más allá del breve interregno que supuso la recuperación parcial y sólo momentánea por las fuerzas de Damasco en la contienda de Iom Kipur de 1973.Los militares hebreos reconocen no tener aún directivas sobre cómo manejarán un posible ingreso de descontrolado de desplazados, pero registran el peligro de que potenciales terroristas o agitadores ingresen junto con los civiles.
Este enviado visitó ayer el Golán, ubicado al sur de Siria y en el extremo noreste de Israel, donde la situación era normal. Es más, el desplazamiento de la tensión militar al norte del país árabe ha llevado al régimen de Al Asad a trasladar tropas desde aquí, generando la paradoja de una distensión a nivel local, explicaron oficiales.
El día era ayer luminoso, lo que permitía contemplar el territorio sirio con amplitud y convertía a esta meseta en un mirador privilegiado para los efectivos israelíes y para este periodista.
Desde una altura de casi 1.200 metros, se podía observar a apenas dos kilómetros la frontera binacional, una línea de cese del fuego en rigor, ya que militares, políticos y diplomáticos israelíes consultados admiten de manera unánime que el Golán será restituido a Siria como prenda de paz cuando ese país esté dispuesto a negociarla. Mirando hacia el este, se podía individualizar a unos tres kilómetros el viejo poblado de Kunetra, abandonado tras su destrucción en la guerra del 67. Muy cerca, a unos cuatro kilómetros en dirección hacia el noreste, aparecía la nueva Kunetra, reconstruida y más grande. Hacia el norte, a unos ocho kilómetros, se veía sin dificultad la ciudad de Ilyab.
Fuentes militares hebreas en el Golán relataron que zonas civiles de esta última ciudad fueron recientemente escenario de fuertes combates entre tropas leales a Al Asad y rebeldes. Aplastados allí los segundos, en buena medida desertores del Ejército, las tropas oficiales quedaron liberadas para seguir con su faena represiva más al norte.
Ilyab y no Kunetra fue sede de choques por una razón sencilla: se trata de una población sunita, en la que anida la resistencia. Kunetra, en cambio, es de mayoría alauita, la rama del islam derivada del chiismo a la que pertenecen tanto al Asad como la élite de su Gobierno y sus fuerzas de seguridad, por lo que su adhesión al régimen está garantizada.
Este periodista obtuvo esa información en el contexto de un viaje organizado por invitación del Centro de Cooperación Internacional de la Cancillería israelí (Mashav), que reúne a periodistas latinoamericanos.
Los alauitas constituyen menos del 15% de la población siria y están concentrados en el sur y en el noroeste, sobre la costa, especialmente en la ciudad de Latakia. Temen, en caso de ser desplazados del poder por la actual rebelión, una venganza de la mayoría sunita, un escenario que convertiría los graves hechos de violencia actuales en, apenas, el prólogo de una larga cadena de sangre y guerra civil en el país.
El Golán es una meseta de 1.800 kilómetros cuadrados, de los cuales Israel controla 1.200. ondulada, está habitada por unos 20.000 drusos (leales a Siria, pero que no constituyen un problema de seguridad en la actualidad) y otros tantos israelíes. Más húmeda que el resto de la zona, resiste bien la seca estacional del verano y, eminentemente rural, está salpicada por explotación agrícolas y de ganadería vacuna.¿Por qué Israel permanece aquí?
Por un lado, como se dijo, por su altura y por la ventaja estratégica que eso supone en caso de una nueva conflagración con Siria, un dato evidente pero cada vez más relativizado conforme la guerra se hace más tecnológica, guiada por satélites y sensores.
En segundo lugar, su también mencionada condición de prenda de canje de paz por territorios, lo que le permitiría a Israel “sacar de la cancha” del conflicto de Medio Oriente a otro gran jugador (el primero fue Egipto en virtud de los acuerdos de Camp David de 1979).
Tercero, por ser el lugar del que desciende el agua que baja por el río Jordán hacia el sur, un curso de agua nada espectacular para ojos rioplatenses pero vital y del que, dividido en afluentes que luego desembocan en el Mediterráneo, la vida realmente depende en esta zona. No alcanzará para la paz con una devolución territorial: la promesa de que Siria “no le cierre la canilla” a Israel deberá ser, inevitablemente, parte de la ecuación.
Pero para eso todavía falta mucho. Siria, primero, deberá solucionar sus dilemas, a sangre y fuego, lamentablemente, como se ve en estos días de vértigo.
Pareciera que, en Medio Oriente, la paz siempre tarda en llegar
(Nota publicada en Ámbito Financiero).

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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