por JULIÁN YOSOVITCH
Esta semana será clave para los mercados financieros globales ya que hoy tendremos la última reunión del año del Comité de Política Monetaria de la Fed (FOMC) y en la cual se decidirá si finalmente se vuelven a subir la tasa de referencia por segunda vez desde la crisis de 2008 para colocarla en torno a los 0,50-0,75%. La probabilidad de suba de tasas según el mercado es del orden del 92%, por lo que está mayormente incluida en los precios de los activos. Sin embargo, nunca debe descartarse el factor sorpresa.
La última vez que la Fed decidió elevar la tasa de interés fue en diciembre de 2015 y la reacción del mercado bursátil internacional tras esa medida monetaria será recordada para siempre, ya que se vieron caídas que no se registraban desde 1930.
Luego de que la Fed tomara la decisión de elevar el costo del dinero un cuarto de punto por primera vez desde 2008, el índice Dow Jones reaccionó con su peor enero desde 1930, con una pérdida del 13% desde los 17.800 puntos hasta los mínimos de 15.400 puntos a los que cerró el primer mes del año. El S&P 500, el indicador más abarcativo del mercado neoyorquino, tuvo un comportamiento similar: perdió un 13,50% desde los 2080 puntos hasta los mínimos alcanzados en febrero, de 1800 puntos.
Los índices americanos son un claro reflejo de las bajas que vimos tras la suba de tasas de la Fed aunque si se repasan índices que agrupan todos los mercados del mundo, es decir, fondos que invierten en acciones de todos los mercados del globo (desde EE.UU. hasta emergentes, pasando por Japón, Asia y Europa), como el caso de Vanguard Total World Stock ETF, vemos que también se evidenciaron caídas importantes del orden del 14% a lo largo de enero de 2016.
Los emergentes ya venían dentro de una tendencia bajista para diciembre de 2015 y tras la decisión de la Fed ampliaron las bajas un 17%. El ETF Brasil supo perder un 28,50% mientras que el índice de acciones de Latinoamérica perdió un 21,5% desde la suba de tasa de la FOMC hasta los mínimos evidenciados a comienzo de año, mínimos a partir de los cuales se inició la gran recuperación evidenciada a lo largo de 2016 y que colocó al mercado un 55% por encima de ese piso. Respecto de los bonos emergentes, estos también extendieron el ajuste que venían desarrollando antes de la reunión de la FOMC y perdieron en promedio un 3,50% en dólares hasta los mínimos de enero, a lo que también le siguió una recuperación significativa a lo largo de todo el 2016.
Si uno recurriera a los manuales, esperaría que toda suba de tasas de la Fed genere fuertes movimientos al alza del dólar, pero si uno analiza la reacción posterior del billete verde tras la decisión de elevar el costo del dinero en diciembre del año pasado puede concluir que no siempre es bueno quedarse sólo con los manuales, al menos no en forma lineal. El dólar subió un 0,75% para luego reanudar el ajuste que había iniciado en noviembre de 2015, para luego buscar un piso en niveles de 91,80 puntos, perdiendo un 7,50% desde la suba de tasas de la Fed. En concreto, el mercado reacciono con un tibio avance tras el hike de tasas y luego reanudo las debilidades para buscar un piso en zonas inferiores.
Finalmente el bono del Tesoro a 10 años de EE.UU. supo generar fuertes ajustes tras la suba de tasas, continuando con la baja iniciada en 2014 cuando la «10Y» como se la llama en la jerga registró máximos de 3,10%. En concreto, la 10Y pasó de 2,4% antes de la suba de tasas de la Fed a niveles de 1,65-1,60% registradas entre enero y febrero de 2016. En definitiva, el mercado vio ante tal evento a los bonos del tesoro como cobertura ante la incertidumbre desatada por la decisión monetaria.
El oro fue otro de los activos de refugio encontrados por el mercado luego de que la Fed decidiera subir la tasa en diciembre de 2015 un cuarto de punto. Registró subas del 31% desde los mínimos de mediados de diciembre de u$s 1050 la onza, hasta los máximos de julio de 1380 dólares.
Esta semana será clave para los mercados financieros globales ya que hoy tendremos la última reunión del año del Comité de Política Monetaria de la Fed (FOMC) y en la cual se decidirá si finalmente se vuelven a subir la tasa de referencia por segunda vez desde la crisis de 2008 para colocarla en torno a los 0,50-0,75%. La probabilidad de suba de tasas según el mercado es del orden del 92%, por lo que está mayormente incluida en los precios de los activos. Sin embargo, nunca debe descartarse el factor sorpresa.
La última vez que la Fed decidió elevar la tasa de interés fue en diciembre de 2015 y la reacción del mercado bursátil internacional tras esa medida monetaria será recordada para siempre, ya que se vieron caídas que no se registraban desde 1930.
Luego de que la Fed tomara la decisión de elevar el costo del dinero un cuarto de punto por primera vez desde 2008, el índice Dow Jones reaccionó con su peor enero desde 1930, con una pérdida del 13% desde los 17.800 puntos hasta los mínimos de 15.400 puntos a los que cerró el primer mes del año. El S&P 500, el indicador más abarcativo del mercado neoyorquino, tuvo un comportamiento similar: perdió un 13,50% desde los 2080 puntos hasta los mínimos alcanzados en febrero, de 1800 puntos.
Los índices americanos son un claro reflejo de las bajas que vimos tras la suba de tasas de la Fed aunque si se repasan índices que agrupan todos los mercados del mundo, es decir, fondos que invierten en acciones de todos los mercados del globo (desde EE.UU. hasta emergentes, pasando por Japón, Asia y Europa), como el caso de Vanguard Total World Stock ETF, vemos que también se evidenciaron caídas importantes del orden del 14% a lo largo de enero de 2016.
Los emergentes ya venían dentro de una tendencia bajista para diciembre de 2015 y tras la decisión de la Fed ampliaron las bajas un 17%. El ETF Brasil supo perder un 28,50% mientras que el índice de acciones de Latinoamérica perdió un 21,5% desde la suba de tasa de la FOMC hasta los mínimos evidenciados a comienzo de año, mínimos a partir de los cuales se inició la gran recuperación evidenciada a lo largo de 2016 y que colocó al mercado un 55% por encima de ese piso. Respecto de los bonos emergentes, estos también extendieron el ajuste que venían desarrollando antes de la reunión de la FOMC y perdieron en promedio un 3,50% en dólares hasta los mínimos de enero, a lo que también le siguió una recuperación significativa a lo largo de todo el 2016.
Si uno recurriera a los manuales, esperaría que toda suba de tasas de la Fed genere fuertes movimientos al alza del dólar, pero si uno analiza la reacción posterior del billete verde tras la decisión de elevar el costo del dinero en diciembre del año pasado puede concluir que no siempre es bueno quedarse sólo con los manuales, al menos no en forma lineal. El dólar subió un 0,75% para luego reanudar el ajuste que había iniciado en noviembre de 2015, para luego buscar un piso en niveles de 91,80 puntos, perdiendo un 7,50% desde la suba de tasas de la Fed. En concreto, el mercado reacciono con un tibio avance tras el hike de tasas y luego reanudo las debilidades para buscar un piso en zonas inferiores.
Finalmente el bono del Tesoro a 10 años de EE.UU. supo generar fuertes ajustes tras la suba de tasas, continuando con la baja iniciada en 2014 cuando la «10Y» como se la llama en la jerga registró máximos de 3,10%. En concreto, la 10Y pasó de 2,4% antes de la suba de tasas de la Fed a niveles de 1,65-1,60% registradas entre enero y febrero de 2016. En definitiva, el mercado vio ante tal evento a los bonos del tesoro como cobertura ante la incertidumbre desatada por la decisión monetaria.
El oro fue otro de los activos de refugio encontrados por el mercado luego de que la Fed decidiera subir la tasa en diciembre de 2015 un cuarto de punto. Registró subas del 31% desde los mínimos de mediados de diciembre de u$s 1050 la onza, hasta los máximos de julio de 1380 dólares.