Mas papistas que el Papa

No hay duda alguna de la influencia del papa Francisco en la Argentina. Tampoco hay duda de que la Santa Sede se ha convertido en un lugar de peregrinación política. No hay dirigente partidario, empresario o deportivo que resista la tentación de fotografiarse con él. En audiencias públicas o privadas –como la que obtuvo en tiempo récord el entrenador de la Selección, Alejandro Sabella– las fotografías con el Pontífice son utilizadas luego para demostrar cercanía con el Papa, para propaganda política o para el cholulismo liso y llano.
Desde marzo de 2013, cuando fue electo por los cardenales, las señales explícitas o tácitas que surgen desde la Santa Sede se las interpreta en clave local.
Caminan sobre huevos. Ese es el cuidado que se tiene para evitar cualquier acto que pudiera irritar a Bergoglio. Después de la ira inicial de Cristina por su elección, el giro kirchnerista ha sido evidente; los suaves gestos del Papa hacia la Presidenta son parte del arte diplomático vaticano.
León Ferrari, un gran artista que murió pocos meses después de la entronización de Bergoglio, hizo de su arte un emblema anticlerical y herético. Claramente de izquierda y muy crítico de la Iglesia, su muestra en el Centro Cultural Recoleta en 2004 provocó polémica por las reacciones de grupos ultracatólicos. Los responsables políticos de la muestra resistieron las presiones, que también provenían de sus propias filas, y mantuvieron la exhibición, a pesar de que algunas obras habían sido dañadas por los impugnadores de Ferrari.
El sábado, en Ñ, la revista cultural de Clarín, Matilde Sánchez escribió una muy bien documentada nota diciendo que el Museo Nacional de Bellas Artes había pospuesto una retrospectiva sobre Ferrari. Y que la marcha atrás fue porque el gobierno kirchnerista no quería problemas en la relación con Bergoglio.
Ayer el MNBA negó todo, diciendo que esa muestra “nunca jamás” (sic) había sido programada y que no se pensó en hacerla “ni en 2013, ni para el corriente ni para el próximo año”. Confirmó así que el máximo museo del país no hará nada con Ferrari en lo que resta del gobierno de Cristina. A confesión de parte, relevo de pruebas.
Otras fuentes que conocen muy bien lo que ocurrió dicen que en dos ocasiones se habló oficialmente de hacer la muestra; que se iba a ceder al Museo en comodato la obra icónica de Ferrari “La civilización occidental y cristiana”; y que todo se enfrió luego de la elección de Bergoglio, quien había estado muy activo contra de la exposición del artista en 2004.
El MNBA está intervenido luego de que Guillermo Alonso, director por concurso, terminara su gestión y fuera desplazado por orden del ex secretario Coscia y suplantado por una opaca funcionaria.
En este caso, cabe aquello de que son más papistas que el Papa.

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