La nueva cúpula, primera pulseada para PJ nacional

Eduardo Fellner, gobernador de Jujuy, rankea para convertirse en el árbitro peronista de la carrera hacia la sucesión de Cristina de Kirchner en 2015. El expresidente de la Cámara de Diputados aparece en los bosquejos de la Casa Rosada y del partido como preferido para convertirse en el próximo presidente del PJ nacional.
Son borradores incompletos, todavía imprecisos, en los que Cristina de Kirchner no expresó su voluntad. Pero aparecen, bajo el prisma de una eventual urgencia judicial por normalizar jurídicamente el PJ -cuyos mandatos caducaron hace un año y 7 meses- como una salida equilibrada para ordenar la disputa interperonista por definir al candidato de 2015.
En diciembre pasado, a las apuradas y presionado por la amenaza de una acefalía, se normalizó el PJ bonaerense que eligió como mandamás al alcalde de La Matanza, Fernando Espinoza.
En paralelo, el Congreso del partido aprobó a mano alzada la lista de congresales nacionales del PJ bonaerense: Daniel Scioli encabeza esa boleta.
El tema, más allá del formalismo, no es menor. Luego de la interna grande del 88 en la que el peronismo eligió, con el voto exclusivo de sus afiliados, entre Carlos Menem y Antonio Cafiero su candidato presidencial, nunca más hubo interna nacional, menos aún para seleccionar autoridades partidarias.
En 2008, Néstor Kirchner introdujo en el reglamento del partido un prerrequisito -el respaldo de autoridades de distrito- para bloquear la inscripción de una boleta en la interna que, en su momento, encabezó el entrerriano Héctor Maya.
Al final, esa disidencia, periférica y menor, no llegó a competir.
En ningún círculo del PJ se evalúa como cierta la posibilidad de que a lo largo de 2014 haya una interna efectiva y real por la conducción del PJ.
Las razones son varias, pero, sobre todo, se esgrimen dos argumentos: el peronismo que integra el dispositivo K buscará un formato de acuerdo y los sectores disidentes, salvo casos puntuales, rehusarán zambullirse en una disputa que de tener que realizarse, además de cara, sería sin destino.
La variable, que por estas horas aparece como la más probable, sería que los gobernadores y los caciques territoriales sellen un acuerdo conjunto, con el guiño o la indicación precisa de la Casa Rosada, para evitar chispazos y una crisis. Podría, incluso, armarse mediante un formato asambleario: que sea el Congreso del PJ, cuyos congresales son designados por cada una de las franquicias provinciales del partido, el que proclame a la nueva conducción sin necesidad de un trámite interno.
Podría resolverse ese formato como emergencia aunque, también, cumplir con los requisitos de una convocatoria a internas con un cronograma electoral para que quede, al final del cuento, una sola boleta: la negociada entre Olivos y los gobernadores.
Es ahí donde aparece con fuerza el nombre de Fellner. El jujeño es mencionado como el presidente de la transición, el gobernador que puede administrar el peronismo en el tránsito hacia las PASO en las que se elegirá al próximo candidato presidencial del PJ.
Hasta su accidente en helicóptero, el sanjuanino José Luis Gioja también figuraba como un posible nombre para ponerse al frente de ese trámite. Ahora el gobernador está en proceso de recuperación y podría, llegado el caso, estar en condiciones en un tiempo.
Así y todo, a fin de año, la figura sobre la que se coincidía era la del gobernador de Jujuy que ya fue, en 2004, aunque efímeramente, presidente del partido en medio de la naciente disputa entre Kirchner y Eduardo Duhalde.
El dato central sobre la entronización de Fellner es que dos de los dirigentes que habían expresado su intención de ponerse al frente del partido están, ahora, en la carrera presidencial: Scioli, que en la actualidad es el vice a cargo del PJ -aunque los mandatos caducaron en mayo de 2012- y Jorge Capitanich, el jefe de Gabinete, que como gobernador del Chaco anticipaba su intención de pelear la jefatura del partido.
La foto actual los muestra a los dos como los rivales en las PASO del peronismo K para la presidencial de 2015. La lógica, asumida en ambos campamentos pero sobre todo presente en el PJ, indica que ninguno de los dos puede quedar como jefe del partido para garantizar una disputa limpia a futuro.
Es cierto, de todos modos, que el PJ oficial no será el ring orgánico donde se debatirá la candidatura presidencial sino las PASO que, lo más probable, serán a partir de un sello electoral que exceda al PJ, como el Frente para la Victoria, por lo cual el manejo del partido es relativo ya que al conformarse una nueva alianza se tiene que designar, por otra vía, una junta electoral específica donde no necesariamente incide el PJ.
Sobre los plazos hay otras incógnitas. No existe, en la actualidad, ningún reclamo sólido en la Justicia electoral sobre la caducidad del PJ nacional, por lo tanto no hay un apuro extremo. De todos modos, se especula con marzo o abril para resolver el trámite en la medida en que a principios de este año, Cristina de Kirchner, a quien algunos pretenden postular para presidir el partido -implicaría extender, más allá de 2015, su protagonismo en el PJ-, exprese su interés en normalizar o no el partido.
La Presidente jamás se mostró interesada -salvo allá en los lejanísimos años 80, sus tiempos isabelistas- en la vida interna del PJ. Ahora, igual de distante, aparece casi como una «jefa espiritual» que no interviene.
Kirchner, al asumir en 2003luego de un fallido intento en 2004, decidió dormir al PJ durante años. Recién ordenó los papeles en 2008.

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