Anteayer, a las 8.20 de la noche, Hermes Binner ocupó el centro del escenario en el Luna Park . Recorrió un largo camino para llegar allí como candidato a presidente y fue saludado por un estadio lleno, iluminado para que todos pudieran verse: «Se siente, se siente?». Después de unos minutos, comenzó a hablar. El lugar tiene su historia: «Estamos acá, en un recinto importante para la cultura popular argentina». El hombre pausado y sin grandes ademanes dijo estas palabras que señalan su llegada a la escena nacional.
Su discurso fue el que ya se ha hecho relativamente conocido, el mismo que retomó, a las 10 de la noche de ese miércoles, en A dos voces . Durante media hora justa, las palabras clave fueron: cambio con contenido progresista, federalismo y descentralización, desigualdad social, artículo 14 bis de la Constitución, educación que enseñe no sólo a leer sino a pensar, chantaje de los planes sociales, perspectivas para la juventud, industrialización de los productos agropecuarios, banco de desarrollo para las pymes y la cadena productiva, inflación, seguridad que enfrente el gran delito y el narco. Por debajo de esas palabras clave, la experiencia de Santa Fe y una promesa: «En cuatro años vamos a disminuir a la mitad el déficit de tres millones de viviendas».
El público conoce ese discurso y lo sigue en una atmósfera de mutua confirmación. Está allí para identificarse con el candidato, porque, antes, ellos se han sentido identificados. ¿Cuánto puede producir todo esto en las próximas elecciones? ¿Cuántos pueden coincidir con los miles que estaban en el Luna Park? Quizá no los suficientes para ganar una elección nacional. Pero la pregunta no es sólo sobre el presente inmediato, aunque una coyuntura electoral obligue siempre a pensar en presente.
Si lo que se vio en el cierre de campaña del Frente Amplio Progresista tiene un sentido que supera el momento, hay que buscarlo en los símbolos y en las personas. A ambos lados del escenario, de piso a techo, dos paños de luces mostraban alternativamente la estrella de cinco puntas del Partido Socialista y la bandera argentina. Es sabido que «celeste y blanco» y «argentinos» son talismanes para Binner, que quedó profundamente herido por el atropello partidario protagonizado por Cristina Kirchner en el Monumento a la Bandera. La estrella de cinco puntas, en cambio, es un emblema de la historia política. También se vio sobre ese escenario a los candidatos del Frente Amplio, gente libre de prontuario, con pasado y errores como todo el mundo, pero sin inexplicables deslizamientos de aquí para allá: Claudio Lozano, Victoria Donda, Luis Juez (que mostró con sencillez que Binner no huye de los derrotados como otros), Margarita Stolbizer y Norma Morandini.
Los discursos y las presencias en el escenario del Luna sugerían que esa gente está enlazada: derechos humanos como justicia sobre el pasado y acción para el presente, voluntad popular en las instituciones (allí estaba De Gennaro, otro que recorrió un largo camino), cultura juvenil, cultura democrática como base de cualquier progreso económico. Muchos vienen heridos, pero han resuelto no permitir que esas heridas sean reabiertas por la manipulación política. Representan distintos jirones de lo que en cualquier otro lugar del mundo se llamaría la izquierda y la centroizquierda. Acá, en la Argentina, esas palabras, de tanto disputarse, han disipado su contenido.
¿Alcanza con todo esto, que no es poco? No depende de Binner ni de las organizaciones que han formado el Frente. Ellos han llegado hasta acá y el domingo tendrán una primera respuesta. No se trata de la medalla de oro; se trata, más bien, de seguir la marcha que no termina en las elecciones de octubre, sino más allá. Las preguntas podrían comenzar a responderse si el Frente es la plataforma de ideas y de estilos que se afirma gane quien gane. En cualquier país normal, esto se llama construcción a mediano plazo, que no está basada sólo en batacazos electorales, aunque también se necesite esa suerte. Es muy difícil la combinación de buenas elecciones (no necesariamente victorias), trabajo e inteligencia, de ejemplaridad local y proyección nacional. Sobre el escenario y en el estadio había espíritu de confianza. Pero toda confianza necesita tiempo. Lula perdió elecciones y construyó a mediano plazo.
Imagino la historia de estos meses, pero escrita dentro de algunos años. Se preguntará por qué fue imposible la alianza entre una línea importante del partido radical y una experiencia provincial, en Santa Fe, que le daba un sobrio sustento de gestión en común. Fernando Solanas vetó esa convergencia y muchos de los que hoy están en el Frente Amplio la consideraban un rejunte con la vieja política. Ricardo Alfonsín, ya dispuesto a rumbear para otro lado, preparaba sus valijas para migrar de su voluntarismo «socialdemócrata» hacia parajes que le parecieron más generosos en oportunidades. Hizo la alianza con Francisco de Narváez y les dio la mejor razón a quienes no lo querían tener cerca. Aunque Margarita Stolbizer no se llevara bien con Alfonsín, no fue ella sino la mano tendida por el radical a Francisco de Narváez la que hizo el corte definitivo. Todos perdieron algo o mucho: Alfonsín, por hacer un acuerdo imprevisto que lo centrifugó; Solanas, por quedarse solo; Binner, por no presionar a tiempo ni a fondo.
Muchos siguieron sosteniendo que lo único sensato era un acuerdo como fuera, una especie de gobierno de salvación nacional, de los que se construyen en caso de guerra o de crisis. Reclamaban acuerdos por sobre diferencias de ideas, estilos y valores que son la razón de ser de la política. Sin esas diferencias, la política sería innecesaria.
Dentro de algunos años, un historiador podrá hacer hipótesis contrafácticas. Por ejemplo: ¿qué habría pasado si Binner y el Partido Socialista, en vez de responder a la amenaza de Solanas de romper todo (cosa que finalmente terminó haciendo), se hubieran anticipado por horas o por días al acuerdo de Alfonsín con De Narváez? En ese caso, no se descartaba una alianza de la UCR, el socialismo y otros partidos más chicos (alianza que sigue en pie en Santa Fe). Probablemente el panorama habría cambiado, aunque quizá Cristina Kirchner hubiera terminado igualmente victoriosa en las elecciones de octubre.
Las hipótesis sobre lo que no sucedió pero habría podido suceder son útiles. Sirven para pensar las oportunidades malogradas: Solanas no sacó todos los votos que pensaba en la ciudad de Buenos Aires y no está seguro de alcanzar el piso electoral con la candidatura presidencial de Alcira Argumedo. Alfonsín recorre un desfiladero y su mensaje ha perdido sustancia, eco y convicción. Binner ha comenzado una larga marcha que quizás habría podido ser más corta si hubiera decidido antes de manera clara y tajante repetir, a nivel nacional, su exitosa experiencia de alianza con el radicalismo en Santa Fe.
El historiador del futuro podría imaginar una verdadera interna abierta entre Binner y Alfonsín para este 14 de agosto. Ese historiador también sabría que hacerle una interna de verdad a la UCR es muy difícil, porque maneja el territorio. Como sea, habría galvanizado la opinión pública.
Pensaba en todo esto mientras llegaba al Luna Park como espectadora del cierre de campaña del Frente Amplio Progresista. Un día antes, el martes, Binner fue el único político argentino no peronista que se reunió con la CGT fuera de la gestión de gobierno . Lo que hizo es sorprendente, aunque de una sencillez imbatible. Sabe que si quiere gobernar va a tener que reunirse con esa comisión directiva muchas veces. Puede no gustar el secretario general, pero para que haya uno diferente antes tienen que suceder cosas en los tribunales y en la dirección sindical. ¿Cómo no se le ocurrió a algún otro político? Carrió tiene problemas de principio para hacerlo. ¿Los demás calcularon que Moyano es piantavotos? Binner, el menos pensado, tomó el riesgo.
© La Nacion.
Su discurso fue el que ya se ha hecho relativamente conocido, el mismo que retomó, a las 10 de la noche de ese miércoles, en A dos voces . Durante media hora justa, las palabras clave fueron: cambio con contenido progresista, federalismo y descentralización, desigualdad social, artículo 14 bis de la Constitución, educación que enseñe no sólo a leer sino a pensar, chantaje de los planes sociales, perspectivas para la juventud, industrialización de los productos agropecuarios, banco de desarrollo para las pymes y la cadena productiva, inflación, seguridad que enfrente el gran delito y el narco. Por debajo de esas palabras clave, la experiencia de Santa Fe y una promesa: «En cuatro años vamos a disminuir a la mitad el déficit de tres millones de viviendas».
El público conoce ese discurso y lo sigue en una atmósfera de mutua confirmación. Está allí para identificarse con el candidato, porque, antes, ellos se han sentido identificados. ¿Cuánto puede producir todo esto en las próximas elecciones? ¿Cuántos pueden coincidir con los miles que estaban en el Luna Park? Quizá no los suficientes para ganar una elección nacional. Pero la pregunta no es sólo sobre el presente inmediato, aunque una coyuntura electoral obligue siempre a pensar en presente.
Si lo que se vio en el cierre de campaña del Frente Amplio Progresista tiene un sentido que supera el momento, hay que buscarlo en los símbolos y en las personas. A ambos lados del escenario, de piso a techo, dos paños de luces mostraban alternativamente la estrella de cinco puntas del Partido Socialista y la bandera argentina. Es sabido que «celeste y blanco» y «argentinos» son talismanes para Binner, que quedó profundamente herido por el atropello partidario protagonizado por Cristina Kirchner en el Monumento a la Bandera. La estrella de cinco puntas, en cambio, es un emblema de la historia política. También se vio sobre ese escenario a los candidatos del Frente Amplio, gente libre de prontuario, con pasado y errores como todo el mundo, pero sin inexplicables deslizamientos de aquí para allá: Claudio Lozano, Victoria Donda, Luis Juez (que mostró con sencillez que Binner no huye de los derrotados como otros), Margarita Stolbizer y Norma Morandini.
Los discursos y las presencias en el escenario del Luna sugerían que esa gente está enlazada: derechos humanos como justicia sobre el pasado y acción para el presente, voluntad popular en las instituciones (allí estaba De Gennaro, otro que recorrió un largo camino), cultura juvenil, cultura democrática como base de cualquier progreso económico. Muchos vienen heridos, pero han resuelto no permitir que esas heridas sean reabiertas por la manipulación política. Representan distintos jirones de lo que en cualquier otro lugar del mundo se llamaría la izquierda y la centroizquierda. Acá, en la Argentina, esas palabras, de tanto disputarse, han disipado su contenido.
¿Alcanza con todo esto, que no es poco? No depende de Binner ni de las organizaciones que han formado el Frente. Ellos han llegado hasta acá y el domingo tendrán una primera respuesta. No se trata de la medalla de oro; se trata, más bien, de seguir la marcha que no termina en las elecciones de octubre, sino más allá. Las preguntas podrían comenzar a responderse si el Frente es la plataforma de ideas y de estilos que se afirma gane quien gane. En cualquier país normal, esto se llama construcción a mediano plazo, que no está basada sólo en batacazos electorales, aunque también se necesite esa suerte. Es muy difícil la combinación de buenas elecciones (no necesariamente victorias), trabajo e inteligencia, de ejemplaridad local y proyección nacional. Sobre el escenario y en el estadio había espíritu de confianza. Pero toda confianza necesita tiempo. Lula perdió elecciones y construyó a mediano plazo.
Imagino la historia de estos meses, pero escrita dentro de algunos años. Se preguntará por qué fue imposible la alianza entre una línea importante del partido radical y una experiencia provincial, en Santa Fe, que le daba un sobrio sustento de gestión en común. Fernando Solanas vetó esa convergencia y muchos de los que hoy están en el Frente Amplio la consideraban un rejunte con la vieja política. Ricardo Alfonsín, ya dispuesto a rumbear para otro lado, preparaba sus valijas para migrar de su voluntarismo «socialdemócrata» hacia parajes que le parecieron más generosos en oportunidades. Hizo la alianza con Francisco de Narváez y les dio la mejor razón a quienes no lo querían tener cerca. Aunque Margarita Stolbizer no se llevara bien con Alfonsín, no fue ella sino la mano tendida por el radical a Francisco de Narváez la que hizo el corte definitivo. Todos perdieron algo o mucho: Alfonsín, por hacer un acuerdo imprevisto que lo centrifugó; Solanas, por quedarse solo; Binner, por no presionar a tiempo ni a fondo.
Muchos siguieron sosteniendo que lo único sensato era un acuerdo como fuera, una especie de gobierno de salvación nacional, de los que se construyen en caso de guerra o de crisis. Reclamaban acuerdos por sobre diferencias de ideas, estilos y valores que son la razón de ser de la política. Sin esas diferencias, la política sería innecesaria.
Dentro de algunos años, un historiador podrá hacer hipótesis contrafácticas. Por ejemplo: ¿qué habría pasado si Binner y el Partido Socialista, en vez de responder a la amenaza de Solanas de romper todo (cosa que finalmente terminó haciendo), se hubieran anticipado por horas o por días al acuerdo de Alfonsín con De Narváez? En ese caso, no se descartaba una alianza de la UCR, el socialismo y otros partidos más chicos (alianza que sigue en pie en Santa Fe). Probablemente el panorama habría cambiado, aunque quizá Cristina Kirchner hubiera terminado igualmente victoriosa en las elecciones de octubre.
Las hipótesis sobre lo que no sucedió pero habría podido suceder son útiles. Sirven para pensar las oportunidades malogradas: Solanas no sacó todos los votos que pensaba en la ciudad de Buenos Aires y no está seguro de alcanzar el piso electoral con la candidatura presidencial de Alcira Argumedo. Alfonsín recorre un desfiladero y su mensaje ha perdido sustancia, eco y convicción. Binner ha comenzado una larga marcha que quizás habría podido ser más corta si hubiera decidido antes de manera clara y tajante repetir, a nivel nacional, su exitosa experiencia de alianza con el radicalismo en Santa Fe.
El historiador del futuro podría imaginar una verdadera interna abierta entre Binner y Alfonsín para este 14 de agosto. Ese historiador también sabría que hacerle una interna de verdad a la UCR es muy difícil, porque maneja el territorio. Como sea, habría galvanizado la opinión pública.
Pensaba en todo esto mientras llegaba al Luna Park como espectadora del cierre de campaña del Frente Amplio Progresista. Un día antes, el martes, Binner fue el único político argentino no peronista que se reunió con la CGT fuera de la gestión de gobierno . Lo que hizo es sorprendente, aunque de una sencillez imbatible. Sabe que si quiere gobernar va a tener que reunirse con esa comisión directiva muchas veces. Puede no gustar el secretario general, pero para que haya uno diferente antes tienen que suceder cosas en los tribunales y en la dirección sindical. ¿Cómo no se le ocurrió a algún otro político? Carrió tiene problemas de principio para hacerlo. ¿Los demás calcularon que Moyano es piantavotos? Binner, el menos pensado, tomó el riesgo.
© La Nacion.
«Dentro de algunos años, un historiador podrá hacer hipótesis contrafácticas. Por ejemplo: ¿qué habría pasado si Binner y el Partido Socialista, en vez de responder a la amenaza de Solanas de romper todo (cosa que finalmente terminó haciendo), se hubieran anticipado por horas o por días al acuerdo de Alfonsín con De Narváez? En ese caso, no se descartaba una alianza de la UCR, el socialismo y otros partidos más chicos (alianza que sigue en pie en Santa Fe). Probablemente el panorama habría cambiado, aunque quizá Cristina Kirchner hubiera terminado igualmente victoriosa en las elecciones de octubre.»
Por qué se da por hecho que se pierde en octubre http://carlosboyle.blogspot.com/2011/08/la-megaencuesta-del-14-de-agosto-y-las.html
Beatríz se dice «¿qué habiera pasado si Binner»..
habiera???!!!
Lo desconozco, creo que el correcto seria hubiese o hubiera.
Quizás es un chiste suyo que no puedo comprender..
No me quedó claro a quién va a votar Betty…
a mi si me queda claro:a Cris no.Le cuesta sacarse su traje de oligarca,porque le duele la cultura peronista.Este comentario es mas que nada una muestra de admiracion a Binner.Memos mal que reconoce el gran error de Alfonsin.Alguna vez en el blog soñe en una alianza Kirchner-Binner,tal vez por mi «santafecinismo».Hoy me parece una ofensa a Mao el titulo que puso la Sra.B.S.Solo vale si pensamos en un futuro en el que el socialismo reemplace al peronismo…(perdon por el devaneo).Ocurre ademas que el»socialismo»de Binner es especial,tiene una mancha agraria,suma a dos señoras muy respetables:Stolbizer y Morandini demasiado atadas a ideas «institucionalistas»que habria que demostrar que no son vallas en el avance del campo nac.pop.Por ultimo me parece una exageracion criticabe compara la situacion actual con una de crisis o de guerra en el pais,como hace la periodista,que asi no deja de mostrara su»desesperacion»por la debilidad de la oposicion.
Leíste mal. Lo que dice Sarlo es justamente al revés de lo que interpretaste. Esos acuerdos entre partidos que tienen muchas diferencias se justifica solamente en casos de guerra o crisis. Bajando al momento actual y al del texto, lo que quiere decir Sarlo es que Binner hizo bien en no juntarse «sea como sea» con cualquiera para ganarle a Cristina. Más allá de que esa alianza perdería igual, se arruinaría ese proyecto socialista a largo plazo con el que la autora parece ilusionada.
A mi me parece que aún es posible una alianza entre el autonomismo bonaerense – Alfonsín Jr. + Duhalde – y el federalismo del litoral – Binner – haciendo valer la figura del Jefe de Gabinete.
Si hubiera 2da vuelta … claro.
lo que revelaria que Binner es derecha.
No … Isabel.
Son las reglas del juego (social) democrático.
Iluminada comos siempre Isabel: todo pensamiento fuera del supremo mandato K es de «derecha», aunque en el Parlamento hayan apoyado medidas
impulsadas por el oficialismo¡¡¡
Además te pregunto, a raiz de que le adjudicás el mote de oligarca a B.S: creés que Cristina y unos cuantos de quienes la rodean pertenecen a una clase social diferente a la de Sarlo?
Morandini se opuso (o ausentó) a todas y cada una de las medidas transformadoras: 125, Recuperación de las AFJP, Aerolíneas y Ley de Medios. A todas. A-TO-DAS.
Con un socialismo como éste, tiembla Roquefeyerrrr…!
Y Cristina es clase media, media pobre en su nacimiento, que fue bendecida como tantos de nosotros por el estado de bienestar con estudios universitarios como la sarlo, sólo que en vez de trabajar a destajo para las patronales como esta última, intenta hacer llegar los beneficios a los que estuvieron 35 años con la ñata contra el vidrio (jubilaciones, AUH, inclusión, bah)
¿El peronismo es de izquierda?
Sería una novedad…
Así es. Hay un peronismo para cada necesidad.
Ah, así me quedo tranquilo.
Entonces Isabel, Binner de derecha sería algo así como una de las versiones ubicuas del peronismo. Conviene observarlo y no tirarle los leones, por las dudas…
Isabel: si Sarlo estaría «deseprerada» por la debilidad de la oposición, apoyaría a alguien que tiene alguna chance mínima de entrar en el ballotaje. Alfonsín por ejemplo. Y esto de que no vota a Cris porque «le cuesta sacarse el traje de oligarca» me parece un argumento que más se parece a un prejuicio. Ese prejuicio, que lo tienen kirchneristas como vos, es el siguiente: todo aquel que no es kirchnerista es sospechoso, o porque es de derecha (cuando no fascista)o porque no entiende de política. Es un prejuicio muy triste, porque lo que hace es desacreditar cualquier tipo de oposición al oficialismo. Además, eso revela una triste victoria del discurso kirchnerista: la de hacer creer que todo el universo opositor es exactamente lo mismo, con distintos disfraces, pero lo mismo al fin, cuando creo que un mínimo analisis racional te puede demostrar que Luis Barrionuevo y Victor De Gennaro (por dar un ejemplo al pasar) no son lo mismo.
Yo tengo un análisis racional-empírico que aportar.
Tomemos a gente muy heterogénea: Barrionuevo, De Gennaro, Solanas, Alfonsín, Donda, Macri, Venegas, Carrió, Binner, Lozano, Del Sel, Duhalde, Gil Lavedra, Bullrich, Llambías, Ripoll, Biolcati… (y siguen las firmas). Todos ellos:
1. Hablan SIEMPRE contra el kirchnerismo. Con prácticamente los mismos argumentos.
2. Más importante y menos visible: contra qué personas y organizaciones poderosas NUNCA, pero NUNCA hablan.
-Nunca hablan contra la manera degradada de ‘informar’ del medio más importante (mucho menos sobre los ‘chicos’ Noble o Papel Prensa).
-Ni contra nada que tenga que ver con los empresarios del campo.
-Ni contra nada que tenga que ver con grandes empresas (aunque evadan, remarquen, contaminen, manijeen licitaciones, etc.).
-Ni en general contra ningún interés económico privado importante. Salvo los que ‘hagan negocios con el gobierno’ o con algún gobernador oficialista.
-Ni contra la Iglesia por su oposición reaccionaria a medidas progresistas.
-Ni contra comunicadores ‘próceres’ con un siniestro pasado golpista.
-Ni contra gobernadores feudales, si son opositores.
3. Si además de que NUNCA hablan en contra computamos que muchos de ellos se muestran abiertamente A FAVOR de esas personas y de esas -por decirlo de algún modo- corporaciones, ahí podríamos ir entendiendo algo.
Que son heterogéneos por antecedentes, pero HOY tienen los mismos espónsors.
La sensación de que los espónsors LES DICTAN el discurso a todos ellos, es muy fuerte.
El día que aparezca algún opositor al kirchnerismo que se atreva con algunos de ellos POR LO QUE DICEN Y HACEN (y en el caso de los intereses privados, no sólo porque estén cerca del kirchnerismo), allí voy a creerles un poco.
No hablar «en contra de» puede ser una sana decisión política.
Especialmente para diferenciarse del gobierno, que habla siempre «en contra de» (excepto Scioli, dueño de la concepción «aire y sol» de la política, como lo definiera Jorge Asis).
Y hasta tal vez tu «sensación» de que los espónsors les dictan el discurso, sea cierta. O no, tal vez solo una sensación (como la de inseguridad).
Mi «sensación» es que cuando los opositores lleguen al poder, tal vez se atrevan a…
Por ahora, hacen la plancha. No está mal entre tanta crispación.
david,
no se entiende bien qué quisiste agregar.
querés decir que no son todos lo mismo?
-David, relea lo que digo.
***Se la pasan hablando en contra del kirchnerismo***.
Así que no es verdad que ‘no hablen en contra de’.
La ‘sana decisión política’ es hacer amén al poder económico tradicional de la Argentina. Y sus aliados: el poder mediático y el espiritual.
Tampoco hacen la plancha.
Se la pasan diciendo frases rimbombantes con destino directo a los titulares.
Decir que no están crispados, cuando uno analiza cada dicho de Carrió, Duhalde, etc., es una fantasía.
Y decir ‘los K. lo hicieron primero’ es infantil. Si uno es serio y no tiene la vocación de tirar esas frases para los titulares, no lo hace.
Incluso, eso de que el gobierno ‘sólo habla en contra de’, no se ve mucho en la última época.
-Yo sé ‘a qué se van a atrever’ si llegan a ser gobierno.
-Pedir al FMI que venga a decirnos quién tiene que ser el ministro de Economía y el presidente del Banco Central, y qué política aplicar.
-Aplicar metas de inflación. Y el que se quede sin laburo QUE SE JODA.
-Chau retenciones. Para el campo, ganancia completa.
-Vuelven las AFJP. Se desmantela el ANSES y se lo reemplaza por una empresa privada.
-Como por los puntos anteriores va a faltar plata, chau AUH (o se la deja licuar con la inflación). Chau gasto social.
-Chau paritarias.
-Chau movilidad jubilatoria.
-Si falta más plata, vuelven a endeudar al país. Con el FMI y con bancos.
-Suplantar la ley de medios por otra que fije un piso en lugar de un techo. El que tenga menos 200 medios no puede operar.
-Suprimir el canal estatal. Entregarlo al operador de más de 200 medios.
-Sí, se van a atrever, van a ser tremendamente valientes…
-Al principio la gente se la va a bancar (porque veníamos más o menos bien). Cuando comience el deterioro social le van a echar toda la culpa a los K. Cuando no alcance con eso… (completar la línea de puntos).
raúl c,
es brillante tu resumen del plan de gobierno opositor.
ojo, así como está hay varios que lo votarían igual. todo sea con tal de volver a la normalidad….
un abrazo
Bueno, si Barrionuevo y Victor De Gennaro no son lo mismo, durante la 125 lo disimularon muy bien.
mirá, esteban, no es prejuicio. sarlo es una gorila vestida de progre. y además de un progresismo inofensivo, como el caso de binner ahora, como las loas que le tiró a alfonsín jr meses atrás y hasta los elogios a duahlde que agregó en su libro anti k!!!.
ella es anti k. punto. y cualquier bondi que pase la deja masomenos bien.
como tan tonta no es, y como le gustan las ropas del progresismo, no termina por tomar nunca ninguna posición definida, ya que en el sitial de intelectual que asume se siente cómoda, limpia y libre de culpas para arrojar sus piedritas verbales.
no sé si ella sabe eso de sí misma. pero poco importa.
las estupideces que sarlo ha dicho y ha escrito son prueba suficiente de todo esto.
Bien Sarlo, como de costumbre. Me gusta la idea de la postulación como «lugar de llegada», sobre todo en territorio fértil para arribistas. Ok, Binner no puede ganar, De Gennaro tampoco. Pero hay ahi una trayectoria, una historia, un legado. Un «aca estamos».
y acá estás vos escribiendo boludeces en plena veda.
Como bien dice Raúl C. más arriba, me cago en las trayectorias de cada uno si hoy están donde están. Quedarse con «las trayectorias» sin reparar en los datos duros del presente, hace que Vilma Ripoll y Castells se suban al palco de la Rural a festejar y nadie advierta contradicción alguna.
Me hago bien de abajo con la trayectoria de cada uno.
El «donde estan ahora» no se desde donde se mide y a qué caracterización responde. Me niego a pensar los posicionamientos políticos desde el «donde estabas» de la 125. No es un momento fundante ni un parteaguas. Para muchos ahi empieza la Historia, no es mi caso. Yo no hablo ni de Ripoll ni de Castells, hablo de Binner y De Gennaro. Resulta que los que no tienen trayectoria, los advenedizos, los esclarecidos de ùltimo minuto, los festejantes de payasos liberales, ahora dan lecciones de articulación política. Me niego a pensar en esos términos. La política no es solo trayectoria, esta claro, pero tampoco es la estridencia de una estrellita fugaz.
Bueno, pienso todo lo contrario en todo lo que decís, así que mucho para discutir no hay.
Es brillante esta vieja. En cada artículo sobre política consigue sintetizar en dos o tres conceptos ciertos tufillos que la coyuntura venía transformando en características propias.
?
qué bueno por sarlo que apareció binner, con su olorcito a seriedad, progresismo, austeridad, chuavechito chuavechito…
antes se veia en el terrible lugar de tener que tirarle loas a alfonsinito y a duhalde.
ahora está mucho más cómoda con su candidato del progresismo conservador.
¿preferís el progresismo wachiturro?
por supuesto. y cuanto más wachiturro, mejor.
Hablando de progresismos, aquí tenemos descrito uno verdadero:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=133453&titular=el-modelo-k-o-la-continuidad-del-plan-de-mart%EDnez-de-hoz-
Ok, ok, no dije nada. Cierto que a la izquierda del kirchnerismo hay una pared. Cierto que todo aquel que no adhiere al proyecto es gorila o conservador o cosas mucho peores. Está bien, cierto que como lo señala Cesar, con la 125 comienza la Historia.
Dios mío, poner la 125 para decidir quienes son los buenos y los aborrecibles de la política, ese mamaracho que lo decidió Moreno y que cuando se dieron cuenta del mamaracho, comenzaron a introducir cambios (esto hasta plenamente aceptado por gente del propio gobienro), pero ya era tarde, porque ya habían logrado algo sin antecedentes en nuestra historia, que era unir a la Sociedad Rural con la Federación Agraria.
Es triste, es muy triste que el trasfondo de sus discursos sea la total desacreditacion de cualquiera que tenga diferencias con el kirchnerismo. Porque yo puedo aceptar que para muchos el oficialismo sea una alternativa interesante para seguir, pero no acepto que el discurso de defensa de esa alternativa, sea la destrucción de gente que merece un mínimo de respeto che. Leer lo que dice Tapones de punta…viejo, un mínimo de respeto por alguien que tiene una obra que merece al menoes eso, un porquito de respeto.
Ah, y una última cosa, cuando Raul ofrece sus argumentos para decir que toda la oposicion es lo mismo, empieza mintiendo. Dice que lo que une a todos ellos es que siempre critican al kirchnerismo. Escuchame, Donda estuvo hasta hace no mucho tiempo con el oficialismo, y Binner se cuidaba como cagarse en la cama de hablar mal de la pesidenta, recién lo hizo este ultimo mes, en plena campaña electoral y despues de que Cristina le dijera en la cara que su provincia crece menos que la media nacional.En fin… Pero bueno, los felicito de antemano por el triunfo y sigan siendo felices pensando que kirchnerlandia es la tierra de la gente buena que lucha por lo más pobres.
esteban,
no seas necio. no se critica a sarlo por no ser k. se la critica porque dice giladas (giladas como que «los medios no influyen en la gente», cosa que tiró como si fuera un serio tratado de sociología y era pura cháchara ridícula que cualquier vecino descubre falsa).
se la critica porque su pretendido aporte intelectual no dista del aporte intelectual de carlos pagni y se la critica porque de política no entiende nada, porque ignora todo sobre economía y porque es una tira bombas mediática muy parecida a luis majul.
no sé de qué importante obra de sarlo estás hablando. sus mejores aportes son en relación al mundo literario, que poco tiene que ver con los temas sobre los que ahora parece ser una autoridad en la materia.
estrcuturalmente la oposición se para en los mismos lugares, sean más educados unos que otros, todos comen del mismo plato y siguen las mismas estrategias. el resumen de raúl c es muy claro y no se refuta con el comentario «victoria donda antes era k» ¿qué tiene que ver?
si me decís vos quién está más a la izquierda del kirchnerismo te lo voy a agradecer.
saludos,
Agrego a lo tuyo Esteban que esta muchachada olvidadiza que tanto habla de la 125, nada dice del negociado que permitían en esos tiempos a las cerealeras y exportadoras por medio de la ONCA presidida por Echegaray y controlada por su esposa, negociado denunciado por el ARI, Solanas y Cafiero Mario por el cual se formó una Comisión parlamentaria que bla bla bla. En resumen, se disolvió la ONCA y a su titular le dieron la fiscalización de los tributos públicos. De su mujer no se nada.
Por lo que se lee, muchos ni siquiera han tomado nota de las sugerencias de «autocrítica» de Carta Abierta.
Un Peronismo para cada necesidad escribieron más arriba, típico ejemplo de soberbia política que considera poseer todas las respuestas con total desprecio de las opiniones ajenas.
diego
Diego:vos me leiste mal a mi.Lo que observo es que no se puede hablar de que estemos ahora en una situacion de crisis o guerra.La oposicion ha uscado y buscara alianzas con el solo objetivo de que pierda el oficialismo.Cuando dido»este comentario»me refiero al de B.S.
Pro2003:no soy ninguna iluminada.Solo busco la verdad y me puedo equivocar.Para iluminada tenemos a Lilita.Tampoco deseo ser oficialista,sino observadora critica.Sin duda que todos los candidatos emergen de la clase media y hasta podemos decir que existe un»comun denominador»entre los mismos que a veces me hace pruntar si vale la pena enfervorizarse por uno.
David:ni Binner se reconoce como peronista ni Cris como socialista.
Isabel: Justamente, Sarlo en ese artículo dice que NO estamos en una situación de crisis ni de guerra, por eso es que Binner hizo bien en no juntarse con cualquiera con tal de ganar. Después Sarlo acota que es probable que ni con ese acuerdo medio mamarracho le hubiesen ganado a Cristina, pero esto es algo al márgen, el punto es el anterior.
Saludos
Éste es el mejor gobierno de la historia (no «de los últimos 50 años», como limitan algunos). De la historia argentina y del mundo conocido, al menos. Y que alguien me lo desmienta.
tal cual.
Sin embargo, en una entrevista Gore Vidal, parece no estar de acuerdo con ustedes:
«Pero si Estados Unidos es un fracaso, ¿qué es la Argentina, en su opinión?
-Está trabajando en eso.»
http://www.lanacion.com.ar/1396310-la-opinion-es-la-peor-cosa
¡Cuanta razón parece tener!
por favor, daio….