Maristella Svampa: «Se revitalizó el Estado, pero se consolidó una matriz criminal»

Foto: EDUARDO CARRERA/AFV
Si este es el Estado, ¿el Estado dónde está? Quizá podría ser una de las preguntas que podríamos hacernos después de comprobar cómo un Estado que, entre otras cosas, está para garantizar la seguridad de los ciudadanos, no se sabe finalmente dónde estuvo para evitar que los trenes se terminaran transformando en una trampa como la que fue la estación Once, con 51 muertos y 700 heridos.
Para una socióloga como Maristella Svampa, que es toda una experta en hacer trizas el relato oficial del planeta K, la explicación es sencilla, pero desoladora. No se trató de un accidente, dijo a Enfoques, sino de «una suerte de crimen social anunciado», donde, «más allá de las preocupaciones del kirchnerismo por fortalecer el Estado, lo que vemos es la consolidación de una matriz criminal en la cual corrupción y precariedad van juntas».
Esta intelectual de izquierda, integrante de Plataforma 2012, al que algunos caracterizan como la contracara de la oficialista Carta Abierta, destacó que en estos ocho años de kirchnerismo hubo «continuidades y rupturas respecto del modelo de los años noventa», pero advirtió que «eso no significa que haya habido un demantelamiento de las bases neoliberales en sectores clave».
De allí que, sostuvo, el problema candente es la continuidad de una trama en la que, a partir de la asociación entre el Estado y sectores empresariales y sindicales, «coinciden las políticas de subsidios y de tercerización, la falta de controles y la ausencia de soluciones a mediano y largo plazo», en un escenario «potenciado por la corrupción» y que ayuda al concepto de que «las vidas son cuerpos sacrificables».
Algunos analistas políticos estarían de acuerdo con esta visión que establece lazos de continuidad de los demonizados años noventa con este 2012. Basta recorrer las páginas de los diarios de estos días para recordar que, por ejemplo, algunos personajes rutilantes del menemismo en el sector ferroviario sobreviven y fueron captados para sumarse al dispositivo de poder kirchnerista, desde empresarios como los hermanos Cirigliano hasta un sindicalista como José Pedraza o incluso Raúl Baridó, el flamante interventor en TBA.
«Más allá de que en ciertos ámbitos el Estado asumió una función más reguladora -concluyó Svampa-, no hay voluntad política de repensar estratégicamente un Estado posneoliberal.»
Esta licenciada en filosofía por la Universidad Nacional de Córdoba y doctora en Sociología por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (Ehess) de París, actualmente es investigadora del Conicet (Centro Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), y desde 2010, profesora titular de la Universidad Nacional de La Plata.
Ha escrito libros como Entre la ruta y el barrio. La experiencia de las organizaciones piqueteras , La Plaza Vacía. Las transformaciones del peronismo , y El dilema argentino: civilización o barbarie , entre otros, además de una novela, Los reinos perdidos (en 2005), rubro en el que se apresta a reincidir con su nueva obra, Donde están enterrados nuestros muertos , que se editará el mes próximo y en la que, a partir de una historia ambientada en la Patagonia, unifica la literatura con su experiencia como investigadora social.
-Una de las tantas lecturas que surge de la tragedia de Once es la que pone en duda que el kirchnerismo haya revitalizado en serio el Estado. Hay quienes creen que la precariedad estatal es una de las explicaciones que hicieron altamente posible este accidente.
-La dinámica de la precariedad, en varios aspectos, se ha profundizado también en los años del kirchnerismo. La precariedad como forma social instalada a partir de los años noventa, muy asociada al neoliberalismo, a lo que son los aumentos de los riesgos laborales, las grandes ganancias empresariales, el deterioro de las condiciones de vida, de trabajo, todo esto se instaló y, de alguna manera, se naturalizó en aquella época. En el kirchnerismo también existen elementos de esa precariedad que no han sido desarticulados sino, más bien, acentuados. Mas allá de que en ciertos ámbitos el Estado asumió una función más reguladora, no hay voluntad política de repensar estratégicamente un Estado posneoliberal. Y hay aspectos de la precariedad que han sido potenciados por la corrupción y que hacen que se manifieste en hechos criminales. Cromagnon fue uno de esos hechos, pero en los últimos años lo hemos visto claramente en relación a los servicios públicos, como el caso del transporte ferroviario. Y ahí lo preocupante es que, más allá de las preocupaciones del kirchnerismo por fortalecer el Estado, vemos la consolidación de una matriz criminal en la cual corrupción y precariedad van juntas. Lo que hoy ha sucedido desnuda al Gobierno: muestra la continuidad de una asociación con sectores privados y sectores del sindicalismo empresarial que explican una trama tan oscura como la de este accidente que no es tal, porque podría haber sido evitado, y que se convierte en una suerte de crimen social anunciado, una frase que no es mía sino de un texto de Plataforma 2012 que estamos elaborando.
-Aun así, ¿no le parece demasiado hablar de «una matriz criminal»?
-La precariedad es algo extendido en el mundo contemporáneo. Se habla de vidas precarias marcadas por la incertidumbre y el riesgo. Es uno de los temas propios de la sociología y la filosofía. Lo que pasa es que acá tenemos una precariedad potenciada por la corrupción y es allí cuando aparece la configuración de una matriz criminal que se expresa en estos hechos, en los cuales coinciden políticas de subsidios, terciarización, falta de controles del Estado, falta de soluciones a mediano y a largo plazo. Incluso iría más lejos: este escenario, en donde la precariedad aparece potenciada por la corrupción, va conformando el concepto de las vidas como cuerpos sacrificables. Reflexioné lo mismo con respecto a Cromagnon, que afectó a los jóvenes sin un lugar en la sociedad. Y en lo que sucedió en Once son las clases trabajadoras que no tienen otra posibilidad que la de tomar ese tren en mal estado, arriesgando la vida. No me parece exagerado hablar de un hecho criminal: las vidas aparecen como sacrificables en aras de obtener una mayor ganancia. Y los territorios aparecen sacrificables también en aras de que el capital obtenga una ganancia mayor en la extracción de los recursos naturales, como en los proyectos de megaminería.
-El Estado se ha revalorizado aquí de la misma forma en que está sucediendo en todo el mundo, crisis financiera mediante. Quizá el problema es qué tipo de Estado tenemos, por qué está teñido por el corto plazo. No es casual que no haya inversiones en el sector ferroviario, pero tampoco en el área energética y otros sectores decisivos.
-Si uno analiza el kirchnerismo en sus ocho años de gobierno, hay continuidades y rupturas con lo sucedido en los noventa. Hubo una revalorización del Estado, no podría negarse. De hecho, por ejemplo, uno señala la persistencia de la precariedad como matriz de las relaciones laborales, pero no puede dejar de lado el hecho de que este gobierno ha revalorizado las convenciones colectivas como instituto laboral. Pero hay otros elementos estructurales del modelo de los 90 que se han continuado y profundizado. Hay, por lo menos, dos tendencias que marcan esa continuidad estructural: por un lado, la persistencia de la precariedad como forma social, que se expresa a través de estos hechos criminales y que dan cuenta de esta asociación del Estado con las corporaciones y los sectores privados. Y, por otro lado, está toda la dinámica ligada a la expropiación de territorios, de bienes comunes, de los cuales la megaminería a cielo abierto, la expansión de las fronteras sojeras y el acaparamiento de tierras forman también parte de una misma matriz. Y esos son elementos nodales del kirchnerismo. No hay que ver al kirchnerismo con un solo ojo, pero tampoco podemos hacer el mero elogio de aquello que ha sido positivo en su gestión y deslindar responsabilidades sobre aquellos elementos estructurales en los cuales el kirchnerismo tiene responsabilidades claras. Esas continuidades no son asignaturas pendientes. No están en la agenda del Gobierno. Son elementos nodales de la propia política kirchnerista.
-Si el relato oficial parece resquebrajarse luego de la tragedia de Once, ¿qué otros aspectos podrían entrar en crisis similares?
-Ha habido golpes fuertes en lo que va de este año. Es curioso cuando uno piensa que este gobierno fue avalado por el 54% de los votos y se ha empezado a resquebrajar y mostrar estos aspectos que parecían ocultos. Un elemento fundamental es recordar que durante el último año y medio murieron 15 personas en situaciones de represión. Muchas de ellas habían tenido que ver con la precariedad laboral, como el caso del ferroviario Mariano Ferreyra, y muchas otras con la política de acaparamiento de tierras, los problemas cada vez más estructurales de acceso a la tierra y la vivienda. Existe un desfase entre un discurso que pone el acento en la defensa de los derechos humanos y una política no represiva y, por otro lado, un escenario en el cual la represión se va endureciendo y de la cual no podemos responsabilizar solamente a los gobiernos provinciales. Hay una estructura de alianzas entre estos gobiernos provinciales y el gobierno nacional. Luego, la sanción de la ley antiterrorista produjo más conmoción, aun dentro de sectores del oficialismo que no la aprobaron. Y en enero de este año, la cuestión de la megaminería, convertida en una causa nacional, un tema que desnudó aristas claves del modelo en el cual el Gobierno no tiene un relato progresista ni un discurso nacional y popular. Con respecto a la megaminería, por ejemplo, han tratado de reducir la discusión a si la mina Bajo La Alumbrera contamina o no, si usa cianuro o no, cuando en realidad se trata de un debate que tiene aristas no sólo técnicas y económicas, sino sociales y, sobre todo, políticas. Tiene que ver con el modelo de democracia y de desarrollo que se está pensando para la sociedad argentina. Y que puso en evidencia esta faz oscura del modelo porque, desde el discurso nacional y popular, resulta impensable justificar la alianza con las corporaciones trasnacionales.
-Quizá sea difícil cuestionar el componente «nacional y popular» del Gobierno cuando la Presidenta fue votada por el 54 por ciento de la sociedad. Este enorme poder que tiene se lo dio la mayoría hace pocos meses. Y parece difícil hoy, sobre todo por los problemas que hay en las filas opositoras, que no prosperen los intentos de impulsar la reelección.
– Legitimidad electoral no es lo mismo que licencia social. Eso no le da carta blanca para hacer lo que quiere. Hay otros poderes y, además, hay una sociedad movilizada que busca apoderamiento, y que, además, exige abrir otros mecanismos de participación democrática, algo que no se ha dado en la Argentina. En Bolivia, Ecuador o aun Venezuela, con todo lo controvertidos que puedan ser algunos casos, las reformas constitucionales se encaminaron hacia la democratización de la sociedad y a la incorporación de nuevos mecanismos de participación. En la Argentina todo se inserta en el legado peronista, que tiene que ver con la concentración del poder, con el verticalismo. Cuando se habla de reforma de la Constitución, acá no se está pensando en mecanismos de democratización sino sólo en la reelección del líder. Pero con este tema de la reelección están tocando un límite. Aun un poder legitimado con el 54% de los votos tiene límites. Más allá que desde el propio kirchnerismo esto sea tomado como una licencia social, los límites los pone la sociedad. Y en el caso de la reelección, el kirchnerismo está jugando con los límites de la sociedad.
-Usted integra Plataforma 2012, junto con muchos intelectuales de izquierda que se oponen al Gobierno. ¿Es realmente la contracara de Carta Abierta?
-No lo caracterizamos así. No es nuestra intención entablar un debate entre intelectuales: sería muy aburrido y endogámico; y, en todo caso, es algo que se viene dando también. Plataforma surge con la idea de articular esas voces que estaban dispersas, que a lo largo de todos estos años han señalado críticas fuertes al Gobierno y que han sido silenciadas o tuvieron muy poco espacio dentro de esta matriz para la que todo es «pro-K» o «anti-K», instalada desde los medios. No hay que caer en esa trampa de que todo aquel que le hace críticas al Gobierno le hace el juego a la derecha. El intelectual debe definerse lejos del poder político, económico, mediático. Tiene que molestar. Y hay intelectuales que apoyan a este gobierno y que están lejos de molestar al poder y que, sobre todo, siguen la agenda que diseña el Gobierno. Ese es un problema. Una de las funciones del intelectual crítico y propositivo es la de instalar una agenda. De todas formas, dentro del aparato cultural kirchnerista, es desde el lado del periodismo donde hay mucho más alineamiento y dificultad para leer las críticas desde la tolerancia. Ciertos programas televisivos del oficialismo o ciertas plumas le están haciendo mucho daño al kirchnerismo porque desarrollan una política de linchamiento al que piensa diferente.
-Después no se queje si a usted la acusan de destituyente… (risas).
-La poderosa maquinaria cultural del Gobierno hizo que muchos sectores fueran descalificados. A los sectores oficialistas les irrita mucho, por ejemplo, que uno diga que al kirchnerismo hay que juzgarlo como todo un proceso, con sus continuidades y con sus rupturas. El kirchnerismo no es sólo progresismo. Es una estructura de alianzas con los poderes provinciales conservadores, autoritarios, con lo peor del sindicalismo, con los barones del conurbano bonaerense. Sin embargo, hay sectores del kirchnerismo que buscan reducir al kirchnerismo a una sola imagen, que es la de Néstor Kirchner ordenándole al jefe del Ejército bajar el cuadro de Videla. Eso es lo que alienta el discurso épico del Gobierno. Pero, ¿qué hay de la foto de Cristina Kirchner con la Barrick Gold? ¿O con la foto de Cristina, en Ledesma, con los Blaquier? ¿O con un sindicalista como Pedraza? ¿Esas no son también fotos que ilustran lo que es el kirchnerismo en el poder? En el caso de que uno quiera sintetizar al kirchnerismo, no puede hacerlo con una sola foto. Hay que ver todo el proceso, o el conjunto de procesos, y allí tenemos muchas fotos que hablan también de los elementos nodales que son sumamente cuestionables en el kirchnerismo.
Estuvo todo el año 2009 sin hablar con los medios, en disconformidad con esa dicotomía «kirchnerismo-antikirchnerismo» que inmediatamente la ubicaba en una trinchera. Y, por lo visto, cuando decidió romper el silencio, lo hizo de una manera ruidosa. Pero con argumentaciones. Se podrá estar de acuerdo, o no, con la visión de Maristella Svampa, pero no hay que dudar de su honestidad intelectual y de su coherencia. Nunca fue kirchnerista, y se nota. Pero no hay en esta socióloga, a la que se le nota la veta docente, ningún rastro de fanatismo. Svampa pone el dedo en la llaga del supuesto progresismo del modelo K y causa estragos. Habla de cómo el kirchnerismo gobierna como el más clásico de los peronismos, aliado a los poderes políticos y económicos tradicionales, y, sobre todo, pone la lupa en los efectos de algunas políticas en la gente. Me sacudió esa idea de los «cuerpos sacrificables» que deriva de una trama que suma precariedad y corrupción. Y me atrajo esa condición de intelectual que sale de los límites de su computadora para mezclarse con la realidad, con la vida cotidiana, las personas comunes. Muchas de sus reflexiones me parecieron provocadoras, incitadoras de debates, detonadoras de cuestionamientos internos. Es como ella dice: el intelectual debe molestar. Y entiendo que alguien como Svampa lleve esa condición con orgullo. Mucho más entiendo que para el mundo K, encerrado en su poder autista y confortable, esa molestia sea una pesadilla..

Acerca de Nicolás Tereschuk (Escriba)

"Escriba" es Nicolás Tereschuk. Politólogo (UBA), Maestría en Sociologìa Económica (IDAES-UNSAM). Me interesa la política y la forma en que la política moldea lo económico (¿o era al revés?).

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23 comentarios en «Maristella Svampa: «Se revitalizó el Estado, pero se consolidó una matriz criminal»»

    1. Hace un planteo muy concreto y explicito de desmenemizar la politica ferroviaria y el manejo de los ferrocarriles. Que queres que proponga, de donde sacar los fondos para renovar material, donde comprarlo, y quienes serian las personas capacitadas para estar a cargo de la transformacion? No esta en el gobierno. El sonsonete de unidad basica (o lo que sea el equivalente progre) ‘no hay propuestas’ esta tan raido por uso y abuso en este blog que tendrias que buscar otro.

  1. El planteo de Svampa es desarrollar el país sin recurrir a la minería ni la agroindustria. Y todo profundizando la democracia con reformas constitucionales como las de Ecuador, Venezuela y Bolivia (que, como sabemos, se oponen a las industrias extractivas). A diferencia de los críticos liberales que oponen la legitimidad electoral al imperio del ley (algo bastante razonable, por cierto), MS (que no cree mucho en esas fruslerías burguesas) debe recurrir a una categoría bastante acuosa como «licencia social» ¿Donde se tramita esa licencia, quién le pone el sellito de aprobado?¿Ella?¿Los «intelectuales»?

  2. Guido:

    O estás confundido o el pretexto es confundir pero ese no es el planteo de Svampa, que minería a cielo abierto y con cianuro nos es lo mismo que simplemente «minería» así como la Sojización (con todas sus implicancias: monocultivo, deterioro del suelo, daño ambiental, desplazamientos poblacionales, escasa mano de obra, etc.) no es lo mismo que «agroindustria».

    Sobre la vigencia de la Licencia Social en nuestro país, sobre su trámite y actores:
    http://www.clarin.com/politica/Hablar-licencia-social-utopico_0_638336314.html

    Saludos

    1. Ok, reescribo «MS pretende desarrollar el país sin megaminería a cielo abierto y sin nuestro principal desarrollo agroindustrial que es el complejo sojero». Pienso lo mismo.

      Sobre la «licencia social», que según el artículo (tampoco muy claro) sería algo así como «tendrán licencia social aquellos emprendimientos donde la población del lugar se haya expresado a favor y si no no», me parece muy bien. Eso si, me gustaría que la población de Esquel asuma que renuncia a todo tipo de transferencia económica de Chubut y del estado nacional originada en actividades contaminantes. Lo mismo para la Rioja: es muy monono renunciar al aprovechamiento de tu principal recurso natural porque contamina y vivir de transferencias originadas en la riqueza creada por actividades contaminantes en otro lado.

      1. Vamos, somos un Estado federal, mediante el cual se recomponen los desarrollos económicos desiguales (regionales, provinciales), no necesariamente el causante de esos desequilibrios es el rechazo social a la realización de una actividad (por caso la megaminería) concurren otros factores (geográficos, climáticos, centralismo, etc.), Asimismo existe el principio de autodeterminación de los pueblos, intimamente ligado con los derechos humanos individuales. La autodeterminación puede coexistir tranquilamente con el Estado.
        No obstante habría que demostrar dos cosas: 1) si el resto de la población efectivamente subsidia por ejemplo a los pueblos del Famatina (dado que éste se opuso a la instalación de la barrick gold y ahora de la osisko) y no puede autosostenerse con su economía agrícola y demás y con un proyecto económico a futuro basado en el turismo 2) Si el usufructo de la megamineria (por caso la Alumbrera) se tradujo en desarrollo para la economía de la provincia de Catamarca y en particular para sus poblados afectados por este tipo de explotación minera, amén del deterioro del medioambiente, la destrucción de la naturaleza, la salud y la vida humana, que no son poca cosa, aunque al gobierno le resulte difícil de mensurar.
        Otra: el desarrollo de fuentes de energía alternativas, existen cantidad de científicos en nuestro país, ¿por qué no ponerlos a trabajar en esa dirección?
        Saludos.

      2. Por supuesto, el atraso secular de La Rioja no se debe a que ahora se oponen a la minería. La minería, en todo caso, es una alternativa posible para terminar con ese atraso.

        Sobre tu duda sobre si se autosostiene o no tenés más que revisar cuanto del presupuesto provincial se banca con fondos propios y cuanto proviene de transferencias de Nación.

      3. La autodeterminación de los pueblos, expresión sobre la que parece estar de moda abusar, poco tiene que ver conque un grupo de personas se arrogue la representación «del pueblo» para dar rienda a sus berretines sin pensar en las consecuencias colectivas de sus acciones. Uno de los yerros más notables del kirchnerismo fue haberle dado aire a una caterva de jubilados con tiempo libre en Gualeguaychú generando un perjuicio económico difícil de determinar a un país amigo. Todavía estamos pagando las consecuencias de ese error que se solucionaba con un camión hidrante. De estrategia legítima de actores sociales que necesitaban cualquier tipo de acción capaz de dar a conocer necesidades acuciantes, el asambleísmo irredento y su amor por el bloqueo de caminos a devenido en un programa de entretenimiento para almaceneros al dope, estudiantes con tiempo libre e intelectuales dotados de «genuinómetro» para determinar cuando 4 tipos son representativos de los intereses del pueblo y cuando 60% de los votos vale caca.

      4. Bueno, un contraejemplo al usado habitualmente de Alumbrera y Catamarca es la provincia de San Juan, cuyo desarrollo minero le ha permitido zafar de la dependencia presupuestaria a la que la sometía la falta de diversificación productiva y la carencia de recursos. Hoy San Juan no necesita mendigar ATN.
        De manera tal que habrá que darle crédito tal vez a la idea de que algunos gobernadores supieron sacarle jugo a la renta minera y otros no. No voy a hacer ninguna mención chicanera a la filiación política de uno y otro gobernador.

  3. ¿los vecinos de caballito podrían reclamar que se obtenga licencia social para la construcción de edificios?
    ¿Para la construcción de una autopista sería necesario obtener la licencia social?
    ¿Y para soterrar el sarmiento?
    ¿O para hacer apenas un cruce bajo nivel o sobre nivel de vías?
    ¿Y para agrandar el puerto de bahía Blanca?
    ¿Y para la exploración de nuevas áreas petroleras, por ejemplo, submarinas?
    ¿Y para la instalación de torres de alta tensión o transformadores de electricidad?

    Qué complicado que se va a poner el mundo. Medievalización es la palabra que se me ocurre.

    1. Un tema el puerto de Bahía, que todavía no está rebotando en los medios nacionales. Los índices sociales de Bahía son como los del tercer cordón y estos tipos se oponen a un polo petroquímico. No, si lo que hacen falta ahí son microemprendimientos, por dió.

  4. lo que observo es que una mayor voluntad politica estatal como quiere Svampa implicaria un gobierno socialista…¿estan dispuestos los que la apoyan,como Guillermo?

  5. Toda actividad humana contamina.

    Si el daño ecológico de la minería a cielo abierto, solo produce rédito a quienes se llevan la materia prima, que luego volvemos a importar ya manufacturada, es razonable que a las poblaciones locales no les interese la ecuación: contaminación + pobreza.

    Sin embargo, si las materias primas se industrializaran localmente, generando puestos de trabajo y valor agregado, la contaminación seguiría siendo un problema, pero habría genración de riqueza genuina.

    Por ejemplo: el litio que se llevan gratis (ya que solo se «paga» por el oro y la plata), pasa a formar parte de las baterías de última generación, las que permiten producir autos eléctricos y productos informáticos de gran autonomía.

    Seguimos regalando nuestra riqueza natural como desde hace 200 años.

      1. Como no creer en esas promesas, sobre todo si las publica InfoBAE? Como no creer en la promesa de la bateria de litio nacional y popular, cuando la tarjeta SUBE se hizo en tres dias y no en tres meses, y ahi anda el tren bala (no pun intended, tinkerbell) como un refucilo en las pampas argentinas?

      2. Gracias Eduardo: Estas son las noticias que alegran mi corazón, y marcan sanamente mi profundo error al desconfiar del Modelo.

        Está claro en Infobae, sin embargo, que no disponemos de precios testigo, o sea que mientras tanto «seguimos regalando nuestra riqueza natural como desde hace 200 años».

        ¡Que llegue pronto el 2013!

        Saludos.

  6. Guido: Ordenemos un tanto las cosas, reconocés que MS dice otra cosa bien distinta de lo que en principio le endosaste, pero aunque diga lo que diga para vos «es lo mismo» por lo que el punto es negar al otro.
    La autodeterminación de los pueblos es un derecho internacional. Contrariamente a lo que puedan hacer tres o cuatro tipos no representativos el pueblo de Esquel hizo prevalecer sus razones mediante un plebiscito, asi también nueve legislaturas provinciales sancionaron leyes (apoyados en tratados y convenciones internacionales y demás leyes nacionales y provinciales vigentes en materia ambiental) que impiden la explotación minera a cielo abierto (paso atrás en Rio Negro y La Rioja, así que ahora son siete provincias).
    El pueblo de Gualeguaychú sostuvo durante años su lucha contra la contaminación ambiental y el conflicto se canalizó a través de la instancia de la Corte de la Haya quien dirimió la cuestión. El gobierno apoyó a los asambleístas hasta un tiempo y no reprimió la protesta social, finalmente con el fallo de la Corte adoptó el camino de la judicialización. Cada uno puede sacar sus propias conclusiones sobre el desarrollo y el desenlace del problema, lo que no podemos negar es el amplio apoyo popular que tuvo el reclamo.

    Mariano: sobre tu contraejemplo, que lo tenés muy a mano: la rentabilidad no es lo único a debatir en el tema de la megaminería. Un gran número de comunidades de hecho no lo entiende así. Eso es lo que hay que comprender, saber escuchar estas posiciones, poner en juego las propias y debatir.

    Saludos

    1. No Ricardo, no reconozco que MS haya dicho algo bien distinto a lo que le endoso. En ese siglo, el desarrollo minero es mediante producción en gran escala y el desarrollo agrícola también. MS se opone a 3 de las actividades de más importancia económica en nuestro país.

      No, estás equivocado, la autodeterminación de los pueblos no es un derecho sino un principio político y hace referencia a algo completamente diferente. Tiene que ver con las luchas anticoloniales, fue propuesto en su formulación moderna casi paralelamente por Wilson y Lenin que, como sabemos, no eran muy dados en dar autodeterminaciones a la marchanta en sus respectivos territorios pero si allí donde los imperios eurooccidentales se empezaban a caer a pedazos. Fuera de las luchas coloniales, ese principio siempre es interpretado, por los que lo defienden y por sus críticos, como el derecho de un estado a tomar sus propias decisiones sin imposiciones extranjeras, de acuerdo al entender de su pueblo soberano. Extrapolarlo a un municipio es una burrada del tamaño de Veladero.

      Sobre Gualeguaychú la conclusión que saco es: grave, gravísimo error de Néstor bancar a esa manga de patoteros que generaron un perjuicio económico notable a los uruguayos y una bronca imponderable pero que va a seguir ahí, sobrevolando nuestras relaciones bilaterales.

      saludos

  7. En resumen y como socióloga,Maristella Svampa analiza que: » Mas allá de que en ciertos ámbitos el Estado asumió una función más reguladora, no hay voluntad política de repensar estratégicamente un Estado posneoliberal. Y hay aspectos de la precariedad que han sido potenciados por la corrupción y que hacen que se manifieste en hechos criminales. Y ahí lo preocupante es que, más allá de las preocupaciones del kirchnerismo por fortalecer el Estado, vemos la consolidación de una matriz criminal en la cual corrupción y precariedad van juntas. Lo que hoy ha sucedido desnuda al Gobierno: muestra la continuidad de una asociación con sectores privados y sectores del sindicalismo empresarial -Si uno analiza el kirchnerismo en sus ocho años de gobierno, hay continuidades y rupturas con lo sucedido en los noventa. Hubo una revalorización del Estado, no podría negarse. Pero hay otros elementos estructurales del modelo de los 90 que se han continuado y profundizado. No hay que ver al kirchnerismo con un solo ojo, pero tampoco podemos hacer el mero elogio de aquello que ha sido positivo en su gestión y deslindar responsabilidades sobre aquellos elementos estructurales en los cuales el kirchnerismo tiene responsabilidades claras. Esas continuidades no son asignaturas pendientes. No están en la agenda del Gobierno. Son elementos nodales de la propia política kirchnerista.”
    Se eso, de lo medular de la entrevista no se ha debatido. ¿será porque tiene razón?

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