Los candidatos peronistas cubren cada vez más la escena electoral

La tendencia se ha profundizado después de la crisis del 2001 aunque ya en los 90 tuvo alguna manifestación. El peronismo, con sus distintas vertientes y candidatos, parece ocupar de modo cada vez más expansivo el teatro electoral de la Argentina.
En las internas abiertas del domingo pasado, la trilogía de madera peronista (Cristina Fernández, Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saa), obtuvo el 70% del total de los sufragios emitidos.
Dejó apenas un tercio a otras fuerzas, entre ellas el radicalismo y la izquierda. En el 2003, cuando Néstor Kirchner se consagró presidente, su candidatura con la de Carlos Menem y Alberto Rodríguez Saá habían ocupado el 61% de las preferencias.
Otra expresión aislada, pero mayor que todas aquellas, se había registrado a mediados del ciclo menemista. En 1995 el entonces presidente logró el 50% de los votos para su reelección contra el 29% del binomio que integraron José Bordón y Chacho Alvarez, ambos escindidos del PJ.
En esa ocasión le permitieron a Horacio Massacessi quedarse con un 15%. Eran las épocas en que el radicalismo venía herido por el Pacto de Olivos y la reforma constitucional.
¿Se ha peronizado la Argentina? . Tal vez el calificativo no tenga relación con un fenómeno ideológico. El peronismo ha sido siempre ágil y versátil para adaptarse a los tiempos y reformular las innumerables facetas de su ideología. La sociedad nunca parecería haberlo condenado –está a la vista– por esa metamorfosis . Los Kirchner han reconstruído, en nombre del progresismo peronista, el Estado ochentista que Menem descuartizó hace poco mas de una década invocando al primer mundo y a la modernidad. Ningún kirchnerista se ha rasgado vestiduras, incluso, por el apoyo del ex presidente a Cristina. Por lo pronto, de la mano de la Presidenta, logró candidatearse en La Rioja para renovar su banca de senador en octubre. Su voto, el año pasado, fue siempre funcional a las necesidades del Gobierno.
Uno de los dos principales rivales de Cristina en la interna del domingo fue Duhalde. El ex presidente apadrinó en el 2003 la carrera de los Kirchner. Esa carrera conjunta se cortó en las legislativas del 2005. Duhalde surgió como un candidato del centro peronista para contraponer al centro-izquierda kirchnerista. La propuesta de los Rodríguez Saá está siempre relacionada al peronismo puro, sin otra connotación. ¿Qué espacio vacante le quedaría, mirando ese panorama a los restantes partidos?.
La expansión peronista tiene que ver, en cierta medida, con el encogimiento radical . Veamos un caso del domingo. Ricardo Alfonsín comenzó su campaña como el postulante con mayor popularidad. Duhalde, en cambio, con bajos índices de votación e imagen negativa muy elevada.
Casi terminaron en situación de empate . ¿Qué pudo haber ocurrido?.
Se puede hablar de errores de campaña del diputado radical. Se podría mencionar, además, una alianza en Buenos Aires con Francisco De Narváez que ni la publicidad de campaña logró hacer fiable.
De Narváez tuvo en la provincia mas votos que Alfonsín.
Pudo suceder que muchos de los ciudadanos que intentaron obstaculizar el camino de Cristina a la reelección prefirieron hacerlo con alguien que, al menos, diera garantías ciertas de gobernabilidad . Duhalde estuvo a cargo del timón después de la caída de Fernando de la Rúa. En la hipotética búsqueda de gobernabilidad podría radicar, en alguna medida, la explicación de la peronización electoral de la Argentina.
Esa necesidad marca un límite y denuncia una precariedad de la democracia.
Daría la impresión de la inexistencia de espacio para otra fuerza con voluntad de ejercicio del poder. El fracaso de la Alianza fue una experiencia traumática y explica, en otra porción, las mutaciones de la escena nacional.
Hay dos casos en los cuales vale la pena detenerse. Por ejemplo, el de Córdoba, donde la sociedad utilizó al peronismo para ponerle un límite al propio peronismo . El kirchnerista. Ese significado tuvo la victoria de José Manuel de la Sota. Ni Luis Juez ni el radical Oscar Aguad fueron observados como herramienta de castigo.
Algo similar ocurre con Mauricio Macri. El jefe porteño revalidó títulos sobre gobernabilidad demoliendo a los K, pero su figura aparece siempre ligada a sectores peronistas. Tiene ministros y legisladores de esa pertenencia. El PRO, que es un partido distrital, capeó algunas de las peores tormentas con los Kirchner recurriendo a aquellos dirigentes. En especial, cuando a finales del año pasado hubo problemas de inseguridad con la toma de terrenos y ocupación de viviendas en el sur porteño.
La excepción a esa regla se registra en Santa Fe. Allí el socialismo construyó durante décadas en la intendencia de Rosario su imagen de gobernabilidad que trasladó a la provincia, luego de 24 años de hegemonía peronista. Antonio Bonfatti ganó la elección del 24 de julio gracias a ese reaseguro, mientras el PJ se desquitaba de los K con el respaldo a Miguel del Sel.
Esa marcha le permitió a Hermes Binner, con poca campaña, alcanzar el 10% nacional. Ahora le espera lo difícil: consolidar el crecimiento, al tiempo que asoman señales de agotamiento en Santa Fe. Bonfatti obtuvo un 10% menos que Binner en el 2007. Binner, el gobernador, resignó su provincia frente a Cristina el domingo.
La Presidenta parece haber empezado a gozar de nuevo de una luna de miel . La decisión de la módica rueda de prensa de ayer (se permitieron sólo cinco preguntas) lo demostraría. El último antecedente, en ese aspecto, data de febrero del 2010. El anterior, cuando su vocero era Miguel Nuñez. Ese hombre pasó a la actividad privada, aunque ligado a los negocios K.
Cristina se dio hasta el lujo de hablar de Macri, en tono informal y jocoso. La Presidenta intentará transitar hacia el 23 de octubre con la menor cantidad de sobresaltos.
De allí, tal vez, su tono amigable la noche de la victoria y ayer mismo . Intentará que no se le escurra nada del 50% que obtuvo. Que podría revitalizarle, de repetirlo, su poder futuro en el Congreso. La campaña, para ella, sería un trámite.
La oposición, en cambio, debe barajar y dar de nuevo. Lograr que algún candidato, al menos, despegue en octubre del resto. Un desafío homérico.

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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