EL PAIS › LEOPOLDO MOREAU SOBRE EL ACUERDO DE LA UCR CON EL FAP Y LA COALICION CIVICA
Sin definir todavía sus vacaciones y planificando el lanzamiento del Movimiento Nacional Alfonsinista, el ex senador Leopoldo Moreau cuestionó los avances en la política de alianzas que lleva adelante el radicalismo junto con el Frente Amplio Progresista y la Coalición Cívica, entre otras fuerzas. En diálogo con Página/12, el histórico dirigente consideró que se está poniendo el carro delante de los caballos, ya que el radicalismo debería primero reencontrarse con su identidad nacional, popular y progresista para recién a partir de allí empezar a imaginar espacios de alianzas. Además, advirtió que si no, volvemos inexorablemente al fracaso de la alianza, remató.
En diciembre se renovaron las autoridades del Comité Nacional con Ernesto Sanz a la cabeza. ¿Cuáles cree que son los desafíos para la UCR en los próximos dos años?
El principal desafío desde hace una década como mínimo es reencontrarse con su identidad nacional, popular, progresista. Esta crisis en la que se encuentra envuelto desde hace tanto tiempo tiene que ver con la falta de compromiso con un proyecto de país. Tiene que abrirse un espacio para el debate político, que está cerrado también hace tiempo. Y cuando no hay debate no hay política. Ese vacío se llena tomando prestadas agendas ajenas o siguiendo simplemente los vaivenes de las noticias.
El radicalismo está avanzando en un frente con el socialismo, la Coalición Cívica y el GEN. ¿Es un buen camino?
El radicalismo no debería preocuparse por subirse a un frente electoral sino por definir su identidad política para reconstruirse como partido nacional. Eso no es tener un comité abierto en cada pueblo sino una mirada sobre el país, la región y el mundo. De esto carece la UCR hoy. Sigue más bien estrategias de supervivencia, que cada vez lo achican, más que un compromiso con una estrategia de poder.
¿Pero eso quiere decir que no debería hacerse el acuerdo?
Eso significa que se vuelve a poner el carro delante de los caballos. Se pueden desarrollar estrategias electorales, pero no pensar sólo en eso. Y mucho menos cuando se propone llevar adelante un frente no peronista. Por el contrario, el radicalismo debe promover un espacio para todos los argentinos. Hoy estamos frente al riesgo de una derrota del progresismo como la del 89, en la que no sólo perdimos una elección sino que fuimos derrotados culturalmente. Frente a eso no tenemos que quedarnos encerrados en la baldosa partidaria o en la recreación de una antinomia que ya no dice nada en la política argentina.
Los sectores que impulsan el acuerdo con el PS, la CC y otros partidos se plantan como un espacio de centroizquierda o progresista…
Lo que no hay que repetir, a toda costa, es el fracaso de la Alianza, que tuvo consecuencias no sólo desde el punto de vista económico, por persistir con el modelo neoliberal, sino que significó un enorme fracaso político para los sectores progresistas. Hay que tener mucho cuidado con el manejo de las etiquetas, porque en nombre de ese progresismo, de ese centroizquierda, se hizo el negocio del megacanje. Y los sectores que se decían progresistas fueron los que más presionaron para que volviera Cavallo al Ministerio de Economía. Eso habla de la debilidad de frentes electorales que carecen de convicciones políticas e ideológicas.
¿Cómo se evita entonces ese fracaso?
Nosotros estamos empeñados en desarrollar un espacio denominado Movimiento Nacional Alfonsinista, que tenga un sentido ideológico más homogéneo. Es imprescindible que se consoliden espacios progresistas alrededor de una homogeneidad ideológica, que tenga en cuenta que hoy lo que está en juego es la distribución del ingreso en la Argentina.
¿Puede haber una confluencia de sectores que hasta ahora estaban en el kirchnerismo con sectores de la UCR?
El radicalismo y el socialismo no deberían dejarse ganar por los prejuicios y dejar de lado la posibilidad de confluir con estos otros sectores. Así como estos sectores no deberían dejarse ganar por el sectarismo que los llevó a suponer que todo lo pueden y reconocer que también hay sectores históricamente comprometidos con los procesos de transformación. Se puede alcanzar coincidencias, que se pueden expresar o no en lo electoral.
¿Cómo ve el lanzamiento de radicales en el Frente de Sergio Massa?
Son procesos de cooptación que nada tienen que ver con lo ideológico, sin contenido, que generan oportunidades de posicionamiento, pero nada tiene que ver con lo que nosotros imaginamos como un espacio político comprometido con un proyecto de nación, un modo de distribución de la riqueza y un proceso de integración regional.
Sin definir todavía sus vacaciones y planificando el lanzamiento del Movimiento Nacional Alfonsinista, el ex senador Leopoldo Moreau cuestionó los avances en la política de alianzas que lleva adelante el radicalismo junto con el Frente Amplio Progresista y la Coalición Cívica, entre otras fuerzas. En diálogo con Página/12, el histórico dirigente consideró que se está poniendo el carro delante de los caballos, ya que el radicalismo debería primero reencontrarse con su identidad nacional, popular y progresista para recién a partir de allí empezar a imaginar espacios de alianzas. Además, advirtió que si no, volvemos inexorablemente al fracaso de la alianza, remató.
En diciembre se renovaron las autoridades del Comité Nacional con Ernesto Sanz a la cabeza. ¿Cuáles cree que son los desafíos para la UCR en los próximos dos años?
El principal desafío desde hace una década como mínimo es reencontrarse con su identidad nacional, popular, progresista. Esta crisis en la que se encuentra envuelto desde hace tanto tiempo tiene que ver con la falta de compromiso con un proyecto de país. Tiene que abrirse un espacio para el debate político, que está cerrado también hace tiempo. Y cuando no hay debate no hay política. Ese vacío se llena tomando prestadas agendas ajenas o siguiendo simplemente los vaivenes de las noticias.
El radicalismo está avanzando en un frente con el socialismo, la Coalición Cívica y el GEN. ¿Es un buen camino?
El radicalismo no debería preocuparse por subirse a un frente electoral sino por definir su identidad política para reconstruirse como partido nacional. Eso no es tener un comité abierto en cada pueblo sino una mirada sobre el país, la región y el mundo. De esto carece la UCR hoy. Sigue más bien estrategias de supervivencia, que cada vez lo achican, más que un compromiso con una estrategia de poder.
¿Pero eso quiere decir que no debería hacerse el acuerdo?
Eso significa que se vuelve a poner el carro delante de los caballos. Se pueden desarrollar estrategias electorales, pero no pensar sólo en eso. Y mucho menos cuando se propone llevar adelante un frente no peronista. Por el contrario, el radicalismo debe promover un espacio para todos los argentinos. Hoy estamos frente al riesgo de una derrota del progresismo como la del 89, en la que no sólo perdimos una elección sino que fuimos derrotados culturalmente. Frente a eso no tenemos que quedarnos encerrados en la baldosa partidaria o en la recreación de una antinomia que ya no dice nada en la política argentina.
Los sectores que impulsan el acuerdo con el PS, la CC y otros partidos se plantan como un espacio de centroizquierda o progresista…
Lo que no hay que repetir, a toda costa, es el fracaso de la Alianza, que tuvo consecuencias no sólo desde el punto de vista económico, por persistir con el modelo neoliberal, sino que significó un enorme fracaso político para los sectores progresistas. Hay que tener mucho cuidado con el manejo de las etiquetas, porque en nombre de ese progresismo, de ese centroizquierda, se hizo el negocio del megacanje. Y los sectores que se decían progresistas fueron los que más presionaron para que volviera Cavallo al Ministerio de Economía. Eso habla de la debilidad de frentes electorales que carecen de convicciones políticas e ideológicas.
¿Cómo se evita entonces ese fracaso?
Nosotros estamos empeñados en desarrollar un espacio denominado Movimiento Nacional Alfonsinista, que tenga un sentido ideológico más homogéneo. Es imprescindible que se consoliden espacios progresistas alrededor de una homogeneidad ideológica, que tenga en cuenta que hoy lo que está en juego es la distribución del ingreso en la Argentina.
¿Puede haber una confluencia de sectores que hasta ahora estaban en el kirchnerismo con sectores de la UCR?
El radicalismo y el socialismo no deberían dejarse ganar por los prejuicios y dejar de lado la posibilidad de confluir con estos otros sectores. Así como estos sectores no deberían dejarse ganar por el sectarismo que los llevó a suponer que todo lo pueden y reconocer que también hay sectores históricamente comprometidos con los procesos de transformación. Se puede alcanzar coincidencias, que se pueden expresar o no en lo electoral.
¿Cómo ve el lanzamiento de radicales en el Frente de Sergio Massa?
Son procesos de cooptación que nada tienen que ver con lo ideológico, sin contenido, que generan oportunidades de posicionamiento, pero nada tiene que ver con lo que nosotros imaginamos como un espacio político comprometido con un proyecto de nación, un modo de distribución de la riqueza y un proceso de integración regional.