Desde el Banco Central, impondrán más préstamos dirigidos y nuevas regulaciones para volcar más crédito a las empresas. El proyecto para cobrar impuesto a la renta financiera.
Por Jairo Straccia / Santaigo Ramirez
17/08/12 – 02:27
En una economía que crece menos, una nueva idea gana terreno en el Gobierno. Es el “sistema de financiación para el desarrollo”, un concepto que rige las políticas del Banco Central bajo la sigla SFD, y enmarca lo que se viene para el mercado bancario: mayor regulación, más crédito dirigido al sector productivo y, también, nuevos tributos.
El principal objetivo para la Casa Rosada es conseguir que el dinero, que hoy se destina mayormente a financiar las compras con tarjeta y los préstamos personales, se vuelque a las empresas. Los bancos ya tomaron nota de que habrá sanciones si no completan el cupo de créditos baratos a sectores productivos, originado en la circular A 5319 que los obligó a destinar el 5% de los depósitos a tal fin, algo así como $ 15 mil millones.
Un industrial reconoció ante PERFIL que bancos privados redoblan esfuerzos en varias provincias del interior para colocar las líneas. “Si no lo hacen antes del 31 de diciembre, se vienen sanciones”, temen en la city, que habla del fantasma de “la intervención” sin más detalle.
En la autoridad monetaria, no descartan ampliar la proporción del crédito forzado al sector productivo. En definitiva, el SFD implica estirar al máximo las posibilidades que ofrece el artículo 14 de la nueva Carta Orgánica que rige la institución, explicó Matías Kulfas, gerente del Central: “Regular las condiciones del crédito en términos de plazos, tasas de interés, comisiones y cargos de cualquier naturaleza, así como orientar su destino por medio de exigencias de reserva, encajes diferenciales u otros medios”.
“Se debería esperar que el Banco Central aumente las obligaciones de las entidades a prestar a empresas para inversión pero seguramente financiados con desafectaciones de encajes”, apunta Hernán del Villar, socio del estudio de economía Alpha. Los encajes, la porción de los depósitos que los bancos congelan en el Central, podrían ser distintos para cada entidad según presten más o menos a las empresas. El 27 de septiembre, es la fecha clave: los bancos deberán presentar al Central su plan de inversiones 2013.
Cada discurso de los funcionarios muestra que los bancos están en la mira. “Nunca ganaron tanta plata como con este modelo”, soltó Cristina Kirchner en el acto en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires cuando anunció el pago del Boden 2012. “Detrás de las crisis financieras, está la apropiación de ingresos por parte del sector financiero”, escribió en su cuenta de Twitter el ministro de Economía, Hernán Lorenzino.
Caja. En paralelo, el Gobierno también podría buscar una mayor presión tributaria sobre los mercados financieros. En menos de diez días, impartió normas a través de diversos organismos tendientes a incrementar el caudal de información sobre las operaciones en la plaza, mientras en el oficialismo trabajan en un impuesto sobre las operaciones bursátiles. “No nos llamaría la atención que se anuncien más medidas tendientes a gravar las operaciones bursátiles”, señalaron desde un estudio de macroeconomía que prefirió no darse a conocer. Los nuevos controles de la AFIP sobre las operaciones en la Bolsa de Comercio, anunciados esta semana, alientan esta teoría. Eduardo Hecker, ex presidente de la CNV, señaló a este medio que “no estaría mal que se grave la renta financiera pero hay que tener cuidado con que se genere informalidad en el mercado de capitales y también en el sector financiero”.
De acuerdo con el experto, el proceso podría realizarse a través de diferentes vías, sobre las acciones cotizantes o aplicando un impuesto a los plazos fijos. Adolfo Prat Gay, diputado de la Coalición Cívica y ex presidente del Banco Central, calcula que los ingresos al fisco nacional alcanzarían los $ 5 mil millones, suficientes para compensar el costo fiscal de elevar el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias.
Por Jairo Straccia / Santaigo Ramirez
17/08/12 – 02:27
En una economía que crece menos, una nueva idea gana terreno en el Gobierno. Es el “sistema de financiación para el desarrollo”, un concepto que rige las políticas del Banco Central bajo la sigla SFD, y enmarca lo que se viene para el mercado bancario: mayor regulación, más crédito dirigido al sector productivo y, también, nuevos tributos.
El principal objetivo para la Casa Rosada es conseguir que el dinero, que hoy se destina mayormente a financiar las compras con tarjeta y los préstamos personales, se vuelque a las empresas. Los bancos ya tomaron nota de que habrá sanciones si no completan el cupo de créditos baratos a sectores productivos, originado en la circular A 5319 que los obligó a destinar el 5% de los depósitos a tal fin, algo así como $ 15 mil millones.
Un industrial reconoció ante PERFIL que bancos privados redoblan esfuerzos en varias provincias del interior para colocar las líneas. “Si no lo hacen antes del 31 de diciembre, se vienen sanciones”, temen en la city, que habla del fantasma de “la intervención” sin más detalle.
En la autoridad monetaria, no descartan ampliar la proporción del crédito forzado al sector productivo. En definitiva, el SFD implica estirar al máximo las posibilidades que ofrece el artículo 14 de la nueva Carta Orgánica que rige la institución, explicó Matías Kulfas, gerente del Central: “Regular las condiciones del crédito en términos de plazos, tasas de interés, comisiones y cargos de cualquier naturaleza, así como orientar su destino por medio de exigencias de reserva, encajes diferenciales u otros medios”.
“Se debería esperar que el Banco Central aumente las obligaciones de las entidades a prestar a empresas para inversión pero seguramente financiados con desafectaciones de encajes”, apunta Hernán del Villar, socio del estudio de economía Alpha. Los encajes, la porción de los depósitos que los bancos congelan en el Central, podrían ser distintos para cada entidad según presten más o menos a las empresas. El 27 de septiembre, es la fecha clave: los bancos deberán presentar al Central su plan de inversiones 2013.
Cada discurso de los funcionarios muestra que los bancos están en la mira. “Nunca ganaron tanta plata como con este modelo”, soltó Cristina Kirchner en el acto en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires cuando anunció el pago del Boden 2012. “Detrás de las crisis financieras, está la apropiación de ingresos por parte del sector financiero”, escribió en su cuenta de Twitter el ministro de Economía, Hernán Lorenzino.
Caja. En paralelo, el Gobierno también podría buscar una mayor presión tributaria sobre los mercados financieros. En menos de diez días, impartió normas a través de diversos organismos tendientes a incrementar el caudal de información sobre las operaciones en la plaza, mientras en el oficialismo trabajan en un impuesto sobre las operaciones bursátiles. “No nos llamaría la atención que se anuncien más medidas tendientes a gravar las operaciones bursátiles”, señalaron desde un estudio de macroeconomía que prefirió no darse a conocer. Los nuevos controles de la AFIP sobre las operaciones en la Bolsa de Comercio, anunciados esta semana, alientan esta teoría. Eduardo Hecker, ex presidente de la CNV, señaló a este medio que “no estaría mal que se grave la renta financiera pero hay que tener cuidado con que se genere informalidad en el mercado de capitales y también en el sector financiero”.
De acuerdo con el experto, el proceso podría realizarse a través de diferentes vías, sobre las acciones cotizantes o aplicando un impuesto a los plazos fijos. Adolfo Prat Gay, diputado de la Coalición Cívica y ex presidente del Banco Central, calcula que los ingresos al fisco nacional alcanzarían los $ 5 mil millones, suficientes para compensar el costo fiscal de elevar el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias.