Infografía: Escrituras en picada
Más notas para entender este tema
Un sector jaqueado por la falta de confianza
A un año de la implementación del cepo al dólar, el mercado inmobiliario porteño da señales cada vez más claras de derrumbe. El Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires informó ayer que las ventas de propiedades en septiembre cayeron un inédito 47%, y todo indica que 2012 va en camino de convertirse en el peor año en ventas en más de tres décadas.
Ante la abrupta caída del negocio, la respuesta oficial se limitó a extender la «doctrina Indec» a la compra y venta de propiedades: desde hace más de tres meses el Registro de la Propiedad Inmueble no informa sobre la evolución de las operaciones en la Capital Federal.
Según los datos de los escribanos porteños, en septiembre se firmaron 3247 escrituras de propiedades, lo que representa el peor septiembre desde que la entidad inició su medición, en 1998.
En términos absolutos, el panorama no es mucho mejor, y de hecho en los últimos cuatro años, para encontrar un número de operaciones más bajo, hay que retrotraerse al verano de 2009, cuando en los meses de enero y febrero las ventas apenas superaban las 2500 unidades. En pesos, las ventas de septiembre pasado alcanzaron los$ 1481 millones, lo que implica una baja interanual del 43,6 por ciento.
Que la caída en el número de escrituras haya sido superior a la de los montos de las operaciones permite anticipar que hasta ahora no se produjo un proceso generalizado de baja de precios y, de hecho, el valor promedio de cada operación se ubicó en $ 456.00, equivalentes a 97.000 dólares al tipo de cambio oficial, con una suba del 6,3% en pesos frente a 2011.
Las perspectivas para lo que resta del año son igual de preocupantes y, a menos que se produzca un cambio de tendencia muy marcado, 2012 terminará con ventas por debajo de las registradas en 2009, que fue el peor año para el secto, al menos desde que, en 1980, se comenzaron a publicar las estadísticas oficiales. De acuerdo con la medición de los escribanos, en los primeros nueve meses de este año se concretaron 35.081 operaciones, contra las 34.846 del mismo período de 2009, aunque con la diferencia de que hace tres años el último trimestre empezó a dar señales de recuperación de la demanda y en diciembre el mercado registró una variación positiva del 13,4 por ciento.
«Siempre intentamos ser positivos, pero la verdad es que todavía no vemos alguna señal de recuperación y de hecho la caída en nuestra actividad es mucho mayor que la indican las estadísticas de los escribanos. La mayoría de las inmobiliarias son firmas pequeñas y medianas que están muy volcadas al mercado de la propiedad usada y en este negocio las bajas llegan al 75 por ciento», dijo Roberto Arévalo, presidente de la Cámara Inmobiliaria Argentina.
Tensión y ajuste
Una de las pocas voces que se muestran confiadas en una recuperación del negocio es la de Sebastián Sosa, presidente de Re
Max, la mayor cadena de inmobiliarias del mundo y que en la Argentina ya cuenta con 51 oficinas.
«Lo que no podemos es sentarnos a lamentarnos porque está claro que las reglas de juego se modificaron y no hay marcha atrás», sostiene Sosa. «El mercado atraviesa un momento de tensión y ajuste. Tensión, porque la brecha del tipo cambiario genera especulación y tirones innecesarios al momento de cierre de operaciones. Y ajuste, porque las propiedades no aumentaron al ritmo de la cotización del dólar paralelo», señaló Sosa.
A la hora de explicar este derrumbe en las ventas, en el mercado no dudan en atribuir el mal momento a los controles cambiarios que comenzó a implementar el Gobierno en la última semana de octubre de 2011, unos días después de la reelección de Cristina Kirchner. De hecho, hasta noviembre del año pasado, las operaciones venían exhibiendo números positivos. El primer dato negativo se conoció en diciembre, cuando las ventas iniciaron una espiral descendente, hasta llegar al 47% de septiembre último. «El mercado del usado entró en un túnel del que no se sabe cómo salir y la situación empeora día tras día. La gente no quiere vender sus inmuebles porque no quieren los pesos, mientras que los compradores no se quieren deshacer de sus dólares», señaló Germán Gómez Picasso, director de la consultora especializada Reporte Inmobiliario.
Doctrina Indec
Frente a la paralización del mercado inmobiliario, el gobierno nacional optó por dejar de difundir las estadísticas. Desde 1980, el Registro de la Propiedad Inmueble -dependiente del Ministerio de Justicia- daba a conocer todos los meses las estadísticas de operaciones de la ciudad, que eran un poco más abarcativas que las del Colegio de Escribanos porteño porque incluían las ventas hechas por los escribanos bonaerenses en la Capital Federal. La práctica se cortó en agosto pasado y el cambio de política coincidió con el nombramiento de Ernesto Kreplak, un dirigente cercano a La Cámpora, al frente de la Subsecretaría de Coordinación y Control Registral, el área de la que depende el Registro. «Desde que La Cámpora copó el Registro ya no informan sobre las ventas, y cuando consultamos por qué no se publican las estadísticas, nos dicen que se trataba de un cambio operativo», explicaron en una inmobiliaria.
Excepciones en el interior
La crisis del mercado inmobiliario se siente con especial fuerza en el mercado de las viviendas usadas de la Capital Federal. «El panorama es muy distinto en el interior del país, donde más del 80% de las operaciones ya están pesificadas», explicaron en la inmobiliaria Re/Max, con presencia en 17 ciudades del país
El otro segmento del mercado que está logrando capear la tormenta es el de los inmuebles a estrenar. En este caso, las desarrolladoras se pusieron a la cabeza del proceso de pesificación. La tendencia incluye a Puerto Madero, que hoy se jacta de tener todos sus precios en pesos, incluidas las torres de lujo.
Más notas para entender este tema
Un sector jaqueado por la falta de confianza
A un año de la implementación del cepo al dólar, el mercado inmobiliario porteño da señales cada vez más claras de derrumbe. El Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires informó ayer que las ventas de propiedades en septiembre cayeron un inédito 47%, y todo indica que 2012 va en camino de convertirse en el peor año en ventas en más de tres décadas.
Ante la abrupta caída del negocio, la respuesta oficial se limitó a extender la «doctrina Indec» a la compra y venta de propiedades: desde hace más de tres meses el Registro de la Propiedad Inmueble no informa sobre la evolución de las operaciones en la Capital Federal.
Según los datos de los escribanos porteños, en septiembre se firmaron 3247 escrituras de propiedades, lo que representa el peor septiembre desde que la entidad inició su medición, en 1998.
En términos absolutos, el panorama no es mucho mejor, y de hecho en los últimos cuatro años, para encontrar un número de operaciones más bajo, hay que retrotraerse al verano de 2009, cuando en los meses de enero y febrero las ventas apenas superaban las 2500 unidades. En pesos, las ventas de septiembre pasado alcanzaron los$ 1481 millones, lo que implica una baja interanual del 43,6 por ciento.
Que la caída en el número de escrituras haya sido superior a la de los montos de las operaciones permite anticipar que hasta ahora no se produjo un proceso generalizado de baja de precios y, de hecho, el valor promedio de cada operación se ubicó en $ 456.00, equivalentes a 97.000 dólares al tipo de cambio oficial, con una suba del 6,3% en pesos frente a 2011.
Las perspectivas para lo que resta del año son igual de preocupantes y, a menos que se produzca un cambio de tendencia muy marcado, 2012 terminará con ventas por debajo de las registradas en 2009, que fue el peor año para el secto, al menos desde que, en 1980, se comenzaron a publicar las estadísticas oficiales. De acuerdo con la medición de los escribanos, en los primeros nueve meses de este año se concretaron 35.081 operaciones, contra las 34.846 del mismo período de 2009, aunque con la diferencia de que hace tres años el último trimestre empezó a dar señales de recuperación de la demanda y en diciembre el mercado registró una variación positiva del 13,4 por ciento.
«Siempre intentamos ser positivos, pero la verdad es que todavía no vemos alguna señal de recuperación y de hecho la caída en nuestra actividad es mucho mayor que la indican las estadísticas de los escribanos. La mayoría de las inmobiliarias son firmas pequeñas y medianas que están muy volcadas al mercado de la propiedad usada y en este negocio las bajas llegan al 75 por ciento», dijo Roberto Arévalo, presidente de la Cámara Inmobiliaria Argentina.
Tensión y ajuste
Una de las pocas voces que se muestran confiadas en una recuperación del negocio es la de Sebastián Sosa, presidente de Re
Max, la mayor cadena de inmobiliarias del mundo y que en la Argentina ya cuenta con 51 oficinas.
«Lo que no podemos es sentarnos a lamentarnos porque está claro que las reglas de juego se modificaron y no hay marcha atrás», sostiene Sosa. «El mercado atraviesa un momento de tensión y ajuste. Tensión, porque la brecha del tipo cambiario genera especulación y tirones innecesarios al momento de cierre de operaciones. Y ajuste, porque las propiedades no aumentaron al ritmo de la cotización del dólar paralelo», señaló Sosa.
A la hora de explicar este derrumbe en las ventas, en el mercado no dudan en atribuir el mal momento a los controles cambiarios que comenzó a implementar el Gobierno en la última semana de octubre de 2011, unos días después de la reelección de Cristina Kirchner. De hecho, hasta noviembre del año pasado, las operaciones venían exhibiendo números positivos. El primer dato negativo se conoció en diciembre, cuando las ventas iniciaron una espiral descendente, hasta llegar al 47% de septiembre último. «El mercado del usado entró en un túnel del que no se sabe cómo salir y la situación empeora día tras día. La gente no quiere vender sus inmuebles porque no quieren los pesos, mientras que los compradores no se quieren deshacer de sus dólares», señaló Germán Gómez Picasso, director de la consultora especializada Reporte Inmobiliario.
Doctrina Indec
Frente a la paralización del mercado inmobiliario, el gobierno nacional optó por dejar de difundir las estadísticas. Desde 1980, el Registro de la Propiedad Inmueble -dependiente del Ministerio de Justicia- daba a conocer todos los meses las estadísticas de operaciones de la ciudad, que eran un poco más abarcativas que las del Colegio de Escribanos porteño porque incluían las ventas hechas por los escribanos bonaerenses en la Capital Federal. La práctica se cortó en agosto pasado y el cambio de política coincidió con el nombramiento de Ernesto Kreplak, un dirigente cercano a La Cámpora, al frente de la Subsecretaría de Coordinación y Control Registral, el área de la que depende el Registro. «Desde que La Cámpora copó el Registro ya no informan sobre las ventas, y cuando consultamos por qué no se publican las estadísticas, nos dicen que se trataba de un cambio operativo», explicaron en una inmobiliaria.
Excepciones en el interior
La crisis del mercado inmobiliario se siente con especial fuerza en el mercado de las viviendas usadas de la Capital Federal. «El panorama es muy distinto en el interior del país, donde más del 80% de las operaciones ya están pesificadas», explicaron en la inmobiliaria Re/Max, con presencia en 17 ciudades del país
El otro segmento del mercado que está logrando capear la tormenta es el de los inmuebles a estrenar. En este caso, las desarrolladoras se pusieron a la cabeza del proceso de pesificación. La tendencia incluye a Puerto Madero, que hoy se jacta de tener todos sus precios en pesos, incluidas las torres de lujo.