Por Jairo Straccia
28/07/12 – 04:53
“Ya está, muchachos”. El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, celebra con esta frase ante su círculo íntimo el superávit comercial acumulado durante el primer semestre del año. El saldo de US$ 7.336 millones, según el Indec, representa más del 70% del objetivo inicial del funcionario cuando comenzó a frenar las importaciones: llegar a US$ 10.000 millones de resultado positivo para que “a la economía no le falten divisas”.
“Está muy conforme con los niveles de importaciones y exportaciones”, confirma a PERFIL un estrecho colaborador de Moreno, que asegura además que por eso ya se están “flexibilizando” los controles sobre las compras al mundo. En la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA), lo confirman. “Esta semana, después de que salió el dato de la balanza comercial, se aceleraron muchas declaraciones juradas que estaban demoradas”, apunta un vocero de la entidad.
Es que Moreno considera que su intervención fue clave. En el semestre, la Argentina exportó un 1% menos que en el mismo período del año pasado, en parte por la menor demanda global a raíz de la crisis, y también producto del déficit energético que crece mes a mes. Pero así y todo, consiguió mantener un saldo positivo 26% mayor que en 2011 porque planchó las importaciones. Sólo las compras externas de bienes de capital se derrumbaron 21% en seis meses y 38% en junio.
“Ahora que ya tienen el 60 o 70% de su meta anual asegurada, es de esperar que relajen un poco los controles”, añade el vocero de los importadores.
Ante pronósticos de desaceleración de las exportaciones, en parte por la fuerte caída del sector energético, en el Gobierno se habían decidido “administrar el comercio exterior” en función de las necesidades macro. Moreno entiende que el mundo desarrollado, en especial Europa, camina hacia una crisis mayor aún, por lo que “el país debe estar preparado para soportar los coletazos”.
Así, se tomaron medidas como el establecimiento de Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación, que fueron un virtual muro para los bienes producidos fuera del país, después de meses de obligar a las compañías a exportar de cualquier forma US$ 1 dólar por cada dólar que importaran. Cerca del secretario reconocen que hubo fallas y contratiempos, pero remarcan que, en todo caso, era el precio que había que pagar para esquivar la restricción externa, motivo –entiende Moreno– desencadenante de reiteradas crisis en la Argentina.
Según la Fundación Mediterránea, un centro de estudios con base en Córdoba, el saldo comercial podría ser incluso de US$ 13.000 millones, lo que aún daría más holgura a los planes de Moreno. El jueves, mediante una resolución, se extendió en algunos casos hasta 315 días el plazo para volcar las divisas en el mercado local. Hubo alivio en 57 empresas abarcadas por la norma, y hay más haciendo cola.
28/07/12 – 04:53
“Ya está, muchachos”. El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, celebra con esta frase ante su círculo íntimo el superávit comercial acumulado durante el primer semestre del año. El saldo de US$ 7.336 millones, según el Indec, representa más del 70% del objetivo inicial del funcionario cuando comenzó a frenar las importaciones: llegar a US$ 10.000 millones de resultado positivo para que “a la economía no le falten divisas”.
“Está muy conforme con los niveles de importaciones y exportaciones”, confirma a PERFIL un estrecho colaborador de Moreno, que asegura además que por eso ya se están “flexibilizando” los controles sobre las compras al mundo. En la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA), lo confirman. “Esta semana, después de que salió el dato de la balanza comercial, se aceleraron muchas declaraciones juradas que estaban demoradas”, apunta un vocero de la entidad.
Es que Moreno considera que su intervención fue clave. En el semestre, la Argentina exportó un 1% menos que en el mismo período del año pasado, en parte por la menor demanda global a raíz de la crisis, y también producto del déficit energético que crece mes a mes. Pero así y todo, consiguió mantener un saldo positivo 26% mayor que en 2011 porque planchó las importaciones. Sólo las compras externas de bienes de capital se derrumbaron 21% en seis meses y 38% en junio.
“Ahora que ya tienen el 60 o 70% de su meta anual asegurada, es de esperar que relajen un poco los controles”, añade el vocero de los importadores.
Ante pronósticos de desaceleración de las exportaciones, en parte por la fuerte caída del sector energético, en el Gobierno se habían decidido “administrar el comercio exterior” en función de las necesidades macro. Moreno entiende que el mundo desarrollado, en especial Europa, camina hacia una crisis mayor aún, por lo que “el país debe estar preparado para soportar los coletazos”.
Así, se tomaron medidas como el establecimiento de Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación, que fueron un virtual muro para los bienes producidos fuera del país, después de meses de obligar a las compañías a exportar de cualquier forma US$ 1 dólar por cada dólar que importaran. Cerca del secretario reconocen que hubo fallas y contratiempos, pero remarcan que, en todo caso, era el precio que había que pagar para esquivar la restricción externa, motivo –entiende Moreno– desencadenante de reiteradas crisis en la Argentina.
Según la Fundación Mediterránea, un centro de estudios con base en Córdoba, el saldo comercial podría ser incluso de US$ 13.000 millones, lo que aún daría más holgura a los planes de Moreno. El jueves, mediante una resolución, se extendió en algunos casos hasta 315 días el plazo para volcar las divisas en el mercado local. Hubo alivio en 57 empresas abarcadas por la norma, y hay más haciendo cola.