Fabián Perechodnik Analista Político Socio Director de Poliarquía Consultores
Contradiciendo al poeta Olegario V. Andrade, que nos legó aquellos versos que decían Todo está como era entonces, la casa la calle y el río dos años después de la muerte repentina del ex presidente Néstor Kirchner, nada está como era entonces. Si tomáramos una foto de setiembre de 2010, seguramente deberíamos decir que el oficialismo gobernante en manos de Cristina Kirchner venía recuperando posicionamiento político de manera sostenida. Sobre todo después de dos puntos de inflexión que superó. En primer lugar, el conflicto con los sectores agropecuarios en 2008, apoyados por amplios sectores de las clases medias urbanas, En segundo término, en 2009, los módicos resultados electorales a nivel país, que tuvieron su punto culminante con la derrota de Kirchner a manos de Francisco De Narváez en la Provincia de Buenos Aires. Con este panorama, las encuestas de Poliarquía de esos días, mostraban un kirchnerismo que, si bien estaba complicado para vencer en los escenarios de balotaje, era el mejor posicionado como la primera fuerza para ganar la primera vuelta.
El impacto popular por la muerte de Kirchner, le significo a la Presidenta, una suba de 20 puntos imagen positiva en nuestra serie mensual nacional. Solo acompañada en esta suba por el gobernador Daniel Scioli. Esta situación trajo aparejado de inmediato un cambio del escenario electoral frente a los comicios de 2011 y un nuevo golpe para la oposición que nunca pudo superar.
CFK transitó su primer año de viudez y de candidata a la reelección construyendo un mensaje y, especialmente, un tono más moderado. Existieron, de forma constante, apelaciones a la figura de ÉL que fue el protagonista ausente de toda la campaña.
La doble vuelta que significaron las PASO y la elección de octubre, le dieron al triunfo espectacular de CFK una plataforma política de la que no gozó ningún gobernante desde el retorno democrático.
Con este inmenso capital político en sus manos la Presidenta podía decidir que rumbo darle a su segunda administración. Las decisiones de CFK al inicio de su segundo mandato, estuvieron caracterizadas entre otras cuestiones por una improvisación creciente en las políticas públicas, los procesos de decisión con horizontes de muy corto plazo, una desmedida influencia de La Cámpora y de la centro izquierda K en desmedro del peronismo y el kirchnerismo original. Además de la desconfianza hacia los actores económicos y una guerra sin cuartel contra el Grupo Clarín, esta segunda presidencia contó con un gabinete casi ausente, con peleas cada vez más públicas y sin tener en cuenta las principales demandas de la sociedad.
Vivimos un gobierno híper personalista, con fuerte concentración en la toma de decisiones y prácticamente sin la flexibilidad y que ha caracterizado siempre al peronismo y de la cual Néstor Kirchner hizo gala en incontables oportunidades.
Para marcar solo algunos hitos de la etapa Cristinista podemos recordar la ruptura con Hugo Moyano, los conflictos con muchos gobernadores por temas de recursos fiscales, las disputas con Mauricio Macri por el subte y la relación Nación-Ciudad, el escándalo del vicepresidente Amado Boudu por Ciccone, los conflictos con la Justicia y la salida forzada de un aliado histórico como lo fue el ex procurador general Righi, si vemos solo los temas estrictamente políticos.
Desde el punto de vista de la economía, la lista de cuestiones que nos mostró esta época no es menos larga ni menos relevante: una retracción de la situación económica del país, el déficit en las cuentas públicas,con altos niveles de inflación, control del mercado de divisas y un cepo cambiario negado pero vigente.
Podríamos seguir citando ejemplos de un gobierno que mira y nos cuenta una realidad que no es tal. Hechos como la tragedia de ONCE, el escándalo de SUBE o las protestas de las fuerzas de seguridad nos devuelven otra vez a las demandas ciudadanas insatisfechas.
Con este escenario, se han cumplido los dos primeros años de la muerte de Kirchner y el primer año de las elecciones del 2011. Los tiempos de la política parecen mucho más extensos que los tiempos cronológicos.
La Presidenta enfrentará en pocas semanas su primer año desde su segunda asunción. Cada vez más se instala la idea de que la re-relección es una quimera solo presente en aquellos que tienen destino muy dudoso en la política argentina. Este primer año termina con un peronismo que empieza a ocupar una vez más el papel de oposición y oficialismo y que genera condiciones para asegurar la gobernabilidad futura en manos de figuras como Daniel Scioli, Juan Manuel Urtubey, José Manuel De La Sota y, muy cerca, Hugo Moyano. Con incipientes espacios opositores, aún con mucho camino por recorrer, encabezados por Mauricio Macri, Hermes Binner o Julio Cobos.
De la cintura política que nos muestre la Presidenta y de acercar el relato semanal de las cadenas nacionales a la realidad que percibe la gente, dependerá la evolución de la situación política, económica y social en la Argentina de los días por venir.
Notas relacionadas
Contradiciendo al poeta Olegario V. Andrade, que nos legó aquellos versos que decían Todo está como era entonces, la casa la calle y el río dos años después de la muerte repentina del ex presidente Néstor Kirchner, nada está como era entonces. Si tomáramos una foto de setiembre de 2010, seguramente deberíamos decir que el oficialismo gobernante en manos de Cristina Kirchner venía recuperando posicionamiento político de manera sostenida. Sobre todo después de dos puntos de inflexión que superó. En primer lugar, el conflicto con los sectores agropecuarios en 2008, apoyados por amplios sectores de las clases medias urbanas, En segundo término, en 2009, los módicos resultados electorales a nivel país, que tuvieron su punto culminante con la derrota de Kirchner a manos de Francisco De Narváez en la Provincia de Buenos Aires. Con este panorama, las encuestas de Poliarquía de esos días, mostraban un kirchnerismo que, si bien estaba complicado para vencer en los escenarios de balotaje, era el mejor posicionado como la primera fuerza para ganar la primera vuelta.
El impacto popular por la muerte de Kirchner, le significo a la Presidenta, una suba de 20 puntos imagen positiva en nuestra serie mensual nacional. Solo acompañada en esta suba por el gobernador Daniel Scioli. Esta situación trajo aparejado de inmediato un cambio del escenario electoral frente a los comicios de 2011 y un nuevo golpe para la oposición que nunca pudo superar.
CFK transitó su primer año de viudez y de candidata a la reelección construyendo un mensaje y, especialmente, un tono más moderado. Existieron, de forma constante, apelaciones a la figura de ÉL que fue el protagonista ausente de toda la campaña.
La doble vuelta que significaron las PASO y la elección de octubre, le dieron al triunfo espectacular de CFK una plataforma política de la que no gozó ningún gobernante desde el retorno democrático.
Con este inmenso capital político en sus manos la Presidenta podía decidir que rumbo darle a su segunda administración. Las decisiones de CFK al inicio de su segundo mandato, estuvieron caracterizadas entre otras cuestiones por una improvisación creciente en las políticas públicas, los procesos de decisión con horizontes de muy corto plazo, una desmedida influencia de La Cámpora y de la centro izquierda K en desmedro del peronismo y el kirchnerismo original. Además de la desconfianza hacia los actores económicos y una guerra sin cuartel contra el Grupo Clarín, esta segunda presidencia contó con un gabinete casi ausente, con peleas cada vez más públicas y sin tener en cuenta las principales demandas de la sociedad.
Vivimos un gobierno híper personalista, con fuerte concentración en la toma de decisiones y prácticamente sin la flexibilidad y que ha caracterizado siempre al peronismo y de la cual Néstor Kirchner hizo gala en incontables oportunidades.
Para marcar solo algunos hitos de la etapa Cristinista podemos recordar la ruptura con Hugo Moyano, los conflictos con muchos gobernadores por temas de recursos fiscales, las disputas con Mauricio Macri por el subte y la relación Nación-Ciudad, el escándalo del vicepresidente Amado Boudu por Ciccone, los conflictos con la Justicia y la salida forzada de un aliado histórico como lo fue el ex procurador general Righi, si vemos solo los temas estrictamente políticos.
Desde el punto de vista de la economía, la lista de cuestiones que nos mostró esta época no es menos larga ni menos relevante: una retracción de la situación económica del país, el déficit en las cuentas públicas,con altos niveles de inflación, control del mercado de divisas y un cepo cambiario negado pero vigente.
Podríamos seguir citando ejemplos de un gobierno que mira y nos cuenta una realidad que no es tal. Hechos como la tragedia de ONCE, el escándalo de SUBE o las protestas de las fuerzas de seguridad nos devuelven otra vez a las demandas ciudadanas insatisfechas.
Con este escenario, se han cumplido los dos primeros años de la muerte de Kirchner y el primer año de las elecciones del 2011. Los tiempos de la política parecen mucho más extensos que los tiempos cronológicos.
La Presidenta enfrentará en pocas semanas su primer año desde su segunda asunción. Cada vez más se instala la idea de que la re-relección es una quimera solo presente en aquellos que tienen destino muy dudoso en la política argentina. Este primer año termina con un peronismo que empieza a ocupar una vez más el papel de oposición y oficialismo y que genera condiciones para asegurar la gobernabilidad futura en manos de figuras como Daniel Scioli, Juan Manuel Urtubey, José Manuel De La Sota y, muy cerca, Hugo Moyano. Con incipientes espacios opositores, aún con mucho camino por recorrer, encabezados por Mauricio Macri, Hermes Binner o Julio Cobos.
De la cintura política que nos muestre la Presidenta y de acercar el relato semanal de las cadenas nacionales a la realidad que percibe la gente, dependerá la evolución de la situación política, económica y social en la Argentina de los días por venir.
Notas relacionadas
Bueno, por suerte piensan lo mismo que en el 2011, con lo que cabe esperar resultados similares hacia adelante. Agua + tierra = Barro. Siempre. Nunca obtendrán yogur descremado.
En su menesterosidad propositiva, respecto de los temas «escandalizantes» suponen que son temas que le mueven el amperímetro al pueblo. Presumen que una buena sarta de escándalos equivalen a una propuesta atractiva y, sobre todo, creíble.
Nunca cambien.
es un ejemplo tipico de como se trata de usar el kirchnerismo contra el cristinismo,a falta de mejores recursos.