En el entorno del gobernador José Manuel de la Sota aseguran –aunque en voz baja– que el “cordobesismo está vivito y coleando”. Por eso hoy, 7 de agosto, festejarán el primer aniversario de esa construcción semántica y política que engendró el propio gobernador hace exactamente un año, desde el palco donde festejó su triunfo electoral sobre Luis Juez (Frente Cívico) y Oscar Aguad (UCR). Un triunfo de alcance provincial que De la Sota aprovechó para reflotar su sueño presidencial.
“Hay una nueva corriente: el cordobesismo”, dijo entonces el flamante gobernador electo; una corriente que engloba, según aquel discurso, a “todos los que estamos a favor de Córdoba”.
El mensaje tenía destinatarios claros: “A la Nación le digo lo que ya saben, cuenten con Córdoba para trabajar, para unir y no para dividir; cuenten con Córdoba para la construcción de un federalismo en serio, para resolver problemas y no para crearlos; para mirar hacia el futuro y no sólo hacia el pasado”. Desde entonces, incluso durante los meses previos a su asunción el 10 de diciembre, De la Sota buscó hacer un equilibrio entre sus reales sentimientos y apetencias, y sus posibilidades.
En la elección nacional quiso mostrar su peso político provincial –ratificado en agosto– imponiendo una lista de candidatos a diputados propios. Pero el todavía gobernador Juan Schiaretti y las encuestas se lo impidieron.
Ganaron los candidatos kirchneristas y, encima, le gritaron el gol en la cara. Autolimitado por las buenas intenciones del cordobesismo, De la Sota aceptó la realidad callado y buscó aprovecharla para acortar distancias con el Gobierno nacional, al tanto de que para concretar obras importantes y gobernar sin sobresaltos, iba a necesitar de la Nación.
En la Gobernación. Con la vocación cordobesista intacta (“construir, no dividir”), asumió la Gobernación y se concentró en poner en marcha las promesas de campaña que lo pusieron en el flamante Centro Cívico.
Dialoguista, como para que en la Casa Rosada aprendieran de su ejemplo, convocó al radical Ramón Mestre, recién asumido en la empobrecida Municipalidad de Córdoba, y le ofreció su ayuda. También convocó a la oposición legislativa y tomó algunas de las propuestas que le presentaron para impulsarlas como leyes fruto del diálogo político.
Sin embargo, desde Buenos Aires nunca lo llamaron. Sin mencionar al cordobesismo, el gobernador comenzó a hablar de la deuda de la Nación con la Caja de Jubilaciones.
Lo único que consiguió de la Rosada fue permiso para tomar deuda. Y lo aprovechó para asegurarse el pago de sueldos y la continuidad de las obras emprendidas y anunciadas.
Cansado de que el diálogo no le diera resultados, el gobernador decidió, la semana pasada, apelar a la Corte Suprema de Justicia de la Nación para reclamar la deuda con la Caja. Y lo hizo con un medido apoyo de los opositores juecistas y radicales, algunos de cuyos dirigentes también han tenido a lo largo de este año varios vaivenes en su relación con el Poder Central.
Un año agitado
7 de agosto de 2011. De la Sota gana la elección provincial por una amplia diferencia de votos sobre los candidatos Luis Juez (Frente Cívico) y Oscar Aguad (UCR). En su primer discurso como gobernador electo anuncia el nacimiento del “cordobesismo” que propone diálogo, pero con el obvio propósito de diferenciarse del Gobierno nacional.
14 de agosto. En las elecciones internas abiertas y simultáneas nacionales Cristina Fernández de Kirchner se impone en todo el país –incluso en Córdoba- como la precandidata presidencial más votada. Su inminente reelección es indudable. En el búnker K cordobés, le dedican burlas y chicanas a De la Sota y a su “cordobesismo”.
3 de septiembre. De la Sota y el entonces todavía gobernador Juan Schiaretti deciden retirar la lista de candidatos a diputados nacionales que iba a competir en las elecciones nacionales octubre. Es un gesto de supervivencia (habían tenido muy pocos votos en la interna abierta) que, a la vez, le sirve como gesto de acercamiento a la Presidenta.
23 de octubre. En la elección presidencial, Cristina resulta reelegida con una diferencia histórica. De la Sota no realiza declaraciones a la prensa; sólo publica una felicitación por Twitter.
10 de diciembre. Asumen las nuevas autoridades nacionales, provinciales y municipales. De la Sota dice que “es momento de pasar de la confrontación a la concertación” y pone en marcha las que fueron sus promesas de campaña.
27 de diciembre. El Gobierno nacional anuncia que la Presidenta debe ser operada de un cáncer de tiroides.
4 de enero de 2012. Intervención quirúrgica de Cristina Fernández, quien permanece de licencia por 20 días. El Poder Ejecutivo queda a cargo del vicepresidente Amado Boudou. Tres días después, el 7 de enero, anuncian que la Presidenta nunca tuvo células cancerígenas.
Febrero. Estalla el caso Ciccone que involucra al vicepresidente Amado Boudou, acusado de favorecer a amigos para quedarse con la empresa Ciccone, beneficiada con un contrato para la impresión de billetes. Comienza a caer la imagen de Cristina.
16 de febrero. De la Sota pide públicamente que el Gobierno nacional repavimente la ruta 36 para que luego la Provincia ejecute la autovía.
22 de febrero. Ocurre la tragedia de Once, en la que mueren 51 personas. Investigación judicial con imputaciones a funcionarios y concesionarios allegados al Gobierno.
Marzo. De la Sota dice, por primera vez, que la Provincia “está colaborando con la Nación” al “prestarle” el dinero que el Gobierno nacional adeuda a la Caja de Jubilaciones provincial. Pero insiste en que quiere dialogar.
4 de mayo. Con un amplio apoyo opositor, se aprobó la expropiación del 51% de las acciones de YPF que estaban en manos de la empresa española Repsol. De la Sota se diferencia de la metodología k en cuanto al trato con la firma española.
24 de junio. El delasotista Carlos Alesandri anota en la carrera presidencial a su jefe político: “De la Sota tiene una visión macro de cómo se pueden resolver los problemas del país”.
17 de julio. De la Sota defiende al gobernador Daniel Scioli de los ataques kirchneristas.
24 de julio. De la Sota le pide por carta al jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina que lo reciba para dialogar sobre la deuda de la Nación. Tampoco recibe respuesta.
30 de julio. El gobernador ordena la presentación del reclamo de la deuda de la Nación ante la Corte Suprema de Justicia. Dice que eso no interrumpe el diálogo. La Justicia investiga.
“Hay una nueva corriente: el cordobesismo”, dijo entonces el flamante gobernador electo; una corriente que engloba, según aquel discurso, a “todos los que estamos a favor de Córdoba”.
El mensaje tenía destinatarios claros: “A la Nación le digo lo que ya saben, cuenten con Córdoba para trabajar, para unir y no para dividir; cuenten con Córdoba para la construcción de un federalismo en serio, para resolver problemas y no para crearlos; para mirar hacia el futuro y no sólo hacia el pasado”. Desde entonces, incluso durante los meses previos a su asunción el 10 de diciembre, De la Sota buscó hacer un equilibrio entre sus reales sentimientos y apetencias, y sus posibilidades.
En la elección nacional quiso mostrar su peso político provincial –ratificado en agosto– imponiendo una lista de candidatos a diputados propios. Pero el todavía gobernador Juan Schiaretti y las encuestas se lo impidieron.
Ganaron los candidatos kirchneristas y, encima, le gritaron el gol en la cara. Autolimitado por las buenas intenciones del cordobesismo, De la Sota aceptó la realidad callado y buscó aprovecharla para acortar distancias con el Gobierno nacional, al tanto de que para concretar obras importantes y gobernar sin sobresaltos, iba a necesitar de la Nación.
En la Gobernación. Con la vocación cordobesista intacta (“construir, no dividir”), asumió la Gobernación y se concentró en poner en marcha las promesas de campaña que lo pusieron en el flamante Centro Cívico.
Dialoguista, como para que en la Casa Rosada aprendieran de su ejemplo, convocó al radical Ramón Mestre, recién asumido en la empobrecida Municipalidad de Córdoba, y le ofreció su ayuda. También convocó a la oposición legislativa y tomó algunas de las propuestas que le presentaron para impulsarlas como leyes fruto del diálogo político.
Sin embargo, desde Buenos Aires nunca lo llamaron. Sin mencionar al cordobesismo, el gobernador comenzó a hablar de la deuda de la Nación con la Caja de Jubilaciones.
Lo único que consiguió de la Rosada fue permiso para tomar deuda. Y lo aprovechó para asegurarse el pago de sueldos y la continuidad de las obras emprendidas y anunciadas.
Cansado de que el diálogo no le diera resultados, el gobernador decidió, la semana pasada, apelar a la Corte Suprema de Justicia de la Nación para reclamar la deuda con la Caja. Y lo hizo con un medido apoyo de los opositores juecistas y radicales, algunos de cuyos dirigentes también han tenido a lo largo de este año varios vaivenes en su relación con el Poder Central.
Un año agitado
7 de agosto de 2011. De la Sota gana la elección provincial por una amplia diferencia de votos sobre los candidatos Luis Juez (Frente Cívico) y Oscar Aguad (UCR). En su primer discurso como gobernador electo anuncia el nacimiento del “cordobesismo” que propone diálogo, pero con el obvio propósito de diferenciarse del Gobierno nacional.
14 de agosto. En las elecciones internas abiertas y simultáneas nacionales Cristina Fernández de Kirchner se impone en todo el país –incluso en Córdoba- como la precandidata presidencial más votada. Su inminente reelección es indudable. En el búnker K cordobés, le dedican burlas y chicanas a De la Sota y a su “cordobesismo”.
3 de septiembre. De la Sota y el entonces todavía gobernador Juan Schiaretti deciden retirar la lista de candidatos a diputados nacionales que iba a competir en las elecciones nacionales octubre. Es un gesto de supervivencia (habían tenido muy pocos votos en la interna abierta) que, a la vez, le sirve como gesto de acercamiento a la Presidenta.
23 de octubre. En la elección presidencial, Cristina resulta reelegida con una diferencia histórica. De la Sota no realiza declaraciones a la prensa; sólo publica una felicitación por Twitter.
10 de diciembre. Asumen las nuevas autoridades nacionales, provinciales y municipales. De la Sota dice que “es momento de pasar de la confrontación a la concertación” y pone en marcha las que fueron sus promesas de campaña.
27 de diciembre. El Gobierno nacional anuncia que la Presidenta debe ser operada de un cáncer de tiroides.
4 de enero de 2012. Intervención quirúrgica de Cristina Fernández, quien permanece de licencia por 20 días. El Poder Ejecutivo queda a cargo del vicepresidente Amado Boudou. Tres días después, el 7 de enero, anuncian que la Presidenta nunca tuvo células cancerígenas.
Febrero. Estalla el caso Ciccone que involucra al vicepresidente Amado Boudou, acusado de favorecer a amigos para quedarse con la empresa Ciccone, beneficiada con un contrato para la impresión de billetes. Comienza a caer la imagen de Cristina.
16 de febrero. De la Sota pide públicamente que el Gobierno nacional repavimente la ruta 36 para que luego la Provincia ejecute la autovía.
22 de febrero. Ocurre la tragedia de Once, en la que mueren 51 personas. Investigación judicial con imputaciones a funcionarios y concesionarios allegados al Gobierno.
Marzo. De la Sota dice, por primera vez, que la Provincia “está colaborando con la Nación” al “prestarle” el dinero que el Gobierno nacional adeuda a la Caja de Jubilaciones provincial. Pero insiste en que quiere dialogar.
4 de mayo. Con un amplio apoyo opositor, se aprobó la expropiación del 51% de las acciones de YPF que estaban en manos de la empresa española Repsol. De la Sota se diferencia de la metodología k en cuanto al trato con la firma española.
24 de junio. El delasotista Carlos Alesandri anota en la carrera presidencial a su jefe político: “De la Sota tiene una visión macro de cómo se pueden resolver los problemas del país”.
17 de julio. De la Sota defiende al gobernador Daniel Scioli de los ataques kirchneristas.
24 de julio. De la Sota le pide por carta al jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina que lo reciba para dialogar sobre la deuda de la Nación. Tampoco recibe respuesta.
30 de julio. El gobernador ordena la presentación del reclamo de la deuda de la Nación ante la Corte Suprema de Justicia. Dice que eso no interrumpe el diálogo. La Justicia investiga.